El invento de la
Organización
de las Naciones Unidas (ONU)
Kofi Annan
El diplomático ghanés Kofi Annan accedió
a la secretaría general de la ONU en 1997, convirtiéndose en el primer
ciudadano del África subsahariana en ocupar dicho cargo. Un año más tarde,
obtuvo un acuerdo con el presidente iraquí Saddam Husayn que evitó un ataque
estadounidense y sirvió para relanzar el papel de la propia ONU. Estuvo al
mando de la organización hasta el 31 de diciembre de 2006.
Organización de las Naciones Unidas (ONU), organización internacional
de naciones basada en la igualdad soberana de sus miembros. Según su Carta
fundacional (en vigor desde el 24 de octubre de 1945), la ONU fue establecida
para “mantener la paz y seguridad internacionales”, “desarrollar relaciones de
amistad entre las naciones”, “alcanzar una cooperación internacional fundada
sobre las relaciones de amistad entre las naciones”, “alcanzar una cooperación
internacional en la solución de problemas económicos, sociales, culturales o
humanitarios” y “fomentar el respeto por los derechos humanos y las libertades
fundamentales”. Sus miembros se comprometen a cumplir las obligaciones que han
asumido, a resolver disputas internacionales a través de medios pacíficos, a no
utilizar la amenaza o el uso de la fuerza, a participar en acciones organizadas
en concordancia con la Carta y a no ayudar a un país contra el que la ONU haya
dirigido estas acciones, y a actuar de acuerdo con los principios de la Carta.
En 2001 le fue concedido el Premio Nobel de la Paz, junto a su entonces
secretario general, Kofi Annan, por su contribución en favor de un mundo más
organizado y pacífico.
Se suele considerar a la
ONU como sucesora de la Sociedad de Naciones, organización internacional creada
tras la I Guerra Mundial para cumplir muchos de los mismos fines. La
Sociedad, sin embargo, no consiguió mantener la paz, y se debilitó de forma
paulatina en los años previos a la II Guerra Mundial.
Conferencia de San Francisco
Esta fotografía, captada el día 10 de
mayo de 1945, corresponde a una de las sesiones de la oficialmente denominada
Conferencia de las Naciones Unidas sobre Organización Internacional. Más conocida
por el nombre de Conferencia de San Francisco, en este foro fue redactada,
aprobada y firmada la Carta fundacional de la Organización de las Naciones
Unidas.
El primer compromiso para
establecer una nueva organización internacional se recogió en la Carta del
Atlántico, firmada por el presidente estadounidense Franklin Delano Roosevelt y
el primer ministro británico Winston Churchill el 14 de agosto de 1941, en una
conferencia celebrada a bordo de un buque de guerra frente a las costas de Terranova.
Ambos dirigentes se comprometieron a establecer un “sistema permanente y más
amplio de seguridad general” y expresaron su deseo de “conseguir la máxima
colaboración de todas las naciones en el plano económico”. Los principios de la
Carta del Atlántico fueron aceptados por las Naciones Unidas de forma más
general en su Declaración, firmada el 1 de enero de 1942 por los representantes
de las 26 naciones aliadas contra las potencias del Eje Roma-Berlín-Tokio
durante la II Guerra Mundial. Fue en este documento donde por primera vez
se utilizó de modo oficial el término Naciones Unidas, que había sido sugerido
por Roosevelt.
En 1943, en una conferencia
celebrada en Moscú, se iniciaron las gestiones para crear una nueva
organización. El 30 de octubre de ese año, representantes de la Unión de
Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), Reino Unido, China y Estados Unidos
firmaron una declaración en la que reconocían la necesidad de establecer “en el
tiempo más breve posible una organización general internacional”. En un
encuentro celebrado en Teherán (Irán) un mes más tarde, Roosevelt, Churchill y
el máximo dirigente soviético, Stalin, reafirmaron “la suprema responsabilidad
que recae sobre nosotros y sobre todas las Naciones Unidas de crear una paz que
destierre el azote y el terror de la guerra”.
Los 'Tres Grandes'
Desde 1941 hasta 1945 el presidente de
Estados Unidos, Franklin Roosevelt, el primer ministro británico Winston
Churchill y el líder soviético Iósiv Stalin celebraron varias conferencias en
las que discutieron sus respectivas estrategias en la II Guerra Mundial. Sus
experiencias les ayudaron a elaborar un plan para crear una organización
internacional para el mantenimiento de la paz, para prevenir futuras guerras de
la dimensión de la II Guerra Mundial. En abril de 1945, representantes de 50
países se reunieron en San Francisco para crear las bases de la organización
que posteriormente se llamaría Naciones Unidas.
Tras la declaración de
Moscú, representantes de las cuatro potencias se reunieron en Dumbarton Oaks
(Washington, Estados Unidos), en el otoño de 1944, para estudiar una serie de
propuestas destinadas a la creación de una organización internacional.
