La Fonética




Sistema vocálico del español
El español tiene cinco fonemas vocálicos, en un sistema triangular en que los rasgos pertinentes son el grado de abertura de la cavidad oral y la disposición de los órganos que intervienen en la producción del sonido, en este caso la lengua y los labios.

Fonética, rama de la lingüística que estudia los sonidos del lenguaje en su realización concreta, la producción, naturaleza física y percepción de los sonidos en su aspecto material, prescindiendo del significado. Sus principales ramas son: fonética experimental, fonética articulatoria, fonemática y fonética acústica.
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FONÉTICA EXPERIMENTAL
Es la que estudia los sonidos orales desde el punto de vista físico, reuniendo los datos y cuantificándolos, la que analiza la emisión y producción de las ondas sonoras que configuran el sonido articulado. Utiliza instrumentos para la grabación y el análisis acústico de la señal, como los rayos X, el espectrógrafo y el quimógrafo, que traza las curvas de intensidad. El conjunto de los datos analizados al medir los sonidos depende únicamente de la precisión del instrumental así como de otros conocimientos conexos. También se han descubierto diferencias importantes en cada sonido oral.
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FONÉTICA ARTICULATORIA
Es la que estudia los sonidos de una lengua desde el punto de vista fisiológico, es decir, describe qué órganos intervienen en su producción, en qué posición se encuentran y cómo esas posiciones varían los distintos caminos que puede seguir el aire cuando sale por la boca, nariz o garganta, para que se produzcan sonidos diferentes. No se ocupa de todas las actividades que intervienen en la producción de un sonido, sino que selecciona sólo las que tienen que ver con el lugar y la forma de articulación. Los símbolos fonéticos y sus definiciones articulatorias son las descripciones abreviadas de tales actividades. Los símbolos fonéticos que se usan más frecuentemente son los adoptados por la Asociación Fonética Internacional en el alfabeto fonético internacional (A.F.I.), y se escriben entre corchetes.
Los órganos que intervienen en la articulación del sonido son móviles o fijos. Son móviles los labios, la mandíbula, la lengua y las cuerdas vocales, que a veces reciben el nombre de órganos articulatorios. Con su ayuda el hablante modifica la salida del aire que procede de los pulmones. Son fijos los dientes, los alveolos, el paladar duro y el paladar blando. Los sonidos se producen cuando se ponen en contacto dos órganos articulatorios, por ejemplo el bilabial (p), que exige el contacto entre los dos labios; también cuando se ponen en contacto un órgano fijo y otro articulatorio, y el sonido se nombra con los órganos que producen la juntura, o punto de articulación, como por ejemplo el sonido labiodental (f), que exige el contacto entre el labio inferior y los incisivos superiores. Cuando es la lengua el órgano móvil no se hace referencia a ella en la denominación del sonido, así el sonido (t), que se produce cuando la lengua toca la parte posterior de los incisivos superiores, se llama dental.
El modo de articulación se determina por la disposición de los órganos móviles en la cavidad bucal y cómo impiden o dejan libre el paso del aire. Esta acción puede consistir en la interrupción instantánea y completa del paso del aire para las implosivas; en dejar abierto el paso nasal pero interrumpido el oral para las nasales; en producir un contacto con la lengua pero dejar libre el paso del aire a uno y otro lado para las laterales; en producir una leve interrupción primero y dejar el paso libre después para las africadas; en permitir el paso del aire por un paso estrecho por el que el aire pasa rozando para las fricativas, y en permitir el paso libre del aire por el centro de la lengua sin fricción alguna para las vocales.
Se emiten diferentes clases de vocales según varíe la posición de la lengua, tanto a partir de su eje vertical (alta, media y baja), como a partir de su eje horizontal (anterior, central y posterior). Por ejemplo, en español son vocales altas las vocales de la palabra huir, es decir, la [i] y la [u]. Son vocales medias la [e] y la [o], es decir las vocales de la palabra pero y es vocal baja la [a] de la palabra va. Así, la lengua va de abajo arriba para pronunciar las dos vocales seguidas de la palabra aire, pero desciende a una posición media para pronunciar su última vocal. Hace el camino contrario de arriba abajo para pronunciar puerta. Son vocales anteriores del español la [i] y la [e], es decir las vocales seguidas de la palabra piel; las vocales posteriores son la [o] y la [u], es decir las vocales de la palabra puro; la [a] es la vocal central. La lengua se mueve de atrás hacia adelante para emitir las vocales de la palabra totales, hace el camino contrario para emitir las vocales de la palabra piélago. Las posiciones que mantiene la lengua para emitir las vocales u, i y a constituyen los vértices del llamado esquema vocálico uai.
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FONEMÁTICA
Es el estudio de los sonidos en el discurso, es decir, de los fonemas que son las unidades mínimas distintivas.
