Música africana




Música africana, música producida por los pueblos del África subsahariana, por distinguirla de la música árabe característica del norte de África. En esta región, con más de 40 naciones —cada una con su propia historia y una mezcla exclusiva de culturas y lenguas— se ha desarrollado una rica tradición musical.
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ESTILO MUSICAL
A pesar de su diversidad, posee varios rasgos específicos comunes a todos los estilos musicales. Uno de ellos es el uso de la repetición como principio organizativo. Por ejemplo, en la música para mbira del pueblo shona de Zimbabue, se establece un patrón de repetición gracias a la interacción de las manos que el intérprete utiliza como base para la improvisación. Otra característica común importante es la polifonía (textura musical que consta de dos o más líneas melódicas). La música africana posee, además, una cualidad comunicativa, por la cual varias voces, instrumentos e incluso las manos de un solo intérprete, producen un intercambio lleno de vitalidad. Una de las maneras de producir música es el canto de llamada y respuesta, durante el cual el coro repite un estribillo fijo que se alterna con la voz del cantante solista, quien dispone de mayor libertad para improvisar.
Existen muchos modos distintos de expresión en la música africana. En África Occidental son comunes los conjuntos de tambores con tres a cinco músicos que tocan patrones alternados. En el grupo, cada tambor usa un método diferenciable para percutir el parche, de manera que produzca notas y timbres (colores tonales) que distingan a su instrumento del de los demás. Dichos conjuntos incluyen unas carracas y una campana de metal que se golpea con un palo y que produce un patrón repetitivo (a veces llamado línea temporal) que penetra en la densa textura del conjunto y ayuda a que los percusionistas estén sincronizados unos con otros.
En la música para xilófono akadinda del pueblo baganda de Uganda, hay dos grupos de tres músicos cada uno enfrentados a un mismo xilófono. El primer grupo toca un patrón repetido en octavas, mientras el segundo grupo completa los tiempos vacíos con un patrón de relleno. El tempo (o velocidad) resultante puede aproximarse a las 600 notas por minuto. En el este, centro y sur de África hay grupos de músicos que tocan conjuntos de flautas o trompetas, en los que cada cual contribuye con una única nota en estrictas rotaciones con los demás. La alternancia de las partes crea una rica textura polifónica. Este tipo de técnica de conjuntos, conocida como hoquetus, ha sido también característica de la música antigua europea en los siglos XIV y XV. El hoquetus desempeña un papel importante en la música del pueblo san del desierto del Kalahari y de los pigmeos de los bosques pluviales del centro de África.
Entre los pueblos del sur de África, la polifonía se encuentra más desarrollada en la música vocal. En la música coral tradicional zulú, las voces individuales entran en puntos diferentes y forman un ciclo continuo, durante el cual se superponen unas a otras en una textura compleja y constantemente cambiante. La misma técnica puede ser utilizada en las actuaciones vocales solistas, en las que un cantante saltará de uno a otro punto de entrada con el objetivo de integrarse en la textura polifónica total. La música africana utiliza una amplia variedad de calidades de voz. Es habitual añadir a los instrumentos objetos sonoros como cascabeles, sonajeros y membranas (como en la mbira) para producir un sonido parecido al de un insecto.
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INSTRUMENTOS
En la música africana se usa una amplia gama de instrumentos. Los tambores, uno de los instrumentos más populares, tienen muchas formas y tamaños diferentes. Para los cuerpos se utiliza madera, calabazas y arcilla. Las membranas se hacen con pieles de reptiles, vacas, cabras y otros animales. Entre los tipos de tambores más importantes se incluyen los grupos de tambores afinados en una escala y montados sobre un armazón que tocan un equipo de percusionistas, los tambores de fricción, en los cuales el sonido se produce frotando la membrana, y el tambor de tensión del oeste de África con forma de reloj de arena, a veces llamado tambor parlante, porque puede usarse para imitar los contornos melódicos del habla.
Si bien los estereotipos de la música africana suelen acentuar la importancia de los tambores, existen muchas otras clases de instrumentos de percusión, incluidos golpeadores, campanas, carracas, gongs de madera, calabazas percutidas, vasijas de arcilla, tubos sellados y xilófonos. El lameláfono, un instrumento exclusivo de África, consiste en una serie de láminas de metal o bambú montadas sobre una tabla o una caja. El instrumento se sostiene en las manos o en el regazo del músico, y con los pulgares o los índices se pulsan los extremos libres de las láminas. Los lamelófonos están muy distribuidos por toda África y también se les conoce como mbira, kalimba o likembe.
