Instrumentos musicales automáticos




Instrumentos automáticos, instrumentos que ejecutan música por sí mismos, sin necesitar la acción de un intérprete. También entran dentro de esta categoría aquellos instrumentos, como el organillo, que pueden reproducir música con la ayuda de una palanca o algún tipo de mecanismo que debe ser accionado por una persona.
Aunque la historia de los instrumentos automáticos o automatófonos se remonta muchos siglos atrás, los primeros ejemplos claros que se tienen son pequeños carillones fabricados durante la edad media y el renacimiento. No obstante, es a partir del siglo XVI cuando la fabricación de este tipo de instrumentos adquirió mayor popularidad. Son numerosos los artilugios que se idearon, como los órganos de agua o de aire, las cajas de música y los violines y violonchelos automáticos, como la Violina de Ludwig Hupfeld. Incluso a comienzos del siglo XIX, el alemán Johann Nepomuk Maelzel inventó el Panarmonicón, que podía simular los sonidos de una orquesta entera a través de tubos de órgano e instrumentos de percusión automatizados. El mecanismo más popular dentro de este género fue el cilindro taladrado, con el que más tarde se permitió grabar en rollos de papel la música ejecutada por un intérprete y reproducirla automáticamente en el instrumento. Estos cilindros se comenzaron a utilizar en espinetas y cajas de música, y se mejoraron substancialmente con las pianolas, en las que también se pudo recrear factores como la dinámica y la intensidad del sonido.


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