Palacio de La Granja
Palacio de La Granja
Vista de los jardines y la fachada posterior del palacio de La Granja, cerca de Segovia (España). Fue construido por el arquitecto de origen alemán Teodoro Ardemans para el rey español Felipe V. La fachada este (en la imagen), que corrió a cargo del italiano Filippo Juvarra, es una de las más notables del barroco español.
Palacio de La Granja, conjunto palaciego situado en La Granja, provincia de Segovia (España). Es uno de los ejemplos más representativos de la arquitectura barroca cortesana española del siglo XVIII.
Por encargo del monarca español Felipe V, el arquitecto de origen alemán Teodoro Ardemans proyecta en La Granja un palacio, quizá retomando una hospedería de jerónimos, que se concibe a la manera de un pequeño alcázar en torno a un patio cuadrado con sendas torres con chapiteles en las esquinas. En el lado oeste añade una capilla con torres laterales y una gran cúpula. Será por iniciativa de Isabel de Farnesio, segunda esposa de Felipe V, cuando, entre 1727 y 1734, se engrandecerá y enriquecerá el palacio con una nueva ampliación a cargo de artistas italianos (Giulio Cesare Procaccini y Subisati). Serán dos nuevos patios en forma de U que prolongarán las fachadas este y oeste que dan a los jardines y a la población respectivamente: uno abierto al sur, el patio de la Herradura, y otro al norte, el de los Coches. La fachada oeste se unirá a las casas de oficios generando un gran espacio arquitectónico presidido por la colegiata como fondo de simetría. El patio de la Herradura muestra una fachada curva de gran plasticidad con una arquitectura de escala menuda: dos órdenes de pilastras y columnas articulan la alternancia de huecos adintelados, arquerías y nichos. El patio de los Coches, quizá obra del propio Ardemans, de fachadas rectas, es más sobrio.
La fachada este, de gran policromía de materiales (granito gris y rosa, mármol blanco) correrá a cargo del siciliano Filippo Juvarra, pero su muerte prematura dejará los trabajos en manos de su discípulo turinés Juan Bautista Sacchetti. Se trata quizá de la más notable fachada del barroco clasicista. Las columnas y pilastras arrancan directamente del suelo, sin basamento, y corona la composición un magnífico atrio rectangular con motivos heráldicos y balaustrada, a cuyos lados se observa la huella, truncada con balaustradas, de las primitivas torres que ideara Ardemans. También destacan los hermosos jardines, típicamente franceses (calles, plazoletas, grandes perspectivas, fuentes escultóricas), proyectados por René Carlier en una emulación de los del palacio francés de Versalles.