Arte azteca





El invento del:
Arte azteca

Calendario azteca
Este inmenso monolito se conserva en la Sala Mexica del Museo Nacional de Antropología de la ciudad de México desde el 27 de junio de 1964. Para transportarlo desde el Zócalo se emplearon 30 días y una enorme plataforma. En su superficie está tallado el compendio de los conocimientos astronómicos y cosmogónicos de la civilización mexica.

Arte azteca, conjunto de manifestaciones artísticas desarrolladas por el pueblo azteca entre el 1250 y el 1521 d.C. que se cuentan entre las más importantes de Mesoamérica antes de la llegada de los europeos.
El término azteca, junto con los de mexica y tenochca, se utiliza hoy día para designar al pueblo que llegó al valle de México procedente de Aztlán, lugar mítico situado al norte de Mesoamérica. El arte azteca es, fundamentalmente, un arte al servicio del Estado, un lenguaje utilizado por la sociedad para transmitir su visión del mundo, reforzando su propia identidad frente a la de las culturas foráneas. De marcado componente político-religioso, el arte azteca se expresa a través de la música y la literatura, pero también de la arquitectura y la escultura, valiéndose para ello de soportes tan variados como los instrumentos musicales, la piedra, la cerámica, el papel o las plumas. Lo primero que llama la atención es la asimilación azteca de las tradiciones artísticas anteriores y la impronta personal que otorgaron a sus manifestaciones. El arte azteca es violento y rudo pero deja entrever una complejidad intelectual y una sensibilidad que nos hablan de su enorme riqueza simbólica.

2
ARQUITECTURA
El hecho de que la actual capital de México cubra, en la práctica, la antigua Tenochtitlan, capital del Imperio azteca, impide que tengamos una visión completa de las estructuras arquitectónicas y, sobre todo, de la organización del espacio en los centros ceremoniales, o la relación entre estructuras templarias y las construcciones de carácter habitacional. De hecho, nuestro conocimiento de esta zona se limita a algunos sectores en los que pudieron hacerse excavaciones de carácter restringido o donde se produjeron hallazgos casuales. Así la llamada plaza de las Tres Culturas, en el corazón de Tlatelolco; las excavaciones en el templo mayor, en el subsuelo de la catedral metropolitana, o en los trabajos para la construcción del metro, más algunos templos aislados, como los de Tenayuca o Santa Cecilia, que nos proporcionan una idea de cómo fueron los templos en la zona central del valle de México. A esto debemos añadir algunos otros asentamientos, como los de Malinalco, Zempoala, Teopanzolco o Calixtlahuaca, en los que se han descubierto importantes estructuras de época azteca.

2.1
Arquitectura religiosa
La arquitectura religiosa se desarrolla siguiendo las pautas de la tradición mesoamericana, aunque existen aportaciones importantes. El tipo de construcción más original es el de los templos gemelos, con doble escalinata de acceso. Aunque el mejor conocido es el de Tenayuca, a ese modelo responden también los templos principales de Tlatelolco y Tenochtitlan. Se trata de una representación dual de las divinidades que existía en Mesoamérica desde épocas remotas. La colocación de parejas de dioses, como la de Huitzilopochtli–Tláloc del templo mayor de Tenochtitlan, sobre una sola plataforma piramidal, hace que su estructura sea alargada y presente una doble escalinata de acceso. En este caso, las excavaciones realizadas por el doctor Eduardo Matos Moctezuma pusieron de manifiesto una serie de hasta siete periodos o reconstrucciones sucesivas entre 1375 y 1520.
Otro modelo arquitectónico relativamente frecuente es la pirámide de planta circular que tradicionalmente se ha atribuido a santuarios del dios Ehécatl, deidad del viento, que en su aspecto de remolino o huracán podría hacer lógica esta forma. Las más conocidas son la de Calixtlahuaca y la de la estación de metro de Pino Suárez. Otra construcción muy característica de los aztecas es un tipo de plataforma decorada con calaveras, que constituían la base del tzompantli, estructura donde se acumulaban los cráneos de los sacrificados. Sólo se conserva un pequeño altar que se encuentra en el Museo Nacional de Antropología de México y el descubierto recientemente en las excavaciones del templo mayor.
Entre los tipos arquitectónicos más comunes no podemos dejar de mencionar los templos piramidales de planta cuadrada o rectangular con una sola escalinata de acceso en la parte frontal, delimitada por dos alfardas lisas. Muchas de las pirámides de Tenochtitlan seguían este modelo.
Dos de las más extraordinarias creaciones arquitectónicas de los aztecas fueron Tepoztlán y Malinalco, ambas excavadas en la roca y terminadas con construcciones de mampostería. El templo de Tepoztlán es de planta rectangular y tiene dos salas: a la primera se accede por una puerta dividida por dos pilastras, mientras que en la del fondo hay un banco corrido decorado con relieves que muy bien pudieran ser insignias funerarias. El conjunto del templo descansa sobre una plataforma piramidal con escalinatas limitadas por alfardas. Malinalco, por su parte, es un conjunto irregular de construcciones templarias excavadas en la roca madre, compuesto por seis unidades de las que cuatro al menos presentan una forma circular. La estructura I es la más elaborada del yacimiento y representa un conjunto escultórico de una impresionante belleza. En ambos caso nos encontramos ante un tipo de construcción religiosa que tiene la función de expresar el poder militar y religioso de los aztecas.

