El Humanismo




Utopía
Este grabado pertenece a la primera edición de Utopía (1516), obra del pensador y político inglés Tomás Moro, que sería canonizado por la Iglesia católica cuatrocientos años después de su fallecimiento, en 1935. El título original de esta prosa satírica de carácter social y político, escrita en latín, es De optimo reipublicae statu de que nova insula Utopia. Moro, cuyo enfrentamiento con el rey inglés Enrique VIII le costaría la vida años después, creó con ella una nueva palabra (utopía, 'lugar que no existe') y un género literario y filosófico. Su invención de una república ideal se enmarca en el humanismo renacentista de la época.









Erasmo de Rotterdam
Erasmo de Rotterdam promovió la expansión del humanismo por toda Europa occidental. En la imagen se puede contemplar el retrato que de este gran pensador realizó Hans Holbein el Joven en 1523 y que actualmente se conserva en el Museo del Louvre (París, Francia).









Luis Vives
Las tesis del filósofo español Luis Vives ejercieron un poderoso influjo en el pensamiento humanista del siglo XVI. Influido por el aristotelismo y el platonismo, creía que era necesario separar la lógica y la metafísica, y atenerse a la naturaleza.


Humanismo, en filosofía, actitud que hace hincapié en la dignidad y el valor de la persona. Uno de sus principios básicos es que las personas son seres racionales que poseen en sí mismas capacidad para hallar la verdad y practicar el bien. El término humanismo se usa con gran frecuencia para describir el movimiento literario y cultural que se extendió por Europa durante los siglos XIV y XV. Este renacimiento de los estudios griegos y romanos subrayaba el valor que tiene lo clásico por sí mismo, más que por su importancia en el marco del cristianismo.
El movimiento humanista comenzó en Italia, donde los escritores de finales de la edad media Dante, Giovanni Boccaccio y Francesco de Petrarca contribuyeron en gran medida al descubrimiento y a la conservación de las obras clásicas. Los ideales humanistas fueron expresados con fuerza por otro estudioso italiano, Giovanni Pico della Mirandola, en su Oración, obra que trata sobre la dignidad del ser humano. El movimiento avanzó aún más por la influencia de los estudiosos bizantinos llegados a Roma después de la caída de Constantinopla a manos de los turcos en 1453, y por la creación de la Academia platónica en Florencia. La Academia, cuyo principal pensador fue Marsilio Ficino, fue fundada por el hombre de Estado y mecenas florentino Cosme I de Medici. Deseaba revivir el platonismo y tuvo gran influencia en la literatura, la pintura y la arquitectura de la época.
La recopilación y traducción de manuscritos clásicos se generalizó, de modo muy significativo entre el alto clero y la nobleza. La invención de la imprenta de tipos móviles, a mediados del siglo XV, otorgó un nuevo impulso al humanismo mediante la difusión de ediciones de los clásicos. Aunque en Italia el humanismo se desarrolló sobre todo en campos como la literatura y el arte, en Europa central, donde fue introducido por los estudiosos alemanes Johannes Reuchlin y Philip Melanchthon, el movimiento penetró en ámbitos como la teología y la educación, con lo que se convirtió en una de las principales causas subyacentes de la Reforma.
Uno de los estudiosos más importantes en la introducción del humanismo en Francia fue Erasmo de Rotterdam, que también desempeñó un papel principal en su difusión por Inglaterra. Allí, el humanismo fue divulgado en la Universidad de Oxford por los estudiosos William Grocyn y Thomas Linacre, y en la Universidad de Cambridge por Erasmo y san Juan Fisher. Desde las universidades se extendió por toda la sociedad inglesa y allanó el camino para la edad de oro de la literatura y la cultura que llegaría con el periodo isabelino.


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