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Sistema industrial





Sistema industrial
División del trabajo en la industria
La división del trabajo es un principio básico de la industrialización. En la división de trabajo, cada trabajador es asignado a un cometido diferente, o fase, en el proceso de fabricación, y como resultado, la producción total aumenta. Como muestra la ilustración, si una persona realiza las cinco fases en la fabricación de un producto puede hacer una unidad al día. Cinco trabajadores, cada uno especializado en una de las cinco fases, pueden hacer 10 unidades en el mismo tiempo.

Sistema industrial, acuerdo laboral en el que una serie de personas cooperan para producir bienes de consumo. Hoy en día, el término industria se emplea normalmente para referirse a un gran establecimiento que emplea a muchas personas para la producción en serie de bienes de consumo o industriales. Sin embargo, el sistema industrial existe desde hace mucho tiempo.
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HISTORIA
Se han descubierto alfarerías en Grecia y Roma. En varias zonas del Imperio romano las fábricas producían cristalería, artículos de bronce y otros productos similares, elaborados tanto para la exportación como para el consumo interno. En la edad media, en las ciudades de Antioquía y de Tiro existían grandes fábricas de seda; en Europa, durante la baja edad media se instalaron fábricas textiles en varios países, fundamentalmente en Italia, Flandes (la actual Bélgica), Francia e Inglaterra.
Durante el renacimiento los avances científicos, el contacto con el Nuevo Mundo y el desarrollo de nuevas rutas comerciales con el Lejano Oriente estimularon la actividad comercial y la demanda de bienes manufacturados, y de esta forma se promovió la industrialización. En Europa occidental, y concretamente en Inglaterra, durante los siglos XVI y XVII se crearon muchas fábricas para producir bienes tales como papel, armas de fuego, pólvora, hierro colado, vidrio, vestimentas, cerveza y jabón. Aunque en determinados establecimientos se utilizaban grandes máquinas, que funcionaban con sistemas hidráulicos en algunos lugares, los procesos industriales solían utilizar el trabajo como mano de obra y herramientas simples. A diferencia de las modernas fábricas mecanizadas con cadenas de montaje, las fábricas eran meramente grandes talleres en los que cada trabajador operaba independientemente. Tampoco eran las fábricas los lugares de producción habituales; aunque algunos trabajadores podían utilizar las herramientas de su patrón y trabajaban en su local, la mayor parte de la producción se llevaba a cabo siguiendo un sistema doméstico, mediante el cual los trabajadores recibían las materias primas, trabajaban en su casa, devolvían los artículos manufacturados y se les pagaba su trabajo.
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DESARROLLO DEL SISTEMA INDUSTRIAL
El sistema industrial, que en un momento dado reemplazó al sistema doméstico y se convirtió en el mecanismo típico de producción de las economías modernas, empezó a desarrollarse a finales del siglo XVIII, cuando una serie de inventos transformaron la industria textil británica marcando el inicio de la Revolución Industrial. Entre los inventos más importantes destacan la lanzadera volante patentada en 1733 por John Kay, la máquina de hilar spinning jenny de James Hargreaves, la máquina hiladora hidráulica (1769) de Richard Arkwright, la hiladora (1779) de Samuel Crompton y el telar mecánico (1785) de Edmund Cartwright. Estos inventos mecanizaron gran parte de los procesos manuales que se utilizaban para hilar y tejer y facilitaron la producción de textiles con mayor rapidez y más baratos. La mayoría de estas nuevas máquinas eran demasiado grandes y caras para que se utilizaran en los hogares, por lo que se hizo necesario el trasladar la producción a las fábricas.
Uno de los principales avances tecnológicos del principio de la Revolución Industrial fue la invención de la máquina de vapor. Cuando se mecanizaron por primera vez las fábricas textiles sólo se disponía de la energía hidráulica para hacer funcionar las máquinas y el propietario se veía obligado a situar la fábrica cerca de una fuente de agua, la cual, a veces, se encontraba en un área poco adecuada y lejos de la oferta de trabajo. Después de 1785, fecha en la que se instaló por primera vez una máquina de vapor en una fábrica de algodón, el vapor empezó a sustituir al agua como fuerza motriz. Los productores podían establecer fábricas más cercanas a la oferta de trabajo y a los mercados de bienes. El desarrollo de la locomotora y de los barcos de vapor a principios del siglo XIX permitió enviar los productos manufacturados hacia mercados lejanos más rápida y económicamente, y así se favoreció la industrialización.
El método de Arkwright para hilar fue introducido en los Estados Unidos en 1790 por Samuel Slater, quien estableció una fábrica en Pawtucket, Rhode Island. En 1814, en una fábrica de algodón de Waltham, Massachusetts, se combinaron por primera vez bajo el mismo techo todos los pasos de un proceso industrial; en esta fábrica el algodón llegaba como fibra en bruto y salía en forma de bienes manufacturados listos para su venta.
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PRODUCCIÓN EN SERIE
Los textiles, y concretamente los de algodón, fueron los principales productos manufacturados de principios del siglo XIX. En aquellos años se estaban inventando nuevas máquinas y técnicas que permitían extender el sistema fabril a otras industrias. El inventor norteamericano Eli Whitney, que promovió la producción de textiles en Estados Unidos al inventar la desmotadora en 1793, llevó a cabo otra contribución al menos igual de importante al sistema fabril al desarrollar la idea de utilizar partes recambiables para las armas. Estas partes recambiables, con las que Whitney empezó a experimentar en 1798, hicieron que en un determinado momento fuese posible utilizar la técnica de la cadena de montaje en vez de trabajar por encargos, y de reparar las armas rápidamente utilizando partes prefabricadas. La idea de los recambios se aplicó a la producción de relojes a partir de 1820. Posteriormente, en la década de 1850, en Waltham, Massachusetts, se utilizaron por primera vez máquinas automáticas para producir relojes en serie en una única fábrica. Así, a mediados del siglo XIX, las fábricas estadounidenses habían empezado a desarrollar el aspecto más destacable del sistema de producción moderno: la fabricación en serie de productos homogéneos.
La industria del vestido se revolucionó con la máquina de coser y experimentó una tremenda expansión durante la década de 1860. Espoleadas por la urgente demanda de uniformes durante la Guerra de la Independencia norteamericana, las fábricas de vestidos desarrollaron tallas en serie, un requisito indispensable para la producción en serie de vestidos. Al mismo tiempo, la demanda militar de zapatos favoreció la creación de una máquina para coser zapatos que permitía la producción en cadena de calzado.
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DESARROLLOS MODERNOS
Cuando empezó el siglo XX el sistema fabril predominaba en Estados Unidos y en gran parte de Europa occidental. Su mayor desarrollo en Europa se alcanzó en Alemania, Inglaterra, Holanda y Bélgica, que se convirtieron fundamentalmente en importadores de alimentos y materias primas y en exportadores de bienes manufacturados. En 1913 Henry Ford, el pionero fabricante de motores, realizó una enorme contribución a la difusión del sistema fabril cuando introdujo las técnicas de las cadenas de montaje en la producción de coches en la fábrica de motores Ford. Con el tiempo, el sistema fabril se extendió a Oriente, donde la mano de obra barata atraía al capital de los países industrializados de Occidente. Japón, que inició su industrialización a finales del siglo XIX, se convirtió rápidamente en una de las principales potencias industriales de Asia y en un serio competidor para los países occidentales.
