El invento del Partido Colorado del Uruguay




Julio María Sanguinetti
Uno de los protagonistas del proceso de transición a la democracia en Uruguay, Julio María Sanguinetti, dos veces presidente de la República y líder del Partido Colorado, es una de las principales personalidades latinoamericanas.

Partido Colorado (Uruguay), partido político, una de las dos principales agrupaciones políticas históricas de Uruguay, junto a su tradicional rival, el Partido Nacional (llamado Partido Blanco).
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ORÍGENES DEL PARTIDO COLORADO
Las primeras elecciones realizadas en Uruguay después de su independencia, que tuvieron lugar en 1830, otorgaron la presidencia a José Fructuoso Rivera, quien había sido lugarteniente de José Gervasio Artigas y, más tarde, aliado de Brasil. Sus cuatro años en el poder estuvieron marcados por las continuas revueltas. A Rivera le sucedió su rival político Manuel Oribe, amigo de Juan Antonio Lavalleja y apoyado por el argentino Juan Manuel de Rosas. Desde entonces, las guerras civiles dominaron el escenario uruguayo hasta 1876. En ellas se gestaron los dos partidos que pasaron a la modernidad y sobrevivieron en el siglo XX: el Blanco (Nacional) y el Colorado. Rivera, como líder del Colorado, estaba apoyado por los partidarios de Artigas así como por los perseguidos unitarios de Argentina y de Brasil.
El ideal colorado fue el de ser el partido del liberalismo y del hombre común, defensor de la soberanía uruguaya. Sus miembros se identificaron con el Montevideo sitiado, los inmigrantes y la apertura a lo europeo.
Al derrocar Rivera en 1838 a Oribe, el gobierno de la provincia de Buenos Aires, ejercido por Rosas, siguió reconociendo a Oribe como presidente de Uruguay, a pesar de haber resultado Rivera electo por segunda vez en 1839. Por ello, Rivera le declaró la guerra a Buenos Aires, y como consecuencia comenzó la Guerra Grande entre blancos y colorados.
Cuando Justo José de Urquiza venció a Rosas, también fue vencido Oribe. A pesar de ello, se firmó una paz entre los orientales el 8 de octubre de 1851, por la cual se declaraba que no había ni vencidos ni vencedores y se buscaba borrar la huella de la división en ambos partidos, lo cual no se logró por completo. A continuación, el caudillo más importante del Partido Colorado pasó a ser Venancio Flores, que tomó el poder por la fuerza en 1853 (inicialmente como miembro de un triunvirato) y lo mantuvo hasta 1855. En 1863, durante el gobierno de Bernardo Prudencio Berro, el general Flores invadió Uruguay con el apoyo del presidente argentino Bartolomé Mitre y la colaboración final del Imperio de Brasil. Después de la caída en manos de Flores de la ciudad de Paysandú (enero de 1865), uno de sus generales mandó fusilar a los más destacados jefes blancos. Al triunfo de Flores siguió su dictadura (1865-1868) y la intervención de Uruguay en la guerra de la Triple Alianza, junto a Brasil y Argentina, contra Paraguay. En febrero de 1868, Venancio Flores fue asesinado.
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GOBIERNOS COLORADOS HASTA LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XX
A partir del gobierno de Venancio Flores y hasta 1959, fueron los colorados los que permanecieron en el poder en Uruguay, y de ellos el más influyente fue José Batlle y Ordóñez. Los gobiernos de los militares colorados Lorenzo Latorre Yampen (1876-1880), Máximo Santos (1882-1886) y Máximo Tajes (1886-1890), fueron los que asentaron el poder central, dominaron a los caudillos rurales y dificultaron los alzamientos y pronunciamientos.
A los militares, les sucedieron los gobiernos civiles, presidencialistas y autoritarios: los de Julio Herrera y Obes (1890-1894) y Juan Bautista Idiarte (1894-1897). El levantamiento de Aparicio Saravia en 1897 fue la base de un gobierno colorado de compromiso con los blancos: el de Juan Lindolfo Cuestas (1897-1903).
José Batlle y Ordóñez fue presidente en dos oportunidades desde 1903 hasta 1915, convirtiéndose en un hito ideológico en la historia uruguaya y logrando dar expresión a la sociedad de clases medias que estaba naciendo al amparo de la prosperidad económica y la facilidad del ascenso social. Fomentó la participación activa del Estado en la economía interior, adelantándose a su época. Batlle estableció también un gobierno colegiado, donde el presidente tenía un consejo de nueve miembros.
El presidente de la República electo en 1931, Gabriel Terra, dio un golpe de Estado el 31 de marzo de 1933, disolviendo el poder legislativo y la parte colegiada del ejecutivo (el Consejo Nacional de Administración). Permaneció en el cargo hasta 1938, ejerciendo un gobierno represor.
En 1952, se adoptó una nueva Constitución que implantó una estructura colegiada de nueve miembros para el poder ejecutivo, eliminando temporalmente la figura presidencial, seis de ellos para el partido mayoritario y tres para el que le siguiera en votos.
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ÉPOCA RECIENTE
Durante el periodo 1958-1967, los colorados perdieron el poder en manos de los blancos, quienes, en 1965, volvieron al régimen presidencialista no colegiado. Pero la administración que ejercieron fue deficiente y, dos años más tarde, el Partido Colorado retornó a asumir el poder en la persona de Óscar Gestido, quien fue inmediatamente sucedido por Jorge Pacheco Areco, cuyo gobierno (1967-1971) funcionó ya dentro de esquemas autoritarios, pues decretó la suspensión de las garantías individuales casi durante todo su mandato. A este siguió el golpe militar que se prolongó en el poder hasta 1985, cuando surgió como presidente constitucional el líder colorado Julio María Sanguinetti. Bajo su primera presidencia (1985-1990) y la de su sucesor, el blanco Luis Alberto Lacalle (1990-1995), se fortificaron las instituciones democráticas, el clima de tolerancia recíproca renació y políticamente el país tendió a dividirse en tercios: colorados, blancos y un tercer partido surgido un par de décadas atrás: el Frente Amplio.
Después del segundo mandato de Sanguinetti (1995-2000) y del gobierno del también colorado Jorge Batlle Ibáñez (2000-2005), el electorado uruguayo puso fin al bipartidismo imperante en el país durante más de 160 años; así, en los comicios legislativos y presidenciales del 31 de octubre de 2004, la victoria fue para la coalición izquierdista Encuentro Progresista-Frente Amplio y para su líder, Tabaré Vázquez.

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