El invento de la Vuelta Ciclista a España




Desde 1955, y por un periodo próximo a los 25 años, El Correo Español-El Pueblo Vasco se hizo cargo de la organización de la prueba. Debido a ello, ésta tuvo durante varios años la salida y la meta en Bilbao. En el transcurso de los primeros cinco años de esa nueva etapa tuvo lugar la rivalidad entre el ganador de 1957, Jesús Loroño, y Federico Martín Bahamontes, segundo en esa edición y vencedor del Gran Premio de la Montaña (galardón que reeditó en 1958). En 1959 (primer año en que los equipos corrieron por marcas patrocinadoras), Il Campionissimo, Fausto Coppi, participó por última vez en la Vuelta, aunque sólo se mantuvo 14 días en carrera.
A lo largo de la década de 1960 aumentó el número de triunfos absolutos de ciclistas extranjeros, destacando la ya citada victoria de Anquetil en 1963 (en su primera participación, el año anterior, había sufrido una aparatosa caída en la tercera etapa que le dejó sin posibilidades), así como las de Rudi Altig (1962), Raymond Poulidor (1964) y Felice Gimondi (1968). En la Vuelta de 1969 se reveló uno de los corredores españoles más imprevisibles de todos los tiempos: Luis Ocaña. Vencedor de una edición, la de 1970, Ocaña fue especialmente apreciado en España por la rivalidad que mantuvo con el gran dominador del ciclismo mundial de aquella época, Eddy Merckx. El belga ejerció una hegemonía absoluta en la Vuelta de 1973: se impuso en la clasificación general individual, en la clasificación por puntos y en la clasificación de Metas Volantes, y fue segundo en la del Gran Premio de la Montaña. Otros ciclistas foráneos que triunfaron en los últimos años de la década de 1970 y los primeros de la de 1980 fueron el francés Bernard Hinault (1978 y 1983) y el holandés Joop Zoetemelk (1979). No obstante, la década de 1970 también fue pródiga en éxitos españoles: José Manuel Fuente (El Tarangu venció en las ediciones de 1972, en la que también lideró el Gran Premio de la Montaña, y 1974), Agustín Tamames (1975), José Pesarrodona (1976) y Faustino Rupérez (1980).
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PERIODO DE APOGEO
Óscar Freire
El ciclista español Óscar Freire (en el centro, vistiendo el maillot arco iris de campeón del mundo) levanta los brazos victorioso tras imponerse a los italianos Giovanni Lombardi (izquierda) y Cristian Moreni (derecha) en el sprint final de la cuarta etapa de la Vuelta a España de 2000, disputada el 29 de agosto entre Valdepeñas y Albacete.


En 1979, El Correo Español-El Pueblo Vasco abandonó la organización de la carrera, encargándose de la misma el presidente de la Federación Española de Ciclismo, Luis Puig. A partir de ese momento, y desde que poco después comenzará a ser patrocinada por Unipublic, la Vuelta Ciclista a España conoció sus momentos de mayor popularidad. Su nivel de competitividad se incrementó al convertirse en cita obligatoria de las grandes estrellas del pelotón internacional; en medios especializados llegó a discutirse largo y tendido sobre su posible primacía respecto al Giro de Italia. Y eso a pesar de que en la edición de 1982, que coincidió con la celebración en España de la fase final de la Copa del Mundo de fútbol, el dopaje privó de la victoria al que había sido vencedor de la carrera, Ángel Arroyo, en beneficio de Marino Lejarreta. Uno de los elementos que explican el apogeo adquirido por la Vuelta en esos años es la figura de Pedro Delgado. El segoviano ganó en 1985 y, tras las victorias del también español Álvaro Pino (1986), del colombiano Lucho Herrera (1987) y del irlandés Sean Kelly (1988), repitió su primer puesto en 1989. Un año antes también había pasado a formar parte de la lista de ganadores del Tour y logró que el ciclismo alcanzara en España unas dimensiones hasta entonces desconocidas. El eco de la importancia de Delgado se amplifica si se tiene en cuenta la gran generación de ciclistas españoles a la que perteneció, en la que también figuraron nombres como los de los citados Lejarreta y Pino, Julián Gorospe, Pello Ruiz Cabestany o José Luis Laguía (vencedor en tres ocasiones consecutivas del Gran Premio de la Montaña).
Roberto Heras
Roberto Heras alza los brazos al imponerse en la vigésima jornada de la Vuelta Ciclista a España de 2000. Heras conservó el jersey oro con que aparece en la imagen hasta el último día de la competición, y logró su primer triunfo en la gran ronda por etapas de su país.


La Vuelta se caracterizó durante la década de 1990 por una notable ausencia, la del gran dominador del ciclismo internacional de esos años: Miguel Induráin (sólo al final de su trayectoria el campeón navarro regresó, sin grandes resultados, a competir en ella). Otras notas características fueron los cambios habidos tanto en lo referente a su recorrido geográfico (algunas etapas se desarrollaron en territorio francés e incluso, en 1997, la prueba partió de la ciudad portuguesa de Estoril) como en lo que respecta a sus fechas de celebración (el calendario internacional obligó a que, desde 1995, se disputara en el mes de septiembre y no en el de abril).
Fueron años de dominio extranjero, marcados por las tres victorias consecutivas del suizo Tony Rominger (1992, 1993 y 1994), la del francés Laurent Jalabert (1995), las dos del también suizo Alex Zülle (1996 y 1997) y la del alemán Jan Ullrich (1999). Únicamente Melchor Mauri (1991) y Abraham Olano (1998) interrumpieron esa racha. Sin embargo, el cambio de siglo invirtió la tendencia y, gracias a los triunfos de Ángel Casero (2001), Aitor González (2002) y Roberto Heras (2000, 2003 y 2004), los ciclistas españoles reaparecieron en el cuadro de honor. Heras subió también al escalón más alto del podio de Madrid en 2005, pero la que era su cuarta victoria (que le convirtió, por algún tiempo, en el primer tetracampeón de la Vuelta) estuvo marcada por un controvertido hecho que reproducía las circunstancias que ya se desarrollaran en 1982: el positivo por dopaje del que ya había sido declarado ganador de aquella ronda tuvo como consecuencia su posterior descalificación, por lo que fue el ruso Dennis Menchov (segundo en la clasificación general) quien pasó a ocupar su puesto en el palmarés de la competición. En 2006, el cerrado duelo entre Aleksandr Vinokourov y el español Alejandro Valverde se decantó finalmente del lado del kazako. Al año siguiente, Menchov se adjudicó su segundo triunfo absoluto.


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