Arte y arquitectura hispanomusulmanas





El invento del:
Arte y arquitectura hispanomusulmanas

Arte y arquitectura hispanomusulmanas, la arquitectura islámica española ofrece edificios que son esenciales para la comprensión del arte musulmán, tanto por ser creadora de formas originales, como por el papel que desempeña en la difusión de formas y técnicas orientales.

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PERIODO CORDOBÉS Y DE TAIFA
Mezquita de Córdoba
Mezquita de Córdoba
La mezquita de Córdoba se comenzó a construir hacia el 780, cuando esta ciudad era la capital del reino Omeya en la península Ibérica. El bosque de columnas sobre el que se abren dos filas de arcos de herradura confiere al espacio interior una misteriosa uniformidad, acorde con el espíritu religioso del islam.

El arte hispanomusulmán se inicia con el periodo cordobés, que comienza a fines del siglo VIII hasta comienzos del siglo XI debido al establecimiento de la capitalidad en Córdoba. En el arte cordobés hay una clara influencia de los edificios visigodos e hispano-romanos, ya que se aprovecharon muchos elementos arquitectónicos de edificios ya construidos. Por tanto es muy característico el uso del arco de herradura semicircular, heredado de la arquitectura visigoda. Para las cubiertas se utilizan diferentes tipologías de bóvedas, entre las que sobresalen la de gallones y la de crucería. Su edificio más importante es la mezquita de Córdoba.
Mandada construir por Abd al-Rahman I en el 786 sobre el solar de una antigua iglesia visigoda. La sala de oración está precedida por el alminar y el patio de abluciones o sahn, y en su centro se halla la catedral del siglo XVI y la cubierta de la capilla real de la primitiva catedral de Santa María. A la izquierda del muro del fondo o quibla, se encontraba el palacio del califa. Una vez en el interior nos encontramos con once naves perpendiculares a la quibla (al contrario de la mezquita de Damasco) y una arquería doble de arcos de medio punto en la parte superior y de herradura en la inferior con alternancia de dovelas, en rojo y blanco, y cuyo antecedente remoto se halla en el acueducto romano de los Milagros en Mérida. Dicha arquería reposa en un amplio cimacio que descansa en capiteles de penca que coronan columnas de fuste liso y que no tienen basa. Destaca su esplendoroso mihrab cuyo arco posee una fastuosa decoración vegetal y epigráfica. En el año 833 Abd al-Rahman II amplió la cabecera y reformó la puerta de San Esteban. Abd al-Rahman III construyó el actual alminar y, finalmente, Al-Hakam II inició en el año 961 la gran reforma de la mezquita. Se amplió hasta la cabecera y se dispusieron arcos polilobulados entrecruzados, con lo que se enriqueció la obra.

Palacio de Medinat al-Zahara

Palacio de Medinat al-Zahara
La ciudad y palacio de Medinat al-Zahara fue una de las construcciones más emblemáticas del califato Omeya. Abd al-Rahman III ordenó el inicio de las obras en el 936 a Maslama ibn Abd Allah. Posteriormente fue ampliado por Al-Hakam II. Ubicado en las afueras de la ciudad y entonces capital del califato de Córdoba, es considerado precedente artístico del palacio granadino de la Alhambra y una de las obras cumbres de al-Andalus.

Otros ejemplos del mismo estilo son la iglesia-mezquita del Cristo de la Luz (Bab al-Mardum), en Toledo, transformada en iglesia en el siglo XII y que recurre al uso del ladrillo cordobés como elemento de difusión de sus formas ornamentales, así como el palacio de Medinat al-Zahara construido por Abd al-Rahman III para su favorita Zahara en el 936 y que representa el prototipo de ciudad-palacio, anticipo de la Alhambra.

A finales del primer tercio del siglo X, sucede el periodo taifa, después de la destrucción de la unidad política del califato cordobés. Este periodo emula constantemente el esplendor cordobés empleando materiales de menor costo como el yeso que, a pesar de ser poco noble, permite conseguir efectos decorativos de fastuosidad. La Aljafería de Zaragoza es el ejemplo más ilustrativo. Presenta gran tipología de arcos de compleja organización y profusa decoración. También son de destacar los numerosos baños árabes que proliferan en la península Ibérica.

