Civilización




Civilización china
La dinastía Shang, que se desarrolló en los valles de los ríos Huang He y Yang-tsê, se convirtió en la primera civilización importante de Asia que produjo documentos escritos. Surgió en el siglo XVIII a.C. y gobernó China durante más de 500 años.

Civilización, estado avanzado de una sociedad que posee una unidad histórica y cultural. Este artículo trata de identificar determinadas sociedades que por sus especiales logros son consideradas por los historiadores como civilizaciones independientes. Sus características se analizan en otros apartados de esta enciclopedia.
La perspectiva histórica utilizada para clasificar a una civilización (más que a un país) como una unidad es de origen relativamente reciente. A partir de la edad media, la mayor parte de los historiadores adoptaron un punto de vista religioso o nacional. El punto de vista religioso prevaleció hasta el siglo XVIII entre los historiadores europeos, que consideraban la revelación cristiana como el suceso histórico más importante, tomándolo como referencia para su clasificación. Los primeros historiadores europeos no estudiaron otras culturas más que como curiosidades o como áreas potenciales de actividad misionera. El punto de vista nacional, a diferencia del religioso, se desarrolló a principios del siglo XVI a partir de la filosofía política del estadista e historiador italiano Nicolás Maquiavelo, quien sostenía que el objeto adecuado de estudio histórico era el Estado. El español Francisco de Vitoria, fundador del Derecho internacional, abordó el tema de los derechos de la Corona española en la conquista de América. Sin embargo, los múltiples historiadores que más tarde realizaron la crónica de los estados nacionales de Europa y América sólo estudiaron las sociedades al margen de la cultura europea, para describir su sumisión a las potencias europeas, a su entender más progresistas. Caso aparte es el de los misioneros y teólogos españoles que profundizaron en el conocimiento y análisis de las civilizaciones recién descubiertas, a veces de difícil caracterización.
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LOS SIGLOS XVIII Y XIX
Durante el Siglo de las Luces los historiadores comenzaron a interesarse por otras culturas. En el siglo XVIII, el desarrollo de un punto de vista seglar y de unos principios de crítica racional permitieron al escritor y filósofo francés Voltaire y a su compatriota, el jurista y filósofo Montesquieu, trascender el provincialismo del pensamiento histórico hasta entonces vigente. Pero la aplicación de sus teorías a la historia universal sufrió de sus parcialidades y de las de su cultura. Intentaban despreciar o ignorar costumbres irracionales y partían de la base de que todas las personas son seres inherentemente racionales y, por lo tanto, muy similares, de manera que sus condiciones debían ser válidas para todos los seres humanos, iniciando así la perspectiva eurocentrista de la civilización.
A principios del siglo XIX, los filósofos e historiadores románticos desecharon esta idea. Los filósofos alemanes Johann von Herder y Georg Wilhelm Friedrich Hegel destacaron las profundas diferencias humanas existentes en cuanto a inteligencia y obras según su cultura, lo que supuso el principio del estudio comparativo de las civilizaciones.
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EL SIGLO XX
Según los historiadores modernos, resulta imposible escribir la historia de cualquier país sin tener en cuenta el tipo de cultura a la que pertenece. Afirman que gran parte de la vida de un país está condicionada por su participación en una entidad social a mayor escala, compuesta por una serie de naciones o estados que comparten muchas características con un mismo origen. Es esta entidad social mayor (más cultural que política) la que consideran como verdadero objeto de estudio histórico. Hoy las civilizaciones están cada vez más interrelacionadas, hasta el punto de que ya ninguna de ellas persigue un destino independiente y participan de una civilización mundial común.
A comienzos de siglo algunos historiadores veían importantes características comunes en la historia de las diferentes civilizaciones. El filósofo alemán Oswald Spengler, en su obra La decadencia de Occidente (1918-1922), describe las civilizaciones desde una perspectiva evolucionista y orgánica, es decir, como organismos vivos que pasan a través de las mismas fases en diferentes momentos. El historiador británico Arnold J. Toynbee, desde un determinismo menos estricto que Spengler, en su obra Estudio de la Historia (12 volúmenes, 1934-1961), establece también un patrón uniforme para la historia de las diferentes civilizaciones. Según Toynbee, una civilización puede prolongar su vida de forma indefinida si sabe ir dando una respuesta correcta a los diferentes retos internos y externos que van surgiendo. Sin embargo, muchos historiadores son extremadamente escépticos respecto a las filosofías de la historia derivadas de un supuesto patrón del pasado y evitan basar las predicciones sobre el futuro en estas teorías cíclicas y repetitivas de la historia.
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CLASIFICACIÓN
Los historiadores han encontrado dificultades para delimitar una determinada sociedad y clasificarla como civilización. Utilizan el término civilización para referirse a un número de sociedades pasadas y presentes que manifiestan modelos históricos, culturales y técnicos característicos. Algunas de estas civilizaciones son la de Extremo Oriente, que surgió en China hacia el 2200 a.C. y se extendió hacia Japón hacia el 600 d.C.; la que surgió en la India hacia el 1500 a.C.; la egipcia, hacia el 3000 a.C.; la sumeria, hacia el 4000 a.C., seguida de la babilónica, hacia el 1700 a.C.; la minoica, hacia el 2000 a.C.; la semita, hacia el 1500 a.C.; la olmeca hacia el 1500 a.C.; la grecorromana, hacia el 1100 a.C.; la bizantina, que surgió en el siglo IV d.C.; la islámica, siglo VIII d.C.; las civilizaciones incaica y azteca, que surgieron hacia el siglo XIV d.C., y la occidental, que surgió en Europa occidental a principios de la edad media y que engloba a las sociedades que se han desarrollado en el continente americano a partir del siglo XVI.