Aprobaron un borrador de carta constitutiva que especificaba sus fines,
estructura y métodos operativos, pero no lograron ponerse de acuerdo en el
método de votación del Consejo de Seguridad propuesto, que sería el órgano que
habría de tener la mayor responsabilidad en cuestiones relativas al
mantenimiento de la paz y la seguridad.
El problema de las votaciones
quedó resuelto en la Conferencia de Yalta (febrero de 1945), última cumbre negociadora
a la que asistirían Roosevelt, Churchill y Stalin en el último de sus
encuentros durante la contienda. En síntesis, el líder soviético aceptaba la
postura británica y estadounidense, que limitaba las prerrogativas de las
grandes potencias en asuntos de procedimiento, pero mantenía el derecho al veto
en cuestiones esenciales. Al mismo tiempo, los líderes aliados plantearon que
se celebrase una conferencia de las Naciones Unidas para preparar la Carta
constitutiva de la nueva organización.
Delegados procedentes de 50 naciones
se reunieron en la ciudad estadounidense de San Francisco el 25 de abril de
1945 para la oficialmente denominada Conferencia de las Naciones Unidas sobre
Organización Internacional. Durante dos meses elaboraron una carta de 111
artículos basada en el borrador realizado en Dumbarton Oaks. La Carta fue
aprobada el 25 de junio y firmada al día siguiente. Entró en vigor el 24 de
octubre de 1945, tras ser ratificada por la mayoría de los signatarios. Los
vínculos surgidos de la alianza bélica contra enemigos comunes aceleraron el
acuerdo para establecer esta nueva organización.
Sede de Naciones Unidas
En 1945 el Congreso de Estados Unidos
invitó a Naciones Unidas a fijar en este país su sede permanente. Culminado en
1952, el complejo de Naciones Unidas se encuentra en Manhattan, a orillas del
East River, en la ciudad de Nueva York.
El 10 de diciembre de
1945, el Congreso de Estados Unidos invitó a la ONU a establecer su sede en su
país. La Organización aceptó y en agosto de 1946 se trasladó temporalmente a
Lake Success (Nueva York). Ese mismo año se adquirió un lugar que bordeaba el
East River de Manhattan y se elaboraron planes para establecer una sede
permanente. Según un acuerdo alcanzado entre Estados Unidos y la ONU, se
concedió al lugar una cierta extraterritorialidad. El complejo, finalizado a
mediados de 1952, incluye la sala de la Asamblea General, el edificio de la
Secretaría, el edificio de Conferencias y la Biblioteca Dag Hammarskjöld.
Según queda recogido en su
Carta, la adhesión a la ONU está abierta a todos aquellos estados “amantes de
la paz” que acepten las obligaciones de la Organización. Las 50 naciones que
asistieron a la Conferencia de San Francisco, a las que se unió Polonia, se
convirtieron en miembros fundadores de la ONU. Hasta 1971, China estuvo
representada por una delegación del gobierno nacionalista de Taiwan. Sin
embargo, en octubre de ese mismo año, la Asamblea General votó a favor de que
fuese la delegación de la República Popular China la que ocupase dicho puesto.
Los nuevos miembros son
admitidos a propuesta del Consejo de Seguridad y tras ser aceptados por una
mayoría de dos tercios en la Asamblea General. Desde 1945, el número de sus
miembros ha sobrepasado en más de tres veces el inicial, sobre todo debido a la
admisión de muchos países africanos y asiáticos que alcanzaron la independencia
con posterioridad a la fundación de la Organización. En 2002, la ONU contaba
con 190 miembros.
Organigrama de la ONU
La Organización de las Naciones Unidas
está dividida en seis órganos administrativos principales que dirigen las
funciones de una amplia gama de comités, organismos y fondos. Aunque la
Asamblea General supervisa el trabajo de los otros cinco órganos
administrativos, el Consejo de Seguridad es la división más importante de
Naciones Unidas. El Consejo toma las decisiones finales sobre las iniciativas
que Naciones Unidas debe emprender y tiene autoridad para aprobar o desaprobar
nuevos miembros. Mientras que el Consejo de Seguridad tiene 15 miembros, la
Asamblea General incluye representantes de todos los países que la integran.
La Carta de la ONU estableció
seis órganos principales: la Asamblea General, el Consejo de Seguridad, el
Consejo Económico y Social, el Consejo de Tutela o de Administración
Fiduciaria, el Tribunal Internacional de Justicia y la Secretaría General.
Todos los estados miembros
están representados en la Asamblea General, que es el principal organismo
deliberativo de la ONU. La Asamblea se reúne anualmente en sesiones regulares y
en sesiones especiales a petición de una mayoría de sus miembros o del Consejo
de Seguridad. La Asamblea no tiene autoridad para hacer cumplir sus
resoluciones. Éstas son recomendaciones que se hacen a los estados miembros,
pero que carecen de poder de aplicación directa. La Carta, no obstante, permite
a la Asamblea establecer agencias y programas que lleven a cabo sus
recomendaciones. Entre las más importantes se encuentran: el Programa de
Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la Conferencia de Naciones Unidas
para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD) y el Fondo de las Naciones Unidas
para la Infancia (UNICEF).
