El invento del Cine negro






Escena de Forajidos
Este fotograma pertenece a la película Forajidos (1946), del director alemán Robert Siodmak, interpretada, entre otros, por Burt Lancaster y Ava Gardner. Considerada una de las obras maestras del cine negro, está basada en un relato de Ernest Hemingway titulado Los asesinos.



Cine negro, término utilizado por la crítica para describir un ciclo de películas americanas que comenzó con El halcón maltés (1941), dirigida por John Huston. Estas películas tienen un aire de pesimismo fatalista y transcurren en una sociedad violenta, corrupta y falsa que amenaza al héroe y a veces también a otros personajes. Incluso cuando el protagonista logra sobrevivir, como en el caso de Sam Spade (interpretado por Humphrey Bogart) en El halcón maltés, persiste una sensación de derrota: Spade tiene que entregar a la policía a la mujer que ama ya que está acusada de asesinato (esta obsesión por la ‘mujer fatal’, peligrosa o aparentemente peligrosa, a menudo apoyada por otro hombre joven y guapo, es típica del cine negro). Lo mismo ocurre con Mildred (Joan Crawford), que aunque logra reunirse con su primer marido al final de Alma en suplicio (1945), dirigida por Michael Curtiz, tanto de la narrativa de la película como de la composición de la imagen final se desprende una sensación de fracaso.
El término cine negro al principio tuvo una connotación crítica y analítica y durante muchos años no despertó el interés de la industria cinematográfica. Cuando se estrenó Alma en suplicio fue clasificada y comercializada como melodrama. El concepto estaba asociado a un estilo visual fuerte y característico que, sin embargo, también presentaban películas de otros géneros. Así, la crítica no sabía si considerar a este tipo de cine como un género, un estilo o un movimiento. Los cambios en la forma de pensar de la industria en las dos últimas décadas han zanjado esta disputa académica. Los directores ahora deciden realizar películas negras, los distribuidores las comercializan y los canales de televisión las emiten en ciclos retrospectivos. En 1990, cuando se estrenó la película Labios ardientes de Dennis Hopper, éste afirmó que “el cine negro era el favorito de todos los directores”. De forma similar, el director Valeri Todorovski califica a su Katia Ismailova (1993) como “una de las primeras películas negras rusas”, desautorizando así la afirmación purista, realizada en 1972 por el guionista y director Paul Schrader, de que el cine negro había finalizado con la película Sed de mal (1958), dirigida por Orson Welles.
Las películas originales se caracterizaban por una iluminación tenebrosa en claroscuro, escenas nocturnas a veces por calles de pavimento húmedo y resbaladizo, el uso de sombras para realzar la psicología de un carácter (planos de sombra en la cara que sugerían el lado oscuro no revelado de la personalidad) o la situación narrativa (por ejemplo, sombras en forma de reja que daban sensación de estar atrapado), un marco claustrofóbico y composiciones desequilibradas. Algunos de estos efectos eran especialmente impactantes en blanco y negro. Sin embargo, recientemente algunas películas en color como Taxi Driver (1976), dirigida por Martin Scorsese, Hunter (1986) de Michael Mann y Labios ardientes, han conseguido alcanzar estos mismos efectos expresivos gracias a una iluminación y una escenografía especiales.
El cine negro está considerado, por lo general, como el resultado de una fusión entre el cine de terror de la década de 1930 de la Universal Pictures y el subgénero de ladrones y policías, aunque este último no ponía de manifiesto una preocupación por los orígenes sociales del crimen. Los relatos están basados en las novelas policiacas de Dashiell Hammett, Raymond Chandler, Cornell Woolrich y James M. Cain. Sin embargo, estudios recientes han demostrado la existencia de vínculos entre el movimiento poético realista de la década de 1930 en Francia y el cine negro de Hollywood. Está claro que el fatalismo, por ejemplo, de They live by night (Los amantes de la noche, rodada en 1947 y estrenada en 1949), dirigida por Nicholas Ray, parece indicar una vuelta apasionada a los temas de Quai des brumes (Muelle de brumas, 1938) de Marcel Carné. Realmente Ray fue el primero en utilizar un helicóptero en el rodaje de las secuencias de acción en un intento consciente de evocar la idea de destino e inevitabilidad.
Diferentes factores parecen haber contribuido al éxito inicial de este género: la inseguridad resultante de la II Guerra Mundial y del comienzo de la Guerra fría, el miedo y la inseguridad surgidos en la industria a la vista de las investigaciones iniciadas por el Comité de Actividades Antiamericanas, la inseguridad sobre el papel de la mujer al verse primero emancipada de su papel tradicional para participar en la producción en tiempos de guerra y después obligada a reinsertarse en el trabajo del hogar como cualquier soldado al regreso de la guerra, cierta flexibilización de la censura (la adaptación de la película El cartero siempre llama dos veces de Tay Garnett (1946), por ejemplo, fue aprobada una década después de la publicación de la novela de Cain). Actualmente, los factores subyacentes a la producción de cine negro son la ausencia de censura en la industria, las tensiones derivadas de los conflictos actuales sobre el lugar de la mujer en la sociedad, una desilusión generalizada por la pérdida de valores morales y el estado de la sociedad, la política y el sueño americano. Tal vez en la película Terciopelo azul (1986) de David Lynch es donde mejor pueda apreciarse la relación entre los Estados Unidos ‘normales’ y su oscuro submundo.

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