Censo




El cuadro de la imagen, El censo, obra realizada por el español Isidoro Martín Gares a finales del siglo XIX o principios del XX, permite reflexionar sobre las características de los censos en dicho momento de la historia, cuando los funcionarios tenían que visitar cada casa del país, para obtener información sobre la población de éste.

Censo (en latín censere, 'evaluar'), término que en un principio se refería al recuento oficial y periódico de la población de un país o de una parte de un país. Designa también el registro impreso de dicho recuento. En nuestro días se llama así a la información numérica sobre demografía, viviendas y actividades económicas de una demarcación.
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HISTORIA
Los primeros censos conocidos fueron elaborados con carácter fiscal o para proceder al reclutamiento militar. Los fragmentos de tablas de arcilla hallados en la antigua Babilonia indican que ya en el año 3800 a.C. se llevaban a cabo para hacer un cálculo aproximado de los futuros ingresos proporcionados por los impuestos. También se sabe que las antiguas civilizaciones china, hebrea, egipcia y griega elaboraban censos. Sin embargo, las enumeraciones no se efectuaron con regularidad hasta que los romanos comenzaron el recuento de los habitantes de su Imperio. Los censos romanos corrían a cargo de los censores locales. Se efectuaban cada cinco años y al principio sólo se llevaban a cabo en Roma, pero en el año 5 a.C. se extendieron hasta cubrir todo el Imperio. Además de ocuparse del registro de la población y de la recaudación de impuestos, el censor se ocupaba también de mantener la moral pública.
Con el predominio del feudalismo durante la edad media, ya no era necesaria la información para la recaudación de impuestos ni el reclutamiento militar, aunque el libro inglés Domesday Book de 1086 se asemejaba a un censo. Hubo que esperar hasta el siglo XVII para que un Estado volviera a intentar realizar un recuento fidedigno de su población. Suecia ha sido mencionada a menudo como país precursor en recoger información sobre sus habitantes. La ley obligaba a sus iglesias a mantener un registro permanente de los nacimientos, muertes y matrimonios de todas las personas que habitaban dentro de los límites parroquiales. Aún se sigue manteniendo esta especie de registro estadístico en Escandinavia, Finlandia, los Países Bajos y Bélgica.
No obstante, el primer censo verdadero de una época más reciente fue elaborado en la colonia de Nueva Francia (actual Quebec), donde el recuento de individuos comenzó en 1665. El aumento de gobiernos democráticos tuvo como consecuencia un nuevo aspecto en el proceso censal: en Estados Unidos el censo de 1790 tenía el propósito concreto de determinar la representación en el Congreso de acuerdo con la población. Este fue el primer censo en el que se expusieron con carácter público las listas con la información recogida.
El año 721 el valí Amheser envió al califa de Damasco una detallada descripción numérica de la península Ibérica. En tiempo de Al-Hakam II y bajo el califato de Abd-el-Numen se realizaron empadronamientos censales. Alfonso VII de Castilla concedió a los mozárabes de Toledo permiso para la formación de un catastro. Las actas de las Cortes de Alcalá de 1348 mencionan diversos empadronamientos. Las de Valladolid de 1351 dispusieron que se redactara el Becerro de las Behetrías, especie de catastro de los señoríos de las villas importantes de Castilla. En 1482 los Reyes Católicos realizaron un censo de sus reinos al que siguió otro después de la conquista de Granada. Años más tarde se llevaría a cabo un recuento de hogares en Cataluña, Navarra, Vascongadas y Valencia.