3
ESCULTURA
Escultura de Xochipilli
La escultura en piedra de pequeño tamaño tuvo una gran importancia en el arte azteca. La escultura de Xochipilli (Museo Nacional de Antropología, México), sentada sobre un gran taburete recubierto de flores, representa de manera realista y majestuosa a la divinidad de la juventud, de la belleza, de las flores y de la música.

Era fundamentalmente monumental y aparecía asociada a las grandes construcciones arquitectónicas. Muy realista en su concepción, contenía un componente simbólico y abstracto de gran importancia relacionado con su universo religioso. Existen piezas de gran tamaño que representan a los dioses, los mitos, los reyes y sus hazañas. De las obras que han llegado hasta nosotros y que se encuentran en el Museo Nacional de Antropología de México destacaremos la imponente Coatlicue (diosa serpiente de la tierra), de relieve plano y repleta de símbolos; la cabeza de Coyolxauhqui (diosa de la Luna e hija de Coatlicue); la Piedra del Sol o Calendario azteca, enorme bloque circular trabajado en relieve y dedicado a la divinidad solar Tonatiuh que algunos investigadores atribuyen al señor de la tierra Tlaltecuhtli, y la Piedra de Tizoc, enorme disco que narra en un friso las conquistas del que fuera famoso tlatoani (emperador) de los aztecas entre 1481 y 1486.
Chalchiuhtlicue
Esta máscara representa a Chalchihuitlicue, 'la que tiene falda de jade', diosa de ríos, mares y lagos y pareja de Tláloc, deidad de la lluvia. Tenía a su cuidado las aguas que corren o se estancan en la tierra. El pendiente que adorna su nariz y el cabello trenzado eran típicos entre las mujeres aztecas.

Existen obras escultóricas de menor envergadura entre las que destacaremos el llamado Caballero Águila en la que se representa el rostro de un guerrero surgiendo del pico de un águila y algunas imágenes del dios Tláloc y de la diosa Chalchiuhtlicue. La más conocida es la imagen del dios de las flores Xochipilli, sentado sobre un gran sitial, con todo el cuerpo cubierto por flores tatuadas.
Bajorrelieve azteca
Los artesanos aztecas fueron bastante diestros en el arte de la cantería. Esta obra del 1500, esculpida en piedra, representa al dios azteca Quetzalcóatl, la serpiente emplumada que, de acuerdo con la mitología azteca, creó todas las formas vivientes.

La escultura de pequeño tamaño en piedra tuvo también una gran importancia. Suele pertenecer más al ámbito de lo cotidiano, reproduciendo, generalmente, animales y objetos comunes. Algunas piezas conservan restos de pintura e incrustaciones realizadas con piedras diferentes. La técnica mexica creó obras extraordinarias con materiales muy difíciles de labrar. Entre ellas debemos destacar una vasija de obsidiana que representa a un mono, o una excepcional calavera de cristal de roca que se encuentra en el Mankind Museum de Londres, donde se percibe el detallado conocimiento anatómico que poseían los mexicas, así como su pericia en el trabajo de la piedra, presentando una pieza casi transparente de un pulido perfecto.
Los trabajos escultóricos en madera y turquesa, aun siendo mucho menos numerosos, supusieron un aporte interesante. Encontramos tambores con relieves muy complejos, marcos para espejos de obsidiana y los llamados mosaicos de turquesas (esculturas en madera cubiertas con mosaicos de piedras) que continúan la antigua tradición mesoamericana y de los que sólo se conservan algunas cabezas zoomorfas y máscaras.

4
ORFEBRERÍA
Aunque los orfebres mixtecos que realizaron las ofrendas de las tumbas de Monte Albán fueron los mejores de Mesoamérica, los aztecas alcanzaron tal pericia en la fundición, combinando oro y plata, que no se quedaron atrás. Los metales se utilizaban fundamentalmente para hacer joyas: collares, pendientes, pectorales, orejeras, bezotes (adornos que se colocaban en un orificio practicado bajo el labio inferior) y pulseras. También se hacían figuras y recipientes. Utilizaban la cera perdida y eran maestros en la fundición, hasta el punto de fabricar figuras articuladas. Frecuentemente se combinaban los metales con piedras semipreciosas como el jade, la amatista y la turquesa, formando collares y adornos de gran belleza.

