El invento Banco de Pagos Internacionales (BPI)





Banco de Pagos Internacionales (BPI), banco internacional fundado en 1930 en La Haya (Países Bajos) para promover la cooperación entre los bancos centrales nacionales, facilitar las operaciones financieras internacionales y actuar como agente o administrador en acuerdos financieros entre los distintos países. Su función original fue tramitar el pago de las reparaciones de guerra con que Alemania tenía que indemnizar a otros países tras la I Guerra Mundial, pero con el tiempo ha pasado a funcionar como el ‘banco de los bancos centrales’. En 1992 el BPI ayudó a unos 90 bancos centrales a gestionar e invertir sus reservas monetarias, que ascendían a más del 10% de las reservas mundiales de divisas. Su capital autorizado es de 1.500 millones de francos-oro, dividido en 600.000 acciones de 2.500 francos-oro cada una. Los países accionistas son 32: Alemania, Australia, Austria, Bélgica, Bulgaria, Canadá, Dinamarca, España, Estados Unidos, Estonia, Finlandia, Francia, Grecia, Hungría, Irlanda, Islandia, Italia, Japón, Letonia, Lituania, Noruega, Países Bajos, Polonia, Portugal, Reino Unido, República Checa, República de Sudáfrica, Rumania, Suecia, Suiza, Turquía y la antigua Yugoslavia. Las acciones pueden ser suscritas bien de forma directa por los bancos centrales participantes o en los propios países por suscriptores. Como resultado de esto, un 15% aproximado de las acciones del BPI se encuentra en manos de instituciones privadas, aunque éstas no tienen derecho a participar en la Asamblea General.
Además de ser empleados en tipos tradicionales de inversión, los fondos depositados en el Banco se utilizan como préstamos a los bancos centrales. Durante la década de 1980 y principios de la de 1990, se efectuaron préstamos a países no miembros de Latinoamérica para paliar en cierta medida las deudas que paralizaban sus economías y, de este modo, para preservar la viabilidad del sistema financiero internacional. La necesidad de tener sus reservas monetarias disponibles a corto plazo implica que el BPI debe mantener un alto grado de liquidez.
El BPI se ha convertido en un foro para la coordinación de la política monetaria internacional, gracias a las reuniones periódicas de los gobernadores de los bancos centrales. Colabora de forma muy estrecha con el Fondo Monetario Internacional (FMI), y, dado que entre sus miembros cuenta con varios bancos centrales de Europa Oriental, proporciona una vía de contacto entre estos países y Occidente.
El banco tiene a su cabeza un comité directivo formado por los gobernadores de los bancos centrales de Bélgica, Francia, Alemania, Italia y Reino Unido, que pueden nombrar cada uno otro miembro de la misma nacionalidad. Estados Unidos no ocupa los dos escaños a los que tiene derecho. No más de nueve gobernadores de otros bancos centrales pueden aspirar a ser elegidos como miembros de este comité. La sede del banco está en Basilea, Suiza.

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