Por ejemplo, entre las palabras las y los sólo existe una diferencia de significado y de forma que es la que representa la distinción entre los fonemas [a] y [o]. Lo mismo sucede entre pala, para, paga, pana y pasa, las diferencias de significado se apoyan en los diferentes fonemas que las distinguen, esto es, [l], [r], [g], [n] y [s]. Los fonemas están configurados también por unidades mínimas que los diferencian entre sí y son los llamados rasgos distintivos. La única diferencia que existe entre el fonema [p] que corresponde a una consonante bilabial, oclusiva, sorda y el fonema [b] que corresponde a una consonante bilabial, oclusiva sonora, es su modo de articulación: sorda la primera, frente a la segunda que es sonora. No siempre se mantienen como fonemas distintos las diferencias que proceden de un solo rasgo distintivo, por ejemplo la primera d de la palabra dedo corresponde a una consonante dental oclusiva sonora, y la segunda es dental fricativa sonora. En este caso no estamos ante dos fonemas sino ante dos valores del mismo fonema; a veces dos fonemas diferentes en una lengua dada son el mismo en otra, por ejemplo el español mantiene la diferencia fonética entre los sonidos [r] y [l], pero el japonés no ni el habla andaluza tampoco. De acuerdo con todo esto hay que distinguir entre fonemas y letras, aunque existen muchas coincidencias también hay desacuerdos muy importantes que apoyan esta diferencia. El fonema es un concepto ideal que está representado por unos signos escritos, las letras, aunque no todas representan un fonema. La letra v del español actual corresponde al fonema /b/ que es una consonante bilabial, oclusiva, sonora; pero el fonema /v/ que corresponde a una consonante labiodental, fricativa, sonora ha desaparecido en el sistema fonético actual, aunque estuvo presente en la historia de la lengua hasta el siglo XVIIII, y todavía hoy se usa en algunos países de América del Sur. Además hay letras que no representan fonema alguno como es el caso de la letra h que es muda en nuestra lengua. La escribimos como recuerdo histórico de una aspiración o de una f inicial del latín, pero no tiene valor fonético. Por otro lado, algunas letras expresan distintos fonemas, como la c, [z] y [k] en España, y [s] y [k] en Latinoamérica y zonas de Andalucía.
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FONÉTICA ACÚSTICA
Es la que estudia la onda sonora como la salida de un resonador cualquiera; esto es, equipara el sistema de fonación con cualquier otro sistema de emisión y reproducción de sonidos. En la comunicación, las ondas sonoras tienen un interés mayor que la articulación o producción de los sonidos; para un determinado auditorio recibe y descodifica la impresión a pesar de que haya sido emitida por medio de una articulación oral, o por medio de un determinado aparato emisor de sonidos o incluso por medio de una cotorra. Para grabar las características más significativas de las ondas sonoras y para determinar el resultado de las distintas actividades articulatorias se puede emplear el espectrógrafo. De forma experimental, para poder llegar a saber cuáles son los rasgos necesarios y suficientes que identifican los sonidos de la lengua, se suprimieron partes de la grabación de la onda sonora y se reprodujeron otras.
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HISTORIA
Los primeros estudios de fonética se realizaron hace más de 2.000 años y los llevaron a cabo quienes estudiaban el sánscrito, como el gramático Panini, que se ocupó de la articulación fonética para establecer la pronunciación inalterable de los libros sagrados en las ceremonias y los ritos. El primer fonetista del mundo moderno fue el danés J. Matthias, autor del tratado De Litteris (1586). El matemático inglés John Wallis, que era maestro de personas con sordera, fue quien primero clasificó las vocales según su punto de articulación (1653). El alemán C. F. Hellwag inventó el triángulo vocálico en 1781. Diez años más tarde el físico austriaco Wolfgang von Kempelen inventó una máquina que producía sonidos. El médico alemán Hermann Helmholtz, que escribió Sensaciones del tono (1863), inauguró el estudio de la fonética acústica; el abad francés Jean Pierre Rousselot fue el primer investigador de la fonética experimental y escribió Principes de phonétique experimentale, que se publicaron entre los años 1897-1908. También en el siglo XIX se empieza a estudiar la fonética desde otro ángulo y se esboza la teoría del fonema por Jan Baudouin de Courtenay, que luego formula el fundador de la escuela estructuralista el suizo, Ferdinand de Saussure. En la escuela de la fonética descriptiva y articulatoria trabaja el español Tomás Navarro Tomás, que escribe Manual de pronunciación española; su discípulo Samuel Gili Gaya publica en 1961 Elementos de fonética general. En Estados Unidos el lingüista Leonard Bloomfield y el antropólogo Edward Sapir contribuyen de forma decisiva a la teoría fonética, mientras el creador del Círculo de Praga, Roman Jakobson, desarrolló la teoría de las características universales de todos los sistemas fonémicos. La escuela española de Fonética tiene dos líneas de trabajo: la estructuralista, que representa Emilio Alarcos con su obra Fonología española, publicada en 1969, y la acústica, representada por Antonio Quilis, colaborador del fonetista danés Betil Malmberg, que publica Fonética y fonología del español en 1963.


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