El Consejo de Seguridad,
reunido en sesión permanente, es el órgano central para el mantenimiento de la
paz. El Consejo cuenta con 15 miembros, 5 de ellos permanentes: China, Francia,
Reino Unido, Rusia y Estados Unidos. Con carácter periódico se han elaborado
propuestas para integrar nuevos miembros permanentes (como, por ejemplo,
Alemania o Japón) para reflejar de este modo el cambiante equilibrio de poder
mundial, pero hasta la fecha no se ha llevado a cabo ninguna revisión
importante. Los miembros no permanentes son elegidos para un bienio, y la
Asamblea General elige cinco nuevos miembros cada año. Las decisiones del
Consejo necesitan nueve votos, incluidos los votos por unanimidad de los
miembros permanentes cuando se trate de temas de vital importancia. Esta regla
de la “unanimidad de las grandes potencias” no es válida cuando se trata de
cuestiones de procedimiento.
El Consejo Económico y
Social (ECOSOC), que se reúne una vez al año, cuenta con 54 miembros, de los
cuales 18 son elegidos anualmente por la Asamblea General para ejercer un
mandato de tres años. El ECOSOC coordina las actividades económicas y sociales
de la ONU y de sus agencias especializadas, entre las que se hallan la
Organización Mundial de la Salud (OMS), la UNESCO, la Organización de las
Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y la Organización
Internacional del Trabajo (OIT). En la práctica, las funciones del ECOSOC se
ven limitadas porque cada agencia especializada se organiza de un modo autónomo
y se gobierna por sus propios estatutos y órganos elegidos. Estas agencias
entregan informes anuales al ECOSOC. El conjunto de la ONU y de sus agencias
especializadas recibe el nombre de Sistema de las Naciones Unidas.
En un principio, el Consejo
de Tutela o de Administración Fiduciaria tenía la responsabilidad de supervisar
11 territorios que se encontraban bajo el régimen de fideicomiso al final de la
II Guerra Mundial. A principios de la década de 1990, todos los territorios
bajo fideicomiso que en su origen habían sido puestos bajo tutela internacional
se habían disuelto y todas las dependencias habían alcanzado la soberanía
completa o bien la autonomía en el seno de otro Estado. El único fideicomiso
que quedaba, el archipiélago de las Palau, se convirtió en la independiente
República de Palau en 1994, con lo que el Consejo de Tutela quedó en trance de
desaparición. Otras cuestiones vinculadas al tema colonial han sido
transferidas a la Asamblea General y a órganos subsidiarios especiales.
El Tribunal Internacional de
Justicia, con sede en La Haya (Países Bajos), es el principal organismo
judicial de la ONU. El Tribunal trata casos que le son sometidos por miembros
de la ONU, que conserva el derecho de decidir si acepta o no el cumplimiento de
sus resoluciones. A petición de la ONU, de sus órganos principales o de las
agencias especializadas, el Tribunal Internacional de Justicia puede tener del
mismo modo competencia consultiva. El Tribunal está compuesto por quince jueces
elegidos, para un ejercicio de nueve años, por la Asamblea General y el Consejo
de Seguridad. En el ámbito jurídico, a este órgano se sumará en un futuro el
denominado Tribunal Penal Internacional, cuya constitución y estatutos fueron
aprobados en 1998 y que se encargará del procesamiento de individuos que hayan
cometido “los más graves crímenes contra la comunidad internacional”.
La Secretaría General está al
servicio de los otros órganos de la ONU y ejecuta los programas y políticas de
la Organización. Al frente de la misma se halla el secretario general, nombrado
por la Asamblea General por recomendación del Consejo de Seguridad. Desde su
fundación la ONU ha tenido ocho secretarios generales: Trygve Halvdan Lie
(1946-1953); Dag Hjalmar Hammarskjöld (1953-1961); Sithu U Thant (1961-1971);
Kurt Waldheim (1972-1981); Javier Pérez de Cuéllar (1982-1991); Butros
Butros-Gali (1992-1996); Kofi Annan (1997-2006); y Ban Ki-moon (2007- ).
Los costes operativos de la ONU
se cubren con aportaciones efectuadas por los estados miembros de acuerdo con
un programa de contribuciones aprobado por la Asamblea General. Sólo el
presupuesto regular, destinado a actividades en curso recogidas en la Carta, se
cubre con aportaciones fijas. Programas especiales como los de la UNICEF y el
PNUD suelen financiarse gracias a las aportaciones voluntarias. Durante el
periodo correspondiente a 1990 y 1991, las asignaciones del presupuesto regular
ascendieron a más de 2.100 millones de dólares. Según el programa para 1990 y
1991, la mayoría de los miembros pagaron menos del 1% del presupuesto. Sólo 15
países aportaron más del 1%. Los principales contribuyentes fueron Estados
Unidos (25%) y la URSS (10%). De los miembros restantes, sólo Japón, Alemania,
Francia, Gran Bretaña, Italia y Canadá contribuyeron en más de un 2%. A
mediados de la década de 1980, la ONU sufrió una grave crisis financiera.
