El descubrimiento del Prión




Prión (bioquímica)
Prión bovino
En términos generales, los priones son proteínas generadas por el organismo que se encuentran en la membrana de las células nerviosas y que no originan enfermedad alguna. Sin embargo, cuando estas proteínas cambian de configuración pueden provocar enfermedades, como la encefalopatía espongiforme bovina. De momento, se sabe poco acerca de la función de los priones y del mecanismo de su acción infecciosa. En la estructura van alternándose sucesivamente segmentos helicoidales (en verde), laminares, (en amarillo) y planos (en azul). En los priones patógenos esta estructura se altera ocasionando la enfermedad. Las letras N y C designan los respectivos extremos de la cadena: N (nitrógeno), el extremo N-terminal (con un grupo amino libre); C (carbono), el extremo C-terminal (con un grupo carboxilo libre).

Prión (bioquímica), agente infeccioso que no contiene ácido nucleico, sino una forma anormal de glicoproteína, una proteína celular que normalmente se encuentra en el hospedador. De estructura más elemental que los virus, los priones causan enfermedades en los seres humanos y en los animales. Antes de la identificación de los priones, estas enfermedades, conocidas colectivamente como encefalopatías espongiformes transmisibles (patologías que cursan con degeneración del cerebro) estaban vinculadas sólo por la similitud de los síntomas; recientemente se ha demostrado que tienen una causa común.
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DESCUBRIMIENTO DEL PRIÓN
El camino que condujo al descubrimiento del prión comenzó con las investigaciones de las encefalopatías espongiformes transmisibles (EET). En 1967 la científica británica Tikvah Alper y sus colegas del Hospital Hammersmith en Londres, extrajeron tejido del cerebro de una oveja infectada con scrapie. Intentaron tratar químicamente el tejido para aislar un virus, bacteria u otro agente potencialmente causante de la enfermedad. El tejido procesado fue entonces inyectado en una oveja sana para comprobar si la enfermedad era transmisible. La oveja sana contrajo el scrapie, lo que indicaba que el agente infeccioso estaba en el tejido del cerebro enfermo. Por tanto, este experimento mostró que el agente infeccioso podía reproducirse en animales sanos causando la enfermedad. Alper expuso entonces extractos de tejidos infectados con scrapie a radiacción ultravioleta (un tratamiento que normalmente destruye ácidos nucleicos) encontrando que los extractos mantenían su capacidad de transmitir la enfermedad.
Al comienzo de la década de 1980, Stanley B. Prusiner, neurólogo y bioquímico estadounidense que trabajaba en la Universidad de California en San Francisco, encontró que extractos de tejidos similares a los utilizados por Alper no causaban enfermedad cuando se exponían a tratamientos que destruían proteínas. Prusiner concluyó, en un estudio publicado en 1982, que los agentes infecciosos responsables de las encefalopatías espongiformes transmisibles eran proteínas. Prusiner denominó a estas partículas proteicas infecciosas priones y sugirió que las proteínas causaban la enfermedad al replicarse en tejidos del sistema nervioso.
En 1997 el bioquímico Stanley B. Prusiner recibió el Premio Nobel de Fisiología y Medicina por sus estudios sobre los priones, un trabajo revolucionario y nuevo pero todavía inacabado.
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CARACTERÍSTICAS DE LOS PRIONES
La proteína infecciosa o prión, identificada con las siglas PrPSC es una forma anormal, con una configuración distinta, de la proteína prión (PrPC), componente normal de las membranas neuronales de los mamíferos. En los seres humanos la proteína prión se codifica por un gen (PrP) situado en el brazo corto del cromosoma 20. La función biológica de la proteína normal no se conoce con exactitud, aunque sí se han determinado las características de su estructura. La proteína normal está compuesta por 253 aminoácidos plegados en tres largas espirales (semejantes al cable del teléfono) conocidas como hélices alfa. La forma infecciosa de esta proteína o prión presenta exactamente la misma secuencia de aminoácidos. No obstante, en lugar de plegarse en forma de hélice lo hace mediante un plegamiento plano, semejante al de un acordeón parcialmente abierto. La forma patógena se caracteriza por su resistencia parcial a las proteasas; además, es muy resistente a las altas temperaturas y no produce ningún tipo de reacción en el sistema inmunológico.
No se sabe con exactitud cómo afecta el PrPSC al hospedador, pero puede replicarse transformando la proteína prión normal sintetizada por el hospedador en PrP anormal. Algunos científicos creen que la proteína alterada causa enfermedad simplemente cuando contacta con la proteína normal, obligando a ésta a cambiar su configuración, pasando de un plegamiento en forma de hélice a una forma aplanada y transformándola en una proteína patógena. Las nuevas proteínas pueden inducir el cambio de configuración en otras proteínas normales iniciando así una reacción en cadena.
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ENFERMEDADES CAUSADAS POR LOS PRIONES
La enfermedad de Creutzfeldt-Jakob (ECJ), el síndrome de Gerstmann-Sträussler-Scheinker (GSS), el kuru y el insomnio familiar fatal son enfermedades originadas por priones que afectan a los seres humanos. Entre las enfermedades provocadas por priones que afectan a distintas especies animales se pueden citar el scrapie (o escrapie) de ovejas y cabras; las encefalopatías espongiformes transmisibles (EET) de visones, bovinos, felinos y antílopes; y la enfermedad del agotamiento crónico de mulas y ciervos en cautiverio.
El prión causante de la enfermedad puede adquirirse por procedencia externa o por mutaciones del gen PrP (heredadas o esporádicas). Así, se ha observado la transmisión de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob en trasplantes de córnea, inyecciones de hormona del crecimiento o en injertos de duramadre, todos ellos procedentes de donantes afectados. Incluso la nueva variante de ECJ se ha relacionado con la ingestión de carne contaminada. En otros casos la enfermedad puede deberse a una mutación espontánea del gen que codifica la proteína prión (responsable de la ECJ esporádica) o a la herencia de un gen alterado; este último caso se relaciona con algunas de estas patologías que se transmiten por herencia familiar (la ECJ familiar, el síndrome de Gerstmann-Sträussler-Scheinker o el insomnio familiar fatal).
4.1

