La combustión de la gasolina y, en menor medida, los procesos industriales y agrícolas producen no solo gases sino también diminutas partículas sólidas y líquidas, denominadas aerosoles, que permanecen suspendidas en la atmósfera. Aunque los aerosoles no son gases de efecto invernadero, afectan al calentamiento global de distintos modos.
Los motores diesel y algunos tipos de combustiones de biomasa producen aerosoles negros como el hollín, que absorben la energía solar y contribuyen al calentamiento. Por el contrario, las plantas energéticas alimentadas con carbón rico en azufre emiten aerosoles de sulfato que tienen un color claro y reflejan la energía solar de vuelta al espacio. De este modo producen un efecto de enfriamiento. Los aerosoles naturales que también tienen un efecto de enfriamiento se forman durante las erupciones volcánicas y la evaporación del agua de mar. Las partículas de aerosol tienen también un efecto de enfriamiento indirecto al actuar como “semillas” para la condensación del vapor de agua en masas nubosas. En general, la cantidad de energía solar reflejada de vuelta al espacio es mayor en los días nublados.
En general, los aerosoles pueden compensar parcialmente el calentamiento neto que producen los gases de efecto invernadero diferentes del dióxido de carbono, la mitad mediante enfriamiento directo y la otra mitad mediante enfriamiento indirecto. Sin embargo, no se ha cuantificado con exactitud el efecto de enfriamiento de estos aerosoles.
5 | MEDICIÓN DEL CALENTAMIENTO GLOBAL |
Satélite meteorológico GOES
Los meteorólogos utilizan los datos de los satélites meteorológicos para predecir el clima y avisar de las tormentas cuando es necesario. Los satélites como el GOES (Satélite Ambiental Operativo Geoestacionario) recogen información meteorológica e infrarroja sobre la atmósfera y los océanos. Una cámara del GOES apunta continuamente a la Tierra, transmitiendo imágenes de las nubes de día y de noche. Aquí, el satélite GOES-C está siendo introducido a bordo de un cohete Delta.
NASA
Ya en 1896 los científicos señalaron que el uso de combustibles fósiles podría cambiar la composición de la atmósfera y producir un aumento de la temperatura media global. La primera parte de esta hipótesis quedó confirmada en 1957 cuando los expertos del programa de investigación global denominado Año Geofísico Internacional analizaron la atmósfera sobre el volcán hawaiano Mauna Loa. Sus aparatos de medición determinaron que la concentración de dióxido de carbono estaba aumentando. Desde entonces, se ha realizado un seguimiento minucioso de la composición de la atmósfera. Los datos registrados demuestran, sin lugar a dudas, que las concentraciones de gases de efecto invernadero están aumentando.
La medición del calentamiento global (comportamiento de la temperatura media a largo plazo) resulta complicada. Las temperaturas varían mucho en todo momento y lugar, y una tendencia al calentamiento local puede deberse simplemente a la variabilidad natural del clima. Sin embargo, las mediciones de los parámetros climáticos realizadas a lo largo de varios años en distintas partes del mundo, han permitido a los científicos detectar una tendencia al calentamiento más allá de las fluctuaciones que puedan deberse al azar.
Los registros realizados desde finales del siglo XIX demuestran una tendencia al calentamiento, aunque se trata de datos parciales que pueden resultar poco fiables. No obstante, desde 1975 se han realizado mediciones en estaciones climáticas más fiables, localizadas lejos de las ciudades, y también, desde 1979, en satélites. Estas estaciones han realizado mediciones más precisas, sobre todo aquellas tomadas en las aguas oceánicas, que constituyen el 70% de la superficie del planeta. Estos registros indican la existencia de una clara tendencia al calentamiento de la superficie y al hecho de que las temperaturas han subido de forma más pronunciada en las últimas décadas.
Once de los doce años más cálidos del registro han sido posteriores a 1995, y los años que van desde el 2001 al 2006 se encuentran en los seis primeros puestos. No todos los lugares del planeta sufren el calentamiento con la misma intensidad e incluso algunos no lo sufren y, de hecho, ciertas zonas del mundo se han enfriado durante el siglo XX. Por esa razón, muchos científicos utilizan el término cambio climático en lugar de calentamiento global. Sin embargo, si analizamos en conjunto todas las mediciones locales, el mundo está calentándose de forma notable y hay muchas más zonas con calentamiento que con enfriamiento.
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