El invento de la Literatura japonesa




La historia de Genji
Escrita por la japonesa Murasaki Shikibu en el siglo XI, está considerada como la obra capital de la literatura japonesa y la primera novela propiamente dicha de la historia. En esta escena del capítulo Asagao, el príncipe Genji acaba de regresar de una frustrante visita al palacio de su amante, la princesa de la Gloria Matutina. Mientras conversa sobre sus otras amantes con su esposa favorita, contempla cómo sus criadas juegan en la nieve. La novela está repleta de ricos retratos de la refinada cultura del Japón del periodo Heian, que se entremezclan con agudas visiones de la fugacidad del mundo.


Literatura japonesa, literatura escrita por japoneses tanto en lengua japonesa como en lengua china. El presente artículo se ocupa principalmente de las obras en lengua japonesa.
La literatura japonesa ante todo se desarrolló en forma de novela, poesía, ensayo y teatro (véase Teatro japonés). Este desarrollo se divide habitualmente en los periodos Yamato, Heian, Kamakura–Muromachi, Edo y moderno; los cuatro primeros se llaman así de acuerdo con la sede del centro administrativo japonés principal de la época.
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PERIODO YAMATO
(desde las épocas arcaicas hasta fines del siglo VIII d. C.). Aunque no existía literatura escrita antes del siglo VIII, en los siglos anteriores se compusieron un número considerable de baladas, rezos rituales, mitos y leyendas. Posteriormente estas composiciones fueron recogidas en Kojiki (Relación de cuestiones antiguas, 712), obra fundamental escrita por O no Yasumaro en una lengua que no era todavía japonés, pero ya tampoco chino, resultado de un esfuerzo considerable de adaptación de la grafía china y la sintáxis japonesa, y en Nihon Shoki o Nihongi (Crónica del Japón, 720), escrita en chino. Estas obras son las primeras historias de Japón y explican el origen del pueblo japonés, la formación del Estado y la esencia de la política nacional. Aunque las dos obras parten de los mismos materiales míticos e históricos, Kojiki está destinada a los japoneses, mientras que Nihon shoki, que muestra influencia del pensamiento chino, tiene una perspectiva más amplia.
Una poesía lírica que surgió a partir de las primitivas baladas incluidas en estas obras quedó recogida en la primera gran antología japonesa, la Manyoshu (Colección de diez mil hojas), realizada por el poeta Otomo no Yakamochi después del 759. En esta antología se utiliza un silabario primitivo, conocido como manyo-gana, en el que los caracteres chinos sirven como símbolos fonéticos de las sílabas, en vez de palabras. Las dos formas poéticas más importantes de la antología son el choka (poema largo), consistente en versos alternos de cinco y siete sílabas, seguidos por un verso final de siete sílabas al que se añaden uno o más hankas (envíos) y el tanka (poema breve), consistente en 31 sílabas, escritas en cinco versos según un esquema de cinco, siete, cinco, siete y siete sílabas. El tanka se convirtió en la forma poética japonesa más importante, manteniendo su vitalidad hasta el periodo moderno, mientras que el choka perdió pronto popularidad. El poeta más importante del Manyoshu es Kakinomoto no Hitomaro, que utilizó libremente todas las formas de versificación. El estado de ánimo que se impone en la antología es el de makoto (verdad o sinceridad), el compromiso total de la persona.
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PERIODO HEIAN

(fines del siglo VIII-fines del siglo XII). A finales del siglo VIII la sede del gobierno se trasladó a Heian (actualmente Kioto), y surgió un nuevo tipo de literatura entre la sociedad aristocrática de la corte. La creación de silabarios japoneses en este siglo contribuyó tanto al desarrollo de la prosa como al de la poesía. La Kokinshu (Colección de poemas antiguos y nuevos, 905) refleja claramente el cambio de actitud desde aquella sinceridad personal, que caracterizó al periodo anterior, a una de empatía con la esencia de las cosas, un lazo que unía la naturaleza y los seres humanos. El compilador principal, Ki no Tsurayuki (fallecido hacia 945), que proporcionó las bases del canon para la poética japonesa en el prefacio, era también un excelso poeta, y sus obras se incluyen en la antología. La mayoría de los poemas, sin embargo, pertenecen a periodos anteriores. Ki no Tsurayuki es conocido también como autor del diario Tosa nikki (Diario de Tosa, 935), que es el primer ejemplo de un importante género literario japonés, el diario literario. La obra narra su viaje de vuelta a Kioto desde la provincia de Tosa, e incluye conmovedoras referencias a una hermana que murió allí.