Felipe II, además de los empadronamientos generales de 1587 y 1594, emprendió bajo la dirección de Ambrosio de Morales una gran obra estadística que al cabo de siete años reunió solamente 636 relaciones de los 13.000 pueblos que existían a la sazón en la península y que se conservan en la biblioteca del monasterio de El Escorial. Tras varios empadronamientos incompletos durante los reinados de Carlos III y Carlos IV, en 1802 se creó una oficina de estadística. El primer censo demográfico de características modernas es el efectuado en 1857 por la Dirección General de Estadísticas. A partir de entonces se realizaría un censo general de población los años terminados en cero, tarea confiada al Instituto Nacional de Estadística (INE) desde su creación en 1945. El INE se encarga también de hacer los censos electorales, de la vivienda y los correspondientes a diversas actividades económicas.
En América Latina, en la época de los monarcas borbones Carlos III y Carlos IV, movidos por un impulso de control burocrático y administrativo, se procedió al levantamiento de censos de población en los virreinatos. Constituyen un importante antecedente histórico de la preocupación censal de los gobiernos nacionales tras la independencia, que tuvieron que enfrentarse a grandes carencias y dificultades.
En la actualidad han mejorado los métodos y formas de realización de los censos en la mayoría de los países.
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EL CENSO MODERNO
Durante el siglo XIX y la primera mitad del XX la práctica del censo se fue extendiendo a todo el planeta. Organizaciones internacionales como las Naciones Unidas han animado a todos los países a adoptar un sistema similar a la hora de efectuar sus censos. Dentro de la larga lista de criterios recomendados por la ONU para elaborar un censo se encuentran: lugar de residencia, estado civil, sexo, edad, hijos, lugar de nacimiento, empleo o situación laboral, ciudadanía, lengua materna, origen étnico o adscripción religiosa, nivel de estudios, población total, distribución de la misma y características de la vivienda familiar. Los censos modernos se suelen llevar a cabo en intervalos de 5 a 10 años, quedando limitada la frecuencia por el coste y el esfuerzo requeridos para la recogida y verificación de los datos. Los cuestionarios son uno de los medios preferidos para recoger información. Los censos se refieren de forma habitual a un hipotético momento del censo, pues algunos de los datos pueden haber cambiado durante el periodo de recogida de información. El uso de las modernas técnicas mediante ordenador permite que la clasificación y la evaluación de los datos sea muy rápida, y muchos censos se publican ahora en CD-ROM, de ahí que la parte que lleva más tiempo en los censos actuales sea la de recogida y procesado de datos.


Cartografía




Mapa mundial del siglo XV
En Génova, probablemente a finales del siglo XV, Paolo Toscanelli realizó este mapa del mundo conocido. Representa el alcance del conocimiento europeo antes del inicio de las grandes exploraciones de la última década del siglo XV. Se puede observar que no se había realizado ningún progreso en la geografía europea desde el siglo II, fecha en la que el geógrafo griego Tolomeo recopiló la información que sirvió de base a este mapa. La línea de la costa mediterránea se reconoce fácilmente, pero la costa del océano Índico resulta inexacta y el interior de Asia y África no va más allá de una mera conjetura. Parece que Toscanelli fue el primero en lanzar la idea de llegar a Asia navegando hacia el oeste, idea que siguió con entusiasmo Cristóbal Colón.

