El invento del
Arte hebreo
Mosaico judío
Este mosaico judío medieval procedente
de una sinagoga desvela los emblemas y símbolos de la religión judía: la
menorah (un candelabro con siete brazos) se representa al lado del arca de la
sinagoga, cuyo parokhet (cortina bordada) acoge los rollos de la Torá. El hecho
de que no se respeten las proporciones deja entender que la menorah,
emblemática de la conciencia judía, es tan importante como la Torá, símbolo de
la fe. Mosaico del siglo VI. Museo de Israel, Jerusalén.
Arte hebreo, arte, arquitectura y
artesanía relativos a la fe o a las tradiciones culturales hebreas. Desde la
antigua Palestina se difundió por todo el mundo junto a la comunidad hebrea,
adoptando las características y el estilo de las tradiciones artísticas locales
contemporáneas.
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LA ANTIGÜEDAD
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Las construcciones, las
cerámicas y los sellos de los templos bíblicos son afines a los fenicios,
babilonios y asirios coetáneos, es decir, al arte y a la arquitectura de
Mesopotamia. El más celebre monumento hebreo de la antigüedad fue el templo de
Salomón en Jerusalén, levantado por el fenicio Irma de Tiro en el siglo X a.C.
y hoy destruido en su totalidad. Se conservan, sin embargo, algunos edificios
en Meguido y el palacio del rey Achab (siglo IX a.C.) en Samaria.
En época romana, durante el
reinado de Herodes el Grande, se levantaron varios edificios, como el templo de
Herodes en Jerusalén (siglo I a.C.), del que solo queda parte del muro,
conocido como el Muro de las Lamentaciones; el anfiteatro de Cesarea, y el
palacio de Masada. Se construyeron también numerosas sinagogas, en Palestina y
en otros lugares, sobre todo después de la destrucción por parte de los romanos
del templo de Jerusalén en el 70 d.C. y el inicio de la diáspora.
Arquitectónicamente, estos edificios
sacros se inspiraban en la basílica romana: los rollos de la Torá eran
colocados en el ábside oriental, y el espacio se dividía en áreas masculinas y
femeninas; estos elementos caracterizaron también las primeras iglesias
cristianas y las ortodoxas. Capiteles y frisos esculpidos en piedra decoraban
el interior, junto con frescos (como las escenas del Antiguo Testamento en la
sinagoga siria de Dura-Europos, del siglo III a.C.) y pavimentos con mosaicos,
de estilo romano (Beth Alpha en Galilea, siglo VI) o bizantino (Sardi, actual
Turquía).
Los difuntos eran enterrados
en sarcófagos esculpidos, en cámaras funerarias o catacumbas, como la de la
gran necrópolis de Bet She’arim, construida entre los siglos I y IV, cuyas
paredes están decoradas con pinturas o relieves de carácter religioso.
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DESARROLLO POSTERIOR
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Entre la edad media y
la edad moderna, los hebreos que vivían en Europa, norte de África y Oriente
Próximo construyeron sinagogas y escuelas según los estilos locales. Entre los
pocos edificios que se conservan de la época destacan la Alteu-Schule de Praga,
de estilo gótico, y la Sinagoga del Tránsito, actual sede del Museo Sefardí de
Toledo (España), ambos del siglo XIV.
La antigua comunidad hebrea
de Venecia construyó también algunas sinagogas; la más importante fue edificada
en estilo barroco. En América se levantó, a finales del siglo XVII, la sinagoga
de New Port, en estilo georgiano; en el este de Europa, construidas con madera
y decoradas con pinturas, fueron destruidas prácticamente todas durante la II
Guerra Mundial.
El Antiguo Testamento y los textos
religiosos eran decorados con miniaturas. Los hebreos de Oriente Próximo, por
influencia de la iconoclasia que caracterizó el arte bizantino durante los
siglos VIII y IX, y la prohibición islámica de representar seres vivos, no
incluyeron animales ni hombres. En España y Alemania los miniaturistas hebreos
crearon vivaces obras figurativas, especialmente en la Hagadá, conjunto de
libros que contienen las instrucciones para los rituales de la Pascua judía.
También es importante el trabajo
en metal, sobre todo en el este de Europa, donde destaca la producción de
objetos religiosos en plata: cálices para el vino, platos y lámparas para la
fiesta de Januká.
En el siglo XX algunos
pintores y escultores de origen hebreo han profundizado en aspectos
particulares de su propia cultura para la producción de un arte específicamente
hebreo. El ruso Marc Chagall y el lituano Jacques Lipchitz realizaron obras de
esta naturaleza, sobre todo por encargo del Estado de Israel. Algunos artistas
israelitas contemporáneos, aun siguiendo las tendencias modernas
internacionales, han comenzado a desarrollar características que sugieren el
nacimiento de un emergente estilo local.
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