El invento de la Granada armamento




Granada (armamento), proyectil pequeño cargado con explosivos o con agentes químicos, incendiarios, productores de humo o capaces de iluminar. Las granadas se utilizan para atacar tropas enemigas, vehículos o posiciones fortificadas a corto alcance, y pueden ser arrojadas con la mano o lanzadas mediante un fusil de asalto. Las granadas diseñadas para el lanzamiento tienen una línea más aerodinámica que las granadas de mano, y de vez en cuando disponen de propulsoras para incrementar su alcance.
Las granadas explosivas se utilizan contra el personal protegido por barricadas y los vehículos de transporte acorazados. Las granadas incendiarias pueden prender fuego a una estructura militar inflamable. Las granadas de humo se usan como medio de identificación o de señalización; las granadas de iluminación producen una luz que resulta muy efectiva como defensa frente a las infiltraciones nocturnas y los intentos de sabotaje. Las granadas cargadas con químicos irritantes se utilizan para forzar la retirada del enemigo y también para el control de muchedumbres amotinadas.
La granada más antigua, un rudimentario depósito redondo de barro lleno de pólvora y provisto de una mecha, fue fabricada en Italia en 1427. Sin embargo la granada no alcanzó una utilización generalizada hasta los siglos XVI y XVII. Unos soldados llamados grenadiers, especializados en lanzar granadas, constituían unidades de elite diferenciadas. Los granaderos eran, por lo general, los soldados más altos y poderosos del regimiento. El perfeccionamiento del mosquetón acarreó, sin embargo, la obsolescencia de esas unidades. Durante la Guerra Ruso-japonesa (1904-1905) se utilizaron granadas en una cierta medida, y se generalizó su uso en las I y II Guerras Mundiales. En la actualidad las granadas son armas corrientes de las unidades de tierra.
Durante la Guerra Civil española se usaron botellas llenas de gasolina contra carros y vehículos con tanta eficacia como si fueran granadas. El cóctel molotov, hecho con botellas de cristal llenas de parafina y combustible de motor y tapadas con un harapo impregnado en gasolina se usaron con frecuencia y eficacia por la Unión Soviética en el transcurso de la II Guerra Mundial. También se utilizan en los aviones de guerrilla urbana, que con cierta frecuencia se han venido produciendo en las últimas décadas, en gran número de ciudades.


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