Muchos estados miembros, incluidos Estados Unidos y la URSS, se negaron a pagar
parte de sus aportaciones debido a problemas fiscales nacionales y al
descontento provocado por ciertos aspectos del sistema de funcionamiento de la
ONU.
Según queda recogido en la
Carta de Naciones Unidas, el Consejo de Seguridad es ante todo responsable de
los asuntos relativos al mantenimiento de la paz y la seguridad; la Asamblea
General tiene sólo una autoridad residual. Los artículos 33 a 38 de la Carta
autorizan al Consejo para instar a naciones en conflicto a que resuelvan sus
diferencias por medios pacíficos, como, por ejemplo, las negociaciones, la
investigación, la mediación, la conciliación, el arbitraje y la vía legal. Al
desempeñar esta responsabilidad, el Consejo puede nombrar representantes o
crear comités especiales que investiguen las disputas y recomienden
alternativas de solución.
Cuando el Consejo determina
que una disputa representa una amenaza para la paz, puede, cumpliendo los
artículos 39 a 51, aplicar sus recomendaciones, ya sea por medios no militares,
como las sanciones económicas y diplomáticas, o por la utilización de fuerzas
militares. Ésta es la única ocasión en la que la Carta autoriza una acción
coercitiva. Esta acción está sujeta al voto unánime de los cinco miembros
permanentes del Consejo, con lo que pone de relieve la importancia del derecho
de veto de las grandes potencias en temas fundamentales. La acción militar
también se ve sujeta a la disponibilidad de fuerzas armadas, condición que ha
resultado difícil de cumplir.
Por último, según el artículo
26, el Consejo de Seguridad asume la responsabilidad de formular planes “para
el establecimiento de un sistema de regulación de armamentos”. La Carta de la
ONU concede menos importancia al control internacional de armas y al desarme
como instrumentos para alcanzar la paz de lo que lo hizo el pacto de la
Sociedad de Naciones. Debido a algunos sucesos ocurridos entre ambas guerras
mundiales, muchos líderes llegaron a la conclusión de que la paz sólo podía
lograrse a través de la cooperación de las principales potencias, que habrían
de actuar, en palabras de Roosevelt, como “policías del mundo”. Esta idea está
incorporada en el requisito de unanimidad de las grandes potencias, a la vez
que explica por qué se ha llamado a la Carta sistema de seguridad colectiva
“limitada”, ya que no se puede emprender una acción coercitiva en contra de la
voluntad de un país que tiene un puesto permanente en el Consejo.
3.1
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Impacto de la Guerra fría
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Poco después de la II Guerra
Mundial y de la fundación de la ONU, la cooperación política entre las
principales potencias —en especial entre Estados Unidos y la URSS— se rompió, y
se inició el periodo de la Guerra fría. Como los intereses estadounidenses y
soviéticos chocaban, la capacidad de la ONU para mantener la paz se vio
seriamente limitada.
Según el artículo 43 de
la Carta, el Consejo de Seguridad debía negociar acuerdos con los estados
miembros para conseguir unidades militares que pudieran permitir la aplicación
de sus decisiones. Las negociaciones, iniciadas en 1946, pronto alcanzaron un
punto muerto en lo relativo a las cuestiones del tamaño, composición y
establecimiento de las fuerzas militares. Estados Unidos propuso que cada
miembro permanente del Consejo proporcionase tropas especializadas. Los
estadounidenses aportarían, por ejemplo, unidades de aviación, los británicos
unidades navales y los soviéticos tropas de tierra. Sin embargo, la URSS abogó
por la igualdad, con lo que cada país enviaría igual número de tropas. Estas
diferencias nunca se solucionaron.
Un estancamiento similar se
produjo en la Comisión de la Organización de las Naciones Unidas para la
Energía Atómica, creada por una resolución aprobada en la Asamblea General el
24 de enero de 1946. El mandato de la comisión era desarrollar un sistema que
controlara la energía atómica y la limitara a su utilización con fines
pacíficos. Estados Unidos presentó un plan global para el control internacional
de la energía atómica, en el que se incluía un acuerdo para eliminar las
propias armas nucleares, así como las instalaciones, una vez que se hiciera
operativo un sistema internacional de inspección. La URSS insistió en que
Estados Unidos destruyera al punto todas las armas nucleares existentes y se
negó a cualquier inspección internacional, aduciendo que esto supondría una
violación de la soberanía nacional. Una vez más, las diferencias existentes
entre las dos naciones resultaron irreconciliables.
