El invento del: Constructivismo
Cartel ruso
El fotomontaje es
una de las técnicas más empleadas en el diseño de carteles, especialmente
durante las primeras décadas del siglo XX, años en los que tendencias
artísticas como el constructivismo ejercieron gran influencia en este arte. En
este ejemplo, diseñado por Gustav Klucis en 1930, la composición en diagonal y
la utilización de motivos figurativos para obtener imágenes casi abstractas son
típicas de este movimiento de origen ruso.
Constructivismo, movimiento artístico
ruso de principios del siglo XX que ejerció una importante influencia en el
arte europeo. Fue fundado por el escultor y pintor ruso Vladímir Tatlin. El
marco donde se inscribe este movimiento es el formado por los pintores de
izquierdas y por los ideólogos de la acción de masas. El nombre lo empleó por
primera vez el crítico e historiador del arte ruso Nikolai Punin en 1913, y
hacía referencia a la construcción de esculturas abstractas partiendo de una
gran variedad de materiales industriales, como metal, alambre y trozos de
plástico. No existe sin embargo un programa estético constructivista, sino que
se trata más bien de trayectorias artísticas similares en tiempo y espacio.
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LA TEORÍA CONSTRUCTIVISTA
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La base teórica se sitúa
en la idea de la construcción que procede de la práctica cubista desarrollada
por Pablo Picasso y Georges Braque a principios de la década de 1910, y que se
basa a su vez en las ideas de Guillaume Apollinaire sobre la voluntad de los
nuevos artistas por construir una nueva figuración plástica que “no tomara sus
elementos de la realidad perceptible sino de la existente en la concepción
pura”. Estas ideas fueron retomadas por los cubo-futuristas rusos, como Tatlin
o Kazimir Maliévich, que se lanzan a la creación de un arte no objetivo. Así,
en mayo de 1914, Tatlin mostró en su taller moscovita sus primeros relieves
polimateriales, que él llamó composiciones sintético-estáticas. Esa
polimaterialidad tenía también un origen cubo-futurista, y ya había sido
reivindicada por Umberto Boccioni. Un año después, en diciembre de 1915, Tatlin
participó en la “Última Exposición Futurista 0.10” en la galería
Dobytchina de Petrogrado, donde presentó 13 nuevos relieves, definitivamente
abstractos, que se consideran como objetos artísticos autónomos. Se trata de
una serie de relieves angulares, suspendidos por cables desde el techo, y
realizados con trozos de hierro, cristal y madera.
La creación de un arte
no objetivo implica que los elementos o las formas no objetivas creadas deben
disponerse en una relación productiva, definida por el material empleado, de
tal manera que cada uno de los elementos posea una carga dinámica propia: la
relación productiva define entonces la estructura de la obra. Se sumaron a este
movimiento numerosos artistas como Alexandr Rodchenko, El Lissitzky, Naum Gabo,
Antón Pevsner, Alexandra Exter o Liubov Popova, entre otros. Pero en 1919 surge
el conflicto entre esta corriente y el suprematismo que lideraba Maliévich,
tras la exposición “Creación no objetiva y suprematismo”, que continuó con otra
exposición celebrada en Moscú en septiembre de 1921, “5 x 5 = 25”, donde
algunos constructivistas se muestran favorables a una creación artística
cercana al suprematismo. Tal es el caso de Rodchenko, quien exige una
transformación de la práctica plástica hacia una no objetividad pura y
conceptual, en relación con las teorías de Maliévich: para esta exposición
presentó tres monocromos que suponen una respuesta al suprematismo blanco de
Maliévich.
En 1920 Gabo y Pevsner
publicaron en Moscú el Manifiesto realista, de inspiración futurista,
donde se exponen los principios teóricos de la nueva plástica. Un año después,
el 24 de noviembre de 1921, 25 pintores moscovitas lanzaron una declaración en
la que proponían abandonar las formas puras para dedicarse a la producción de
modelos de objetos utilitarios. Comienza así la mutación hacia el productivismo
y el fin del constructivismo, pues abandonando el concepto de la autonomía de
la obra, este se sustituye por el concepto de su uso extraartístico, que no es
sino un retorno a la práctica mimética que desembocará en el realismo
socialista.
Aunque el movimiento se
dividió en diferentes corrientes en la década de 1920 (el ala productivista
liderada por Tatlin y el ala formalista de Leonidov), en general el
constructivismo defendió los ideales del utilitarismo, el funcionalismo y la
abstracción. El utilitarismo, actitud frente al arte que dominaba en la recién
constituida Unión Soviética (URSS), sostenía que el arte debía ser fácil de
comprender y tener una utilidad social. Tatlin fusionó su dogma constructivista
con el del nuevo Estado comunista, convirtiéndose en un diseñador poderoso e
influyente dentro del nuevo orden estético.