Cartografía, arte y ciencia de trazar mapas.
Fotografía aérea de una ciudad
Las fotografías aéreas sirven para estudiar el terreno y permiten a los ingenieros y arquitectos planificar sus proyectos de construcción futura. También los cartógrafos las utilizan para elaborar precisos callejeros.

“La cartografía es la más científica de las artes y las más artística de las ciencias” (Paul Theroux). “La humanidad ha inventado tres grandes formas de comunicación: el idioma, la música y los mapas. Pero la más antigua de las tres es la cartografía” (Editorial de The Times, 14 de octubre de 1992).
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¿QUÉ ES LA CARTOGRAFÍA?
Estereoscopio de finales del siglo XIX
Este instrumento óptico binocular nos permite observar dos imágenes planas de un mismo objeto que han sido tomadas desde puntos de vista diferentes como si fueran una imagen única en relieve. Los estereoscopios crean una ilusión de profundidad en fotografías bidimensionales llamadas estereogramas. Un estereograma consta de dos fotografías de una misma escena, tomadas desde ángulos ligeramente distintos. Al ser vistas a través de un estereoscopio, ambas imágenes se funden en una única imagen tridimensional. El estereoscopio que se muestra en la fotografía es de finales del siglo XIX, una época en la que los estereoscopios constituían un entretenimiento muy popular en Europa y América del Norte.

La cartografía o trazado de mapas es, al mismo tiempo, un conjunto de técnicas y una materia de estudio académico. La realización de mapas requería tradicionalmente:
1) Saber encontrar y seleccionar la información sobre diferentes aspectos de la geografía a partir de fuentes diversas, para después sintetizar los resultados en un único grupo de datos consistente y preciso.
2) Técnicas y habilidades de diseño con el fin de crear un mapa final que consiga representar con fidelidad la información, para que los lectores, que poseen diferentes grados de habilidad en la lectura de mapas, puedan interpretarlo correctamente.
3) Destreza manual y técnicas de diseño gráfico para simplificar y dibujar la información mediante símbolos, líneas y colores, de modo que el amontonamiento o el desorden sean mínimos y el mapa resulte legible.
Pero los mapas no sólo son creaciones artísticas que muestran las habilidades de sus creadores, sino que son, al mismo tiempo, documentos históricos y sociológicos. Así, los primeros mapas producidos por instituciones cartográficas oficiales, a comienzos del siglo XIX, suponen un archivo de información de vital importancia sobre la evolución del paisaje hasta nuestros días, ya que muestran industrias olvidadas y antiguas líneas de ferrocarril o caminos hoy abandonados. Estos mapas proporcionan pruebas sobre tierras que pueden estar contaminadas debido a la utilización que de ellas se hizo en el pasado. Otro ejemplo en esta línea, aunque más siniestro, es la utilización que se hizo de los mapas en la Alemania nazi con fines propagandísticos, donde los mapas servían para demostrar la ‘amenaza’ que suponían los polacos y los europeos orientales, que estaban “superando en número y rodeando” al pueblo alemán. La realización de mapas y las circunstancias en que se efectuaron son temas de estudio académico, ya que pueden explicar ciertos aspectos de la mentalidad de esa época histórica.
No existe un modo correcto de trazar mapas. El modo depende de las herramientas de las que dispone el cartógrafo, del propósito del mapa y de la base de conocimientos. Sin embargo, sí existen diversos métodos empíricos que pueden servir de guía al cartógrafo.
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DIFERENTES TIPOS DE MAPAS
Información del mapa topográfico
Los mapas topográficos permiten conocer la topografía del terreno a través de sombreados, curvas de nivel u otros sistemas de representación gráfica. Asimismo señalan localizaciones generales, límites administrativos y las características especiales de un área. Este tipo de mapas ofrece muchas ventajas. Por ejemplo, algunos excursionistas utilizan los mapas topográficos para orientarse y planificar sus rutas conscientes de los obstáculos y las señales principales. En la leyenda de cada mapa se indican la escala y los símbolos específicos (ferrocarril, escuelas, carreteras, puentes...) que se emplean en él. Generalmente, el color verde indica la presencia de vegetación, mientras que el blanco se emplea para su ausencia; el azul suele referirse a masas y corrientes de agua. Una serie de isolíneas o líneas que unen igual altitud (en color sepia) reflejan el relieve, por ejemplo las montañas o los valles. Las líneas o curvas de nivel muy juntas indican que el terreno es muy escarpado. Si, por el contrario, las líneas están muy separadas, significa que el terreno tiene poca diferencia altitudinal.