En realidad, las intenciones
originales de la Carta nunca han sido llevadas a la práctica. No obstante, el
Consejo de Seguridad no se paralizó por completo: fue capaz de resolver
disputas, sobre todo gracias a la mediación y a los buenos oficios, en
situaciones en las que los intereses de los miembros permanentes, en especial
de Estados Unidos y la URSS, convergían. Uno de estos casos fue la retirada
neerlandesa de Indonesia en 1949; otro, el fin de la guerra de los Seis Días en
1967. En 1950, sin embargo, surgieron graves diferencias entre las grandes
potencias cuando fuerzas de Corea del Norte atacaron Corea del Sur,
precipitando así la guerra de Corea.
Naciones Unidas: Tropas de Estados
Unidos en Corea
Estados Unidos, junto a los otros 16
miembros de Naciones Unidas, proporcionaron apoyo militar a Corea del Sur en la
década de 1950. Estas fuerzas estaban al mando del general estadounidense
Douglas MacArthur. Utilizaron bases, material y munición fabricada por Estados
Unidos. Aquí vemos a un oficial estadounidense, en julio de 1950, explicando un
plan a dos soldados en un puesto de mando cerca de primera línea en Corea del Sur.
Corea, que había estado
bajo control japonés desde 1905, fue dividida tras la II Guerra Mundial
siguiendo el paralelo 38 que atraviesa la península de Corea. Se establecieron
dos gobiernos paralelos, uno al norte, respaldado por la URSS, y otro al sur,
apoyado por Estados Unidos. Los esfuerzos de la ONU por unificar el país a
través de unas elecciones libres fracasaron. Cuando fuerzas norcoreanas
atacaron el sur el 25 de junio de 1950, el Consejo de Seguridad consideró el ataque
una violación de la paz y exigió la retirada de las tropas norcoreanas al norte
del paralelo 38. En otras dos resoluciones, el Consejo estableció un mando de
la ONU bajo los auspicios de Estados Unidos y pidió a las naciones miembros que
proporcionaran unidades militares que ayudaran a repeler el ataque armado a
Corea del Sur.
Había dos elementos poco
usuales en el caso de Corea. El primero era la ausencia de la URSS del Consejo
de Seguridad. Seis meses antes, el delegado soviético había abandonado el
Consejo como protesta por la presencia continuada del portavoz nacionalista en
el escaño designado para China, a pesar de la derrota de los nacionalistas y
del establecimiento de un gobierno comunista en la China continental. La URSS
no estuvo, pues, presente para vetar las medidas del Consejo contra el régimen
norcoreano, que contaba con el apoyo soviético. Cuando el delegado soviético
volvió al Consejo en el mes de julio, declaró ilegal la acción en Corea, dado
que se había emprendido sin el consentimiento de todos los miembros permanentes
del Consejo. Estados Unidos replicó que la decisión se había tomado con el
acuerdo de aquellos miembros permanentes que se hallaban presentes y que habían
participado en la votación. En esta controversia, la URSS realizó una
interpretación estricta de las provisiones de la Carta, mientras que la de
Estados Unidos fue una interpretación amplia, cada uno motivado por intereses
políticos.
Un segundo elemento poco
habitual en el caso coreano fue el establecimiento de una unidad militar de la
ONU, que era, en verdad, un mando militar estadounidense, compuesto por tropas
de 16 estados miembros y de la República de Corea. Como no se había alcanzado
ningún acuerdo previo para proporcionar a la ONU fuerzas militares, el Consejo de
Seguridad tomó medidas ad hoc, solicitando a Estados Unidos poder
utilizar su ya establecida estructura militar como base para las acciones de la
ONU.
El conflicto continuó durante
más de tres años; se firmó un armisticio el 27 de julio de 1953. Más de 40 años
después, el país sigue dividido a pesar de la aceptación por ambas partes del
principio de reunificación. Corea sigue siendo un tema pendiente en la agenda
de la Asamblea General, aunque se han aprobado resoluciones instando a las dos
partes a sustituir el largo armisticio por una paz estable. Tanto Corea del
Norte como Corea del Sur fueron, en 1991, admitidas en la ONU.
Una consecuencia importante del
conflicto coreano fue la resolución “Unidos por la Paz”. Después de que la URSS
volviera al Consejo de Seguridad, Estados Unidos presentó a la Asamblea General
una resolución que autorizaba a ésta a tratar casos que amenazaran la paz
cuando un veto impidiese la acción del Consejo. Esta resolución, denominada
“Unidos por la Paz”, adoptada el 3 de noviembre de 1950, hizo explícita una
ampliación de la autoridad de la Asamblea General en materia de paz y
seguridad.
