La acústica en el teatro





Acústica (teatro), ciencia del sonido aplicada a la representación teatral.
La sorprendente acústica de los teatros griegos, como el de Epidauro, es resultado del sistema de prueba y error, más que de la aplicación detallada de la física y las matemáticas. El uso de dichas ciencias para el análisis del sonido en recintos cerrados no tiene más de un siglo. El Boston Symphony Hall, construido en 1901, fue el primer auditorio en beneficiarse de los estudios de acústica realizados por el físico estadounidense, fundador de la acústica arquitectónica, Wallace Clement Sabine. Sabine destacó que el limitado espectro de la voz hablada, comparada con la música, podría explicar por qué el teatro ha sido relativamente ignorado por los estudiosos de la acústica, no siendo así en el caso de las salas de conciertos. La falta de atención prestada al diseño acústico y al análisis físico del teatro puede también deberse a la historia y tradición de la arquitectura teatral, en la cual si se seguían unas determinadas reglas, estaba asegurada la calidad acústica.
Sabine formuló en la década de 1920 una ecuación clave que calcula el tiempo de reverberación en un recinto cerrado. Desde entonces se ha producido un desarrollo enorme de la acústica, el análisis y las mediciones. El estudio de la acústica de recintos cerrados es ahora una cuestión compleja y altamente matemática. Sin embargo, el requisito esencial es simple: la elección del tiempo de reverberación debe ser calculada en función de las necesidades y usos de la sala.
La producción teatral tiene unos requisitos especiales en lo que a acústica se refiere. A diferencia de una orquesta, en la que los músicos están sentados de cara al público, en el teatro los actores se mueven en una superficie amplia y con frecuencia hablan dando la espalda al espectador. Existen también una serie de fuentes de sonido de fondo que es necesario controlar para asegurar siempre que el discurso que procede del escenario sea siempre perfectamente audible, por ejemplo el ruido generado por los artefactos mecánicos y de iluminación.
En la mayoría de los casos se espera que los teatros modernos sean auditorios con múltiples funciones y que puedan acomodar desde un combate de lucha libre hasta un concierto de rock pasando por la interpretación de un cuarteto de cuerda. Estas exigencias hacen que la especificación de una acústica óptima sea difícil. Otro problema es el tamaño. Dadas las grandes proporciones de estas nuevas salas, es necesario confiar parte del trabajo a sistemas de refuerzo acústico.

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