Trama (literatura), organización de acontecimientos y acciones en una obra narrativa o dramática, y también el esquema general que un autor traza para obtener un efecto artístico determinado. La trama se diferencia del argumento en que busca establecer conexiones causales entre los distintos elementos de la narración más que la simple sucesión de una secuencia de acontecimientos.
2 | CONCEPCIONES DE LA TRAMA |
Northrop Frye
La obra del crítico literario canadiense Northrop Frye identifica y analiza los arquetipos o tópicos, encontrados en el mito, la literatura y la imaginación popular. La obra más importante de Frye es Anatomía de la crítica (1957).
En el siglo IV a.C., el filósofo griego Aristóteles articuló algunos aspectos importantes de la trama en su Poética, aunque críticos posteriores han desafiado y adaptado sus teorías. Aristóteles define la trama como “el principio fundamental” de la tragedia y “la imitación de la acción”, y formula la teoría de la “trama unificada”, esto es, una trama con planteamiento, nudo y desenlace, cuyas partes tienen funciones independientes, pero también contribuyen al todo narrativo. En esta trama los elementos están “tan conectados que la transposición o eliminación de cualquiera de ellos deformaría el todo”. En el modelo aristotélico el fin de la trama, su resolución, a menudo es precipitado por una catástrofe, que puede haber sido provocada por un súbito revés de la fortuna (peripeteia) e ir acompañado del conocimiento de una verdad antes ignorada (anagnorisis). Si estos elementos se manejan bien, la trama crea una serie de expectaciones y una sensación de intriga en el lector o espectador que se verá satisfecha cuando aquélla se resuelva.
Aristóteles formuló sus teorías para describir la tragedia; el posterior auge de la comedia y, en particular, la aparición de la novela, exigieron un desarrollo de sus planteamientos. Muchos críticos han discutido la relación entre la trama y el personaje. El novelista Henry James resaltó que no resulta fácil distinguirlos: “¿Qué es el personaje sino la determinación de un episodio? ¿Qué es el episodio sino la ilustración de un personaje?”. El desarrollo de la trama está influido por la naturaleza y las acciones de sus personajes, y éstos están, por lo menos en parte, definidos por lo que sucede en aquélla. En una novela o pieza teatral bien resuelta los dos deben desarrollarse en armonía. En su libro Aspectos de la novela (1927), E. M. Forster apunta que las exigencias de la trama pueden, a veces, debilitar a los personajes, al exigirles una contribución excesiva a su desarrollo, privándolos de vitalidad. Concluye diciendo que la trama requiere invenciones demasiado obvias y artificiales para resolverse que disminuyen el impacto general de la novela.
A partir de la década de 1920, han proliferado las teorías sobre la composición estructural de la novela, la poesía y el teatro. Northrop Frye, cuya Anatomía de la crítica (1957) contribuyó sobremanera a desarrollar la llamada crítica arquetípica, que distinguía cuatro tipos de trama o mithoi en griego, correspondientes a las cuatro estaciones del año y expresadas en los géneros de la comedia (primavera), el romance (verano), la tragedia (otoño) y la sátira (invierno). La crítica bajtiniana, o dialógica, rechaza la afirmación aristotélica de la primacía de la trama y desarrolla la idea de la novela como un foro de voces y valores irreconciliables cuyo significado último permanece indeterminado. Las teorías del estructuralismo, postestructuralismo y de la desconstrucción también han cuestionado la posibilidad de una trama unificada que progrese inexorablemente hacia su resolución.
3 | TIPOS DE TRAMA |
Existen muchas formas en las que un autor puede construir una trama para conseguir sus intenciones artísticas. En muchas de las tragedias de Shakespeare, por ejemplo, la trama reside en el conflicto entre el personaje principal o protagonista y otro personaje envuelto en una intriga contra él. En Otelo, por ejemplo, el villano o antagonista, Yago, destruye, movido por la envidia, la confianza de Otelo en su esposa Desdémona. En Macbeth existe también un conflicto entre el héroe y su conciencia cuando choca con su ambición, lo que, en parte, está personificado en Lady Macbeth. En las comedias de Shakespeare la trama, que habitualmente se refiere a la posible unión o reunión de parejas de amantes, se nutre de intriga y malentendidos, a menudo con una trama secundaria que se hace eco de la primera y la refleja. Las tramas secundarias se utilizan en varios géneros para reforzar el interés de la totalidad de la obra y para actuar como otro vehículo de sus temas y preocupaciones.
En lo que se refiere a la novela, los tipos de trama han abundado desde su aparición en el siglo XVII. Las primeras novelas inglesas, como las de Henry Fielding y Daniel Defoe, a menudo consistían en series de episodios conectados por un personaje central, como el náufrago Robinson Crusoe o el pícaro Tom Jones. En esa época también fue popular la novela epistolar, una novela narrada a través de un intercambio de cartas, cuyo exponente más célebre fue Samuel Richardson en sus novelas Pamela, o la virtud recompensada (1740) y Clarissa (1747-1748). Las novelas realistas del siglo XIX suelen presentar tramas extremadamente complejas en las que un gran conjunto de personajes interactúan a través de largos periodos de tiempo contados por un narrador omnisciente. En algunos casos recurrían a una complicación legal o financiera, por ejemplo el codicilo a un testamento en La pequeña Dorrit (1855-1857), de Charles Dickens, o las condiciones restrictivas del testamento del señor Casaubon en Middlemarch (1871-1872) de George Eliot.
La trama ha despertado particular interés en los novelistas del siglo XX, que han buscado ampliar sus límites mediante la experimentación radical con la forma narrativa. La aparición del modernismo a principios de siglo abrió la puerta a una corriente de escritura basada en el flujo de la conciencia, en la que la trama tradicional está relegada a las emociones y sentimientos de los personajes, que se comunican al lector con la mayor inmediatez posible. En Al faro (1927), de Virginia Woolf, el objeto aparente de la trama, una excursión a un faro cercano, se frustra continuamente y la acción avanza, en realidad, con el acceso a los pensamientos de cada personaje. Muchas novelas contemporáneas intentan eliminar o subvertir los métodos tradicionales de la trama para sorprender las expectativas del lector y comentar el propio proceso de escritura. Esta escuela literaria se ha llamado antinovela o nueva novela. Vladimir Nabokov, Italo Calvino o Umberto Eco han escrito novelas que ponen en duda la posibilidad de determinar un significado en los textos de ficción.
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