El constructivismo ejerció
una gran influencia sobre la escultura, la arquitectura y, especialmente, el
diseño industrial del siglo XX, y su defensa de los materiales modernos y de
las líneas puras sirvió para reforzar la naciente estética del funcionalismo.
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ESCULTURA
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La mayor parte de los
relieves realizados por Tatlin se sitúan entre 1913 y 1917. Durante los dos
años siguientes, los alumnos de los Svomas, los Talleres Libres
Moscovitas, practicaron este tipo de relieve. En torno a 1919 surge la estética
lineísta, que propone la línea como representación simbólica de la superficie,
sustituyendo así al plano. Entre las primeras obras lineístas están las de
Rodchenko y las de la asociación de jóvenes pintores Obmokhu, compuesta por la
primera promoción de alumnos de los Svomas. Estas construcciones no
objetivas de tipo lineal fueron expuestas en mayo de 1921 en una muestra en
Moscú.
Un año antes, en 1920,
Tatlin había presentado en Petrogrado (actual San Petersburgo) su maqueta
conmemorativa Monumento a la Tercera Internacional. Se trata de una
estructura desnuda de un edificio en espiral, cuyo interior está compuesto por
volúmenes primarios concebidos como utilitarios: cilindro, cubo y pirámide. El
modelo fue expuesto en Moscú en 1921 y en París en 1925, convirtiéndose en el
símbolo del constructivismo.
Tras la declaración de
1921 y el abandono consecuente de la creación de formas puras, los escultores
dirigen su atención hacia la decoración teatral; tal es el caso de las
producciones de Liubov Popova y Varvara Stepanova para representaciones
teatrales del director ruso Vsiévolod Meyerhold en 1922.
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ARQUITECTURA
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Dentro de este campo se
dio más la experimentación que la construcción. Aparte del proyecto de Tatlin
para la III Internacional, en 1923 los hermanos Vesnin crearon uno para el
palacio del Trabajo, que supone el primer intento por crear una nueva tipología
destinada a un nuevo grupo social; un año después realizaron otro proyecto para
el edificio del periódico Pravda en San Petersburgo (entonces
Leningrado), también de vidrio, hierro y cemento armado.
En 1925 Konstantin Melnikov
construyó el pabellón de la URSS para la Exposición Internacional de Artes
Decorativas de París. Carente de cualquier tipo de decoración, tenía una
estructura de madera, con grandes ventanales cuadrados y una escalera al aire
libre en uno de los laterales, que equilibraba el peso con unas estructuras
entrecruzadas.
La experimentación arquitectónica
duró prácticamente hasta 1933. Durante ese tiempo se desarrollaron numerosos
proyectos enfocados a la creación de nuevas tipologías, como centros
comunitarios, fábricas o revolucionarias hipótesis urbanísticas.
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PINTURA
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La pintura constructivista
gira principalmente en torno a tres personajes: Alexandra Exter, Alexandr
Rodchenko y Liubov Popova. Exter adquirió una amplia experiencia cubista y
futurista durante su estancia en París entre los años 1914 y 1915, realizando
una serie de composiciones, futuristas la mayoría, muy dinámicas. A partir de
1916 creó numerosos decorados constructivistas para montajes teatrales: en
1916, para la obra Famira Kifared, y un año después, el decorado y el
vestuario para Salomé. A partir de ese mismo año creó otra serie de
composiciones donde esas formas no objetivas propuestas por el constructivismo
se disponían en una verdadera explosión cromática, organizadas en torno a un
punto energético central que las articulaba. También en 1917 participó en la
exposición “Valet de Carreau”, organizada por la asociación de pintores
moscovitas con el mismo nombre; esta muestra fue prácticamente una
retrospectiva de la obra de Exter.
En torno a la figura de
Exter se creó un círculo que más tenía que ver con el suprematismo que con el
constructivismo. En ese círculo se incluye la figura de Popova, pintora amiga
de Exter, perteneciente a la tradición cubo-futurista, y que en 1916 comenzó la
serie “Arquitectónicas”, un conjunto de composiciones no objetivas
suprematistas. Un año después participó en el seminario “Supremus” que impartió
Maliévich, pero poco a poco su pintura fue virando hacia el constructivismo a
través de la influencia de Exter y Rodchenko. En 1921 se adscribe a la
declaración productivista; a partir de ese momento sus obras tendrán un
carácter ‘real’.
El otro gran pintor constructivista
es Rodchenko, pintor, escultor, fotógrafo y cartelista. Sus tres monocromos
presentados en la exposición “5 x 5 = 25” de 1921 fueron considerados por el crítico
e historiador de arte Nikolai Tarabukin como “el fin de la pintura” o “el
suicidio del pintor”.
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