Bautismo
El bautismo es el rito de iniciación en el cristianismo.
Bautismo (en griego, baptein, sumergir), en las iglesias cristianas, rito universal de iniciación, administrado con agua, normalmente en el nombre de la Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) o en el nombre de Cristo. Las iglesias ortodoxas y baptistas administran el bautismo mediante la inmersión total. En otras iglesias, verter (afusión) y rociar (aspersión) son los ritos más comunes. La mayoría de las iglesias consideran el bautismo como un sacramento, o un signo de gracia; algunas lo consideran simplemente como una orden o rito mandado por Cristo.
2 | | ANTECEDENTES DEL BAUTISMO |
El agua se utilizaba como símbolo de purificación en muchas religiones desde fechas muy lejanas. En el mundo antiguo, las aguas del Ganges en India, del Éufrates en Babilonia, y del Nilo en Egipto se utilizaban para baños sagrados. El baño sagrado era también conocido en cultos mistéricos helenos.
La ley judía establecía la utilización del agua como limpieza ritual (Lev. 11,25-40; 15,5-7); y Elisha ordenó al dirigente sirio Naaman que se sumergiera en el río Jordán para ser limpiado de lepra (Re. 2,5). Antes del siglo I d.C., se pedía a los conversos al judaísmo que se bañaran (o bautizaran) ellos mismos como signo de aceptación de la alianza (tebilath gerim). Algunos de los profetas consideraron más tarde que los exiliados judíos que volvían a casa cruzarían el río Jordán y serían rociados con su agua para ser limpiados de sus pecados antes del establecimiento del reino de Dios (Ez. 36,25). En esta tradición, el contemporáneo de más edad que Jesús, Juan Bautista, urgió a los judíos a bautizarse en el Jordán para la remisión de sus pecados (Mc. 1,4).
Jesús fue bautizado por Juan al principio de su ministerio público (Mac. 1,9-11). Aunque no está claro que el propio Jesús bautizara, el Cristo resucitado ordenó a sus discípulos que predicaran y bautizaran a los pueblos (Mat. 28,19) como señal de la venida de la ley de Dios. Así, desde el principio, el bautismo se convirtió en el rito cristiano de iniciación (He. 2,38).
Al igual que el bautismo de Juan, el bautismo cristiano se realiza para la remisión de los pecados. Muy influido por la doctrina de san Pablo, vino a ser entendido también como participación en la muerte y resurrección de Cristo (Rom. 6,3-11). Es también el camino sacramental por el que los conversos reciben los diferentes dones del Espíritu Santo (He. 19,5-6; 1 Cor. 1,12). El bautismo era con frecuencia llamado iluminación en la Iglesia primitiva. Vino a ser considerado también como la renuncia al mundo, al demonio y la carne, así como un acto de unión a la comunidad de la Alianza.
El rito del bautismo se fue adornando gradualmente. Los primitivos escritos cristianos, tales como el Didaké, describen un servicio muy sencillo. Alrededor del siglo III, sin embargo, el bautismo se convirtió en una liturgia elaborada. La Tradición Apostólica (c. 215), del teólogo san Hipólito, describe, como parte del rito, un ayuno preparatorio y de vigilia, una confesión de los pecados, la renuncia al demonio y un lavado con agua, seguido de una imposición de manos o unción con aceite. En la Iglesia occidental, la imposición de manos y la unción evolucionaron hacia un sacramento diferente de la confirmación.
Bautismo infantil
A finales del siglo IV y comienzos del V, san Agustín sentó las bases de la liturgia del sacramento del bautismo administrado a los recién nacidos. Según él, las personas nacen con inclinación hacia el pecado ya que, como descendientes de Adán y Eva, comparten el pecado original. En la Iglesia católica, al neocristiano se le echa agua bendita sobre la cabeza para limpiar su alma y prepararle para imitar a Cristo, que también recibió este sacramento de san Juan Bautista.
Probablemente los niños eran bautizados en la Iglesia primitiva, siguiendo la filosofía judía de que incluso los niños más jóvenes pertenecen a la comunidad de la alianza. La Tradición Apostólica habla explícitamente de ello. Sin embargo, puesto que los pecados eran considerados como imperdonables (o podían ser perdonados sólo una vez), el bautismo era con frecuencia pospuesto todo lo posible. Sin embargo, entre los siglos IV y VI, debido a que la actitud con respecto a los pecados cometidos después del bautismo fue más tolerante (por el desarrollo de la costumbre de la penitencia) y a que aumentó el miedo a morir sin ser bautizados, el bautismo de los niños se convirtió en una premisa obligatoria.
7 | | BAUTISMO EN IGLESIAS PROTESTANTES |
La mayoría de las iglesias protestantes adoptaron puntos de vista y prácticas tradicionales con respecto al bautismo, aunque con frecuencia, haciendo hincapié en su carácter de alianza más que en su relación con el pecado. Baptistas y anabaptistas, sin embargo, insisten en el bautismo en la edad adulta, apoyándose en la doctrina de que sólo los adultos pueden ser culpables de actos pecaminosos, de arrepentimiento, y la comprensión de la doctrina de la salvación, punto de vista también adoptado por las iglesias pentecostales y los grupos neopentecostales.