Unión Económica y Monetaria (UEM)
Signo del euro
El signo oficial del euro (registrado como tal en la Organización Internacional de Normalización, ISO) tiene como protagonista a una letra E (inicial tanto de la moneda única europea como de la propia Europa), definida de forma gráfica según el modelo de la letra epsilon del alfabeto griego. Las dos líneas paralelas que la cruzan simbolizan su estabilidad.
Unión Económica y Monetaria (UEM), proceso de integración económica cuyo objetivo final era la creación de una moneda única –el euro- y de un único banco central (rector de la política económica y monetaria) en el seno de la Unión Europea (UE).
2 | HISTORIA. FASES DE LA UEM |
El proyecto de la UEM fue formulado por vez primera en el Plan Werner (1970), así denominado porque fue presentado a la Comisión Europea por el entonces primer ministro de Luxemburgo, Pierre Werner, que proponía la integración monetaria en la Comunidad Europea antes de 1980. Poco a poco se fueron reduciendo los márgenes de intervención de los Gobiernos nacionales, pero el proceso se detuvo a causa del aumento de los precios del petróleo y de la inflación mundial desencadenada a mediados de la década de 1970, que produjo una divergencia de los tipos de cambio.
El mecanismo de tipos de cambio del Sistema Monetario Europeo (SME) fue creado en 1979, pero guardaba poca relación con el objetivo de la integración económica y monetaria, al menos en principio, ya que permitía el reajuste de los tipos de cambio. Las propuestas tendentes a crear una unión monetaria reaparecieron con fuerza en 1988. El Informe Delors (1989), del entonces presidente de la Comisión Europea, Jacques Delors, incluía un plan detallado para alcanzar la integración. Con algunas modificaciones, los 12 países que firmaron el Tratado de Maastricht en febrero de 1992 aceptaron este plan (salvo Dinamarca y Reino Unido, que lograron posponer su adhesión a la unión económica y monetaria en virtud de una cláusula de opting out).
Monedas de euro
En la imagen, aspecto de las distintas monedas de 1 euro que circulan en diez de los países de la Unión Europea. En el extremo inferior derecho, el euro "español", con la efigie del rey Juan Carlos I.
El Tratado de Maastricht establecía un proceso compuesto por tres fases que habían de preceder a la plena integración económica y monetaria de los Estados miembros. Durante dichas etapas debían superarse todos los obstáculos y ser creadas las redes institucionales y estructurales que permitieran la sustitución de las distintas divisas nacionales por una moneda única.
Tasas de cambio del euro
En este cuadro se pueden consultar las distintas tasas de conversión con respecto al euro de las monedas nacionales de los 11 países en que la moneda única europea arrancó el día 1 de enero de 1999.
En la primera etapa (1990-1993) se fortalecieron los principios de cooperación económica y monetaria entre los Estados miembros, especialmente a través del establecimiento del Mercado Único Europeo, la consagración del principio de libertad de circulación de capitales y el compromiso de los países socios de asegurar las condiciones económicas que, cumpliendo los criterios de convergencia sancionados en Maastricht, permitieran la futura integración.
La segunda etapa se inició el 1 de enero de 1994 y se extendió hasta el 31 de diciembre de 1998. Durante este periodo se fundó el Instituto Monetario Europeo (IME), antecesor del Banco Central Europeo (BCE), que pasó a coordinar la cooperación en materia de política monetaria de los gobernadores de cada banco central nacional, aunque cada uno de éstos siguió diseñando la política monetaria de su país respectivo. Esta segunda etapa supuso el tránsito más difícil para los Estados integrantes de la UE, pues durante esos cuatro años debieron producirse los necesarios reajustes económicos que garantizaran el cumplimiento de los requisitos establecidos en Maastricht. El Tratado citaba de manera muy concreta los criterios macroeconómicos de convergencia necesarios para que un país pudiera pasar a formar parte de la moneda única: (1) durante al menos los dos años anteriores a la unión monetaria no se podría cambiar el tipo de cambio de la moneda sobrepasando los márgenes de fluctuación establecidos en el SME; (2) la inflación no podría sobrepasar en más de 1,5 puntos porcentuales la media de los tres países con menor índice; (3) el tipo de interés medio a largo plazo no podría superar la media de los tres países también con menores índices; (4) no se podría tener un déficit fiscal superior al 3% del producto interior bruto (PIB), ni la deuda pública podría sobrepasar el 60% del mismo. El final de esta segunda etapa estuvo marcado por la cumbre que el Consejo Europeo celebró los tres primeros días de mayo de 1998 en Bruselas. Se fijó el día 1 de enero de 1999 como fecha en que el euro (nombre otorgado a la moneda única europea en diciembre de 1995) se convertiría en divisa de los once países seleccionados para este primer arranque (todos los integrantes de la UE, excepto Reino Unido, Dinamarca y Suecia —que se autoexcluyeron— y Grecia —que no cumplió los criterios de convergencia—). Además, se constituyó el primer Comité Ejecutivo del BCE, que inició su funcionamiento el 1 de julio de ese mismo año y que desde el 1 de enero de 1999 (junto a los gobernadores de los bancos centrales de cada país, con los cuales pasaba a integrar el Sistema Europeo de Bancos Centrales) comenzó a dirigir las políticas económica y monetaria del euro. En el caso de Grecia, esta segunda etapa se prolongó durante algún tiempo; en la reunión que el Consejo Europeo mantuvo en Feira (Portugal) en junio de 2000, se anunció que dicho país había cumplido finalmente los criterios de convergencia y que podría sumarse al grupo del euro el 1 de enero de 2001. Por lo que respecta al caso de Dinamarca, el 28 de septiembre de 2000 se celebró un referéndum en el que el 53,1% del electorado optó por rechazar la integración danesa en el grupo de la moneda única. Suecia y el Reino Unido también se mantienen fuera de él.
La tercera y definitiva etapa de la UEM se inició en la ya citada fecha del 1 de enero de 1999. El 1 de enero de 2002 comenzaron a circular los billetes y monedas de euro, que convivieron durante no más de dos meses con las respectivas monedas nacionales; éstas fueron retiradas de la circulación en una fecha nunca posterior al 1 de marzo de ese mismo año.
3 | INTERPRETACIONES |
La conveniencia de la UEM ha planteado serias discrepancias. Sus defensores resaltan las ventajas de la estabilidad del tipo de cambio y afirman que mejoraría el comercio, la inversión y las entradas de capital. Pero la mayor ventaja, dicen, sería la estabilidad de los precios, ya que la fijación de un único tipo de cambio serviría de freno a la inflación. Sus detractores inciden en los enormes costes sociales que han implicado las políticas económicas restrictivas, necesarias para cumplir los criterios de convergencia de Maastricht. Estos costes fueron mayores cuando las diferentes economías no estaban en las mismas fases del ciclo económico, o cuando eran afectadas por fluctuaciones de la actividad económica mundial. Economías en recesión o perjudicadas por una fluctuación económica externa tuvieron que ajustarse reduciendo los salarios monetarios y los precios. La inflexibilidad de éstos generó procesos de ajuste más largos y costosos, lo que condujo a tasas altas de desempleo. En una situación similar, una variación del tipo de cambio podría facilitar el proceso de ajuste, pero esta medida de política económica no se podía aplicar si se pertenecía a la unión monetaria.