Folclore




Carnaval de Tlaxcala, México
Un grupo celebra la festividad del Carnaval en la ciudad de Tlaxcala, México. Además de los vestidos y disfraces, la danza es una de las costumbres más arraigadas en la historia de los tlaxcaltecas, pueblo aliado de Hernán Cortés en la conquista de México.

Folclore, término general que abarca creencias, costumbres y conocimientos de cualquier cultura transmitidos por vía oral, por observación o por imitación. Este conjunto de material se conserva y transmite de generación en generación con constantes cambios según la memoria, la necesidad inmediata o el propósito del transmisor. El término folclore fue acuñado en 1846 por el anticuario inglés William John Thoms para sustituir el concepto de antigüedades populares.
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FOLCLORE Y CULTURA POPULAR
Los folcloristas actuales distinguen entre el folclore auténtico y otras manifestaciones culturales como las canciones populares o las historias o leyendas del pasado. Este tipo de material, considerado a menudo por los medios de comunicación como parte de la herencia folclórica, es definido por algunos folcloristas como conocimiento popular o cultura popular. Sin embargo la tradición folclórica y la popular se solapan, las formas populares utilizan de modo continuo formas genuinamente folclóricas para inspirarse y el conocimiento popular a veces llega a ser tan conocido que los grupos folclóricos lo adaptan a su tradición oral.
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ORÍGENES Y TIPOS DE FOLCLORE
Los estudiosos consideran que el folclore no se limita a las comunidades rurales, sino que también aparece en las ciudades y que, en vez de extinguirse, continúa siendo parte activa del aprendizaje de todos los grupos, desde las unidades familiares a las nacionales, aunque con formas y funciones diferentes. El folclore como actividad recreativa y conjunto de afirmaciones y creencias no verificables sigue vivo. Los diferentes objetivos y procedimientos de investigación de antropólogos, sociólogos, psicólogos, lingüistas y escritores han modificado considerablemente la tendencia anterior a considerar la literatura y las costumbres folclóricas como algo extravagante y romántico o como algo inferior a la cultura tradicional. El folclore ha llegado a ser considerado como parte del proceso de aprendizaje humano y como fuente importante de información para la historia de la humanidad.
El material folclórico puede clasificarse en cinco grandes áreas: creencias, costumbres, relatos, canciones y refranes, y arte popular. Las creencias populares engloban todo tipo de ideas sobre los temas que por tradición han preocupado al hombre, desde la causa y curación de enfermedades hasta la especulación sobre la vida después de la muerte, así como supersticiones, magia, adivinación, brujería y apariciones fantasmales o de criaturas fantásticas y mitológicas. Las costumbres comprenden todo el material relativo a modos en festejos, juegos y danzas, aunque también se refieren a las relativas a cocina y vestimenta. Los relatos abarcan baladas y diferentes formas de cuentos tradicionales y música tradicional, basados a veces en personajes reales o acontecimientos históricos. Entre las canciones y refranes se encuentran nanas y rimas infantiles, trabalenguas y acertijos. El arte popular abarca cualquier manifestación artística creada por el pueblo de forma anónima y que expresa el carácter de su vida en comunidad.
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PRIMEROS ESTUDIOS FOLCLÓRICOS
El estudio formal del folclore comenzó hace unos 300 años. Entre los primeros libros que trataron este tema se encuentran Traité des superstitions (Tratado de las supersticiones, 1679), obra del francés Jean Baptiste Thiers y Miscellanies (Misceláneas, 1696), del inglés John Aubrey sobre las creencias y costumbres populares relativas a augurios, sueños, premoniciones y fantasmas.
El primer libro importante sobre el folclore fue Antiquitates Vulgares (Antigüedades vulgares, 1725), obra del sacerdote británico Henry Bourne, donde resume las costumbres populares de las celebraciones religiosas. El libro Reliquias de la poesía antigua inglesa (3 volúmenes, 1765), editado por el poeta, anticuario y obispo inglés Thomas Percy, contiene una colección importante de baladas inglesas y escocesas. En 1777 el anticuario y sacerdote inglés John Brand publicó Observaciones sobre las costumbres populares de Gran Bretaña. El libro catalogaba y describía el origen de muchas costumbres del país y se convirtió en el libro de referencia del folclore británico.
En Alemania los pioneros en el estudio del folclore fueron el filósofo Johann Gottfried von Herder y los filólogos Jacob y Wilhelm Grimm. Herder publicó en 1778 una colección de canciones populares alemanas y los hermanos Grimm recopilaron los Cuentos populares alemanes (2 volúmenes, 1812-1815).