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PERIODO ALMORÁVIDE, ALMOHADE Y NAZARÍ
Planta de la Alhambra (Granada)

Planta de la Alhambra (Granada)
El palacio de la Alhambra de Granada, residencia de varios reyes Nazaríes, se compone de un conjunto de construcciones agrupadas de forma irregular en torno a un serie de patios. Entre las estancias más representativas sobresalen las siguientes: 1) entrada; 2) mexuar; 3) oratorio; 4) cuarto Dorado; 5) patio de los Arrayanes; 6) sala de la Barca; 7) salón de Comares; 8) patio de los Leones; 9) sala de los Abencerrajes; 10) sala de los Reyes; 11) sala de Dos Hermanas; 12) sala de los Ajimeces; 13) baños.

A partir del siglo XI, se inaugura la segunda etapa en el arte islámico con la presencia de pueblos bereberes (almohades y almorávides) en al-Andalus. El arte almorávide se caracteriza por un predominio de lo decorativo sobre lo constructivo, que recurre al uso del ladrillo en columnas o pilares, así como arcos más complejos (polilobulados y mixtilíneos) y bóvedas más variadas como las esquifadas o de mocárabes, y la decoración de red de rombos o sebka. Corresponden a este periodo el mihrab de la mezquita de Almería.
Patio de los Leones, Granada

Patio de los Leones, Granada
En torno al Patio de los Leones (en la fotografía) se agrupan los aposentos privados del palacio de la Alhambra en Granada (España). Es una de las zonas donde mejor se aprecia el carácter paradisiaco de la vida cortesana Nazarí. Su planta rectangular está surcada por pequeñas acequias que parten de la fuente marmórea que ocupa el centro del patio.

La siguiente invasión da origen al arte almohade, año 1153, que establece su capital en Sevilla hasta su derrota frente a los cristianos en la batalla de las Navas de Tolosa (1212). En esta fase prima lo constructivo tanto en las bóvedas como en los arcos y se origina la tipología de mezquitas en forma de T. Así mismo se edifican construcciones de tipo defensivo como las torres albarranas, (como la célebre torre del Oro) las alcazabas o La Kutubiyya, mezquita de Marrakech.
Palacio de la Alhambra, Granada, España

Palacio de la Alhambra, Granada, España
La Alhambra, que en árabe significa ‘el castillo rojo’, es el único ejemplo de arquitectura musulmana medieval que ha llegado intacto hasta nuestros días. Está situado en lo alto de una colina desde la que se divisa la ciudad de Granada. En su interior se encuentra el bellísimo palacio real que pertenece a la etapa Nazarí del arte hispanomusulmán.

Finalmente, el arte hispanomusulmán culmina en su etapa Nazarí, reino de origen independiente creado a raíz de la conquista de Granada en 1238. Arte en cierto modo ecléctico, se caracteriza por la profusa decoración a pesar de la pobreza de los materiales que emplean. Sus características principales son la columna de fuste cilíndrico con un capitel de dos cuerpos, el inferior decorado con cintas y el superior con ataurique. La elegante inscripción epigráfica que a veces decora sus cimacios sirve de base a los arcos angrelados y peraltados. Se enriquecen las cúpulas de mocárabes y se utilizan techumbres que complementan la rica ornamentación en uno de los máximos momentos de declive del arte hispanomusulmán.

Su edificio más emblemático es la Alhambra de Granada, que comprende todo un conjunto residencial amurallado. Sus orígenes se remontan a la alcazaba que mandó construir Muhammad I, el fundador de la dinastía de los Nazaríes, quien abasteció de agua la colina y levantó la torre de la Vela y la del Homenaje. El palacio que se conserva hoy día fue construido por Yusuf I (1333-1354) —el salón del trono y el patio de los Arrayanes en el espacio público— y por Muhammad V (1354-1391), que completó la zona privada. Destacan los baños, quizá de los más ricos hallados en la península, y el patio de los Leones, donde sobresalen la sala de los Abencerrajes, la de Dos Hermanas y la de los Reyes. Los patios y los jardines, tanto el del Partal, que es el más próximo al palacio, como el del Generalife (la huerta excelsa) situado frente al palacio real llamado, resumen la esencia del concepto del jardín islámico ofreciendo una imagen de belleza sensorial incomparable. Véase Paisajismo: Oriente y el islam.

En las artes aplicadas, son singulares las obras de seda granadina, la cerámica de reflejo metálico, los trabajos en taracea, así como los realizados en cuero como cordobanes y guadamecíes, y que reflejan la marcada huella oriental.


