Congreso Continental
La Declaración de Independencia
La Declaración de Independencia es el documento en el que los colonos americanos proclamaron su independencia política del dominio británico. El segundo Congreso Continental, al que acudieron representantes de las 13 colonias, adoptó la Declaración el 4 de julio de 1776. En ella se recogen las quejas y razones que llevaron a los colonos a proclamar la independencia. Su elocuente retórica y relevancia política la han convertido en uno de los más grandes documentos de la historia.
Congreso Continental, asamblea intercolonial de delegados norteamericanos a partir de la cual se constituyó el órgano de gobierno que dirigió la guerra de la Independencia estadounidense. El primer Congreso Continental se celebró en Carpenter's Hall (Filadelfia) el 5 de septiembre de 1774 para adoptar medidas ante la situación generada por las denominadas Intolerable Acts, aprobadas por el Parlamento británico como represalia contra los sucesos ocurridos durante la Fiesta del Té de Boston.
Doce de las colonias se hallaban representadas en esta primera reunión por cincuenta delegados designados en su mayor parte por las asambleas coloniales; Canadá y Georgia no enviaron agentes. Peyton Randolph, uno de los delegados de Virginia, fue elegido presidente del Congreso por unanimidad. Los asamblearios redactaron una petición —denominada Declaración de Derechos y Agravios— dirigida al rey Jorge III de Gran Bretaña, y alentaron al pueblo de Canadá a que secundara su llamamiento. Asimismo, el Congreso solicitó que las colonias adoptaran un acuerdo radical —la Asociación Continental— destinado a boicotear el comercio con la metrópoli. Unas instituciones ilegales denominadas Comités de Seguridad se encargaron de hacer cumplir esta medida.
El segundo Congreso Continental
El segundo Congreso Continental, constituido por unos 50 delegados de las colonias norteamericanas, se reunió el 10 de mayo de 1775, en medio de un ambiente de agitación proclive a la rebelión contra Gran Bretaña. El Congreso votó a favor de la independencia nacional el 2 de julio de 1776 y adoptó la Declaración de Independencia el 4 de ese mismo mes. Durante esta sesión, el Congreso se erigió como gobierno supremo de las colonias, asignó a Washington la misión de formar un Ejército Continental, emitió papel moneda y estableció gobiernos locales.
Antes de que se clausurara la reunión el 26 de octubre de 1774, se convocó un segundo congreso que habría de celebrarse en Filadelfia el 10 de mayo de 1775 en el caso de que el monarca británico no respondiera favorablemente a su demanda. Cuando los representantes coloniales se reunieron en la fecha señalada, acababan de librarse las batallas de Lexington y Concord, y grupos de milicianos sitiaban a las fuerzas de ocupación británicas que se encontraban en Boston.
Los delegados, entre los que se encontraban George Washington, Thomas Jefferson, Benjamin Franklin y John Adams, fueron elegidos a través de las asambleas coloniales y los congresos provinciales, que se habían creado para reemplazar a las cámaras legislativas coloniales disueltas por los gobernadores británicos. El Congreso carecía de una base legislativa y los representantes no sabían con certeza cuales eran sus atribuciones. No obstante, la crisis les obligó a formar comités y asumir tareas de gobierno, esencialmente de carácter ejecutivo, que anteriormente habían correspondido al rey. Así pues, el Congreso encargó a Washington que organizara el Ejército Continental y asumiera el mando del sitio de Boston. Se formularon regulaciones para dirigir el comercio, se emitió papel moneda y se enviaron emisarios al extranjero para negociar la concesión de ayuda financiera, diplomática y militar. La mayoría de los delegados, entre ellos Washington, confiaban aún en una reconciliación con Gran Bretaña, pero a finales de 1775 esta posibilidad se fue desvaneciendo.
El Congreso, después de sancionar en el mes de mayo la supresión de todo vestigio de la autoridad real, comenzó a debatir una resolución en favor de la independencia. Ésta fue ratificada el 2 de julio de 1776, y el 4 de julio se aprobó la Declaración de Independencia, elaborada en su mayor parte por Jefferson.
La principal tarea del Congreso Continental era dirigir la guerra y preservar la unión formada por las trece colonias. Fue el 15 de noviembre de 1777 cuando los delegados llegaron finalmente a un acuerdo con respecto a los Artículos de la Confederación, que recogían sus procedimientos y estipulaban sus poderes. Los estados, temerosos de que alguno de ellos centralizara el poder, no dieron su aprobación unánime a este documento hasta más de tres años después. Cuando el último estado, Maryland, lo ratificó el 1 de marzo de 1781, el Congreso Continental fue reemplazado por el Congreso de la Confederación.
En 1782 y 1783 los emisarios del Congreso negociaron con Gran Bretaña el Tratado de Versalles, por el que consiguieron que su antigua metrópoli reconociera la independencia de Estados Unidos. El Congreso, una vez conseguido su primer objetivo, comenzó a perder poder en favor de los gobiernos estatales. De no ser por delegados como James Madison y Alexander Hamilton, que defendieron la creación de un gobierno central fuerte, este órgano habría perdido todo su poder. Tras la aprobación de la Constitución de Estados Unidos en 1789, el Congreso de la Confederación fue reemplazado por el actual Congreso de Estados Unidos.