Partido Moderado, organización política española del siglo XIX, el principal partido durante el reinado de Isabel II, nacido en 1834 bajo la presidencia gubernamental de Francisco Martínez de la Rosa. Su verdadero auge tuvo lugar con el liderazgo del general Ramón María Narváez, durante la llamada Década Moderada (1844-1854), y su existencia llegó a su fin con el triunfo de la revolución de 1868, que derrocó a la reina Isabel II.
La escisión del liberalismo constitucional español se produjo durante el Trienio Liberal (1820-1823), cuando aparecieron dos claras tendencias entre quienes se oponían al ejercicio del absolutismo monárquico: de un lado, los llamados ‘exaltados’ y, de otro, los conocidos como ‘moderados’. Estos últimos jugaron un decisivo papel a partir del fallecimiento del rey Fernando VII y el consiguiente inicio del reinado de Isabel II bajo la regencia de su madre, María Cristina de Borbón, en 1833, pero especialmente desde que en enero de 1834 comenzó el gobierno de Martínez de la Rosa. Quedó así ligado el moderantismo a las reformas políticas de María Cristina de Borbón (fundamentalmente al Estatuto Real de ese año, una carta otorgada sin categoría propiamente constitucional). Después de la sublevación de la Granja de 1836 y el subsiguiente dominio de su formación antagonista, el Partido Progresista, plasmada en la Constitución de 1837, el Partido Moderado vio como su influencia política se perdía definitivamente durante la regencia del general Baldomero Fernández Espartero (1840-1843), a cuya caída contribuyeron decisivamente tras abandonar el sistema político y participar en distintas conspiraciones y rebeliones.
Cuando el 3 de mayo de 1844, Narváez fue llamado por vez primera a presidir el gobierno, dio comienzo la denominada Década Moderada, durante la cual el partido confeccionó su definitivo modelo político. Su liberalismo doctrinario se resumió en la Constitución de 1845, la administración centralista, la soberanía compartida, la Corona moderadora, el bicameralismo y el sufragio censitario. Sus miembros más destacados, además de Narváez, fueron, entre otros, Pedro José Pidal, Alejandro Mon, Juan Bravo Murillo, Luis González Bravo, Manuel Pavía y Lacy, Cándido Nocedal, Luis José Sartorius y Lorenzo Arrazola y García. Siempre bajo la indiscutible figura de Narváez, se escindió entre los partidarios de la Constitución de 1845, encabezados por Pidal y por Mon, los semiabsolutistas de Manuel de la Pezuela y Ceballos, segundo marqués de Viluma, y los puritanos más liberales de Joaquín Francisco Pacheco y Nicomedes Pastor Díaz.
Tras la reacción revolucionaria de 1854, simbolizada en el triunfo de la Vicalvarada de 1854, y la llegada del Bienio Progresista (1854-1856), el Partido Moderado quedó al margen del gobierno. Desde 1856, compartió de alguna manera el poder con la Unión Liberal del general Leopoldo O’Donnell, si bien en una relación preeminente respecto de aquélla. La liquidación del moderantismo histórico se produjo en 1868 con el triunfo de la revolución que ese año acabó con el reinado de Isabel II, dando paso al Sexenio Democrático (1868-1874). Durante los primeros años de la Restauración, iniciada a finales de 1874, sobrevivió en un pequeño grupúsculo pero pronto su herencia fue recogida por el Partido Conservador, liderado por Antonio Cánovas del Castillo, verdadero vertebrador del sistema político propio de ese periodo.
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