Enfermedad de Creutzfeldt-Jakob
La enfermedad de Creutzfeldt-Jakob es una encefalopatía espongiforme que afecta a los seres humanos. Produce una demencia que suele aparecer de los 50 a los 65 años y que afecta tanto a hombres como a mujeres, ocasionando finalmente la muerte. En 1994 empezaron a descubrirse casos de Creutzfeldt-Jakob en adolescentes y adultos jóvenes sin antecedentes de exposición familiar a los factores de riesgo entonces conocidos. En marzo de 1996, el Comité Consultivo de Encefalopatías Espongiformes constituido por el gobierno británico sugirió que esta nueva variante de Creutzfeldt-Jakob se debía probablemente al consumo de carne de vacuno contaminada por el prión causante de la encefalopatía espongiforme bovina.
4.2

Kuru
Hay muchas similitudes entre la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob y otra encefalopatía espongiforme humana conocida como kuru, una enfermedad mortal del cerebelo con síntomas parecidos al Parkinson. El kuru fue la primera enfermedad humana del sistema nervioso central para la que se aisló el agente infeccioso. Se ha observado sólo entre los miembros de la tribu fore de las montañas orientales de Papúa-Nueva Guinea.
Al principio se pensaba que era una enfermedad genética, pero en 1965 se demostró que un extracto del cerebro de una persona fallecida a consecuencia del kuru transmitía la enfermedad a un chimpancé.
En 1920 la tribu había adquirido la costumbre de comer el cerebro de los muertos como muestra de respeto, y se cree que ésta era la vía de contagio. La administración australiana prohibió la práctica del canibalismo en 1957. Al erradicarse esta tradición, la enfermedad parece haberse extinguido por completo.
4.3