Romanticismo en el arte





El invento del:
Romanticismo en el arte

Romanticismo (arte), en arte, movimiento artístico e intelectual europeo que se extiende aproximadamente desde 1800 hasta 1850. El romanticismo no puede ser identificado con un estilo singular, con una técnica o con una actitud, pero sin embargo la pintura romántica se caracteriza por una aproximación muy imaginativa y subjetiva, intensidad emocional y por un carácter visionario u onírico. Mientras que el arte clásico y neoclásico es mesura, claro y completo en cuanto a la expresión, el arte romántico se caracteriza por esforzarse en expresar estados de ánimo, sentimientos muy intensos o místicos, así como por eludir la claridad y la definición. El escritor alemán Ernst Hoffmann definió la esencia del romanticismo como la “infinita añoranza”. En la elección de temas, los artistas del movimiento romántico mostraron predilección por la naturaleza, especialmente en su aspecto más salvaje o misterioso, así como con asuntos exóticos, melancólicos o melodramáticos que producen miedo o pasión.
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CONTEXTO DEL SIGLO XVIII
La pesadilla
La pesadilla
Admirador de la antigüedad y del arte del siglo XVI, así como del teatro de Shakespeare y las leyendas germánicas, Henry Fuseli, como Goya, exploró desde finales del siglo XVIII la franja sombría del Siglo de las Luces. El sueño, con sus rasgos de sensualidad y de angustia, con sus imágenes obsesivas y aterradoras, encarnadas por la cabeza de caballo y por el monstruo diabólico en La pesadilla (1790-1791, óleo sobre lienzo, 76×63 cm, Museo Goethe, Frankfurt) , se sitúa entre los temas que anuncian el romanticismo.

La palabra ‘romántico’ se asoció con escenarios salvajes, perspectivas sublimes, ruinas y una tendencia que se manifiesta en un énfasis creciente por la ascética de lo sublime como oposición a la belleza. El escritor y estadista británico Edmund Burke, por ejemplo, identificó la belleza con la delicadeza y la armonía, y lo sublime con la inmensidad, la oscuridad y la capacidad para inspirar terror. También durante el siglo XVIII, los sentimientos comienzan a ser más importantes que la razón. La poesía romántica inglesa y alemana apareció en la década de 1790 y a fines del siglo experimentó un cambio desde la razón hacia los sentimientos. Éstos y la imaginación comenzaron a reflejarse en las artes como en las visionarias ilustraciones del poeta y pintor inglés William Blake, los cuadros de pesadillas de su amigo el pintor suizo-inglés Henry Fuseli y los sombríos grabados de monstruos y demonios realizados por el pintor español Francisco de Goya.

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FRANCIA
La balsa de la Medusa
La balsa de la Medusa
La obra de grandes dimensiones de Théodore Géricault La balsa de la Medusa (1818-1819, Louvre, París) está basada en la tragedia de los náufragos de la fragata francesa Medusa, hundida al oeste de África, quienes pasaron varias semanas en una balsa. Géricault investigó en profundidad los hechos y los plasmó con gran detalle en esta obra que provocó un gran escándalo en su época.

En Francia el periodo de formación del romanticismo coincidió con las Guerras Napoleónicas (1799-1815). Los primeros artistas franceses de este estilo encontraron su fuente de inspiración en los acontecimientos que les rodeaban. Antoine-Jean Gros inició la transición del neoclasicismo al romanticismo impulsado por el estilo sobrio de su maestro, Jacques-Louis David, quien tenía un estilo más colorista y emotivo, influido por el pintor flamenco barroco Petrus Paulus Rubens. La principal figura del romanticismo francés fue Théodore Géricault, que además llevó las tendencias dramáticas y coloristas al estilo de Gros y cambió el sentido heroico de los cuadros de batallas por el del sufrimiento. En su Coracero herido (1814) un soldado, en medio de una humareda, se desmaya en el campo. Las poderosas pinceladas, la luz y los tonos oscuros acrecientan el sentido de aislamiento y vulnerabilidad; y esto para Géricault y otros pintores románticos constituía la esencia de la condición humana.
La libertad guiando al pueblo
La libertad guiando al pueblo
Eugène Delacroix pintó La libertad guiando al pueblo en 1830, una de las obras culminantes del romanticismo. El gobierno francés encargó este lienzo de 2,59 x 3,25 m, pero después lo consideró demasiado revolucionario, de modo que prohibió su exhibición.