Hay que tener en cuenta, también, que los diferentes tipos de mapas requieren un tratamiento distinto y diferentes técnicas para su realización.
La subdivisión más corriente es la que se realiza entre los mapas topográficos y los mapas temáticos. Los primeros muestran la distribución y asociación espacial de varios rasgos naturales o artificiales del paisaje, como las fronteras, las redes de transporte (carreteras, líneas de ferrocarril, canales, senderos y aeropuertos), los cursos y masas de agua (ríos y lagos), los asentamientos humanos (pueblos y ciudades), la forma y altitud del terreno y otros.

El mapa topográfico

Frente a los mapas topográficos o generales, los mapas temáticos se centran en las variaciones espaciales y en la fisonomía que presenta un solo atributo o en la relación existente entre varios. No hay límites en cuanto al contenido de los mapas temáticos, los cuales pueden reflejar tanto la geología de una zona como el porcentaje de población escolarizada en un tiempo determinado o el resultado de las últimas elecciones generales. Pero esta distinción no tiene mucho sentido, ya que el mapa topográfico es en sí mismo un mapa temático y muchos mapas temáticos podrían incluirse en la categoría de topográficos.
Una distinción más sustancial es la que se realiza entre los mapas de gran y pequeña escala. Los mapas temáticos se realizan generalmente a pequeña escala, donde la exactitud en el posicionamiento del elemento que se representa no es tan importante como reflejar correctamente las características estructurales básicas de distribución de ese elemento en el espacio. Pero cuando el área de estudio es un espacio más concreto, como el de una ciudad, los mapas suelen tener una escala relativamente grande. Éstos muestran un detalle mayor, reflejando, por ejemplo, el tipo de terreno y las propiedades de las fincas. Estos mapas suelen realizarse a escalas entre 1:500 y 1:5.000 y no se necesita generalizar o simplificar mucho la información recogida. El usuario sólo necesita poseer una ligera noción sobre el tipo de proyección que se ha utilizado.

