La Escritura




Escritura pictográfica
La escritura pictográfica, en la que se usan dibujos para representar objetos, se asocia comúnmente con los jeroglíficos egipcios, pero no es exclusiva del alfabeto de este pueblo.

Escritura, método de intercomunicación humana que se realiza por medio de signos gráficos que constituyen un sistema. Un sistema de escritura puede ser completo o incompleto; es completo el que puede expresar sin ambigüedad todo lo que puede manifestar y decir una lengua determinada por medio de la oralidad.
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SISTEMAS INCOMPLETOS
Los sistemas incompletos se usan para anotaciones, o son mecanismos mnemotécnicos que recuerdan hechos significativos o expresan significaciones generales. Estos sistemas, que también reciben el nombre de subescrituras, incluyen la escritura pictórica (o pictografía), la ideográfica y la que usa objetos marcados y no marcados, como mecanismos mnemotécnicos. Estos sistemas se caracterizan por una gran ambigüedad, dado que no existe correspondencia entre los signos gráficos y la lengua que tratan de representar. La finalidad de un pictograma, un ideograma o un objeto es la de traer a la mente una imagen o una sensación que antes se ha expresado por medio de la lengua oral. Éste y no otro era el procedimiento que seguía la escritura pictórica de algunos pueblos indígenas norteamericanos antes de la colonización, donde cualquiera puede leer aunque no conozca la lengua. De todas maneras, si se trata de interpretar la escritura de un sistema incompleto sin tener conocimiento previo de esa cultura, se corre el peligro de no comprender íntegramente su significado, o de realizar una interpretación errónea. Los pictogramas son los sistemas de escritura más primitivos.
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SISTEMAS COMPLETOS
Un sistema completo es aquel que es capaz de expresar en la escritura todo cuanto formule su lengua. Se caracterizan por una correspondencia más o menos estable entre los signos gráficos y los elementos de la lengua que transcriben. Tales elementos pueden ser palabras, sílabas o fonemas (unidad mínima de una lengua que distingue una realización de otra). Así pues, estos sistemas se clasifican en ideográficos (también llamados morfemáticos), silábicos y alfabéticos. Dado que cada signo gráfico representa un elemento de la lengua, hace falta conocer esa lengua para comprender el significado de lo que escribió su autor. Ahora bien, eso no significa que un sistema de escritura esté ligado únicamente a una sola lengua; de hecho, son fácilmente transferibles de una lengua a otra. Lo único que significa es que, a diferencia del pictográfico, ningún sistema completo puede leerse si el lector no comprende la lengua que allí está representada.
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SISTEMAS IDEOGRÁFICOS O MORFEMÁTICOS
Se caracterizan porque sus signos, que se llaman ideogramas, representan palabras completas. En algunas ocasiones los signos representan toda una serie de palabras derivadas, y en otras un solo signo representa varias palabras separadas y distintas. En un sistema ideográfico puro estas ambigüedades quedan sin resolver. Sin embargo, para deshacerlas existen unos signos determinados que aseguran la lectura correcta. Esos signos se usan como indicadores fonéticos y semánticos, y se suelen llamar complementos fonéticos y determinativos. Los determinativos son los que indican la clase o la categoría gramatical a la que pertenece la palabra que representa el ideograma. Los determinativos son también ideogramas, pero no se leen, sino que sirven para expresar una clase semántica, como dioses, países, pájaros, peces, verbos de acción, verbos que significan proceso, objetos de madera, de piedra, y así sucesivamente. Los complementos fonéticos tienen un uso parecido, pero muestran de forma más específica cómo se pronuncia toda o parte de la palabra que representa el ideograma. Por ejemplo, dentro de la escritura del español, el ideograma 2 se lee dos. Sin embargo, cuando se escribe el ordinal, hay que añadir el complemento fonético o y el ideograma más el complemento 2.º, se lee segundo, si el complemento fonético se combina con el determinativo que expresa femenino ª, el logograma se transforma en 2.ª y se lee segunda. En este ejemplo se emplean los signos con una finalidad fonética (y no ideográfica). En otras palabras, el signo º funciona no para traer a la mente una idea y la palabra con la que se asocie, sino que trae a la mente un sonido que forma parte de la palabra representada por el ideograma completo. Los indicadores fonéticos surgen a partir de unos ideogramas que tuvieron el mismo significado que el sonido que representan. A este procedimiento se le llama transferencia fonética. Los indicadores fonéticos tampoco se leen, sólo sirven para facilitar la lectura de los ideogramas básicos.