La obra maestra de Géricault, La balsa de Medusa (1818-1819), retrata a escala heroica el sufrimiento de la humanidad, un tema del que se hizo eco el pintor romántico francés, Eugène Delacroix, en su Masacre en Quíos (1824). Delacroix adopta a menudo temas de la literatura, pero resalta los que tienen más transcendencia literaria o didáctica con el uso de colores que crean un efecto de energía pura o emoción comparado con la música. Rechazando el énfasis neoclásico sobre la forma y los rasgos, utiliza medios tonos obtenidos de la yuxtaposición de un color con su complementario y no del oscurecimiento de uno de ellos. Su Muerte de Sardanápalo (1827), inspirada en una obra del poeta romántico inglés lord Byron, lo detalla con precisión, pero la acción es tan violenta y la composición tan dinámica que el efecto es un caos hundiendo la inamovible e indiferente figura de un rey agonizante.

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ALEMANIA
El árbol de los cuervos
El árbol de los cuervos
Los paisajes del pintor romántico alemán Caspar David Friedrich están impregnados de un simbolismo religioso. El árbol de los cuervos, pintado alrededor de 1822, se encuentra en el Museo del Louvre en París, Francia.

La pintura romántica alemana, así como su poesía y filosofía, estuvo inspirada por la concepción de la naturaleza como manifestación de la divinidad, que condujo a la formación de una escuela paisajística simbólica iniciada por las pinturas místicas y alegóricas de Philipp Otto Runge. El más grande exponente y el pintor alemán romántico más notable fue Caspar David Friedrich, cuyos paisajes meditabundos, pintados en un estilo lúcido y meticuloso, cabalgan entre el sentimiento delicado y místico y el sentido de la melancolía, de la soledad y de la separación. Su pesimismo romántico se expresa más directamente en su obra Mar polar (1824); el recuerdo de un barco naufragado, apenas visible debajo de una pirámide de placas de hielo, parece un monumento al triunfo de la naturaleza sobre la aspiración humana.
Otra escuela del romanticismo alemán es la formada por los nazarenos, un grupo de artistas centrados en la recuperación del estilo y del espíritu religioso medieval; su principal líder fue Johann Friedrich Overbeck. También notable entre los artistas tardíos de la tradición romántica alemana fue el austriaco Moritz von Schwind, cuya temática la extrajo de la mitología alemana y los cuentos de hadas.

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INGLATERRA
El incendio del Parlamento
El incendio del Parlamento
Esta versión de El incendio del Parlamento (1834) de Josep Mallord William Turner probablemente sea un estudio, pero refleja el estilo característico de las acuarelas del pintor británico. La obra de Turner llega a rozar lo abstracto, por lo que se considera uno de los pioneros de las vanguardias artísticas del siglo XX.

En Inglaterra, así como en Alemania, los paisajes impregnados de un sentimiento romántico se convierten en la principal expresión de la pintura romántica, aunque los artistas ingleses fueron más innovadores en estilo y en técnica. Samuel Palmer pintó paisajes que se distinguen por una inocente simplicidad en cuanto a su estilo así como por un sentimiento religioso que deriva de Blake. John Constable, proveniente de un entorno natural salvaje asociado con muchos poetas y pintores románticos, dotó a los paisajes ingleses de un profundo sentimiento. Fue el primer gran artista en trabajar al aire libre y en llevar al lienzo la frescura de la visión a través del uso de colores luminosos y llamativos a base de pinceladas densas. Joseph Mallord William Turner expresó la visión más radical de todos los artistas románticos. Comenzó con paisajes que se remontan al pintor francés del siglo XVII Claudio de Lorena, pero transformó algunas de sus obras tardías como Tormenta de nieve: barco de vapor de Harbour Mouth (1842), en una mezcla de efectos atmosféricos de luz y color, mezcla de nubes, niebla, nieve y mar en un torbellino en el cual los diferentes objetos se diluyen.

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ESPAÑA
La campana de Huesca
La campana de Huesca
Cuenta la tradición que el rey de Aragón Ramiro II el Monje, al ganar la guerra que mantenía con algunos nobles rebeldes, ejecutó y posteriormente colgó la cabeza de sus enemigos de la campana de la catedral de Huesca como escarmiento. El cuadro de Antonio María Esquivel La campana de Huesca (Museo Provincial de Bellas Artes, Sevilla) está basado en este pasaje de la historia.