3.3
|
|
Las fuerzas de paz de la ONU
|
Desde principios de la
década de 1950, el papel de la ONU en el mantenimiento de la paz y la seguridad
en el mundo se ha incrementado. Fuerzas auspiciadas por la ONU han actuado de
forma muy activa en zonas donde la descolonización ha provocado inestabilidad
política. En muchos casos, la retirada de una antigua potencia colonial
generaba un vacío político al que seguía un proceso de lucha por el poder. En
respuesta a esto, la ONU desarrolló una estrategia, que el secretario general
Hammarskjöld llamó “diplomacia preventiva”, que consistía en el despliegue de
fuerzas de paz con dos fines principales: separar a los antagonistas, dando
tiempo y oportunidades para la negociación, e impedir la extensión geográfica
de los conflictos locales. En 1988, las fuerzas de paz de la ONU recibieron el
Premio Nobel de la Paz.
Se han realizado operaciones
de paz en Oriente Próximo desde 1956 y en Chipre desde 1964. En África se
mantuvieron algunas tropas en el Congo (llamado Zaire entre 1971 y 1997) desde
1960 hasta 1964. Posteriormente se han enviado misiones de paz a Angola, Sahara
Occidental, República de Sudáfrica y Mozambique. En 1992, la ONU decidió una
importante operación en Somalia, en la que intervinieron unos 30.000 soldados a
principios de 1993 para dar protección a las operaciones humanitarias, en especial
para el reparto de víveres en zonas de hambruna. Otras dos zonas donde la ONU
ha participado de un modo muy activo fueron, a principios de la década de 1990,
Camboya, en la que la ONU estuvo controlando las elecciones, y
Bosnia-Herzegovina durante la guerra de la antigua Yugoslavia, que finalizó con
decenas de miles de muertos y millones de personas sin hogar. Según las reglas
formuladas en principio por Hammarskjöld, se excluía a las grandes potencias de
las fuerzas de paz para impedirles que encubrieran sus propios intereses bajo
la bandera de la ONU. Con el fin de la Guerra fría, tropas británicas y
francesas jugaron un papel importante en el conflicto de la antigua Yugoslavia,
mientras que un gran número de soldados estadounidenses fue enviado en un principio
a apaciguar Somalia. En 1992, un contingente de tropas japonesas se unió a la
operación camboyana.
La primera fuerza de paz
de la ONU fue organizada en Oriente Próximo en respuesta a la crisis de Suez de
1956. Oriente Próximo había sido una zona de duros antagonismos desde 1948,
cuando se iniciaron las hostilidades entre los países árabes de la región y el
Estado de Israel, creado de acuerdo con un plan de la ONU que dividía a
Palestina en dos estados separados, uno judío y otro árabe. En 1949, un
mediador de la ONU, que actuaba bajo la autoridad del Consejo de Seguridad,
negoció una serie de acuerdos de armisticio entre Israel, por un lado, y
Egipto, Jordania, Líbano y Siria, por otro. Se constituyó así el Organismo de Naciones
Unidas para la Vigilancia de la Tregua (en inglés, United Nations Truce
Supervision Organization, UNTSO) en Palestina, para ayudar a las partes
involucradas a supervisar los términos de los acuerdos, aunque durante un
tiempo la zona permaneció en una situación de calma inestable.
Los combates volvieron a
iniciarse el 29 de octubre de 1956, cuando Israel trasladó tropas a la
península del Sinaí, obligando a los soldados egipcios a replegarse al canal de
Suez. Ese mismo año, el presidente egipcio Gamal Abdel Nasser había
nacionalizado el canal, provocando la preocupación de británicos y franceses,
que temían que se impidiera a sus barcos utilizarlo. La situación en Oriente
Próximo se complicó en gran medida cuando Gran Bretaña y Francia atacaron
Egipto el 31 de octubre y desplegaron tropas en la zona del Canal de Suez. De
forma conjunta, británicos y franceses vetaron además una resolución del Consejo
de Seguridad que exigía a Israel la retirada de sus tropas más allá de la línea
del armisticio, fijada en 1949.
Con la autoridad que le
proporcionaba la resolución Unidos por la Paz, la Asamblea General, en una
serie de resoluciones, pidió el fin de las hostilidades y estableció una Fuerza
de Emergencia de Naciones Unidas (en inglés, United Nations Emergency Force,
UNEF) para supervisar que todas las partes en conflicto cumplieran lo acordado.
A finales de diciembre, las tropas británicas y francesas se habían retirado de
Egipto, y en marzo de 1957 se habían realizado los preparativos para la
retirada de las tropas israelíes. La primera unidad de la UNEF llegó a Egipto
el 15 de noviembre de 1956 y en febrero de 1957 unos 6.000 soldados procedentes
de 10 estados miembros fueron repartidos en tres zonas: a lo largo de la
frontera egipcio-israelí, en la franja de Gaza y cerca del estrecho de Tiran
para controlar el paso al golfo de Aqaba, vital para el comercio israelí.