El desarrollo del sistema fabril tiende, en general, hacia fábricas con mayores inversiones de capital por trabajador. Sin embargo, mediada la década de 1980 muchas fábricas occidentales empezaron a padecer serios problemas en las industrias manufactureras, especialmente en lo que concierne a la producción de textiles, aceros, coches, maquinaria y equipos electrónicos. Una de las principales preocupaciones era la proliferación de importaciones foráneas baratas. Los recortes en estas industrias han conllevado una reestructuración de los negocios y cierre de fábricas, con las consiguientes pérdidas de empleos e incluso la ruina económica de algunas regiones. Esto es el reflejo del desplazamiento del sistema fabril hacia países en desarrollo, donde los costes laborales son más baratos.
Otras tendencias importantes han sido la ascensión a posiciones de liderazgo de gestores profesionales que analizan la organización y el funcionamiento de las fábricas desde una óptica científica, y el desarrollo y utilización de equipos cada vez más sofisticados en el funcionamiento de las fábricas. Algunas máquinas, con la ayuda de ordenadores, semiconductores, robots y otras innovaciones tecnológicas de la segunda mitad del siglo XX, se autocontrolan de tal manera que se puede hacer funcionar una fábrica empleando a muy pocos trabajadores para manejar los paneles de control. Este método de producción ha implicado muchos cambios económicos, que pueden ser tan importantes como los que se derivaron de la Revolución Industrial.
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CONDICIONES LABORALES EN LAS FÁBRICAS
La introducción del sistema fabril tuvo importantes repercusiones en las relaciones sociales y en las condiciones de vida. Antaño, tanto el señor feudal como el maestro de un gremio asumían responsabilidades respecto al bienestar de los siervos, aprendices y jornaleros que trabajaban para ellos. Por el contrario, los propietarios de las fábricas consideraban que quedaban liberados de sus obligaciones hacia sus empleados con el mero pago de los salarios; así, casi todos los propietarios adoptaron una actitud impersonal hacia los trabajadores de sus fábricas. Esto se debía, en parte, a que no se requería una preparación o una fuerza especial para manejar las nuevas máquinas de las fábricas, y los propietarios de las primeras industrias, que solían estar más interesados en una mano de obra barata que en la cualificación de sus trabajadores, empleaban a mujeres y niños, que eran contratados con salarios menores que los hombres. Estos empleados mal pagados tenían que trabajar hasta dieciséis horas diarias y estaban sometidos a presiones, incluso a castigos físicos, en un intento de que acelerasen la producción. Puesto que ni las máquinas ni los métodos de trabajo estaban diseñados en aras de la seguridad, las mutilaciones y los accidentes mortales eran frecuentes. En 1802 la explotación de niños pobres provocó la primera legislación sobre la producción fabril en Inglaterra. Aquella ley, que limitaba la jornada laboral infantil a doce horas, y otras disposiciones posteriores que regulaban el trabajo infantil no fueron rigurosamente aplicadas.
Los trabajadores de las primeras ciudades obreras no estaban en condiciones de luchar por sus propios intereses contra los propietarios de las fábricas. Las primeras fábricas de algodón se establecieron en pequeños pueblos en los que todas las tiendas y todos los habitantes dependían de la fábrica para vivir. Pocos eran los que se atrevían a desafiar la voluntad de la persona que poseía la fábrica y que controlaba la vida de los trabajadores tanto dentro como fuera del trabajo. Las largas horas de trabajo y los bajos salarios evitaban que el trabajador dejara el pueblo o pudiera ser influenciado desde fuera. Después, cuando las fábricas se establecieron en poblaciones más grandes, las desventajas de las ciudades obreras dieron lugar a aberraciones tales como la explotación en las fábricas y los barrios proletarios. Además, el fenómeno de los ciclos económicos empezaba a surgir, sometiendo a los trabajadores a la amenaza periódica del desempleo.
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REFORMAS Y CAMBIOS
A principios del siglo XIX las condiciones de vida de los trabajadores en el sistema fabril habían despertado la inquietud de algunos propietarios. Uno de los que abogaban por las reformas era Robert Owen, un capitalista británico propietario de una fábrica de algodón, que se había hecho a sí mismo. Owen quiso dar ejemplo transformando un pequeño pueblo obrero de Escocia llamado New Lanark en una comunidad industrial modélica entre 1815 y 1828. En New Lanark los salarios eran más elevados y se trabajaban menos horas, los niños permanecían lejos de las fábricas e iban a la escuela, las casas de los empleados eran las mejores de la época y, aún así, la fábrica conseguía sustanciosos beneficios. En esta época se estaban empezando a desarrollar los modernos sindicatos en las islas Británicas y Owen intentó organizarlos en un único movimiento nacional. Su objetivo era mejorar las condiciones de vida de los trabajadores, así como provocar reformas sociales y económicas fundamentales. Su interés por las crecientes diferencias entre capitalistas y trabajadores era compartido por teóricos de la economía como los franceses Charles Fourier, Claude Henri de Saint-Simon y Pierre Joseph Proudhon y los alemanes Karl Marx y Friedrich Engels, cada uno de los cuales analizó los procesos de la moderna sociedad industrial y plantearon reformas industriales y sociales.
Con el tiempo, las protestas organizadas obligaron a los capitalistas a corregir algunos de los abusos más graves. Los trabajadores se manifestaban y lograron obtener el derecho al voto y crearon partidos políticos y sindicatos de trabajadores. Los sindicatos, no sin muchas luchas y contratiempos, consiguieron importantes concesiones de los empresarios y de los gobiernos, además del derecho a organizarse y representarse a sí mismos en las negociaciones, y los aspectos y problemas relacionados con el sistema fabril pasaron a formar parte prominente de las modernas formulaciones de la teoría económica y política, enmarcadas en la disciplina de las relaciones laborales. En la Unión Soviética, China y otros estados comunistas, la fábrica se convirtió en la unidad política, social y, también, industrial. No obstante, los abusos del sistema fabril siguen prevaleciendo en muchos países en desarrollo.
Una de las consecuencias importantes, a menudo olvidada, del sistema fabril es que facilitó la emancipación de la mujer. La fábrica, al proporcionar a las mujeres la ocasión de ganar un salario, les permitió ser económicamente independientes. Así, la industrialización empezó a cambiar las relaciones familiares y la situación económica de la mujer.
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LA INSPECCIÓN DE LAS FÁBRICAS
La inspección de las fábricas por parte de instituciones sociales empezó en Inglaterra a principios del siglo XIX, como respuesta a las protestas públicas por las condiciones laborales de las mujeres y los niños trabajadores. Posteriormente, en todos los lugares donde se difundió el sistema fabril los gobiernos adoptaron reglamentos contra las condiciones de insalubridad y de peligrosidad. Así, se unificó un código regulador de las fábricas en todos los países industrializados. Estos códigos establecían restricciones al trabajo infantil y limitaban las horas de trabajo, regulaban las condiciones sanitarias y la instalación de medidas de seguridad y reforzaban las reglas sobre seguridad, la vigilancia médica, la ventilación adecuada, la eliminación de la explotación en las fábricas y la puesta en práctica del salario mínimo. Una institución reguladora importante fue la Asociación Internacional para la Inspección de las Fábricas, creada en 1886 en Canadá y catorce estados de Estados Unidos. La Organización Internacional del Trabajo, en cooperación primero con la Sociedad de Naciones y después con las Naciones Unidas, unificó los reglamentos sobre las condiciones en las fábricas de todo el mundo, aunque no se ha llegado a garantizar la aplicación de estas medidas.