Se ha visto hasta aquí un sistema en el que los elementos de una lengua se representan únicamente por medio de ideogramas. Ahora bien, esta escritura resulta adecuada para muchos nombres y verbos simples y primitivos, pero no para los adjetivos y los adverbios que suelen ser palabras derivadas, ni tampoco para los pronombres o los nombres propios, y mucho menos puede representar los matices que añaden las terminaciones de caso o de la conjugación verbal. Por lo tanto, según lo que se definió anteriormente, no es un sistema de escritura completo ya que no transcribe todo lo que expresa su lengua. En resumen, si no cumple con este requisito, un sistema ideográfico no será completo, por mucho uso que haga de los indicadores semánticos y fonéticos.
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SISTEMAS SILÁBICOS
Para superar las deficiencias de la escritura ideográfica, se empleaba el principio de transferencia fonética. Cuando se utilizan signos que representan sonidos, sílabas en este caso, se pueden escribir todas las palabras que no era posible representar con la escritura ideográfica. Además, cuando se añaden los signos silábicos a las raíces, es posible representar morfemas, es decir las terminaciones de caso o las de la conjugación verbal. Hay que destacar que deben leerse e interpretarse porque son elementos de la lengua escrita, frente a los indicadores fonéticos.
Un sistema mixto, el ideosilábico, es el primer paso para uno completo. Una vez alcanzada la capacidad para expresarlo todo, el problema se plantea ante la disyuntiva de reducir la ambigüedad o hacer más económico el sistema de escritura (número de signos necesarios para escribir cualquier realización). El problema reside en que se requiere un elevado número de signos, porque el número de palabras que tiene una lengua es también elevado. El segundo paso consiste en reducir el número de signos imprescindibles, que se puede conseguir si se agrupan en uno solo todas las palabras de significado parecido, o en emplear el mismo signo para palabras distintas, pero aun así, este sistema necesita unos quinientos o seiscientos signos. Además, la ambigüedad es mucha, a menos que se empleen indicadores, lo que significa sacrificar su ventaja principal, que consiste en tener menos signos por cada realización. Por otro lado, el número de signos que precisa un sistema silábico puro pocas veces supera los doscientos. Frente a la escritura ideográfica, la silábica ofrece una ventaja adicional; no hay que interpretarla puesto que las palabras se escriben sin ambigüedad fonética. La desventaja consiste en que, de promedio, el sistema necesita más signos para escribir cada realización. En su forma más sencilla, un sistema silábico está formado por signos de vocal más consonante y signos para las vocales aisladas.
El siguiente paso consiste en reducir la lista de sílabas a signos que representen sólo consonante más vocal, sin diferenciar las vocales. Así se equipara el número de signos al número de sonidos consonánticos de la lengua, pero se aumenta la ambigüedad, porque el lector debe suplir el sonido vocálico correcto. Dado que se trata de escribir sílabas, los signos necesarios para escribir cada realización son tantos como los de la escritura silábica pura, que además expresa cada una de las vocales. El sistema silábico reducido necesita muchos menos signos y cada uno puede ser más sencillo. Sin embargo, mucha gente considera que esta forma de escribir es un sistema alfabético, o más adecuadamente semialfabético, puesto que no indica cada fonema aislado.
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SISTEMAS ALFABÉTICOS
El último paso hacia una escritura completamente alfabética consiste en escribir por separado los sonidos vocálicos y los consonánticos, lo que precisa de unos cuantos signos más, pero elimina la ambigüedad de tener que suplir las vocales al leer. Por tanto hay más signos para escribir cada realización, aunque el sistema completo necesite menos signos y más sencillos. Puesto que cada uno representa un fonema, la palabra así escrita es su transcripción fonética y no hay que sustituir ningún sonido al leerla. Véase Alfabeto.
Estos sistemas trazan la teoría y los procedimientos de escritura, pero hoy por hoy no existen sistemas de escritura que sean una forma pura. Existen elementos de uno y otro tipo incorporados a alguna de las formas que conocemos; un ejemplo de ello es el número de logogramas que son necesarios en los modernos sistemas alfabéticos.
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HISTORIA DE LA ESCRITURA
De la invención de la escritura al libro
El proceso que ha conducido de la tabla de arcilla de Mesopotamia al libro impreso moderno es un recorrido fascinante y lleno de sorpresas que se articula en torno al desarrollo de las grafías, el tipo de instrumentos y soportes empleados en la escritura, y la evolución del libro como objeto a lo largo de su historia.