En España los estudios metódicos sobre el folclore español los inició en 1885 A. Machado y Álvarez, y en 1922 A. Guichot y Sierra publicó su libro Noticia histórica de folclore, sobre folclore en Europa, y en especial en España. En 1931 apareció Folclore y costumbres de España, de Navasmés y en 1947 el Manual del folclore de L. Hoyos Sáinz.
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ESTUDIOS MODERNOS
Durante el siglo XIX y principios del XX, la recopilación y el análisis del folclore atrajo cada vez más la atención de los investigadores europeos. Numerosas revistas y sociedades se dedicaron a registrar y a conservar la herencia folclórica existente. En el siglo XIX la investigación del filólogo alemán Theodor Benfey estableció las bases del estudio comparativo en este campo. Sus teorías fueron adoptadas por investigadores como el clasicista y folclorista escocés Andrew Lang, autor de Costumbres y mitos (1884) y Mitos, literatura y religión (2 volúmenes, 1887), y el antropólogo británico James George Frazer, autor de La rama dorada (1890, ampliada a 13 volúmenes en 1915). Se trata de obras decisivas para el estudio antropológico del folclore.
Ya en 1905 estudiosos daneses utilizaron el gramófono de Edison para registrar canciones de Dinamarca, Groenlandia y las islas Feroe. Entre los principales folcloristas escandinavos se encontraba el finlandés Antti Aarne, que colaboró en el desarrollo de procedimientos para establecer los elementos, el lugar de origen y la fecha aproximada de los cuentos populares. En 1910 Aarne creó un importante sistema para realizar un índice sobre cuentos populares, que posteriormente fue traducido y ampliado por el folclorista estadounidense Stith Thompson en su obra Tipos de cuentos populares (1928).
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SOCIEDADES FOLCLÓRICAS
En Europa y Estados Unidos estas sociedades se encargan de fomentar la recopilación (mediante grabación en cinta y fotografía) y la clasificación del material folclórico. Entre este tipo de sociedades de investigación (que han ayudado a convertir el estudio del folclore en una herramienta valiosa para la investigación antropológica, etnológica y psicológica, así como en un campo de investigación en sí mismo) se encuentran la English Folklore Society, creada en 1878; la Société Française des Traditions Populaires, que en 1886 comenzó a publicar en Francia la Revue des Traditions Populaires (Revista de tradiciones populares) y la American Folklore Society, fundada en 1888.
Otras organizaciones internacionales importantes son la Folklore Fellows, fundada en 1907 en Helsinki (Finlandia), que en sus Folklore Fellows Communications ha publicado unos 200 artículos con más de 40 índices, y la International Society for Folk-Narrative Research, fundada en 1959 en Turku (Finlandia). En España los estudios sobre folclore español se realizan en el Instituto del Folclore y Tradiciones Populares que depende del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, y en el Museo del Pueblo español de Madrid. Dentro del folclore regional hay que destacar el trabajo del antropólogo Caro Baroja.
En América Latina el término folclore se empezó a utilizar en la década de 1870. Lo empleó el investigador Francisco García Icazbalceta en México, en un discurso titulado “Provincialismos mexicanos”, en 1885, pero también Eduardo de la Barra, en 1894 en Chile, donde proyectó fundar lo que llamó Folclore Chileno. En 1895 el intelectual Arístides Rojas, en Venezuela, publicó Contribuciones al folclore venezolano. El tema adquirió mayor relieve en 1906, cuando el especialista Nicolás León incluyó una lección sobre folclore en sus cursos de etnología impartidos en el Museo Nacional (hoy Museo Nacional de Antropología) en México. Fue en 1909, en Chile, cuando se creó la primera sociedad folclórica del país. En México, apareció una sociedad en 1914. El interés por el folclore ha pasado por distintas etapas y ha ido adquiriendo una importancia creciente con el paso de los años. Coincidiendo con la década de 1930 se produjo una multiplicidad de iniciativas y propuestas: en México, el folclorista Rubén Campos publicó varias obras, entre ellas El folclore y la música mexicana (1928) y El folclore literario de México (1929), a las que siguieron la importante El folclore en México (1933) de la estudiosa María Luisa de la Torre. La revista Ethnos dirigida por el sociólogo Pablo González Casanova ha sido una gran impulsora de los temas folclóricos y promocionó estudios e investigaciones.
En 1938 aparecieron nuevas sociedades folclóricas en Argentina, Colombia y México, y en años posteriores aparecieron el Instituto de Investigaciones Folclóricas (1943) en Chile, el Instituto Nacional de la Tradición Argentina (1943) en Buenos Aires (que en 1960 se transformó en Instituto Nacional de Antropología) y el Servicio de Investigaciones Folclóricas Nacionales (1947) en Venezuela.
A partir de 1960, el desarrollo del folclore, las investigaciones, los estudios y las instituciones, en todos los países de América Latina, ha sido muy positivo y está recogiendo los resultados de muchos años de trabajo y varias generaciones de investigadores y estudiosos.


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