Industria de la moda




Industria de la moda
Moda en Nueva York
Moda en Nueva York
Los grandes diseñadores crean estilos personales de moda muy sofisticados. En Nueva York tienen lugar todos los años varias pasarelas o desfiles de moda en los que muestran sus obras.

Industria de la moda, fabricación de ropas y sus complementos y accesorios. Abarca tanto la alta costura (ropa hecha por diseñadores individuales para una clientela pequeña y adinerada), como las prendas de vestir (véase Vestimenta) fabricadas en serie o listas para usarse (prêt à porter, ready to wear) que se venden en grandes almacenes y tiendas. Los mayores centros de moda son París, Londres, Milán, Nueva York, Hong Kong y Tokio. Cada uno de ellos ha alcanzado reconocimiento internacional por su contribución particular al mundo de la moda.
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CASAS DE MODA INTERNACIONALES
Adolfo Domínguez
Adolfo Domínguez
El diseñador de moda español Adolfo Domínguez, autor del famoso lema "la arruga es bella", ha conseguido revolucionar el mundo de la vestimenta cotidiana y extender su imperio comercial por todo el mundo.

Las principales casas de moda de París son Dior, Balmain y Chanel. En Gran Bretaña las casas de alta costura más importantes son Norman Hartnell, Hardy Amies y Belville Sassoon, todas famosas por vestir a la familia real. En Italia destacan Giorgio Armani, Gianni Versace y Romeo Gigli, y en España Balenciaga, Paco Rabanne, Manuel Piña, Adolfo Domínguez y Vittorio & Lucchino, entre otros.
Por lo general, los grandes diseñadores crean estilos de moda muy sofisticados para un público que puede permitirse pagar precios elevados por ropa de diseño, aunque la tendencia actual es confeccionar prendas más asequibles, inspiradas en la gama alta, dirigidas a un público juvenil. También se utilizan firmas famosas para comercializar otro tipo de productos para mujer y para hombre, como perfumes, pañuelos o echarpes, bolsos y maletas.
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DISEÑO Y PRODUCCIÓN
Las compañías mayoristas de moda emplean a un diseñador o un grupo de diseñadores en la creación de nuevas colecciones para cada temporada. Otros trabajos clave en una compañía de modas son el patronista, el ajustador de muestras, el controlador de producción, el gerente de la fábrica y el personal de ventas, comercialización y promoción.
El sistema de confección siempre se ha apoyado en las mujeres que cosen en casa o en las empresas que trabajan bajo contrato. Los trabajadores ocasionales o a tiempo parcial, en muchos casos inmigrantes, proporcionan una flexibilidad de producción que permite seguir las fluctuaciones del mercado. Las fábricas de corte y confección producen artículos específicos tanto para compañías establecidas como para marcas de poca difusión.
Las prendas de vestir suelen hacerse por partes, con un operario destinado a una máquina específica, que cose mangas o cuellos, plancha las prendas o aplica accesorios.
Con el aumento de los costos (costes) de mano de obra en Europa las fábricas se han visto obligadas a invertir en nueva tecnología y máquinas muy especializadas para seguir siendo competitivas. En los últimos años, los costos de producción más bajos que ofrecen Hong Kong, India, China y Malaysia han hecho que un número considerable de compañías europeas traslade la producción al extranjero.
En la Unión Europea existen industrias de moda de fama mundial. Ciertos países son muy conocidos por un tipo particular de mercancía: Italia por los artículos de punto, los tejidos y el calzado, Alemania por la ropa a medida, Francia por la lencería y Gran Bretaña por el tejido y por la moda clásica en cachemir y lana.
Los países del este de Europa empiezan a formar parte de la industria de la moda de Europa occidental y están sustituyendo la producción de ropa estandarizada de sus pequeños comercios por tejidos y prendas al estilo de los mercados de moda internacional, pero de precios mucho más competitivos.
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TECNOLOGÍA
El diseño asistido por ordenador o computadora es un medio rápido y preciso para resolver prototipos de diseño, dibujos, modificación de patrones, planificación y costos. La fabricación asistida por ordenador controla los programas y las técnicas de producción, el corte de las prendas y la distribución de piezas cortadas a las fábricas y de las prendas terminadas para su empaquetado y transporte. Los sistemas informáticos administrativos sirven de conexión entre pedidos, costos de producción, contabilidad, venta, aspectos empresariales y planificación financiera.
Las conexiones por módem entre las computadoras permiten que los diseños y las especificaciones puedan transmitirse a todo el mundo, posibilitando así el desarrollo de una industria de la moda verdaderamente internacional. Estas conexiones permiten crear los diseños en Inglaterra, comprar el tejido en India, hacer las prendas en Hong Kong y exportarlas a Europa.
Aunque la moda cambia con las temporadas, y hay una promoción de colores y estilos particulares para las colecciones de otoño/invierno y primavera/verano, la necesidad de crear nuevas tendencias que puedan estar disponibles en tiendas y almacenes en un plazo mínimo ha llevado al desarrollo de la respuesta rápida. Este sistema permite a las fábricas cambiar la producción en un tiempo mínimo y suministrar a los mercados minoristas los nuevos diseños o colores en cuanto se detecte que un determinado estilo pierde popularidad entre los compradores. Por ejemplo, en Benetton, la compañía italiana que produce ropa informal para adultos y niños en todo el mundo, se fabrican las prendas en tejidos sin tintar; más tarde se tiñen según los colores de moda de la temporada y la demanda del consumidor.
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MERCADOS
Los diseñadores internacionales suelen tener tiendas propias en las ciudades más importantes del mundo, donde también existen otras especializadas en vender sólo prendas y artículos de estos diseñadores.
La necesidad de abastecer a los grandes mercados y el crecimiento de las cadenas de tiendas y almacenes que venden productos de moda han obligado a los grupos de comercialización a comprar las mercancías de forma centralizada. La compra de una cantidad elevada de productos similares posibilita precios muy competitivos.
Las grandes compañías y almacenes controlan todo el proceso, desde el concepto textil y de diseño hasta la fabricación y la comercialización, para asegurarse de que se mantenga la calidad, los costos permanezcan dentro del presupuesto y la mercancía esté disponible en todas sus tiendas. Un ejemplo de este nuevo concepto industrial es la cadena española Zara.
La compra de productos de moda por correo está creciendo de forma continua. El desarrollo de la compra por catálogo, que utiliza sofisticados procesos de telecomunicaciones para dar a conocer el diseño, puede revolucionar en el futuro el concepto tradicional de venta y compra de prendas de vestir.
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PRONÓSTICO DE LA MODA
Después de llevar a cabo distintos estudios sobre la demanda de estilos, tejidos y colores, los especialistas internacionales determinan, con dos años de antelación, las pautas generales para cada temporada. Las fábricas de hilos y tejidos producen muestras que se presentan en la Première Vision Exhibition internacional de París cada primavera y otoño. Las compañías interpretan las ideas y tendencias que encajan con sus mercados. Muchos diseñadores, fabricantes y profesionales de la publicidad y los medios de comunicación acuden también a otras exposiciones textiles internacionales, así como a desfiles de moda. Ciertas compañías, como Design Intelligence y Promostyl, están especializadas en proporcionar información avanzada a su clientela internacional.
Los diseñadores eligen entre los nuevos colores y tejidos presentados en las ferias internacionales u ofrecidos por los representantes de las compañías textiles. El lugar de procedencia es una parte esencial de este proceso. Cada país es conocido por un tipo específico de tejido; Suiza, por ejemplo, fabrica excelentes bordados.
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PROMOCIÓN DE LA MODA
Las revistas profesionales especializadas cubren todos los aspectos de la moda: tejidos, ordenadores, maquinaria, comercialización, moda para hombres, mujeres y niños, géneros de punto, lencería, trajes de novia y accesorios. Los editores y escritores de moda de las revistas especializadas, como Harpers & Queen, Vogue, Marie Claire y Elle, influyen en el éxito o fracaso de las nuevas tendencias y en los propios diseñadores.
Además de la oportunidad de presentar nuevos estilos, los desfiles de moda más divulgados y prestigiosos sirven (dos veces al año) de vehículo para la promoción de las firmas de los diseñadores. La profesión de modelo, tanto para hombres como mujeres, es extremadamente competitiva, pero muy bien pagada debido a lo exiguo del número de aspirantes que llega a la cumbre de la profesión.