La literatura de comienzos del siglo X aparece, bien en forma de cuentos de hadas como Taketori monogatari (El cuento del cortador de bambú), o bien de poemas-cuentos como los Ise monogatari (Cuentos de Ise, c. 980). Las obras principales de la literatura del periodo Heian aparecieron a fines del siglo X y comienzos del XI, en especial Genji monogatari (Cuentos o Historia de Genji, c. 1010), de Murasaki Shikibu, y Makura no soshi (El libro almohada, que había que entenderlo como ‘Notas de cabecera’), de Sei Shonagon, otra dama de la corte. La Historia de Genji, un detallado retrato panorámico de la vida en la corte, se puede considerar la primera novela importante de la literatura mundial. También incluye muchos tankas escritos por los personajes en diversas situaciones. La novela presenta en 54 extensos capítulos la vida y amores del príncipe Genji y de Kaoru, su supuesto hijo. Se va haciendo cada vez más profunda, sobre todo en los últimos capítulos, muestra de la intensidad de la historia y del perfeccionamiento y dominio de la narración por parte de la autora. El libro almohada, la primera de las dos obras clásicas, es una colección de apuntes ingeniosos y a menudo brillantes que revelan el aspecto más mundano de la misma sociedad cortesana.
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PERIODO KAMAKURA-MUROMACHI
(fines del siglo XII-siglo XVI). El colapso del sistema feudal en Japón culminó con la derrota del clan Taira por parte del clan Minamoto, que estableció el gobierno en Kamakura en 1192. Desde fines del siglo XII hasta comienzos del XVII, Japón estuvo en un estado casi permanente de guerra y desorden. Las figuras dominantes en la sociedad japonesa eran los samuráis, o guerreros, que llevaban una vida de acción, y el monje budista, que dedicaba su vida a la contemplación (véase Budismo).
La primera de varias antologías imperiales de poesía, la Shin kokinshu (Nueva colección de poemas antiguos y modernos, 1205), recopilada por Fujiwara Teika, refleja el cambio de actitud nacional y literaria a un estado de ánimo melancólico y solitario. Los eruditos japoneses utilizan el término de yugen (misterio y profundidad), que tiene claras referencias religiosas, para caracterizar toda la literatura de este periodo. Uno de los poetas principales de esta antología es una figura religiosa, el monje Saigio. La derrota del clan de los Taira por el de los Minamoto se convirtió en el argumento de la obra en prosa más famosa del periodo, los Heike monogatari (Cuentos de Heike, c. 1220), escritos por un autor anónimo. Relato de mi choza (1212) son reflexiones filosóficas escritas a modo de diario por Kamo no Chomei, con unas secciones finales de gran importancia literaria. Ensayo en ocio (1340), de Kenko Yoshida, recuerda El libro almohada, pero con un estado de ánimo más melancólico que refleja indudablemente un lamento ante los conflictos de la época. El tipo de narrativa más importante de este momento fueron los otogizoshis, colecciones de relatos de autores anónimos.
El desarrollo poético fundamental del periodo posterior al siglo XIV fue la creación de rengas, o versos unidos, una forma sometida a muchas reglas. Tres o más poetas colaboraban en la composición de un extenso poema, consistente en estrofas alternas, una que contenía versos de siete, cinco y siete sílabas, y la otra dos versos de siete sílabas cada uno. El más grande maestro de esta forma, Sogi, y sus discípulos Shohaku y Socho, compusieron juntos el famoso Minase sangin hyakuin (Un centenar de estrofas de tres poetas de Minase) en 1488.