5
PLUMERÍA
Escudo de Ahuizotl
Escudo decorado con plumas que perteneció al soberano azteca Ahuizotl (1486-1502). Este tipo de trabajo ornamental fue muy popular entre los pueblos indígenas americanos del periodo prehispánico.

La plumería fue una de las expresiones más originales y características de los aztecas, especialmente en la elaboración de mosaicos. Las aves utilizadas para estos trabajos procedían de los bosques tropicales del sur de México y Guatemala, o bien eran criadas en cautividad y cazadas con técnicas refinadas que no dañaban el plumaje de la presa. Eran clasificadas de acuerdo con el tamaño, calidad y color, siendo las más apreciadas las verdes de quetzal (sobre todo las larguísimas caudales); las rojas del tlauquecholli, parecido al flamenco, y las azules turquesa del xiuhtótotl. Los especialistas dedicados a estas tareas se llamaban amanteca y eran muy apreciados, destacando los de Tlatelolco, Texcoco y Huaxtepec. Se conservan buenos ejemplares de escudos y tocados en museos de América y Europa. Destacaremos el escudo del dios de la lluvia, que representa un coyote (quizá el emblema del tlatoani Ahuizotl), pero, sobre todo, el gran tocado de plumas de quetzal con adornos de oro, conocido como el penacho (corona) de Moctezuma, conservado en el Museo Etnográfico de Viena.

6
CERÁMICA
Constituye la forma de expresión más popular, sobre todo en lo relativo a las figuras de personas y divinidades, entre las que destacan figurillas femeninas de fertilidad y representaciones de dioses. Las figurillas femeninas aparecen de pie, con el cabello dividido en dos crestas o bucles que se elevan sobre la cabeza, un faldellín decorado que llega hasta los pies, y suelen llevar en sus brazos otras dos figuras más pequeñas. Se ha interpretado como una representación de la diosa madre azteca (Tonantzin, Xochiquetzal, Coatlicue o Cihuacóatl), aunque en la actualidad son consideradas como un símbolo de la maternidad. Otras figuras son representaciones de los dioses Tláloc y Quetzalcóatl Ehécatl.

7
CÓDICES
Códice Borbónico
El Códice Borbónico azteca muestra a los dioses Tezcatlipoca y Quetzalcóatl, éste en forma de serpiente verde que devora a un hombre. La ilustración muestra la importancia del sacrificio humano en la religión azteca, así como la leyenda de que Quetzalcóatl, el dios desterrado por Tezcatlipoca, volvería para dirigir a los aztecas.

Eran libros en papel de amate o en piel de venado, doblados a manera de biombo. Plasmaban dibujos figurativos y una escritura pictográfica que servía como recordatorio de narraciones históricas, religiosas o litúrgicas. La inmensa mayoría de los códices aztecas son copias de códices antiguos o recopilaciones posteriores a la conquista realizadas a requerimiento de los frailes. Los identificados plenamente con el mundo azteca son el Códice Borbónico y el Tonalamatl Aubin, los más antiguos, y los pertenecientes al grupo Magliabecchiano, entre los que destacan el propio Magliabecchiano, el Códice Tudela, el Códice Ixtlilxóchitl y el Códice Veitia. Véase Códices precolombinos.

8
LITERATURA Y MÚSICA
A la llegada de los españoles muchos de los textos de los códices prehispánicos fueron recopilados en libros escritos en lengua náhuatl con caracteres latinos. Entre ellos destacan los llamados Anales de Tlatelolco, los Códices Matritenses de fray Bernardino de Sahagún y, sobre todo, por su gran calidad literaria, la Colección de cantares mexicanos y Los romances de los señores de la Nueva España, donde se ensalza lo bello, lo efímero y lo sutil de la vida. El mundo de la música y la danza corría parejo al de la literatura. Por lo que sabemos existieron gran variedad de instrumentos musicales de los que se sirvieron para realizar escalas pentatónicas y, en ocasiones, de seis, siete o más tonos.

Arte africano





El invento del:
Arte africano

Máscara de antílope Chi Wara
La máscara de antílope Chi Wara, realizada en madera pulida y polícroma, la usan los miembros de la cultura bambara de Malí, en África occidental. Se utiliza en rituales asociados con el cultivo y las cosechas. La danza que se ejecuta con estas máscaras se efectúa en honor de Chi Wara, el inventor de la agricultura de la cultura bambara.