Instituto Nacional de Industria




Instituto Nacional de Industria (INI)
Instituto Nacional de Industria (INI), entidad estatal española, creada durante la dictadura del general Francisco Franco, en 1941, con el fin de potenciar el desarrollo de la industria nacional, fundamentalmente, de la orientada hacia la defensa del país y de aquellos sectores que permitieran el mantenimiento del sistema autárquico vigente en España en dicho periodo. Se trataba de un organismo subsidiario de la iniciativa privada, encargado de gestionar y financiar empresas necesitadas de fuertes inversiones, con escasa rentabilidad o en bancarrota. Su creación y mantenimiento fueron posibles gracias al establecimiento de un sistema de financiación específico para dicha institución, que consistía en sostenerla económicamente a partir de los presupuestos del Estado, de los créditos del Banco de España y de la emisión de títulos que habían de adquirir obligatoriamente las Cajas de Ahorros.
En 1968, la gestión de esta entidad, hasta entonces en manos de la presidencia del gobierno, pasó a depender del Ministerio de Industria. Tras el restablecimiento de la democracia, en 1977, fue realizada una primera reforma del INI, potenciándose la reestructuración de las empresas dependientes del Instituto y ajustando su sistema de financiación a las vías normales de crédito. Finalizada la reforma en 1981, el INI controlaba 70 empresas directamente y tenía 350 filiales, ubicadas fundamentalmente en los sectores petrolífero, químico, minero, siderúrgico, alimenticio, de gas y electricidad, transporte aéreo, astilleros y automoción. El balance del ejercicio de 1984 manifestó las fuertes pérdidas que sufría la entidad y, a partir de 1985, se inició una política de privatización y reconversión del INI que culminó en julio de 1995 con la desaparición del mismo. Sus empresas rentables ya habían sido transferidas, en 1992, al holding Teneo, grupo que, tras la disolución de la mencionada entidad, fue introducido en el SEPI, sociedad estatal encargada de gestionar la deuda heredada de las empresas sin beneficios del INI. Estas últimas, una vez liberadas de su déficit, iniciaron una nueva andadura dentro del organismo que el Estado creó para ello, la Agencia Industrial del Estado (AIE).