Los sistemas de escritura tienden a ser conservadores, incluso no faltó en sus orígenes la atribución de ser un regalo de los dioses. Todo cambio o modificación ortográfica plantea grandes dudas, e incluso en los congresos de lingüistas que se plantean la necesidad de reformar la ortografía para eliminar pequeñas incoherencias, existen grandes resistencias para llevar a cabo estas reformas, y es difícil llegar a acuerdos y compromisos. Dado este grado de conservadurismo, la sustitución o las mayores innovaciones de la escritura sólo tienen lugar cuando un pueblo se la presta a otro porque lo domina o lo coloniza. Por ejemplo, los acadios adaptaron a su propia escritura la parte silábica del sistema sumerio que era ideosilábico; no obstante mantuvo sus propios ideogramas y los empleó como si fueran un sistema de taquigrafía (véase Lengua sumeria). Cuando los hititas adoptaron el sistema acadio, eliminaron los signos silábicos ambiguos, es decir, los homofonémicos o sus contrarios, polifonémicos, así como también muchos ideogramas sumerios, pero conservaron la ortografía silábica de los acadios (véase Lengua hitita).
Los moais de la isla de Pascua
La isla de Pascua alberga esculturas gigantes (denominadas moais por los habitantes de la isla) y otros restos arqueológicos de origen desconocido. En estas moles escultóricas hay grabadas unas inscripciones, que combinan quinientos signos, todavía sin interpretar.

El primer escrito que se conoce se atribuye a los sumerios de Mesopotamia y es anterior al 3000 a.C. Como está escrito con caracteres ideográficos, su lectura se presta a la ambigüedad, pero está presente el principio de transferencia fonética y se puede rastrear su historia hasta averiguar cómo se convirtió en escritura ideosilábica. En el caso de los egipcios se conocen escritos que proceden de unos cien años después y también testimonian el principio de transferencia fonética (véase Lengua egipcia; Jeroglíficos). Puede que la evolución de la escritura egipcia respondiera al estímulo de la sumeria.
Casi a la vez, en Elam se desarrolló la llamada escritura protoelamita. Todavía no ha sido descifrada y no se puede decir gran cosa sobre ella excepto que es ideosilábica y el número de signos que tenía. Algo después, surgieron también sistemas ideosilábicos en el Egeo, Anatolia, el valle del Indo y China (véase Lengua china). Otros pueblos tomaron sus silabarios para escribir sus propias lenguas. En la última mitad del segundo milenio antes de Cristo los pueblos semíticos que vivían en Siria y Palestina tomaron el silabario egipcio bajo la forma más sencilla y reducida (esto es, los signos de consonante más cualquier vocal), y abandonaron sus ideogramas y su silabario complejo (véase Lenguas semíticas). Este nuevo silabario estaba prácticamente hecho, porque los egipcios nunca escribieron vocales. El primer documento de escritura semialfabética se ha encontrado en las inscripciones conocidas por protosinaíticas, que están fechadas en torno al 1500 a.C. Otro sistema de escritura parecido data del 1300 a.C., y se ha encontrado en la costa norte de la actual Siria, en Ugarit, pero en este caso los caracteres de la escritura eran unas cuñas como las de la escritura cuneiforme de Mesopotamia. En toda la zona se escribía de forma parecida y fueron los griegos quienes tomaron su escritura de los fenicios. Dieron el último paso, pues separaron vocales de consonantes y las escribieron por separado; así se llegó a la escritura alfabética en torno al 800 a.C. (véase Lengua griega). Todavía no se ha alcanzado una escritura alfabética tal y como aquí se ha descrito al definirla como un sistema completo.


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