El invento de la Incubación artificial





Incubación artificial, término utilizado para describir el empollado de huevos por métodos artificiales. Los principios y la práctica de la incubación artificial son conocidos desde tiempos de los egipcios, quienes usaban hornos para empollar huevos en gran número. Esta técnica fue transmitida a lo largo de generaciones y redescubierta por viajeros que visitaron Oriente Próximo en el siglo XVII. No obstante los intentos de introducir el método en Europa por aquella época no tuvieron éxito.
Un distinguido científico y miembro de la Academia de Ciencias (véase Instituto de Francia), R.F.A. de Réaumur, publicó en 1749 un trabajo sobre los hornos de incubación egipcios en su libro El arte de empollar y criar aves domésticas en cualquier momento del año, bien por medio de lechos calientes o por fuego común. Desarrolló incubadoras que usaban el calor de lechos de estiércol en fermentación. Existía un sistema de tubos de ventilación y la temperatura se medía con un termómetro de alcohol. Francia conservó el liderazgo en el uso de esta técnica, y en 1816 se hizo público otro sistema que empleaba tuberías de agua caliente dispuestas en capas planas y unidas a una caldera. La temperatura del agua se regulaba por medio de un termostato metálico de expansión, uno de los primeros en ser inventados y obtener una patente en 1778. A partir de allí surgieron múltiples variaciones en Francia, Reino Unido y Estados Unidos, pero ninguna de ellas era realmente práctica.
La invención de un termostato por Richard Hearson en 1881 marcó el inicio de la industria incubadora moderna en muchos lugares. El termostato consistía en dos cuadros de metal flexible, soldados entre sí por los bordes en cuyo interior había una almohadilla empapada en una mezcla de éter y alcohol. Cuando la mezcla alcanzaba el punto de ebullición, la expansión de la cápsula de metal accionaba una palanca que, a su vez, permitía el escape de los gases calefactores. Con el desarrollo de un sistema eléctrico en 1923, llegó la era de los sistemas modernos de incubación. Hoy en día, la incubación es un eslabón esencial en la cadena de producción de las empresas avícolas especializadas en la cría de pollos. Las unidades mecanizadas son capaces de hacerse cargo de más de 250.000 huevos a la semana. Se prevé que en el futuro se pondrá mayor énfasis en la tecnología para mantener los niveles sanitarios, la inmunización in ova, así como para satisfacer las necesidades de unas limitaciones medioambientales cada vez más rígidas.

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