Arte africano, conjunto de manifestaciones artísticas producidas por los pueblos del África subsahariana a lo largo de la historia. El continente africano acoge una gran variedad de culturas, caracterizadas cada una de ellas por un idioma propio, unas tradiciones y unas formas artísticas características. Aunque la gran extensión del desierto del Sahara actúa como barrera divisoria natural entre el norte de África y el resto del continente, hay considerables evidencias que confirman toda una serie de influencias entre ambas zonas a través de las rutas comerciales que atravesaron África desde tiempos remotos. Hoy, por ejemplo, aparecen entre las culturas del sur del Sahara muchas muestras de arte islámico, así como también formas arquitectónicas de inspiración norteafricana. Además, las investigaciones apuntan a una influencia recíproca entre estas zonas del sur con las tradiciones artísticas y culturales de aquellas regiones del norte de África más cerradas al Mediterráneo. El arte de Egipto, uno de los más brillantes de África, tiene importantes conexiones artísticas y culturales con las civilizaciones africanas al sur del Sahara.
Las artes africanas son fiel reflejo de las ricas historias, filosofías, religiones y sociedades de los habitantes de este vasto continente. El arte africano, además de su importancia inherente a las gentes que lo produjeron, ha servido de inspiración a algunos de los más importantes artistas y movimientos del arte contemporáneo tanto de Europa como de América. Los artistas occidentales del siglo XX han admirado la importancia que se concede a la abstracción en el arte africano, estimulando con ello su falta de preocupación por el naturalismo.
La historia del arte africano se remonta a los tiempos prehistóricos. Entre las formas artísticas más antiguas están las pinturas y grabados en piedra de Tassili n’Ajjer y Ennedi, en el Sahara (6000 a.C. y siglo I d.C.). Otros ejemplos de arte primitivo los tenemos en las esculturas modeladas en arcilla de los artistas de la cultura Nok, al norte de Nigeria, fechadas entre el 500 y el 300 a.C.; también en los decorativos trabajos en bronce de Igbo-Ukwu (siglos IX y X d.C.), y en las magníficas esculturas en bronce y terracota de Ifé (del siglo XII al XV d.C.). Estas últimas muestran tal habilidad técnica y están representadas de forma tan naturalista que en un principio, aunque erróneamente, se consideró que estaban inspiradas en la Grecia clásica. Las ricas tradiciones artísticas africanas continúan hoy día, tanto en su línea más tradicional como a través de nuevos y renovadores modos de expresión.

2
HERENCIA ARTÍSTICA AFRICANA
La tradición artística africana abarca la escultura (en forma de figuras y máscaras), la arquitectura (principalmente estructuras de tipo doméstico), el mobiliario, la cerámica, los tejidos y las joyas. La decoración corporal (que comprende pinturas, peinados, tocados y tatuajes, o incisiones) y las pinturas (en edificios y ropas) forman también una parte destacada del patrimonio artístico africano.

2.1
Materiales
Los materiales más comúnmente empleados son la madera, las fibras textiles, el metal (especialmente bronce, hierro y oro), el marfil, la arcilla, la tierra y la piedra. Las formas de representación dentro de cada elemento varían desde un relativo naturalismo a la abstracción absoluta, con unos estilos artísticos en consonancia con la tradición estética establecida en cada área cultural. En el arte africano se presta una considerable atención tanto al mantenimiento de las formas artísticas tradicionales dentro de una cultura, como a la estimulación de la creatividad y la innovación dentro de los parámetros de cada tradición artística.

2.2
Artistas
Los artistas africanos trabajan generalmente como especialistas, recibiendo su instrucción y enseñanzas de otros artistas ya consolidados que viven en sus mismas comunidades o áreas culturales. En ciertos reinos antiguos, como el de Benín en Nigeria, la formación de los jóvenes artistas era controlada por importantes y activos gremios. Entre los cercanos yoruba se fueron desarrollando escuelas de artistas a partir de grupos familiares locales. A menudo la profesión artística se vio como algo hereditario, pasando el talento de generación en generación, y relacionando muchas veces la creatividad y el éxito a cualidades divinas heredadas de los ancestros. Entre los pueblos dogones y bambara de Malí, por este motivo, todos los escultores fueron seleccionados de entre un antiguo grupo de herreros con costumbres endogámicas (matrimonios entre los distintos miembros de la familia). El lugar de trabajo y los materiales empleados fueron también elementos importantes para el artista durante el proceso creador. A menudo éstos fueron controlados por severas medidas y prohibiciones de carácter religioso.

2.3
Estéticas
Máscara yaka
Los jóvenes de la tribu yaka, en el suroeste de la República Democrática del Congo, utilizan máscaras como éstas en sus danzas de iniciación, en las que se premia la originalidad de la danza y la habilidad en el tallado de la máscara. Los materiales empleados son madera y fibras. La nariz respingada es característica del arte yaka. El asa debajo del mentón es para sostener la máscara.