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PERIODO EDO
(siglo XVII-1868). Con la paz, que tuvo lugar en 1603 bajo la dinastía Tokugawa, que estableció la sede del gobierno en Edo (actualmente Tokio), floreció el comercio y las ciudades prosperaron, originando una clase de comerciantes que pronto creó su propia literatura: una prosa obscena y mundana de un carácter radicalmente diferente al de la literatura del periodo precedente.
La figura más importante del periodo fue Ihara Saikaku. Hombre lascivo y sin linaje (1682) es una brillante obra de literatura erótica, en prosa, llena de humor y agudeza que presenta una visión panorámica de la vida sensual de la sociedad de mercaderes. En el siglo XVIII hubo muchos escritores que imitaron a Saikaku, pero ninguno igualó sus logros. En el siglo XIX fue famoso un escritor en prosa importante, si bien limitado, Jippensha Ikku (c. 1765-1831). Es autor de Tokaidochu hizakurige (1802-1822), que es una obra picaresca deliciosa que relata las desventuras de dos pícaros.
El haiku, una composición de 17 sílabas, se perfeccionó durante este periodo. Probablemente la mayor conquista estética japonesa en el terreno de la literatura, se puede describir como la esencia destilada de la literatura, y refleja la influencia del zen, una forma de budismo que adquirió gran importancia en el Japón de esta época. Tres poetas destacan por sus haikus. El primero es el monje Basho, que viajó a regiones remotas del país, componiendo de acuerdo con las circunstancias, de modo que su poesía aparece dentro de sus relatos de viajes, aunque las partes en prosa también son importantes. Se le considera el mayor de los poetas japoneses por su sensibilidad y profundidad y es especialmente famoso por su Senda hacia tierras hondas (1694; traducido por el escritor mexicano Octavio Paz, en 1970, —de las versiones francesa e inglesa y con ayuda de un japonés— como Sendas de Oku). El segundo es Yosa Buson, cuyos haikus expresan su experiencia como pintor. El tercero es Kobayashi Issa, un poeta de origen humilde, que obtuvo su material de la vida campesina. La poesía cómica, en una diversidad de formas, floreció también en el periodo Edo.
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PERIODO MODERNO
(1868 hasta la actualidad). Durante el periodo moderno los escritores japoneses han recibido la influencia de otras literaturas, principalmente occidentales, y han utilizado muchos conceptos literarios y muchas técnicas extranjeras en prosa y poesía.
6.1
Siglo XIX
El humorista Kanagaki Robunis fue una figura de transición que trató inútilmente de adaptarse a una nueva edad, pero que básicamente se mantuvo dentro del estilo cómico del periodo Edo. Las traducciones de la literatura occidental, al principio fundamentalmente de obras de autores ingleses, proporcionaron ímpetu a la novela política, un género interesante, aunque no de gran calidad literaria que se impuso a finales de siglo. Reunión con dos mujeres, de Tokai Sanshi, es una obra extravagante y humorística que sigue los viajes y avatares de un joven político japonés. La esencia de la novela (1885), del escritor Tsubuochi Shoyo, defiende un arte de la prosa enraizado en el realismo, según el modelo occidental. El paso siguiente hacia la modernización fue La nube errante (1887), de Futabatei Shimei, la primera novela seria en lenguaje coloquial.
La Kenyusha (Sociedad de los amigos de la tinta), una sociedad literaria fundada por el novelista y poeta Ozaki Koyo, fue importante en la vida literaria japonesa en los años posteriores a 1890. La sociedad influyó en la creación de una literatura nueva que mantenía valores estéticos tradicionales aunque incorporara técnicas occidentales. Un escritor joven de esta tendencia, Higuchi Ichiyo, traza con destreza la psicología de los niños y los jóvenes enamorados en bastante relatos; Haciéndose mayor (1896) se considera su obra maestra.
6.2
Siglo XX
Aklira Kurosawa
El director de cine japonés Akira Kurosawa recibió en 1990 el Oscar a toda una vida dedicada al cine. Kurosawa mezcla elementos del arte y la cultura japoneses con una tensión dramática y belleza visual que es admirada por espectadores de todo el mundo. Entre sus obras más conocidas figuran adaptaciones de obras literarias, entre ellas, Rashomon, de Akutagawa Ryunosuke.


