Prehistoria




Ötzi: el "Hombre del Hielo"
El 19 de septiembre de 1991, unos excursionistas encontraron en los Alpes italianos el cuerpo congelado de un hombre que murió allí hace más de 5.000 años. El descubrimiento se produjo a unos 3.200 metros de altitud, en los Alpes de Ötztal, junto al glaciar de Similaun; por eso, aquel hombre recibió los nombres de “Hombre del Hielo”, “Hombre de Similaun” y el más cariñoso de Ötzi. Después de minuciosos análisis y profundas investigaciones, pudo afirmarse que habría sido un cazador especializado que falleció tras haber mantenido una lucha contra varios enemigos. Junto a Ötzi se hallaron toda una serie de instrumentos que constituyeron su utillaje (entre ellos, un hacha, un arco y su carcaj con flechas, y un cuchillo), así como restos de su vestimenta (por ejemplo, las botas de piel de cabra que calzaba).

Prehistoria, término empleado para definir el periodo de la historia transcurrido desde el inicio del proceso de la evolución humana hasta la aparición de los testimonios escritos, así como la disciplina que se ocupa de su estudio.
LA IMPRESCINDIBLE ARQUEOLOGÍA
Yacimiento de Atapuerca
En 1997, la difusión del estudio sobre los descubrimientos de restos fósiles hallados en el yacimiento español de Atapuerca revolucionó el campo de la investigación del proceso de hominización, al afirmar que hace unos 780.000 años ya existían en Europa unos seres del género Homo (que recibieron la denominación genérica de Homo antecessor) los cuales, incluso, podrían ser la clave de la posterior evolución hacia el hombre actual (el Homo sapiens).

Una sociedad sin escritura debe confiar en la tradición oral para conservar los rastros de su pasado. Los relatos y mitos pretéritos son transmitidos oralmente de generación en generación, lo que a menudo requiere una enorme capacidad de memoria por parte de algunos miembros de la sociedad. Esta narrativa memorista desaparece cuando la misma sociedad muere. La arqueología se convierte de este modo en el único medio para reconstruir la naturaleza y los sucesos de la prehistoria, a través del estudio de los restos materiales dejados por los pueblos sin escritura: sus zonas de residencia, sus utensilios, así como sus grandes monumentos y sus obras de arte. La excavación de un yacimiento prehistórico aporta testimonios que permiten suponer, por ejemplo, que una tumba debió pertenecer a un hombre (mediante el análisis del esqueleto) y que éste pudo ser un personaje de gran importancia (gracias a la presencia de un rico ajuar funerario). Pero no puede decirnos, sin embargo, cuál era su nombre, qué había hecho, qué lengua hablaba o qué fue lo que dijo. Por esta razón, el estudio de la prehistoria tiende a centrarse en aspectos más amplios, como son la evolución de los pueblos y de las culturas o el desarrollo de la tecnología y de las ideas, cuestiones inducidas a partir de los artefactos que han llegado hasta nosotros.

Venus de Willendorf
La Venus de Willendorf data de los años 30.000-25.000 a.C. y es la primera escultura que se conoce en la historia del hombre. La figura, labrada en piedra caliza, mide poco más de 11 cm de altura y representa una diosa de la fertilidad.

En la primera mitad del siglo XIX, el arqueólogo danés Christian Thomsen estableció, en su Guía de las antigüedades nórdicas (1836), la clásica división de la prehistoria en tres periodos que, aún hoy, constituye la periodización más elemental de ese largo periodo de la humanidad: edad de piedra, edad del bronce y edad del hierro.
EDAD DE PIEDRA
La edad de piedra es el periodo prehistórico en el cual el instrumental empleado por el hombre estaba construido principalmente con ese material, pero también con hueso, cornamentas de cérvidos o madera. En 1865, el naturalista y político británico John Lubbock acuñó los términos paleolítico (del griego paleo, ‘antiguo’, y lithos, ‘piedra’) y neolítico (de neo, ‘nuevo’) para designar los sucesivos periodos en los cuales la actividad tecnológica humana estuvo fundamentada bien en el trabajo de la piedra tallada, bien en el de la pulimentada, respectivamente. El paleolítico ha sido tradicionalmente subdividido en tres grandes fases sucesivas: paleolítico inferior, medio y superior. El paleolítico inferior cubre un vasto periodo que se inicia con los primeros útiles líticos reconocibles hallados en yacimientos de Etiopía, fechados hace unos 2,5 millones de años, si bien parece demostrado que los primeros seres humanos debieron haber usado útiles mucho antes de esa fecha.
El paleolítico medio es un periodo que se extendió aproximadamente desde hace 180.000 hasta hace 40.000 años, y coincidió ampliamente con la presencia del hombre de Neandertal. El paleolítico superior se corresponde con la presencia del hombre moderno (Homo sapiens) y, en el hemisferio norte, tuvo su final hace unos 10.500 años, coincidiendo con la consumación de la glaciación.
El periodo de transición entre el final de la glaciación y el inicio del neolítico recibió la denominación de mesolítico (‘edad de la piedra media’). Por lo general, los grupos mesolíticos siguieron siendo cazadores-recolectores, como sus predecesores. Su utillaje lítico estuvo caracterizado por la presencia de los microlitos geométricos.
Si bien el neolítico ha estado tradicionalmente asociado a los orígenes de la agricultura, a la vida sedentaria y al uso de la cerámica y de instrumentos de piedra pulimentada, en la actualidad se sabe que algunos de estos rasgos son anteriores a esta etapa. Sus inicios se suelen datar en el VII milenio en el Oriente Próximo y su final en el II milenio en Europa septentrional, dependiendo de las fechas en que se comenzó a utilizar el cobre.
EDADES DEL BRONCE Y DEL HIERRO
El periodo en que se produce la difusión de la metalurgia del bronce, posterior a la del cobre (calcolítico), ha recibido el nombre de edad del bronce, en tanto que la etapa durante la cual el hierro reemplazó a aquél como material de fabricación de instrumentos y armas es denominada edad del hierro. La primera área geográfica en la que se trabajó el hierro de forma predominante fue Oriente Próximo, hacia el siglo XIII a.C. En lo que respecta al caso europeo, la edad del hierro transcurrió desde el final de la edad del bronce (c. 700 a.C.) hasta la expansión de la República y el Imperio romanos (27 a.C.-68 d.C.).
PROTOHISTORIA
No obstante, la historiografía ha convenido en distinguir recientemente un periodo distinto situado cronológicamente entre la prehistoria, que obtiene toda su documentación del uso de la arqueología, y la historia propiamente dicha, que se apoya documentalmente sobre todo en los textos escritos; esa etapa es la protohistoria, periodo durante el cual cada civilización desarrolló sus elementos culturales propios que la llevaron al uso de la técnica metalúrgica y de la escritura, así como al desarrollo de una economía productiva no depredadora. Así, en lo relativo al continente europeo, la protohistoria equivaldría prácticamente a la edad del bronce.


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