La crítica social fue parte esencial de la tradición artística de muchas culturas africanas. Estudios estéticos llevados a cabo por artistas y críticos de África señalan una deliberada preocupación por la abstracción. Así, por ejemplo, entre los yoruba de Nigeria los cánones de belleza de una escultura descansan sobre diversos elementos expresamente no figurativos. Entre éstos están: la expresividad, aun cuando para ello haya que recurrir a la distorsión de las proporciones; la pureza, que implica juventud y buena salud; la simetría, con exclusión de actitudes o posturas más naturales; el aspecto efébico, que es la representación idealizada de cada personaje en su edad juvenil; la tersura, sugiriendo de nuevo la idea de lo joven y sano, carente de imperfecciones físicas; y la hipermimesis, enfatizando los caracteres generales más que las representaciones fidedignas y exactas de la realidad.
En algunas culturas africanas se aceptaron modelos estéticos intencionadamente distorsionados para retratar personajes de conducta antisocial. Los ibo e ibibio de Nigeria, por ejemplo, hicieron máscaras imitando horrendos y morbosos monstruos de facciones asimétricas para representar con ellas a los individuos revoltosos, malos o peligrosos. Estas máscaras solían compararse frecuentemente con otras de mayor belleza y factura estética, en las que se retrataba a los personajes disciplinados, buenos o pacíficos de la tribu.

2.4
Mecenazgo
El mecenazgo, como los condicionamientos estéticos, desempeña un destacado papel en la creación de arte africano. Los reyes y cortesanos tienen particular importancia a este respecto por sus continuos encargos artísticos para el montaje de representaciones públicas, ceremonias religiosas y exposiciones. En arquitectura, los palacios de los reyes que habitaron en Nigeria (yoruba, Benín), Ghana (akan), Camerún (bamileke, bamum) y Zaire (quba, mangbetu) se encuentran entre los más bellos y ricamente decorados de toda África. Los costosos materiales puestos a disposición de los gobernantes (marfil, bronce, oro, abalorios y terciopelo) tienen una amplia difusión en las artes promocionadas por estas cortes reales. Entre los objetos artísticos encargados por la realeza se encuentran los cetros, báculos, tronos, espadas, coronas, esculturas conmemorativas y vajillas.
Otra fuente importante de mecenazgo para el arte africano fueron las numerosas asociaciones de hombres y mujeres creadas dentro de las respectivas comunidades para controlar los asuntos sociales y políticos, así como también los religiosos. Las aún vigentes asociaciones de hombres poro de la etnia dan y sus vecinos de Liberia y Costa de Marfil son ejemplos característicos de este tipo de mecenazgo artístico. Los poro fueron quienes encargaron muchas de las máscaras y esculturas figurativas halladas en esta región.
Dentro de cada comunidad hubo además asociaciones de carácter más gremial, integradas por distintos miembros según sus edades y oficios, convirtiéndose también en importantes patrocinadores de arte africano. Ejemplos de obras artísticas encargadas por estas asociaciones los podemos encontrar entre los bambara (Malí) y entre los ibo y los ejagham (Nigeria). A veces cada grupo o gremio poseía su propio distintivo. Entre los ejagham, las máscaras de las sociedades cazadoras venían caracterizadas por formas animales, y los temas de deformidad humana han aparecido asociados con bastante frecuencia a máscaras guerreras; las imágenes de mujeres se utilizaron por regla general para las asociaciones femeninas.
La religión y sus distintas organizaciones de culto fueron también importantes patronos para el arte africano. Los objetos artísticos no fueron solamente un componente importante de los altares y capillas, sino que también desempeñaron un destacado papel en las diversas procesiones de carácter religioso que se hacía en las diferentes tribus. Entre los yoruba de Nigeria, los cultos vinculados a las principales divinidades: Shango (trueno), Obatala (creatividad), Oshum (agua), Ifa (conocimiento), Yemoja (brujería), Eshu (sabiduría) y Odudua (tierra), tuvieron un extenso repertorio de formas artísticas asociadas a ellos, como figuras, máscaras, cerámica, tejidos y joyas. Aquí, como en otras partes de África, las piezas artísticas utilizadas en relación con el culto al que representan, se han identificado, por regla general, a través de su iconografía, materiales, estilos y modos de fabricación.

3
EL PAPEL DEL ARTE EN LA SOCIEDAD AFRICANA
Silla baluba
La base de este taburete lo constituye la escultura de una figura femenina tallada en madera. Los miembros del pueblo baluba emplean este tipo de asientos durante las ceremonias de investidura de un nuevo monarca. La figura femenina representa a los antepasados del rey.

Los múltiples papeles desempeñados por el arte en las comunidades africanas son tan variados como sus formas de mecenazgo. Entre ellos se incluyen el social, político, económico, histórico y terapéutico.