Fuerzas de la ONU en Líbano
La Fuerza Provisional de Naciones Unidas
en el Líbano (United Nations Interim Force in Lebanon, UNIFIL) fue creada en
1978 y estaba formada por unos 6.000 soldados de diferentes países. En la
imagen, miembros de dicho contingente vigilan desde un puesto de control
situado en la frontera libanesa. A pesar de la presencia de las tropas de
UNIFIL a lo largo de la frontera meridional con Israel, continúa la lucha entre
el Ejército israelí y Hezbolá (que tiene sus bases en el Líbano).
En mayo de 1967, la UNEF
fue retirada a petición de Egipto, y el 5 de junio, Israel desencadenó la
denominada guerra de los Seis Días, un ataque coordinado en todos los frentes
para asegurarse posiciones más sólidas a lo largo de sus fronteras. El 10 de
junio, Israel ocupó el Sinaí, la franja de Gaza, Cisjordania y parte de los
Altos del Golán, en la frontera con Siria. El 22 de noviembre, el Consejo de
Seguridad aprobó por unanimidad la resolución 242, que establecía una serie de
principios para asegurar la paz en la zona. En resumen, la resolución proponía
que Israel se retirara de los territorios ocupados a cambio del establecimiento
de fronteras seguras y de que los países árabes reconocieran la independencia
del Estado de Israel.
Las hostilidades se iniciaron
una vez más en octubre de 1973 (durante la guerra del Yom Kipur), cuando Egipto
atacó posiciones israelíes en el Sinaí, y Siria hizo lo mismo con aquellas que
se encontraban en los Altos del Golán. Después de pedir un alto el fuego, el
Consejo de Seguridad volvió a instar a las partes en conflicto para que
buscaran una solución más amplia a su disputa aplicando la resolución 242. Se
estableció en el Sinaí una nueva fuerza de paz, la UNEF II, con el fin de
patrullar una zona neutral entre las tropas egipcias e israelíes. En marzo de
1974, ambas partes se habían retirado. Al norte, en los Altos del Golán,
siguieron produciéndose enfrentamientos esporádicos hasta junio, cuando
llegaron las Fuerzas de las Naciones Unidas Encargadas de Observar la
Desmilitarización (en inglés, United Nations Disengagement Observer Force,
UNDOF). No obstante, las causas del conflicto árabe-israelí no habían
desaparecido.
Desde 1974, Oriente Próximo
ha sido año tras año un asunto a incluir y considerar en la agenda de la ONU.
En marzo de 1978, se establecieron otras fuerzas de paz para ayudar a
estabilizar la situación existente en el Líbano después de que tropas israelíes
cruzaran la frontera como represalia contra una incursión palestina. La Fuerza
Provisional de Naciones Unidas en el Líbano (en inglés, United Nations Interim
Force in Lebanon, UNIFIL) estaba compuesta por 6.000 soldados procedentes de 10
países.
3.4.3
|
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La mediación de Estados Unidos
|
Los esfuerzos realizados al
margen de la ONU para buscar una solución más amplia tuvieron cierto éxito
cuando, en marzo de 1979, Egipto e Israel, gracias a la mediación de Estados
Unidos, firmaron el Tratado de Camp David, que establecía formalmente la paz y
que contemplaba una retirada progresiva del Sinaí por parte de los israelíes,
la reanudación de relaciones diplomáticas entre ambos países y un marco general
para extender el proceso de paz a otros estados árabes. La misión de la UNEF II
terminó el 24 de julio de 1979, tras la retirada israelí del Sinaí.
Los observadores de la
UNTSO prosiguieron su labor entre Egipto e Israel bajo los términos del acuerdo
de 1949, y tanto UNDOF como UNIFIL continuaron operando durante la década de
1980. El sur del Líbano seguía siendo una zona inestable. La región había sido
una plaza fuerte para las bases de los comandos palestinos hasta la invasión
israelí de junio de 1982. A raíz de esta operación, y al mismo tiempo que las
guerrillas palestinas, se establecieron en el Líbano tropas israelíes y sirias.
La ocupación israelí de
Gaza y Cisjordania se convirtió en objeto de ataques cada vez más serios por
parte no sólo del Consejo de Seguridad, sino también de la Asamblea General.
Las resoluciones reconocieron los derechos de los palestinos y se permitió a
sus representantes que presentaran su caso ante el foro mundial. La expansión
de los asentamientos israelíes en los territorios ocupados no hizo sino
complicar más el problema. En 1993, los líderes de Israel y de la Organización
para la Liberación de Palestina (OLP) firmaron un acuerdo de paz que pedía a
los palestinos que asumieran de forma gradual la responsabilidad de la
administración civil de los territorios ocupados, empezando por la franja de
Gaza y la zona de Jericó. En 1994, se aplicaron las primeras etapas del
acuerdo.