El romanticismo en España se manifestó sobre todo en la pintura, representado por Federico Madrazo, con sus cuadros históricos y sus retratos; Antonio María Esquivel, Jenaro Pérez Villaamil, con sus imaginatorios paisajes; Leonardo Alenza, con sus cuadros costumbristas inspirados en la obra de Goya y Eugenio Lucas Padilla, que representaba el espíritu revolucionario de la época. En Cataluña surgió una escuela pictórica inspirada en los nazarenos alemanes dentro de la que destacan Joaquín Espalter y Pelegrín Clavé.

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ROMANTICISMO TARDÍO
Paisajista
Volterra
El artista francés Jean-Baptiste-Camille Corot pintó muchos paisajes del natural, inmortalizando un lugar concreto en un momento determinado en lugar de una escena clásica idealizada, práctica muy común entre muchos de los pintores paisajistas anteriores. Volterra es un ejemplo de este tipo de obras, fue pintada en 1834 y se encuentra en el Museo del Louvre en París, Francia.

Hacia mediados del siglo XIX, la pintura romántica comenzó a cobrar la intensidad de un movimiento original. Entre los ejemplos más relevantes de este periodo se hallan los paisajes serenos y atmosféricos de la Escuela de Barbizon que incluye Camille Corot y Théodore Rousseau. En Inglaterra, después de 1850, los prerrafaelistas revivieron la visión medievalizante de los nazarenos alemanes.

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INFLUENCIA
La influencia del romanticismo ha perdurado en obras posteriores. Se puede trazar una línea de continuidad que parte desde Constable a través de la Escuela de Barbizon hasta el impresionismo, aunque el más directo descendiente del romanticismo fue el movimiento simbolista, que por diferentes vías intensificó o refinó las características del movimiento romántico como la subjetividad, la imaginación y la extraña fantasía onírica. En el siglo XX el expresionismo y el surrealismo llevaron estas tendencias incluso más lejos. Sin embargo, en cierto sentido, puede decirse que todo el arte contemporáneo deriva del romanticismo ya que el concepto de libertad artística, originalidad y autoexpresión en el arte fueron los estandartes de los románticos en oposición a los principios tradicionales.

Posmodernismo del arte





El invento del:
Posmodernismo del arte

Les Colonnes
Les Colonnes
Ricardo Bofill es uno de los arquitectos españoles más populares fuera de su país. Esta imagen muestra una vista general de una de sus obras, Les Colonnes, ubicada en París. La composición de la fachada, interrumpida cada pocos metros por enormes columnas de cristal, denota su proximidad a la corriente posmodernista.

Posmodernismo (arte), corriente artística de la segunda mitad del siglo XX, que se caracteriza, a grandes rasgos, por el empleo de materiales, formas y técnicas modernas combinadas según las sutilezas compositivas y simbólicas de los estilos clásicos. En arquitectura supuso una reacción contra el dogmatismo del movimiento moderno. En el resto de las artes puede entenderse como un cambio de postura ante la filiación abstracta y conceptual de las primeras vanguardias del siglo XX, o también como una evolución desde el Pop Art, cuyo eclecticismo y populismo explotó el valor simbólico de los objetos cotidianos.

Rascacielos, Nueva York
Rascacielos, Nueva York
La construcción del edificio para la AT&T (1984) en Nueva York, proyectado por Philip Johnson, significó el espaldarazo definitivo para la arquitectura posmodernista estadounidense.

Como defendía Charles Jencks, teórico de este movimiento, el espíritu posmodermo “es al mismo tiempo la continuación de lo moderno y su superación”. El término también se aplica a la literatura y a la danza. Véase Posmodernismo; Posmodernismo (danza).

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ARQUITECTURA
Museo de Arte Moderno de San Francisco
Museo de Arte Moderno de San Francisco
Como muchos otros edificios diseñados por el arquitecto suizo Mario Botta, el Museo de Arte Moderno de San Francisco, finalizado en 1994, presenta un gran cilindro que actúa de punto de referencia hacia el exterior y supone además una estupenda fuente de luz para el interior durante el día.

El posmodernismo ha dominado una etapa de la arquitectura de finales del siglo XX, especialmente durante las décadas de 1970 y 1980, cuando sus representantes más destacados (Robert Venturi, Michael Graves, James Stirling, Ricardo Bofill, Aldo Rossi, Charles Moore, Hans Hollein, Arata Isozaki, Mario Botta, Rob y León Krier, Robert A. M. Stern y Óscar Tusquets, entre otros) gozaron de un gran prestigio en el ámbito teórico y obtuvieron importantes encargos institucionales. Su obra, dotada de un cierto carácter manierista, se ha difuminado en infinidad de estilos, desde el clasicismo a la modernidad pasando por las actitudes vernáculas. Este eclecticismo ha pretendido reflejar la pluralidad esencial de la sociedad postindustrial, un factor decisivo para la arquitectura pública, que debe representar a una gran variedad de personas con gustos y referencias culturales dispares. Su actitud contra la modernidad se resume en la máxima de Robert Venturi, que desafió con su “Less is a bore” (menos es un aburrimiento) a la famosa consigna de Ludwig Mies van der Rohe “Less is more” (menos es más).