Entre los instrumentos de cuerda populares en África se encuentran los arcos musicales, laúdes, liras, arpas y cítaras. Los músicos profesionales del pueblo mandinga de Gambia tocan el kora, un arpa-laúd de 21 cuerdas, que incluye tanto cuerdas pulsadas como otras que resuenan por simpatía. El xalam, un laúd de pulso, es un pariente cercano del banjo afroestadounidense y es un instrumento popular en Senegal. El arco musical, que consiste en una cuerda atada por ambos extremos a un arco flexible, desempeña un papel especialmente destacado en la música tradicional de los pueblos del sur de África como los san, los xhosa y los zulúes.
Entre los instrumentos de viento africanos encontramos flautas, silbatos, oboes y trompetas. Las flautas traveseras y rectas están hechas de bambú, caña, madera, arcilla, hueso y otros materiales y están distribuidas por toda la región subsahariana. Las trompetas suelen asociarse con la realeza, están hechas con cuernos de animales o de madera y pueden encontrarse en muchas regiones. Los clarinetes de la región de la sabana al oeste de África están hechos con maíz de Guinea o tallos de sorgo, con una lengüeta cortada de la superficie del tallo en uno de los extremos. Los instrumentos de doble lengüeta, como la algaita de los hausa, provienen del norte de África.
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LA MÚSICA AFRICANA Y LA SOCIEDAD
Los músicos profesionales, los griots, han desempeñado una función crucial como historiadores en las monarquías que reinaron entre los siglos X y XX en varias zonas de África. Entre la gente del pueblo mande del oeste de África, los bardos profesionales aún cuentan relatos de poderosos linajes y ofrecen consejos a los gobernadores contemporáneos. Entre los yoruba de Nigeria, un rey incompetente o cruel oirá la primera petición de abdicación de su pueblo a través de sus tambores parlantes. Cuando las tropas gubernamentales de Uganda invadieron el palacio del rey Kabaka de Buganda, se aseguraron primero de destruir los instrumentos musicales reales. En sus memorias, Kabaka describió los tambores reales como el ‘corazón’ de su reino.
La música sigue desempeñando un papel importante en las sociedades africanas. Es un medio para la transmisión de conocimientos y valores, y para celebrar sucesos comunales y personales importantes. La música suele combinarse con el habla, la danza y las artes visuales para crear representaciones conjuntas. Incluso en sociedades con tradiciones menos desarrolladas de músicos profesionales, todos los individuos tienen la posibilidad de participar en un evento musical añadiendo una voz al coro o dando palmas con el ritmo apropiado, y ello se considera parte de las competencias normales de la cultura.
La música suele marcar las etapas más importantes de la vida de una persona. Hay nanas, canciones infantiles de juego y músicas para los ritos de iniciación a la adolescencia, para las bodas, los nombramientos y en homenaje a los ancestros. Entre los yoruba de Nigeria la madre de gemelos debe interpretar un repertorio especial de canciones. En Ghana hay canciones para tejer y para celebrar la caída de la primera dentición del niño.
En muchas religiones africanas, el sonido es considerado unos de los medios primigenios con que las deidades y los humanos imponen orden en el Universo. En África Occidental, los percusionistas desempeñan un papel esencial en las ceremonias de trance y posesión, en las que los dioses entran o ‘cabalgan’ sobre los cuerpos de los devotos. Un buen intérprete de tambor debe conocer composiciones de ritmos específicos para cada uno de los dioses y ser responsable de regular el flujo de poder sobrenatural en el contexto del rito. En Zimbabue, los músicos shona que tocan la mbira crean un entorno sonoro que estimula la posesión a manos de los espíritus de los ancestros, lo que constituye una parte imprescindible de la curación.
La música también se utiliza para organizar las actividades laborales. Los hombres kpelle de Liberia usan una forma de hoquetus vocal para coordinar sus golpes de machete al despejar y limpiar la densa maraña de sus campos de arroz. En las sociedades pigmeas de los bosques pluviales centrales, los cantos y gritos se usan para coordinar los movimientos de los cazadores en la espesura, y en el sur de África, hay grupos de niños que usan flautas y otros instrumentos para controlar el movimiento del ganado.