La novela naturalista francesa atrajo a los escritores japoneses jóvenes, que pronto crearon un naturalismo propio con menos contenido social y una mayor subjetividad. La figura principal de este estilo naturalista es Shimazaki Toson, cuya La transgresión del mandamiento (1906), que describe la confesión de un joven marginal, estableció con firmeza el movimiento.
Otras dos figuras importantes, Mori Ogai y Natsume Soseki, se mantuvieron alejados de esta tradición francesa dominante. Mori Ogai se inspiró en la literatura alemana; escribió poesía, teatro, novela y biografías históricas. Probablemente su mejor obra sea Patos salvajes (1911-1913), que examina con una gran lucidez los sentimientos de una muchacha que se ve obligada a ser amante de un usurero. Natsume Soseki era especialista en literatura inglesa antes de dedicarse a la escritura de creación. Su logro monumental en la novela psicológica le convierte indudablemente en uno de los más grandes escritores que haya producido Japón en los tiempos modernos. En sus obras escritas entre 1905 y su muerte, en 1916, creó un mundo literario que constituye una denuncia directa del egoísmo moderno. Su última obra incompleta, Luz y tinieblas, puede que sea la única novela moderna japonesa, que en alcance y profundidad, se asemeja a los maestros rusos.
En el periodo de 1910 a 1930, Akutagawa Ryunosuke, discípulo de Natsume Soseki, creó una forma de relatos perfectamente estructurada y depurada. Rashomon (1915), que fue convertido en una famosa película, dirigida en 1950 por Kurosawa, es uno de sus cuentos más conocidos.
Yukio Mishima
Las obras del novelista japonés Yukio Mishima reflejan su profundo pesar por la esterilidad espiritual de la sociedad japonesa del siglo XX. Tanto en su vida como en sus escritos, expresó su nostalgia por los valores fuertes y la poderosa unidad cultural de la sociedad japonesa tradicional. En la que sería su última protesta contra la sociedad contemporánea, se suicidó ritualmente en 1970.


La dominación militarista impuesta sobre la vida japonesa en la década de 1930 estuvo a punto de ahogar la literatura, aunque unos cuantos escritores se refugiaron en un esteticismo que no planteaba problemas. Kawabata Yasunari, que obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 1968, y Tanizaki Junichiro se cuentan entre los autores que emergieron de la II Guerra Mundial y continuaron perfeccionando su estilo. Sus obras más conocidas son País de nieve (1947), del primero, y Hay quien prefiere las ortigas (1929), del segundo.
Otro escritor japonés de la posguerra altamente considerado es Yukio Mishima, que escribió novelas, obras de teatro y relatos donde deja constancia de su desesperación por la occidentalización de su país y su deseo de un retorno a las épocas antiguas más nobles. Entre sus atrayentes obras está su primera novela, parcialmente autobiográfica, Confesiones de una máscara (1949), y su tetralogía El mar de la fertilidad (1970), una historia épica del Japón moderno. Mishima estaba obsesionado por la muerte y cometió un harakiri ritual.
Abe Kobo es otro interesante escritor de este periodo. Su novela influida por el existencialismo y el teatro del absurdo, La mujer de la arena (1962) es de sobra conocida. También destaca Oé Kenzaburo, que obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 1994. Entre sus novelas de denuncia del militarismo japonés, destaca La presa (1959). En Una cuestión personal (1964) aborda las relaciones con su hijo, logrando una de las grandes narraciones de este siglo.
Aunque durante el periodo moderno la poesía ha sido menos importante que la prosa, Masaoka Shiki merece una mención como creador de formas modernas de tanka y haiku. Desde finales del siglo XIX se ha producido un vigoroso movimiento en favor de la creación de poesía al estilo occidental, y han surgido varios excelentes poetas dentro de este género.
A partir del final de la II Guerra Mundial, y gracias sobre todo a especialistas estadounidenses, entre los que destaca Donald Keene, la literatura japonesa ha llegado a ser reconocida como una de las más vitales de la literatura mundial.
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