Guerra de la Liga de Augsburgo





El invento de la guerra: Guerra de la Liga de Augsburgo

Guerra de la Liga de Augsburgo o Guerra de la Liga de Habsburgo, también conocida como guerra de la Gran Alianza o de los Nueve Años, conflicto bélico que enfrentó a distintos países europeos contra Francia desde 1688 hasta 1697. En ella, las ambiciones expansionistas del rey francés Luis XIV fueron frenadas por una alianza formada principalmente por Gran Bretaña, las Provincias Unidas de los Países Bajos, y los Habsburgo austriacos que gobernaban el Sacro Imperio Romano Germánico. El objetivo principal de la Liga de Augsburgo fue mantener el equilibrio de poder entre las casas reales rivales de Habsburgo y Borbón, exacerbado por la incertidumbre sobre el sucesor del rey español Carlos II. La guerra también supuso la lucha entre Luis XIV y Guillermo III, estatúder de las Provincias Unidas y rey británico.
La guerra tuvo lugar en el continente europeo, Irlanda y el Mediterráneo, pero también afectó a las colonias de los contendientes: los partidarios de Francia y Gran Bretaña lucharon entre sí en el continente americano (lo que se conoció como la guerra del rey Guillermo) y en la India.
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LA LIGA DE AUGSBURGO
La Liga de Augsburgo se formó en 1686 entre el emperador del Sacro Imperio Leopoldo I, los electores de Baviera, Sajonia y el Palatinado, y los reyes de Suecia y España, como oposición a los intentos de Luis XIV de incrementar su influencia entre los príncipes alemanes. En 1688, Francia invadió Renania y la Liga se levantó en armas contra ella. Luis había contado con la ayuda de Jacobo II de Inglaterra, pero a principios de 1689 éste fue definitivamente destronado por el protestante y oponente de Luis XIV, Guillermo de Orange, debido a su intento de restablecer el catolicismo. A continuación, el Rey francés apoyó un intento en Irlanda de restaurar a Jacobo II en el trono, pero fracasó cuando el ya monarca británico Guillermo III de Orange triunfó en la batalla de Boyne, en 1690.
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LA GRAN ALIANZA
En 1689, el Emperador y las Provincias Unidas firmaron el Tratado de Viena con el propósito de recuperar las anexiones de Luis XIV. Los acuerdos posteriores (a los que se llegó durante los siguientes dieciocho meses) con Gran Bretaña, Brandeburgo, Sajonia, Baviera y España, formaron la esencia de la Gran Alianza contra Francia.
Francia se retiró de Renania, aunque tuvo éxito en sus campañas en el norte de Italia y Cataluña. La guerra en los Países Bajos se estancó al sucederse largos asedios. Guillermo III dirigió las fuerzas aliadas en la mayoría de las campañas de Flandes, pero su único éxito fue la reconquista de la ciudad de Namur (en la actual Bélgica). Las batallas importantes, como las de Fleurus (1690), Steenkerke (1692) y Neerwinden (1693) fueron escasas y no lo suficientemente decisivas como para llegar a un acuerdo de paz.
La flota francesa tuvo algunos éxitos en el canal de la Mancha, como el obtenido en la batalla de Beachy Head (1690), posiblemente la más importante victoria naval de los franceses sobre los británicos, de la cual aquéllos no supieron sacar provecho. En 1692, los británicos detuvieron a una fuerza invasora en Barfleur y los franceses fueron derrotados en la batalla naval de La Hogue; a pesar de ello, los corsarios franceses siguieron perjudicando el comercio aliado. En el Mediterráneo, la flota británica intentó detener a la flota francesa pero fracasó.
Aunque Francia tenía recursos para mantener fuerzas poderosas tanto en mar como en tierra, su tesorería no estaba preparada para un esfuerzo tan prolongado y extenso, y al final no pudo competir con los recursos combinados de Gran Bretaña y las Provincias Unidas.
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LA PAZ DE RYSWICK
En 1695, Luis XIV había comenzado a negociar, en secreto, con los miembros más débiles de la Gran Alianza. Al crecer las objeciones internas a los gastos bélicos y aumentar los fracasos militares, los cambios en el equilibrio del poder en Europa se hicieron inminentes y los líderes de la Gran Alianza vieron que era necesario llegar a un acuerdo de paz. Las negociaciones comenzaron en mayo de 1697 y terminaron en septiembre con la Paz de Ryswick, por la que Francia, aunque conservó Estrasburgo, devolvió la mayor parte del territorio capturado durante el conflicto (incluidas las zonas conquistadas a España en el sur de los Pirineos) y tuvo que reconocer a Guillermo III de Orange como rey británico.

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