Scrapie
Esta enfermedad causada por priones afecta al ganado ovino y caprino y es endémica en muchos lugares del mundo. Hasta ahora no se ha demostrado que los seres humanos contraigan la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob por comer carne o sesos de cordero infectado por el scrapie.
4.4

Encefalopatía espongiforme bovina
En 1986 murió en un zoológico de Gran Bretaña un niala (un herbívoro ungulado africano) a consecuencia de una enfermedad desconocida; el departamento de patología del Laboratorio Veterinario Central examinó el cerebro del animal y comprobó que estaba afectado por una degeneración parecida a la causada por el scrapie. Muchas vacas habían muerto en circunstancias similares desde abril de 1985. Las nuevas muertes se investigaron con mayor detenimiento, y en 1987 quedó claro que se trataba de una epidemia. Se llamó a la enfermedad encefalopatía espongiforme bovina y, como otras encefalopatías espongiformes, se determinó que se debía a la acción de un prión. Se concluyó que la enfermedad se había originado debido, seguramente, a la alimentación de los animales con harinas fabricadas con restos de ovejas enfermas de scrapie. La mayor incidencia de la enfermedad tuvo lugar en el año 1992 (37.316 casos en todo el mundo de los que 37.056 correspondían al Reino Unido) y desde entonces ha ido disminuyendo, fundamentalmente por el descenso del número de casos en el Reino Unido.

El descubrimiento de Pompeya




Pompeya
Víctimas del monte Vesubio
Cuando el monte Vesubio entró en erupción, aquéllos que no pudieron escapar perecieron a causa de los gases tóxicos y quedaron cubiertos rápidamente por las cenizas. Sus cuerpos se corrompieron, pero los arqueólogos han conseguido averiguar la posición exacta de los cadáveres en el momento de la muerte, vertiendo cemento líquido en la cavidad creada por sus cuerpos.
Pompeya, ciudad de Campania, en el sur de Italia, situada a pocos kilómetros al sur del monte Vesubio, entre Herculano y Stabias (actual Castellammare di Stabia). Fundada hacia el 600 a.C. por los oscos, fue más tarde conquistada por los samnitas. Bajo el dictador Lucio Cornelio Sila, se convirtió en colonia romana en el 80 a.C., y más tarde fue el lugar favorito de los romanos acaudalados; alcanzó una población de aproximadamente 20.000 habitantes a principios de la era cristiana. Un terremoto causó graves daños a la ciudad en el 63 d.C., y una erupción del Vesubio la destruyó en su totalidad en el 79 d.C. sepultándola junto con las ciudades de Herculano y Stabias.
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DESCUBRIMIENTOS ARQUEOLÓGICOS
Ruinas de Pompeya
El Vesubio entró en erupción en el año 79 d.C. y arrojó ceniza caliente, piedras y carbonilla sobre la ciudad de Pompeya, que quedó cubierta por una capa de 4 m de espesor. En las excavaciones de Pompeya, que comenzaron en el siglo XVIII, aún continúan desenterrándose templos, patios, palacios, tiendas, viviendas y artefactos conservados bajo los restos volcánicos.
Durante más de 1.500 años permaneció bajo una capa de cenizas, y hasta 1748 no comenzaron las excavaciones. La importancia de los descubrimientos se llegó a conocer a través del trabajo del arqueólogo alemán Johann Joachim Winckelmann. Durante los siglos XIX y XX se han realizado nuevos descubrimientos. En 1912, en una calle que unía la strada dell’ Abbondanza con el anfiteatro se encontraron varias casas, cada una con un balcón en el primer piso, de 6 m de largo por 1,5 m de ancho. Los ataques aéreos durante la II Guerra Mundial dañaron gravemente algunas de las ruinas que han sido restauradas. Continuamente se realizan más excavaciones. Aún queda una cuarta parte de la ciudad sin excavar, y la mayor parte de la zona continúa sepultada por tierra amontonada durante las excavaciones más antiguas.
Entre los aspectos más importantes de los descubrimientos destaca el grado de conservación extraordinario de los objetos encontrados. La lluvia de cenizas húmedas que acompañó a la erupción formó un sello hermético sobre la ciudad, conservando muchas estructuras públicas, templos, teatros, termas, tiendas y casas particulares. Además, entre las ruinas se encontraron los restos de más de 2.000 víctimas del desastre, incluidos varios gladiadores encadenados para que no se escaparan o se suicidaran. Las cenizas, mezcladas con la lluvia, se depositaron alrededor de los cuerpos tomando su forma y éstos se conservaron aún después de que se convirtieran en cenizas. Los investigadores vertieron escayola líquida dentro de algunos de esos moldes y así se han conservado las formas de los cuerpos; algunas de estas figuras se exponen en el museo construido en la actual ciudad de Pompeya, cerca de Porta Marina, una de las ocho puertas de la ciudad.