Esmalte




Esmalte (industria)
Esmalte (industria), recubrimiento utilizado principalmente para proteger una superficie contra la corrosión o la abrasión. El esmaltado apareció como sustituto del estañado, el recubrimiento más utilizado en el pasado para proteger objetos de metal estampado (véase Estaño). Su utilización resultaba más práctica, más barata y más atractiva para el consumidor que la hojalata. El esmalte (conocido como esmalte vitrificado) se aplica normalmente sobre hierro de fundición o sobre hoja de acero estampada con una forma determinada. Todos los tipos de esmalte industrial requieren para su fabricación bórax, sílice, espato flúor y feldespato. Estos elementos se mezclan y se funden aplicándoles calor. La masa resultante al rojo vivo, llamada fundente, se mezcla con agua, produciendo una masa que puede pulverizarse con facilidad, llamada frita. Hoy día son fabricantes especializados los que fabrican frita y lo venden a compañías esmaltadoras.
El esmalte industrial se aplica mediante dos métodos: el húmedo y el seco. En el proceso húmedo, la frita se muele con agua, arcilla y pigmentos y se aplica sobre un metal limpio. El metal se sumerge en el esmalte o éste se pulveriza sobre la superficie del metal. A continuación se aplica calor al esmalte en un horno para fundirlo. Pueden aplicarse más capas de esmalte en sucesivos procesos si es necesario. La primera capa, fundida directamente sobre la superficie del metal, se mezcla a veces con aditivos especiales para aumentar su adherencia. Las otras capas pueden tener mezclas distintas para conseguir una textura o un color determinados.
En el proceso de esmaltado en seco se aplica una primera capa sobre el metal utilizando el método húmedo, pero la primera capa fundida no se deja enfriar. Se muele frita seca y el polvo de frita se aplica con un colador sobre la superficie blanda y caliente de la primera capa. El objeto esmaltado se devuelve al horno, y la capa seca se funde. Normalmente se requieren varias capas de recubrimiento en seco. El método seco se utiliza normalmente para fabricar material sanitario con piezas de fundición, como por ejemplo lavamanos. El proceso húmedo es más corriente, y por ejemplo se utiliza para esmaltar utensilios de cocina.
Dado que el esmaltado requiere muchas operaciones, los fabricantes están experimentando con la producción de una única capa fina. Un recubrimiento más delgado reduce los costes de producción, ofrece una mayor resistencia a los impactos y permite un rango más amplio de diseños.

Industria papelera




Industria papelera
Fabricación de papel
Fabricación de papel
En la ilustración se representa de forma esquemática el proceso de fabricación del papel a partir de la madera.


Industria papelera, fabricación de papel y materiales similares. El papel es la base de la comunicación escrita y, durante siglos, ha sido el soporte de cualquier forma de difusión de información. Los materiales derivados tienen multitud de usos, desde los embalajes hasta la fotografía.
Aunque, según la tradición, el origen de la industria se remonta al siglo II d.C. en China, en 2006 se descubrió, también en China, un trozo de papel escrito en el siglo I a.C. Como materia prima se empleaban tejidos residuales, corteza de morera y fibra de lino. El conocimiento técnico pasó a los árabes, que ya en el año 793 produjeron papel tal como se conoce hoy. En Europa, la primera fábrica de papel se estableció en la España musulmana alrededor de 1150. En el siglo XIV ya existían molinos en otros países de Europa, y la invención de la imprenta impulsó la demanda. El procedimiento permaneció casi invariable hasta el final del siglo XVIII, lo que motivó crisis de abastecimiento cada vez más frecuentes. En 1840 apareció el primer sistema de fabricación moderno, que empleaba una pasta obtenida de la madera por procedimientos mecánicos. En 1852 se patentó el primer proceso basado en reactivos químicos, que es el fundamento de la industria actual.

Industria farmacéutica




Industria farmacéutica
Industria farmacéutica en Puerto Rico
Industria farmacéutica en Puerto Rico
La actividad industrial representa una parte sustancial en el conjunto de la economía de Puerto Rico. En la década de 1940, el gobierno dirigido por Luis Muñoz Marín puso en marcha la denominada 'Operación Oreja', un ambicioso programa de desarrollo económico diseñado para mejorar las condiciones de vida en la isla. Atraídos por los bajos salarios, los incentivos fiscales y las ayudas ofrecidas por el gobierno para emprender negocios, los empresarios estadounidenses instalaron numerosas plantas fabriles en Puerto Rico. La mujer que aparece en la imagen trabaja en los laboratorios que la firma de productos farmacéuticos Upjohn tiene en la isla caribeña.

Industria farmacéutica, sector dedicado a la fabricación y preparación de productos químicos medicinales para la prevención o tratamiento de las enfermedades. Algunas empresas del sector fabrican productos químicos farmacéuticos a granel (producción primaria), y todas ellas los preparan para su uso médico mediante métodos conocidos colectivamente como producción secundaria. Entre los procesos de producción secundaria, altamente automatizados, se encuentran la fabricación de fármacos dosificados, como pastillas, cápsulas o sobres para administración oral, soluciones para inyección, óvulos y supositorios.
Otros preparados pueden chuparse como los dulces o caramelos, tomarse oralmente (como los jarabes) o administrarse en forma de inhalaciones con aerosoles dosificados, de gotas para la nariz, oídos u ojos, o de cremas, pomadas y lociones aplicadas sobre la piel. Algunas empresas también fabrican anestésicos y medios de contraste utilizados para visualizar estructuras corporales mediante rayos X o resonancia magnética nuclear (RMN).
Vacunación
Vacunación
Una gran parte de la producción de la industria farmacéutica corresponde a vacunas. La mayoría de las vacunas son inyectables, aunque algunas se administran por vía oral, en particular la vacuna de Sabin contra la poliomielitis, desarrollada a mediados de la década de 1950. Las vacunas protegen al organismo sometiéndole a un agente patógeno debilitado, lo que le ayuda a crear nuevos anticuerpos (inmunización a largo plazo) o proporcionándole anticuerpos activos (una solución más temporal).