El globo terráqueo

Por el contrario, los mapas de pequeña escala suelen aparecer con unos niveles elevados de generalización o simplificación. Las carreteras y otros elementos pueden llegar a moverse de sitio, con el fin de evitar el amontonamiento de información y facilitar la legibilidad del mapa, siempre que los diferentes elementos que lo componen se hallen a la misma distancia entre sí. En los casos más extremos (mapas de escala 1:1.000.000 y más pequeñas) el resultado es, a menudo, una caricatura que tiene más el valor de una ilustración, ya que resulta muy imprecisa la información cuantitativa que se puede obtener de este tipo de mapas (como, por ejemplo, la distancia entre dos lugares).
La diferenciación entre mapas de pequeña y gran escala es arbitraria y, así, algunos países consideran gran escala a partir de 1:10.000, mientras que para otros sería a partir de 1:25.000.
Los mapas también pueden clasificarse en función del tipo de proyección utilizada. Éste determina tanto la apariencia como las propiedades y fiabilidad del mapa.
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EL NACIMIENTO DE LA NUEVA CARTOGRAFÍA
La antigua cartografía floreció tras la invención de la imprenta. Durante cinco siglos los cartógrafos diseñaron los mapas sobre papel. Los métodos con los que creaban la imagen que iba a ser impresa evolucionaron, desde el grabado sobre arcilla y cobre hasta los trazados en plástico y la creación de las máscaras de color por medio de sofisticadas técnicas fotográficas.
En los últimos treinta años, y sobre todo desde 1990, la situación de la cartografía ha cambiado de forma radical debido a la introducción de ordenadores (computadoras). Los primeros trabajos de este tipo los realizaron meteorólogos y biólogos en Suecia, Gran Bretaña y Estados Unidos. Pero los trabajos más importantes los llevaron a cabo británicos y estadounidenses durante el periodo de 1968 a 1973, extendiéndose más tarde a todo el mundo.
Toda esta labor de investigación dio lugar a cambios significativos que han transformado definitivamente la cartografía. Podemos señalar los siguientes:
1) Los mapas se realizan ahora, generalmente, a partir de las bases de datos informatizadas. El ordenador (computadora) ya no se utiliza sólo para automatizar las técnicas cartográficas de trazado tradicionales, sino que se ha convertido en un instrumento que controla la cantidad y calidad de los datos, los fusiona, selecciona aquellos que puedan resultar de mayor interés y refleja los resultados del modo en que desea el usuario.
2) La adaptación de los resultados a las demandas de los clientes potenciales es algo corriente. Así, en algunos países se ha conseguido que el cliente pueda seleccionar en la pantalla de una computadora un área que le interese y que el mapa adopte la forma que él desee. El mapa se imprime en papel y su contenido dependerá de la elección del usuario y de la escala que escoja entre unos límites aproximados de 1:100 a 1:5.000.
3) Los mapas virtuales son algo común hoy en día. Estos mapas se visualizan en la pantalla y no pueden imprimirse en papel.
4) Los programas de ordenador (computadora) y los datos para realizar este tipo de mapas son cada vez más accesibles al público. Debido a todas estas razones existen ahora más mapas que nunca, y estos mapas los realizan a menudo personas que no tienen ninguna preparación cartográfica.
Algunos de estos mapas se alejan mucho del antiguo estilo de mapa lineal. Las distorsiones geométricas de la fotografía aérea y de las imágenes de satélite pueden corregirse ahora con programas informáticos y obtener una resolución excelente para algunos lugares en los que los mapas anteriores se habían quedado anticuados, por no reflejar los cambios producidos, o para ciertos tipos de paisajes como estuarios y otros humedales.
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SISTEMAS DE INFORMACIÓN GEOGRÁFICA
Receptor GPS
Un receptor GPS (Sistema de Posicionamiento Global) está conectado a una red de satélites artificiales para poder dar al usuario del receptor su localización mediante coordenadas. Algunas unidades GPS pueden cargarse con mapas georreferenciados (basados en un Sistema de Información Geográfica o SIG) con el fin de conocer mejor el lugar donde estamos o trazar rutas a seguir.

En el periodo anterior a 1985 las diferentes funciones de los profesionales de la cartografía topográfica estaban claras. Los geodestas realizaban lecturas detalladas con instrumentos y computaban los elementos que definían la forma básica del paisaje. A partir de esta información, los topógrafos completaban los detalles en el terreno y los operadores de fotogrametría proporcionaban un mapa previo utilizando la fotografía aérea. Los cartógrafos reconducían sus esfuerzos y presentaban todos estos datos de manera atractiva, al tiempo que comunicaban la información de forma efectiva evitando cualquier tipo de ambigüedad. Otros especialistas, como los geólogos, utilizaban estos mapas como base sobre la cual volcaban aquellos detalles que tenían interés para ellos.
Sin embargo, en la última década esta estructura se ha visto trastocada por la utilización de las nuevas tecnologías; la mayor parte del trabajo que exigía un cierto nivel de destreza ha ido desapareciendo debido a la información proporcionada por los satélites del Sistema de Posicionamiento Global (GPS) y debido a los nuevos equipos de medición geodésica. Se han construido bases de datos en los programas de las computadoras que les permiten producir mapas con una calidad, legibilidad y rapidez superiores a las que se obtenían con antiguas técnicas.
El uso generalizado de los ordenadores o computadoras ha dado paso al desarrollo de un nuevo grupo de instrumentos denominados Sistemas de Información Geográfica o SIG. El primero se creó en Canadá en 1965 con el fin de realizar un inventario sobre la fauna y flora de todo el país. Actualmente, existen muchos miles en funcionamiento en el mundo y su número está creciendo aproximadamente un 20% anual.

Imagen de satélite de Europa
En esta imagen, captada desde un satélite, se aprecia con claridad la variada orografía del continente europeo, así como los numerosos entrantes creados por los mares que bañan sus costas.

