El invento del juego de pelota Tlachtli





Yagul

A unas decenas de kilómetros al sureste de la ciudad mexicana de Oaxaca de Juárez se encuentran las ruinas de una antigua ciudad mesoamericana de origen zapoteca, Yagul, posteriormente absorbida por los mixtecos. Uno de sus más notables edificios es este enorme tlachtli o juego de pelota.
Tlachtli o Juego de pelota, actividad practicada por las antiguas culturas precolombinas de México con un sentido religioso y ritual, que con el tiempo se despojó de su contenido cruento para pasar a dirimir conflictos locales o incluso para efectuar apuestas. No todas las canchas eran iguales ni tampoco la iconografía relativa a este juego, pero presentan una serie de características que permite hablar de una unidad en toda Mesoamérica. Todavía hoy existe en México una versión moderna del tlachtli, cuya esencia es lúdica y deportiva.
El tlachtli se jugaba con una bola maciza de caucho, a la que se debía golpear, fundamentalmente, con muslos y caderas. Los perdedores eran decapitados. Algunos historiadores sitúan sus orígenes en el 3500 a.C., y recientes investigaciones arqueológicas fechan entre el 1400 y el 1250 a.C. la construcción de escenarios para su práctica. De este modo, se detecta la existencia del juego ya en el preclásico medio; en el periodo clásico disminuyó el número de canchas, aunque al final de esta etapa se inició de nuevo su construcción, de tal manera que todas las ciudades importantes contaban al menos con una. En 1981 se conocían 651 canchas en Mesoamérica; en la actualidad superan las 1.500.
El juego en sí, conocido como tlachtli en lengua náhuatl, como pok-ta-pok en maya o taladzi en zapoteca, era una actividad religiosa en sus inicios que servía para conocer los designios de los dioses. Se disputaba sobre una superficie en forma de I mayúscula, limitada por muros verticales. En el centro, los jugadores situaban un anillo de piedra, por el que se intentaba introducir la pelota. Los jugadores portaban sobre el taparrabos un cinturón de cuero, protecciones para muslos, caderas y rodillas, y un guante. Algunos grabados indican también la práctica del tlachtli con atavíos lujosos. La pelota se conseguía a partir del látex de diferentes especies vegetales, tenía un diámetro de unos 12 cm y se fabricaba de forma masiva. Se supone que el número de jugadores variaba en las diferentes culturas. Existen grabados y pinturas que representan equipos de dos, cuatro, cinco y seis jugadores, que la noche anterior a los partidos hacían una especie de penitencia, y que para el encuentro se situaban alineados unos frente a otros. Se puntuaba haciendo tocar la pelota contra las partes no autorizadas para el juego del cuerpo del adversario o haciéndola rebotar por encima de la muralla lateral. Quien lograba introducirla por el anillo central lograba la victoria de forma automática. Los campos de juego se construían junto a los templos, siendo el ejemplo más espectacular y mejor conservado el situado en la ciudad maya de Chichén Itzá. Los conquistadores españoles y la Inquisición prohibieron el juego por considerarlo una adoración a divinidades indígenas.
Con respecto al simbolismo del juego y su iconografía, mucho se ha discutido: podría tratarse de un símbolo del fuego, de la fertilidad o estar relacionado con otros factores ceremoniales, astrales o bélicos. El juego simboliza la lucha de los contrarios (la cancha es una herida en la tierra, una entrada al inframundo, y a la vez, una posibilidad de renacimiento) y también, el sostenimiento del cosmos a través de sacrificios.
Toda una serie de símbolos y relieves ilustran los muros de las canchas: mariposas (como símbolo de la transformación), sapos, tortugas y cocodrilos (animales capaces de vivir en el agua y en la tierra), jaguares (como excelente nadador que se alimenta además de tortugas) o plantas alucinógenas (lo cual induce a pensar que fueron usadas para acceder a otro estadio de realidad). Aparece además otro símbolo, el ollín, que representa el movimiento y el equilibrio de los contrarios, el equivalente al yin y yang chino.


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