Muchas compañías farmacéuticas realizan tareas de investigación y desarrollo (I+D) con el fin de introducir nuevos tratamientos mejorados. En algunos países, cada etapa de las pruebas de nuevos fármacos con animales domésticos (de granja o de laboratorio) o con seres humanos, debe recibir la autorización de los organismos reguladores nacionales. Si se produce la aprobación final se concede la autorización para utilizarlos en condiciones determinadas. En otros países se puede obtener el permiso para distribuir un fármaco presentando la autorización del país de origen.
La mayoría de los países conceden patentes para los medicamentos o fármacos recientemente desarrollados o modificados, por periodos de unos 15 años a partir de la fecha de autorización. Las compañías asignan una marca registrada a sus innovaciones, que pasa a ser de su propiedad exclusiva. Además, los nuevos medicamentos reciben un nombre genérico oficial de propiedad pública. Una vez que expira la patente, cualquier empresa que cumpla las normas del organismo regulador puede fabricar y vender productos con el nombre genérico.
La mayor parte de las empresas farmacéuticas tienen carácter internacional y poseen filiales en muchos países. El sector, tecnológicamente muy avanzado, da empleo a muchos licenciados universitarios, como biólogos, bioquímicos, químicos, ingenieros, microbiólogos, farmacéuticos, farmacólogos, médicos, físicos y veterinarios, así como diplomados en enfermería. Estos profesionales trabajan en investigación y desarrollo (I+D), producción, control de calidad, mercadotecnia, representación médica, relaciones públicas o administración general. En 1994, las dos mayores empresas farmacéuticas del mundo eran la británica Glaxo y la estadounidense Merck & Co. Cada una da empleo a unas 50.000 personas en todo el mundo, de las que unos 7.000 son licenciados universitarios.
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HISTORIA DE LA INDUSTRIA
La industria farmacéutica surgió a partir de una serie de actividades diversas relacionadas con la obtención de sustancias utilizadas en medicina. A principios del siglo XIX, los boticarios, químicos o los propietarios de herbolarios obtenían partes secas de diversas plantas, recogidas localmente o en otros continentes. Estas últimas se compraban a los especieros, que fundamentalmente importaban especias, pero como negocio secundario también comerciaban con productos utilizados con fines medicinales, entre ellos el opio de Persia o la ipecacuana y la corteza de quina de Sudamérica. Los productos químicos sencillos y los minerales se adquirían a comerciantes de aceites, gomas y encurtidos.
Los boticarios y químicos fabricaban diversos preparados con estas sustancias, como extractos, tinturas, mezclas, lociones, pomadas o píldoras. Algunos profesionales confeccionaban mayor cantidad de preparados de la que necesitaban para su propio uso y los vendían a granel a sus colegas.
Algunas medicinas, como las preparadas a partir de la quina, de la belladona, de la digital, del cornezuelo del centeno (Claviceps purpurea) o del opio (látex seco de la adormidera Papaver somniferum), eran realmente útiles, pero su actividad presentaba variaciones considerables. En 1820, el químico francés Joseph Pelleterier preparó el alcaloide activo de la corteza de quina y lo llamó quinina. Después de ese logro aisló varios alcaloides más, entre ellos la atropina (obtenida de la belladona) o la estricnina (obtenida de la nuez vómica).
Su trabajo y el de otros investigadores hizo posible normalizar varias medicinas y extraer de forma comercial sus principios activos. Una de las primeras empresas que extrajo alcaloides puros en cantidades comerciales fue la farmacia de T.H. Smith Ltd. en Edimburgo, Escocia. Pronto los detalles de las pruebas químicas fueron difundidos en las farmacopeas, lo que obligó a los fabricantes a establecer sus propios laboratorios.
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LAS PRIMERAS MEDICINAS SINTÉTICAS
Los productos químicos extraídos de plantas o animales se conocían como orgánicos, en contraposición a los compuestos inorgánicos derivados de otras fuentes; se creía que los primeros sólo podían ser producidos por los organismos vivos, de ahí su nombre. En 1828, sin embargo, el químico alemán Friedrich Wöhler calentó un compuesto inorgánico, el cianato de amonio, y logró producir urea, que anteriormente sólo se había conseguido aislar a partir de la orina.
Esa síntesis revolucionaria hizo que se intentaran sintetizar otros compuestos orgánicos. Para la futura industria farmacéutica tuvo gran importancia el descubrimiento accidental, en 1856, del primer colorante sintético, la ‘malva’. Este descubrimiento del joven estudiante británico de química William Henry Perkin incitó a diversos fabricantes de Alemania y Suiza a desarrollar nuevos colores sintéticos, con lo que se ampliaron los conocimientos sobre la nueva química.
Los colorantes o tintes sintéticos tuvieron un impacto enorme en los avances médicos. Aumentaron considerablemente la gama de productos biológicos de tinción, con lo que aceleraron el progreso de la bacteriología y la histología. La búsqueda de nuevos colores estimuló el estudio de la química orgánica, lo que a su vez fomentó la investigación de nuevas medicinas. El primer fármaco sintético fue la acetofenidina, comercializada en 1885 como analgésico por la empresa Bayer de Leverkusen (Alemania) bajo la marca Phenacetin. El paracetamol utilizado hoy como analgésico se derivó posteriormente de aquel compuesto.
El segundo fármaco sintético importante, comercializado en 1897, fue el ácido acetilsalicílico, creado por el doctor Felix Hoffmann en los laboratorios de investigación de Bayer. Este fármaco se vendió en todo el mundo con el nombre comercial de aspirina, propiedad de Bayer, y supuso un tratamiento nuevo y eficaz para los dolores reumáticos. A partir de estos primeros comienzos, Bayer creció hasta convertirse en la gigantesca empresa IG Farbenindustrie.
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LOS PRIMEROS FÁRMACOS ANTIINFECCIOSOS
El primer fármaco que curó una enfermedad infecciosa que causaba una gran mortalidad fue la ‘bala mágica’ del bacteriólogo alemán Paul Ehrlich. Convencido de que el arsénico era clave para curar la sífilis, una enfermedad venérea, Ehrlich sintetizó cientos de compuestos orgánicos del arsénico. Más tarde inyectó estos compuestos en ratones previamente infectados con el organismo causante de la enfermedad, la Treponema pallidum. Algunos de los 605 compuestos probados mostraron ciertos indicios prometedores, pero morían demasiados ratones. En 1910, fabricó y probó el compuesto número 606, la arsfenamina, que restablecía plenamente a los ratones infectados.
Ehrlich se enfrentó entonces al problema de fabricar su compuesto en grandes cantidades, preparado de forma adecuada para su inyección, así como para su distribución. Buscó la ayuda de la empresa química Hoechst AG, de Frankfurt (Alemania). La empresa comercializó la sustancia en ampollas de vidrio con una dosis única de arsfenamina en polvo, que debía disolverse en agua esterilizada antes de ser inyectada. El fármaco, exportado a todo el mundo, recibió el nombre comercial de salvarsán. Este proceso de descubrimiento, producción comercial y distribución sigue siendo típico de la industria farmacéutica.
En 1916 los científicos de Bayer inventaron un fármaco eficaz para tratar una enfermedad tropical, la tripanosomiasis o enfermedad del sueño. Este mal, que afecta a los seres humanos y al ganado, es provocado por microorganismos llamados tripanosomas, transportados por la mosca tsetsé. La I Guerra Mundial interrumpió los suministros de productos químicos alemanes (y también suizos) a Gran Bretaña y Estados Unidos, lo que estimuló las actividades de investigación y desarrollo en esos países.
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DIABETES Y ANEMIA PERNICIOSA
Se considera que los años de entreguerras correspondieron a la ‘adolescencia’ de la industria farmacéutica. El 11 de enero de 1922, en la Universidad de Toronto (Canadá), F. G. Banting y Charles H. Best inyectaron un extracto pancreático a un muchacho de 14 años cuya diabetes se consideraba terminal, y sus síntomas remitieron. Inmediatamente surgió una demanda mundial de la sustancia salvadora, denominada insulina. Este avance revolucionario supuso el Premio Nobel de Fisiología y Medicina para ambos científicos.
Las autoridades de la Universidad de Toronto se dieron cuenta de que necesitaban plantearse los problemas de la fabricación y distribución de insulina con un enfoque comercial, para lo que recurrieron a la empresa farmacéutica estadounidense Eli Lilly, de Indianápolis (Indiana). A mediados de 1923, Lilly comercializaba ya suficiente insulina para tratar a miles de diabéticos en Norteamérica. Las empresas farmacéuticas europeas que fabricaban insulina bajo licencia de la Universidad de Toronto obtuvieron un éxito similar.
Después de estos excelentes resultados, Lilly produjo en 1928 un extracto de hígado de gusto aceptable; hasta entonces, los afectados por la anemia perniciosa tenían que comer regularmente hígado crudo para sobrevivir, un régimen al que sustituyó el nuevo fármaco. El tratamiento de la anemia perniciosa volvió a transformarse en 1948, cuando un equipo de investigación de Glaxo dirigido por el doctor E. Lester Smith aisló la vitamina B12, también conocida como cianocobalamina, a partir de hígado. La compañía descubrió la forma de fabricar esta vitamina en grandes cantidades mediante la fermentación de la pita o agave.
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SULFAMIDAS Y ANTIBIÓTICOS
Ernst Chain
Ernst Chain
El bioquímico y patólogo británico Ernst Boris Chain obtuvo el Premio Nobel de Fisiología y Medicina en 1945. Las investigaciones de Chain sobre anticuerpos y enzimas dieron como resultado la producción de penicilina a pequeña escala.