3.1
Papel social
Una de las funciones más importantes del arte africano radica en la diferenciación social. De acuerdo con ello, las mujeres suelen representarse como madres, generalmente amamantando o acunando a su hijo. Los hombres, en cambio, suelen aparecer bien como ancianos, los jefes tradicionales de la comunidad, bien como guerreros montando a caballo o pertrechados para la lucha. Los temas sociales destacan, asimismo, en muchas representaciones de máscaras. En estas representaciones las características humanas y animales, personificadas por seres humanos debidamente vestidos y enmascarados, adoptan una gran variedad de papeles para ejemplificar con ellos las formar correctas e incorrectas de la conducta social. En las representaciones de los ijo y de los ibo, al sur de Nigeria, se han encontrado diversos modelos de conducta antisocial, como, por ejemplo, el avaro, el codicioso, la prostituta, el médico incompetente y el abogado sin escrúpulos. En las representaciones egungun de la vecina tribu yoruba, el chismoso, el glotón y el extraño amaneramiento de los extranjeros forman parte destacada dentro de los modelos sociales negativos.

3.2
Papel político
Relicario de los kota
Los miembros de la tribu de los kota en Gabón creen que los espíritus de sus antepasados les pueden ayudar a comunicarse con los dioses. Para ellos es muy importante cuidar de sus ancestros y asegurarse de que los extranjeros o las fuerzas del mal no les perturben. Esta figura, que representa a un guardián kota, se hizo para vigilar los restos y las reliquias sagradas de los muertos.

El arte africano desempeña también un importante papel dentro del poder político. Entre los dam (Liberia), kota (Gabón), pende (Zaire) y otros pueblos, la gente lleva máscaras imitando a jueces y policías. Las máscaras de los kwele gon de Gabón son ejemplos particularmente buenos de este tipo de representaciones de la comunidad oficial. Gracias a su anonimato y sus poderes especiales, estas figuras enmascaradas de los gon tienen poder para romper los códigos y prohibiciones sociales establecidas como medio para redistribuir la comida y los animales en épocas de gran escasez dentro de la comunidad tribal. Un modo diferente de control social es el realizado por ciertas figuras y motivos arquitectónicos en determinadas zonas de África. Las figuras relicario de los kota, sogo y fang de Gabón, por ejemplo, se utilizan como imágenes protectoras para custodiar las ancestrales reliquias sagradas de la tribu de posibles robos o daños. En el mismo sentido, los dogones de Malí y los senufo de Costa de Marfil tienen puertas minuciosamente talladas que, según la creencia popular, protegían los objetos sagrados y los suministros de comida de la comunidad.

3.3
Papel económico
El arte cumplió también un importante papel en la economía africana. Los bambara de Malí llevan a las ceremonias y ritos de cultivo y cosecha de los campos elegantes tocados de antílope de madera representando a Chi Wara. Chi Wara, mítico inventor de la agricultura para los bambara, aseguran que se sepultó él mismo bajo tierra como un acto de autosacrificio. La danza de las máscaras Chi Wara sobre los campos agrícolas (la tumba de Chi Wara) sirve a la vez para honrarle y para recordar a los jóvenes granjeros bambara el duro sacrificio que ellos deben hacer cada año. Entre los senufo de Costa de Marfil se utilizan figuras delicadamente talladas con el mismo fin de alentar a los agricultores en su difícil tarea. En este caso, estacas daleu con imágenes de pájaros o figuras femeninas se afianzan en la tierra al final de cada hilera de plantas cultivadas. Estos postes actúan a modo de metas, marcadores y trofeos en las competiciones agrícolas.

3.4
Papel histórico
En otra dimensión, el arte africano actúa como referencia o registro visual de importantes personajes o acontecimientos del pasado. Así, los dogones de Malí han grabado numerosas imágenes de sus legendarios antepasados, los nommo, que descendieron del cielo al comienzo de los tiempos. Estas figuras nommo (algunas de las cuales alzan sus manos hacia el cielo señalando su lugar de origen) han aparecido sobre puertas de graneros, en pinturas en el interior de las cuevas y en edificios sagrados.
En el poderoso reino de Benín, en Nigeria, se hicieron igualmente laboriosas planchas en relieve vaciadas en bronce (sistema de la cera perdida) representando a personajes y acontecimientos del pasado, con escenas de batallas, encuentros con dignatarios extranjeros, procesiones cortesanas, nobles con sus ropas de gala, ceremonias religiosas y músicos.

3.5
Papel terapéutico
Las terapias tradicionales africanas han tenido también formas especiales de representación artística. La adivinación, modo de determinar los problemas y su posible resolución, fue particularmente importante a la hora de elaborar objetos artísticos. Los adivinos o brujos yoruba (Nigeria) e ifa, por ejemplo, usaron mesas de adivinación laboriosamente esculpidas, cuencos y otros útiles como parte esencial de sus rituales. De igual modo, los baulé de Costa de Marfil emplearon también para sus oráculos recipientes y cacharros cuidadosamente labrados. Entre los kongo de Zaire, los fetiches de madera (atravesados por agujas y clavos de hierro) se consideraban imbuidos de poder para ahuyentar los peligros.