Molino de grano (Pompeya)
La capa de ceniza y lava que cubrió Pompeya protegió la ciudad contra la posterior acción de los elementos y permitió su conservación. Los hallazgos encontrados en las excavaciones son de muy diversa índole: desde joyas y lujosas vajillas hasta objetos tan prácticos como este molino de grano. Al fondo pueden apreciarse algunas de las características arquitectónicas de las casas de Pompeya.
La mayoría de los habitantes escaparon a la erupción, llevándose sus efectos personales. Los edificios, junto con los objetos, constituyen un documento admirable, real y completo de la vida en una ciudad italiana en el siglo I d.C. Los edificios existentes, los cuales representan una transición desde el estilo griego puro a los métodos de construcción del Imperio romano, han sido de gran importancia en el estudio de la arquitectura romana, y fueron declarados Patrimonio cultural de la Humanidad en 1997.

El descubrimiento de Casas Grande




Casas Grandes (yacimiento arqueológico)
Casas Grandes (yacimiento arqueológico), zona arqueológica mexicana situada en el municipio de Casas Grandes (Chihuahua). Formada por casas comunales de adobe, algunas de las cuales son de cinco pisos, sus pobladores contaban con un asombroso sistema de conducción acuífera que abastecía a las casas desde un ojo de agua. En su descripción de 1565, el conquistador Francisco de Ibarra apuntaba que estaba habitado por indios guerechos, a los que denominó paquimé. Por trabajos de excavación se calcula que la ciudad de Paquimé pasó por varias etapas de ocupación denominadas: cerámica sin decoración (1-700 d.C.), viejo (700-1060), medio (1060-1340) y tardío (1340-1600). Fue edificada en un valle del desierto de Chihuahua, al pie de la sierra Tarahumara. En el yacimiento se encuentra influencia mesoamericana, iniciada en la denominada fase Buena Fe (1060-1200) del periodo medio. Posteriormente, en la fase Paquimé (1200-1261) es notable el auge del urbanismo: se construyeron montículos ceremoniales y habitaciones de varios pisos, y la influencia mesoamericana es más notable tanto en la construcción del tlachtli como en el culto a Quetzalcóatl y Xiuhtecuhtli. Dentro del centro principal se encuentran habitaciones y edificios ceremoniales, canales de desagüe, cisternas, hornos para cocer mezcal y canales de irrigación.
Entre sus edificios destacan: el mencionado tlachtli, que tiene forma de ‘I’ y cuenta con una plataforma para espectadores; el Montículo de la Cruz, que parece haber tenido una función astronómica; la Casa del pozo, formada por un conjunto de habitaciones que tenían pozos de agua subterráneos y en los que se hallaron baños de vapor, acequias para el abastecimiento de agua, dormitorios y fogones; al sur de la plaza se encuentra la Casa de las guacamayas, en la que hay jaulas con restos de diversas aves, por lo que se cree que sus plumas fueron utilizadas con fines ornamentales o rituales. Se localizaron también entierros con objetos de conchas y metales, muestra de la importante actividad comercial que mantuvieron con otros pueblos. El conjunto arquitectónico maravilla por la armonía entre las soluciones urbanísticas y el entorno natural. Anexo a la zona se encuentra el Museo de las Culturas del Norte. En diciembre de 1998, el yacimiento arqueológico de Casas Grandes fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

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