El deseo de agradar a las clases medias ha inducido a los arquitectos posmodernistas a insertar en sus obras referencias y motivos decorativos de los estilos históricos. Una muestra de ello es el edificio de James Stirling y Michael Wilford para la Staatsgalerie de Stuttgart (1977-1984), donde ciertos elementos coloristas (como los pasamanos o las marquesinas) adornan un edificio que también contiene referencias académicas a la arquitectura clasicista, en concreto a la obra del alemán Friedrich Schinkel. Este carácter populista se opone al espíritu del movimiento moderno, cuyas composiciones austeras sólo puede disfrutar (según los posmodernistas) una escasa elite cultural.

De acuerdo con este razonamiento crítico, la preocupación de las vanguardias históricas por las formas abstractas también olvidaba el papel que desempeñan las asociaciones simbólicas en nuestra percepción de la arquitectura. Estas connotaciones culturales o históricas se han aplicado en la realización de numerosos edificios culturales, como el Museo de Arte romano de Mérida, de Rafael Moneo, la Staatsgalerie de Stuttgart o la nueva ala Sainsbury de la National Gallery en Londres, obra de Robert Venturi y Denise Scott-Brown. Otro argumento fundamental es la valoración del genus loci o genio del lugar, un concepto asociado a los contextos urbano, físico e histórico en los que se inscribe cualquier obra arquitectónica. La ironía sobre los estilos históricos también se aprecia como motivo recurrente del posmodernismo. En el edificio bautizado como Las Escalas del Barroco (París, 1979-1986), de Ricardo Bofill, las fachadas vítreas de los interiores de las viviendas conforman una enorme columnata dórica, rematada por un entablamento gigante de piezas prefabricadas en hormigón armado. Una inspiración semejante se puede encontrar en el Portland Public Service Building (Portland, 1980-1982) de Michael Graves, un edificio de oficinas en el que, sobre una moderna fachada de muro-cortina, se dibujan dos pilastras acanaladas que simulan sostener en lo alto una gigantesca clave. Un caso más complejo es el del proyecto de Robert Stern para la torre del Chicago Tribune, donde las referencias históricas a una columna triunfal dórica se entremezclan con las del conocido proyecto dadaísta que propuso el arquitecto austriaco Adolf Loos en 1922.

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ARTE
La combinación de modernidad con ciertas alusiones irónicas o simbólicas al pasado, distante o próximo, también es una constante estilística en los pintores y escultores del posmodernismo. En la obra de Sandro Chia los colores vivos, las formas distorsionadas y las composiciones de planos manifiestan una raíz moderna, en particular del futurismo italiano. Sin embargo, Chia no emplea estas técnicas para representar escenas fabriles, sino la bucólica vida rural mediterránea. En todo caso, estas referencias mitológicas también, como en el caso de la arquitectura, tienen connotaciones irónicas. En su obra Hijo del hijo (1981, Leo Castelli Gallery, Nueva York), por ejemplo, la figura principal representa un ridículo campesino gigantesco que carga en su saco, no los productos de la tierra, sino tres palos de golf.

Mientras que Chia emplea una figuración estrictamente mediterránea, Mimmo Paladino realiza grabados alegóricos que aluden al cristianismo, a los rituales paganos y a la mitología clásica. Su obra, cargada de simbolismos y múltiples lecturas al igual que la de otros artistas posmodernistas como Guillermo Pérez Villalta, Christopher Le Brun o Patrick Poirer, es difícil de interpretar con claridad, y aparece siempre envuelta en una atmósfera enigmática y oscura.

El gusto del posmodernismo por la figuración clásica ha llevado a muchos críticos a considerar este movimiento como una simple corriente reaccionaria, semejante a la que se produjo durante los regímenes fascistas del la década de 1930. Sin embargo, otros especialistas se inclinan a considerarlo una actitud propia de su época, caracterizada por el escepticismo político, la invasión de la información y la pérdida de inocencia respecto a los mensajes mesiánicos de las vanguardias históricas.

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