4
DIFERENCIACIONES REGIONALES
Aunque las diferencias son muy amplias, las culturas africanas subsaharianas pueden agruparse geográficamente atendiendo a su clima, topografía y organización social. Algunas de estas culturas han desaparecido, quedando sólo sus manifestaciones artísticas; otras han sobrevivido, con lo que su tradición artística continúa.

4.1
Artes de la sabana occidental
Mezquita de Sankore, Tombuctú
La mezquita de Sankoré, situada en Tombuctú (Malí) adquirió renombre como lugar de culto islámico en la época del Imperio de Malí, uno de los grandes reinos del oeste de Sudán (en el norte de África). Este imperio, que se formó en el siglo XI, alcanzó su máximo esplendor en el siglo XIV y declinó posteriormente; no obstante, la mezquita continuó desempeñando un importante papel en la sociedad y la cultura del país.

Entre las tradiciones artísticas más conocidas de la sabana occidental están las de los dogones, bambara, mossi, bobo y tamberma que habitan las llanuras secas y herbáceas de Malí, Burkina Faso y Togo. Las artes plásticas de los dogones, una de las tribus más aisladas, han sido especialmente bien estudiadas. Los dogones tienen una rica y compleja base filosófica sobre la que apoyaron sus producciones artísticas. Sus poblados, por ejemplo, semejan una forma humana, representando a los nommo, primeros seres humanos creados por el dios Sol y creador de los dogones. Partes importantes de la fisonomía en que se estructuran estos poblados son: la cabeza (herrería y casas para hombres), el tórax (casas de los jefes de los distintos clanes o linajes), las manos (casas de las mujeres), los genitales (mortero y altar) y los pies (capillas). Las máscaras dogones, realizadas por la asociación de hombres awa, representan la imagen que los dogones tienen del mundo en su totalidad, con los animales y gentes que lo habitan. El antílope, el pájaro, la liebre, las mujeres fulani y los hombres samana son algunas de las formas y modelos que aparecen en las representaciones de tipo funerario de esta asociación. Otras máscaras, a su vez, se inclinan más hacia la representación de conceptos filosóficos más abstractos. Una de ellas, la serpenteante máscara Gran Madre de 9 metros de largo, rememora a la muerte. Otra, la cruciforme máscara Kanaga, recrea, junto con los motivos de danza representados, el origen del mundo.
Más al este, entre el grupo lingüístico de los tamberma de Togo, la arquitectura doméstica ha alcanzado la cima de belleza y complejidad simbólica. Los ‘castillos’ de barro de 2 pisos utilizados por este pueblo sirven no sólo de viviendas, sino también como fortalezas, catedrales, teatros y diagramas cosmológicos. Al igual que el pueblo dogon, cada casa tamberma adopta las distintas formas humanas. De acuerdo con ello, las fachadas aparecen esgrafiadas con los mismos diseños utilizados por las mujeres en sus adornos. Algunas partes del cuerpo se relacionan con determinados elementos de la vivienda, y así, por ejemplo, la puerta con la boca, la ventana con los ojos, la piedra de moler con los dientes, y así sucesivamente.

4.2
Los bosques occidentales
La gran masa forestal de la costa oeste, bañada por el Atlántico, a menudo llamada costa de Guinea, engloba las distintas culturas y artes de Guinea, Sierra Leona, Liberia y Costa de Marfil en el oeste, y Ghana, Togo, Benín y Nigeria en el este. En los bosques de la costa occidental, el arte está controlado y patrocinado por asociaciones de hombres y mujeres del tipo de los sandé y los poro. En la sociedad de mujeres sandé de los mende (Sierra Leona), tienen particular importancia sus máscaras, bruñidas en negro, que reflejan la belleza y riqueza del mar. Tales máscaras son llevadas por los líderes femeninos de la asociación en las ceremonias de iniciación de las jóvenes mujeres que ingresan en la comunidad. La más bella de estas máscaras refleja, a su modo, las características que los mende admiran de sí mismos: una frente elevada, despejada, un tocado ricamente elaborado, y un cuello de marcada elegancia.
Los poro, asociación paralela de hombres, también tienen una importante tradición de máscaras. De Liberia y Costa de Marfil son los dan, kran y guere poro, que representan en sus máscaras a diversos personajes relacionados con su asociación, como el juez, el cantante y el corredor. Formas elegantes, superficies negras y brillantes, y complicados tocados son sus principales características. Cuando las máscaras no se usaban se guardaban en una casa sagrada especial para ellas bajo la protección del amo o maestro. La esposa de este importante personaje tiene su propio objeto especial: una cuchara decorada que enseña en las fiestas de la comunidad.
En Ghana, Togo, Benín y Nigeria, en las regiones de la costa atlántica, se han encontrado algunas de las mejores piezas artísticas de carácter aristocrático de todo África. Quizá el más famoso de los reinos es el de la dinastía Benín en Nigeria. La ciudad regia de Benín (no debe confundirse con el reciente y vecino país del mismo nombre) tuvo su momento de esplendor en los siglos XVII y XVIII, siendo comparada por los viajeros que la visitaban con las grandes ciudades contemporáneas de los Países Bajos. El palacio del rey era especialmente impresionante. Todos sus muros estaban recubiertos con magníficas y bellas planchas de bronce fundido, de las que se decía que brillaban como el oro. Cada uno de los tres edificios principales del palacio estaba rematado por grandes torretas que soportaban gigantescos pájaros y pitones de bronce. En los altares del palacio real se desplegaban cabezas conmemorativas de bronce, tanto para las fiestas privadas como para las oficiales.