La información que se puede pedir o a la que puede responder un SIG es infinita, si se consideran todos los aspectos relacionados con la realidad física y las diferentes actividades humanas. Sin embargo, sería útil resumir sus posibilidades diciendo que es capaz de responder a los siguientes tipos de preguntas:
1) Preguntas puntuales, ¿qué hay en...?: por ejemplo, ¿qué tipo de suelo existe en la latitud X, longitud Y? o ¿cuál es la población de un distrito o circunscripción electoral?
2) Dirección, ¿cómo puedo ir desde... hasta...?: por ejemplo, dame instrucciones detalladas para ir conduciendo desde la calle Alcalá, en Madrid, hasta la Place de la Concorde, en París.

Imagen SIG
Un Sistema de Información Geográfica (SIG) es un sistema informático que sintetiza, analiza y representa muchos tipos diferentes de datos geográficos de una forma comprensible. Esta imagen generada por SIG muestra las localizaciones de las industrias que emiten productos químicos tóxicos en el condado de Los Ángeles en Estados Unidos (representadas por puntos negros). Esta imagen se ha combinado con otra que posee datos de las regiones censadas (coloreadas con un código de color acorde con la distribución y tamaño de los distintos grupos étnicos y raciales del área) según los datos de la oficina del censo de Estados Unidos. La imagen se creó como parte de un estudio llevado a cabo por la Universidad de California en Santa Bárbara para examinar las relaciones entre la contaminación, raza y modelos residenciales. La imagen ilustra cómo un SIG puede combinar y representar claramente muchos tipos de información para una determinada área geográfica.

3) Localización, ¿dónde está... verdadero/falso?: por ejemplo, ¿en qué parte del país o del mundo puedo encontrar cultivos del tipo A que crezcan en los suelos de tipo X?
4) Evolución, ¿qué ha cambiado desde...?: por ejemplo, ¿cuánto ha cambiado la extensión de la selva en los últimos 20 años?
5) Condición para localización, ¿qué pauta espacial existe?: por ejemplo, ¿dónde se produce la mayor concentración de mortalidad infantil debida a un tipo de cáncer determinado?
6) Previsiones, ¿Qué pasaría si...?: por ejemplo, ¿qué pasaría si añadimos otra carretera secundaria a la autopista que rodea la capital?, ¿cuánto se incrementaría el tráfico y dónde tendrían lugar los cambios?
Pero la verdadera ventaja de los SIG es que son los únicos instrumentos que pueden juntar la información geográfica que se han recogido de forma independiente por diferentes instrumentos (digitalizando, con bases de datos, escáner, etc.) y desde diferentes organizaciones, que tradicionalmente elaboraban esa información sólo para sus propios fines. Los SIG superponen capas con un tipo de información determinada en cada una de ellas, registrando las características de áreas comunes. Si existen dos grupos de datos de un país, como por ejemplo suelos o productividad de los cultivos, tenemos una combinación. Sin embargo, si existen 20 grupos de datos diferentes tendríamos 120 pares de combinaciones y más de un millón de combinaciones en total. Gracias a estos sistemas podemos fusionar todas las capas en una sola y, así, utilizarse para muchos más fines que si estuvieran recogidos en bases de datos independientes.
Pero, ¿qué supone esto para la cartografía? En primer lugar constituye un verdadero desarrollo para las organizaciones cartográficas estatales, ya que asegura que sus datos se utilizarán con mayor amplitud. Pero los efectos del SIG van mucho más allá. Por ejemplo, el mapa tradicional, aunque contiene grandes cantidades de información y es más apto para la utilización sobre el terreno, presenta dificultades a la hora de extraer de él diferentes tipos de información y de combinar ésta para darle un sentido y adaptarse a las necesidades individuales. Por otro lado, el mapa sigue siendo el mejor método de representar las variaciones geográficas de un modo que pueda ser comprendido con rapidez por diferentes personas. La combinación de un SIG, “instrumento para explorar, seleccionar y analizar la información”, con la cartografía automatizada está asegurando la rápida expansión de los mapas, aunque la mayoría de éstos ni los realizan los cartógrafos ni se realizan ya sobre papel. 


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