En 1935 el patólogo alemán Gerhard Domagk, de los laboratorios Bayer, comprobó que un colorante comercializado con el nombre de prontosil era eficaz contra la infección por estreptococos. Estos microorganismos eran los causantes de la sepsis puerperal, una enfermedad que a veces seguía al parto y provocaba con frecuencia la muerte de la madre. Se demostró que la parte activa de la molécula del prontosil era el radical sulfonamida, lo que estimuló a los investigadores farmacéuticos a sintetizar una serie de fármacos nuevos conocidos como sulfonamidas o sulfamidas.
En 1928 Alexander Fleming descubrió la penicilina y sugirió que podría usarse para tratar determinadas infecciones bacterianas. Sin embargo, este uso no se consideró seriamente hasta 1940, cuando Howard Florey y Ernst Chain (un científico huido de la Alemania nazi) consiguieron producir y presentar la penicilina en una forma utilizable. Una serie de empresas del Reino Unido reconocieron su utilidad para el tratamiento de heridas de guerra y comenzaron a fabricarla a partir de cultivos de Penicillium desarrollados en baterías de botellas de vidrio. Las cantidades producidas eran insuficientes, por lo que Florey se desplazó a Estados Unidos para convencer a las compañías farmacéuticas de que fabricaran penicilina. La empresa química estadounidense Pfizer, de Brooklyn, fabricaba ácido cítrico mediante la fermentación de melazas. Después de muchas investigaciones adaptó dicho proceso para producir penicilina. Después de la guerra, los tres científicos recibieron el Premio Nobel por sus trabajos, y la penicilina pasó a estar disponible en todo el mundo.
Descubrimiento de la penicilina
Descubrimiento de la penicilina
La penicilina fue descubierta accidentalmente por Alexander Fleming en 1928, durante sus investigaciones sobre la gripe. La penicilina, un importante antibiótico derivado de un moho, es eficaz contra una amplia gama de bacterias patógenas. Actúa destruyéndolas de forma directa o inhibiendo su crecimiento.