4.3
Centro, sur y este de África
En los espesos bosques ecuatoriales y en las áridas regiones de la sabana que se extienden por todo Gabón, Zaire y países limítrofes al este y al sur, destacan aún otras manifestaciones artísticas. En las culturas matriarcales del sur de la República Democrática del Congo, tienen particular importancia la figuras femeninas. La casa del jefe de los pende, por ejemplo, presenta a menudo sobre su tejado una imagen de mujer a escala natural. Dicha figura sostiene, a veces, a un niño (símbolo de la línea familiar y futuros herederos) y a veces, un hacha (símbolo del poder).
Entre los primitivos gato, bongo y konso de Sudán y Etiopía, hubo la costumbre de instalar en lugares destacados del poblado figuras conmemorativas de madera que delimitaban el acceso al mismo y los sepulcros de sus antecesores más relevantes. En muchas otras culturas de África oriental, la escultura de tipo monumental fue menos frecuente. En cambio, la decoración corporal se convirtió en una importante fuente de manifestaciones artísticas. Los masai de Kenia y los zulú de Sudáfrica destacan sobre todo por sus joyas. Las formas circulares utilizadas por los masai para sus adornos personales aparecen también entre la tribu bantú, en esta misma zona. El gran edificio elíptico de piedra (c. 1200) de la antigua cultura Monomotapa, en Zimbabue, forma parte, conceptualmente, de estos diseños circulares.

5
ARTE CONTEMPORÁNEO AFRICANO
Muchas de las denominadas artes tradicionales de África están todavía en pleno uso y vigencia. Como en todos los periodos artísticos, coexisten actualmente en África importantes innovaciones junto con significativos conservadurismos estilísticos. En años recientes, los avances en los medios de comunicación experimentados en el continente africano han facilitado la dispersión y difusión a gran escala de las diversas formas artísticas entre sus distintas culturas. Hoy, por ejemplo, algunas máscaras de estilo nigeriano se están usando con asiduidad entre las poblaciones de Ghana y otras tribus de la costa de Guinea.
El arte africano ha estado también sujeto a influencias exteriores. Por ejemplo, la arquitectura y los motivos decorativos islámicos pueden verse en muchas de las manifestaciones artísticas de la zona norte, especialmente en Nigeria, Malí, Burkina Faso y Níger. Motivos estampados similares a los utilizados en la India, se han encontrado en las esculturas y máscaras de los ibibio y efik, a lo largo de la costa sur de Nigeria. Algunos artistas contemporáneos han adoptado temas cristianos para los diseños de puertas, artesonados y pilas bautismales de las iglesias y catedrales del África cristiana. En fechas recientes, los artistas han encontrado sus principales fuentes de mecenazgo en los bancos, establecimientos comerciales, oficinas gubernamentales y cortes de los nuevos países. El turismo también ha contribuido a favorecer la demanda de arte africano, especialmente máscaras decorativas y esculturas ornamentales de ébano o marfil, dentro de los límites oficialmente permitidos.
El desarrollo de las escuelas de arte y arquitectura en las ciudades del África subsahariana ha alentado a los artistas a trabajar en nuevos materiales, como el cemento, el óleo y otras pinturas, tinta, piedra, aluminio y una gran variedad de medios gráficos. Las imágenes y diseños así creados reflejan una vibrante fusión entre la tradición africana y el Occidente contemporáneo. Artistas como Twins Seven Seven y Ashira Olatunde, ambos de Nigeria, o Nicholas Mukomberanwa, de Zimbabue, se cuentan entre los más brillantes seguidores de estas nuevas formas de creación artística.


Entradas populares

Me gusta

Seguidores