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MÚSICA POPULAR
La música popular africana actual es una mezcla de distintos elementos de las tradiciones musicales africanas, europeas, americanas y de Oriente Próximo. En la mayor parte del continente, surgió a raíz de la llegada de los primeros colonos a principios del siglo XX. El desarrollo de los estilos populares ha estado a menudo muy influido por la expansión de los medios electrónicos. La popularidad internacional de la música africana creció durante la década de 1980, en parte por la participación de músicos africanos en los álbumes de las estrellas del pop Paul Simon, Peter Gabriel y David Byrne y por el compromiso de muchos músicos para acabar con el régimen del apartheid sudafricano.
El estilo más influyente en el ámbito africano es la música de banda de guitarras del Congo, también llamada soukous. Influida por la música afrocubana, este estilo se desarrolló en las ciudades del África central, y ahora la tocan grupos de Kinshasa, Brazzaville y París. Entre las figuras del soukous están Franco y l'Orchestre O.K. Jazz, Rochereau, Mbilia Bel, Papa Wemba y Loketa.
A finales del siglo XIX un estilo llamado highlife comenzó a desarrollarse en Ghana. Existen dos tipos de agrupaciones de highlife (orquestas de baile en las que los músicos han desarrollado una versión africana de la música de salón occidental), una está compuesta por trompetas y saxofones y la otra por guitarras, que suele incluir varias guitarras eléctricas y una batería de instrumentos de percusión. En Nigeria, el estilo afro-beat de Fela Anikulapo-Kuti, antiguamente músico de highlife, está muy influida por la música popular afroamericana y el jazz. Los músicos yoruba han desarrollado una variante de la banda highlife con guitarras llamada juju, que utiliza proverbios tradicionales y poesía devocional e incorpora el tambor parlante. Algunas de las estrellas más populares de la música juju son King Sunny Adé y el ‘Comandante en Jefe’ Ebenezer Obey. En Zimbabue, Thomas Mapfumo y el guitarrista Joshua Sithole han contribuido a desarrollar un estilo llamado jiti, transfiriendo los patrones de la mbira shona a la guitarra eléctrica. Este estilo ha desempeñado un papel importante en la difusión de las canciones de la resistencia durante la guerra de la independencia contra el gobierno controlado por los blancos en Rhodesia.
La tradición de los griots profesionales en la región de las sabanas del África Occidental se ha desarrollado gracias a músicos como Youssou N'Dour de Senegal y Salif Keita de Malí. Estos músicos, que a menudo graban en París, usan instrumentos tradicionales como el xilófono y el kora, además de las guitarras eléctricas y los sintetizadores. Sus estilos vocales reflejan la influencia de la música islámica sobre la música de la región de la sabana.
Sudáfrica es hogar de algunos de los estilos mejor conocidos de la música popular africana. El mbaqanga, que se desarrolló en los guetos ocupados por población negra segregada durante la era del apartheid, es la forma más popular de música de baile. Los grupos contemporáneos de mbaqanga, como los Soul Brothers o Mahlathini and the Mahotella Queens, incluyen un cantante solista y un coro, guitarra y bajo eléctricos, batería y algún tipo de combinación de saxos, acordeón u órgano. El estilo coral masculino zulú del isicathamiya ('el camino de los pasos'), que interpreta Ladysmith Black Mambazo, proviene de las canciones de boda tradicionales, los estilos corales afroamericanos y los himnos de iglesia estilo Wesleyan.
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INFLUENCIAS SUDAFRICANAS EN LA MÚSICA AMERICANA
El tráfico de esclavos en el periodo colonial americano produjo la llegada de ritmos africanos al nuevo continente que influyeron enormemente en la música nativa. El tango, el jazz, la habanera, el blues, el candomblé y el frebo bahiano son herederos de las diferentes músicas africanas. La habanera, el jazz y el blues tienen un mismo origen afroamericano. En Brasil, tanto en la región carioca como en la bahiana la influencia de la población negra es crucial en los registros y secuencias rítmicas. En el Río de la Plata, el candembe uruguayo es heredero directo de la música africana, mientras que el tango argentino recibe sus influencias negras a través de la habanera y la milonga. El término ‘tango’ procede de un vocablo de origen africano que significa reunión o conjunto de personas.


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