Pronto se descubrieron otras sustancias activas contra infecciones muy diversas, que se denominaron colectivamente antibióticos. Uno de los más conocidos fue la estreptomicina, descubierta por Selman A. Waksman y desarrollada en los laboratorios de la empresa farmacéutica estadounidense Merck & Co., de Nueva Jersey. Junto con los productos antibacterianos isoniacida y ácido p-aminosalicílico, la estreptomicina curaba la tuberculosis, causada por el bacilo de Koch.
La acción eficaz de la isoniacida se descubrió de forma simultánea en los laboratorios de Squibb, en Estados Unidos, y de Hoffmann-La Roche, en Suiza. Desgraciadamente para ambas empresas, la sustancia ya se había sintetizado en 1911 como ‘curiosidad química’, por lo que no pudieron obtener ninguna patente para cubrir el coste de la investigación y desarrollo del producto.
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NUEVAS MEDIDAS DE CONTROL TRAS EL CASO DE LA TALIDOMIDA
En la década de 1950 la industria farmacéutica alcanzó su mayoría de edad. Los laboratorios farmacéuticos alemanes, belgas, británicos, franceses, suecos y suizos elaboraron fármacos nuevos y eficaces (y a veces no tan eficaces). El mercado se vio inundado de nuevos antibióticos (penicilinas modificadas químicamente para destruir a las bacterias que se habían hecho resistentes a los productos más antiguos), antihistamínicos para tratar alergias como la urticaria o la fiebre del heno, nuevos analgésicos, somníferos y anestésicos, a medida que las compañías farmacéuticas invertían cada vez más en investigación y desarrollo.
Los titulares de los periódicos europeos comenzaron a expresar críticas por la falta de control del sector a raíz del desastre de la talidomida. Este fármaco fue descubierto en Alemania en 1953 y comercializado en ese país en 1956.
La talidomida era un tratamiento eficaz para la depresión de los primeros meses del embarazo, un trastorno que a veces llevaba al suicidio a algunas mujeres. Pero, a finales de la década de 1950, se observó que el número de niños nacidos con miembros desarrollados de forma incompleta era estadísticamente mayor entre los hijos de madres tratadas con ese fármaco. Experimentos posteriores con animales demostraron que la talidomida dañaba el crecimiento de los miembros en el embrión e interrumpía el desarrollo normal de éstos. La difusión de este descubrimiento hizo que el fármaco se retirara en todos los países. La compañía alemana fue acusada de ocultar pruebas y desapareció deshonrosamente.
A partir de 1970 se establecieron en muchos países organismos gubernamentales para controlar la calidad, los ensayos clínicos y el empaquetado, etiquetado y distribución de los fármacos. Conceden autorizaciones tanto para los fármacos como para sus fabricantes y sus inspectores tienen derecho a visitar en cualquier momento las instalaciones donde se fabrican y almacenan productos farmacéuticos. Otros organismos son responsables de controlar la fabricación y distribución de medicinas y productos de crecimiento para animales. La distribución de los numerosísimos fármacos disponibles a las miles de farmacias y clínicas existentes sería casi imposible sin los servicios de distribuidores mayoristas estratégicamente situados que realizan suministros diarios. Las farmacias locales, el último eslabón en la cadena del suministro de fármacos a los ciudadanos, son inspeccionadas por agentes responsables de los diferentes ministerios o departamentos de Sanidad.
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LA PÍLDORA ANTICONCEPTIVA
El éxito de los nuevos fármacos se ha visto subrayado por el marcado aumento en la esperanza de vida en muchas partes del mundo. La industria farmacéutica también respondió a la necesidad de formas más fiables de control de la natalidad. Al descubrimiento y aislamiento de las hormonas sexuales, tras los trabajos que Adolf Butenandt realizó en Berlín en la primera mitad del siglo XX, le siguió su producción comercial por Schering AG en Alemania y Organon BV en los Países Bajos. Esto hizo posible el desarrollo después de la II Guerra Mundial de píldoras (de hecho son pastillas) anticonceptivas eficaces. Estos mismos trabajos permitieron el desarrollo posterior de la terapia de sustitución hormonal (TSH) posmenopáusica.
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ESCALA DE LA INDUSTRIA FARMACÉUTICA MODERNA
Las compañías farmacéuticas fueron creadas en diferentes países por empresarios o profesionales, en su mayoría antes de la II Guerra Mundial. Allen & Hambury y Wellcome, de Londres, Merck, de Darmstadt (Alemania), y las empresas estadounidenses Parke Davis, Warner Lambert y Smithkline & French fueron fundadas por farmacéuticos. La farmacia de Edimburgo que produjo el cloroformo utilizado por James Young Simpson para asistir en el parto a la reina Victoria también se convirtió en una importante empresa de suministro de fármacos. Algunas compañías surgieron a raíz de los comienzos de la industria química, como por ejemplo Zeneca en el Reino Unido, Rhône-Poulenc en Francia, Bayer y Hoechst en Alemania o Ciba-Geigy y Hoffmann-La Roche en Suiza. La belga Janssen, la estadounidense Squibb y la francesa Roussell fueron fundadas por profesionales de la medicina.
Las nuevas técnicas, la fabricación de moléculas más complicadas y el uso de aparatos cada vez más caros han aumentado enormemente los costes. Estas dificultades se ven incrementadas por la presión para reducir los precios del sector, ante la preocupación de los gobiernos por el envejecimiento de la población y el consiguiente aumento de los gastos sanitarios, que suponen una proporción cada vez mayor de los presupuestos estatales.
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INVESTIGACIÓN Y ENSAYOS CLÍNICOS
Jonas Edward Salk
Jonas Edward Salk
La primera vacuna eficaz empleada para prevenir la poliomielitis fue desarrollada en 1952 por Jonas Salk. Los trabajos anteriores de Salk sobre una vacuna contra la gripe durante la década de 1940 le llevaron a su descubrimiento. A mediados de la década de 1950 la vacuna se había distribuido ampliamente y la incidencia de la poliomielitis había disminuido mucho.

La innovación prosigue su veloz curso a medida que la investigación básica en universidades, hospitales y laboratorios, financiada tanto por contribuciones de la industria como por otras fuentes, realiza nuevos descubrimientos sobre los tejidos y órganos de los seres vivos. En la actualidad la investigación de los laboratorios de las compañías farmacéuticas centra su interés en el hallazgo de tratamientos mejorados para el cáncer, las enfermedades del sistema nervioso central, las enfermedades virales como el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA), la artritis y las enfermedades del aparato circulatorio.
El descubrimiento de la estructura del ácido desoxirribonucleico (ADN) a principios de la década de 1950 hizo posible el desarrollo de nuevas técnicas que han llevado a la producción de prostaglandinas, interferón, nuevas vacunas, el factor de coagulación sanguínea y muchos otros compuestos bioquímicos complejos que antes eran difíciles o imposibles de fabricar. Los directivos de las compañías farmacéuticas comprenden plenamente la importancia de la ingeniería genética para el desarrollo de nuevos fármacos en la actualidad y en el futuro.
El uso de animales vivos en la investigación médica es fuente de polémica. Aunque los farmacólogos han desarrollado y siguen desarrollando técnicas para evitar su uso, los animales vivos (fundamentalmente ratas y ratones) siguen siendo cruciales para muchos procedimientos. Los organismos de control médico insisten en que se deben utilizar dos especies distintas para comprobar la posible toxicidad de una nueva sustancia antes de conceder el permiso para comenzar ensayos clínicos.
La primera fase de estos ensayos implica la cooperación voluntaria de personas sanas que reciben un breve tratamiento del nuevo fármaco. Si no aparecen problemas, el organismo oficial que otorgó la autorización permite el inicio de la segunda fase de los ensayos, en la que unos pocos asesores especializados prueban el producto con un grupo seleccionado de pacientes. Basándose en sus recomendaciones, la compañía puede solicitar permiso para llevar a cabo la tercera fase de los ensayos, de carácter más amplio. Si esta última fase produce resultados satisfactorios, se solicita la autorización del fármaco. En algunos casos es necesario repetir un procedimiento similar en aquellos países donde se quiera comercializar.
Generalmente los ensayos se llevan a cabo en hospitales, donde es posible organizar ensayos denominados ‘de doble ciego’. Los pacientes se dividen en dos o tres grupos; uno de ellos recibe el fármaco que se quiere probar, otro recibe un placebo (una sustancia inactiva) y a veces un tercer grupo recibe otro producto con el que se quiere comparar el nuevo fármaco. Los tres compuestos se presentan de forma que ni el paciente ni el médico puedan diferenciarlos. Sólo el farmacéutico del hospital sabe qué grupo recibe cada compuesto y no divulga los resultados hasta el final del ensayo, cuando los médicos hayan evaluado los resultados clínicos. En el caso de medicinas para animales, se realizan ensayos similares que son llevados a cabo por veterinarios.
En la actualidad la mayoría de los gobiernos occidentales considera que un requisito para la producción y distribución de fármacos seguros y eficaces es que la industria farmacéutica continúe en manos de la empresa privada. Otro requisito es el establecimiento de organismos gubernamentales de vigilancia compuestos por expertos y con poderes para conceder o negar la autorización a las compañías farmacéuticas para comercializar sus productos, según criterios de calidad de los mismos y seguridad para los pacientes. Estos organismos de control son los responsables de impedir abusos o irresponsabilidades por parte de los fabricantes, con lo que reducen la posibilidad de que aparezcan peligros para la salud y se produzcan desastres como el de la talidomida.

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