3.4.5
|
|
El conflicto del Golfo
|
La invasión de Kuwait por
parte de Irak el 2 de agosto de 1990, que originó la guerra del Golfo Pérsico,
obtuvo una respuesta inmediata del Consejo de Seguridad. Entre los meses de
agosto y noviembre se aprobaron una serie de resoluciones que condenaban la
ocupación y anexión de Kuwait, imponían un importante embargo sobre las
transacciones comerciales y financieras con Irak y con el Kuwait ocupado por
los iraquíes, autorizaban el uso de la fuerza militar para garantizar el
cumplimiento de esta medida y, por último, permitía a los estados miembros el
uso de “todos los medios necesarios” para expulsar a Irak de Kuwait si no se
retiraba antes del 16 de enero de 1991. En respuesta, Irak pidió la celebración
de una conferencia internacional de paz que tratase una amplia gama de
conflictos regionales, incluido el conflicto palestino-israelí. Estados Unidos
y sus aliados se opusieron de forma rotunda a esta vinculación. Después de que
la coalición liderada por Estados Unidos en la guerra del Golfo derrotara de
modo fulminante a Irak y restaurase la independencia de Kuwait, se envió una
fuerza de paz de la ONU para que controlara una zona desmilitarizada a lo largo
de la frontera que separaba a ambos países. La presencia de la ONU se hizo
necesaria asimismo en el norte de Irak para proteger a los kurdos, que se
habían rebelado contra el régimen de Saddam Husayn. La situación estuvo a punto
de degenerar en un nuevo conflicto bélico en los primeros meses de 1998, cuando
el líder iraquí impidió que los expertos de la Comisión Especial de Naciones
Unidas (en inglés, United Nations Special Commission, UNSCOM) verificaran el
cumplimiento por parte de Irak de las resoluciones dictadas por la ONU acerca
de la eliminación de armas de destrucción masiva. En febrero, después de
trasladarse a Bagdad y entrevistarse con Husayn, el secretario general de la
Organización, Kofi Annan, logró un acuerdo que evitó el inminente ataque
estadounidense (dispuesto bajo el nombre de Operación Trueno del Desierto). Sin
embargo, en diciembre de ese mismo año, y aduciendo la persistente negativa del
dirigente iraquí a cumplir las resoluciones de la ONU, Estados Unidos
desencadenó una serie de bombardeos sobre Irak que suscitó diferencias entre
los miembros del Consejo de Seguridad (dado que éste no había autorizado el
inicio de dicha operación).
La primera operación importante
de la ONU en África comenzó en 1960, en la República Democrática del Congo,
poco después de que ésta lograra su independencia de Bélgica. Un motín de las
tropas congoleñas dio origen a una alteración del orden público, a lo que
Bélgica respondió enviando de inmediato fuerzas militares a la zona. Al mismo
tiempo, la región de Katanga, liderada por Moïse Kapenda Tshombé, declaró su
independencia. El presidente congoleño Joseph Kasavubu y su primer ministro
Patrice Lumumba solicitaron ayuda a la ONU. Con la autorización del Consejo de
Seguridad, el secretario general organizó un programa económico y una fuerza
internacional de paz que, en su momento culminante, contó con más de 20.000
soldados. El 21 de febrero de 1961, el Consejo de Seguridad autorizó a las
tropas de la ONU a utilizar la fuerza.
La misión de la ONU era
complicada: ayudar a mantener el orden sin dar la impresión de estar a favor de
alguna de las partes en conflicto y ejercer con todo cuidado la autoridad
militar con fines defensivos sin lanzar programas ofensivos. Sin lugar a dudas,
la ONU ayudó al Congo a resurgir como país unido. En 1961, sin embargo, se
produjo una terrible pérdida, cuando el secretario general Hammarskjöld murió
en un accidente de aviación mientras intentaba obtener un alto el fuego entre
el gobierno central y Katanga.
Las fuerzas de paz de
la ONU destinadas en el Sahara Occidental, Sudáfrica, Angola y Mozambique
estaban constituidas principalmente por observadores. La misión en Somalia,
iniciada a finales de 1992, resultó mucho más compleja. Tras la derrota del
líder somalí Muhammad Siad Barre (que ostentaba el poder desde hacía mucho
tiempo) a manos de los rebeldes en 1991, la nación se sumió en un absoluto
caos. Para las agencias internacionales encargadas de paliar la hambruna resultaba
cada vez más difícil realizar su trabajo, con lo que el peligro de que grandes
masas de la población murieran de hambre era inminente. En abril de 1992, el
Consejo de Seguridad votó a favor de realizar una operación en Somalia, pero
cuando 500 soldados llegaron en septiembre no pudieron hacer nada. El 3 de
diciembre, el Consejo votó que se aceptara una oferta de Estados Unidos para
enviar un gran contingente militar que salvaguardara las operaciones
humanitarias. En el plazo de un mes, el número de soldados había ascendido en
torno a los 15.000 y los alimentos procedentes de la ayuda humanitaria habían
empezado a llegar a la mayor parte de la población. La ONU relevó a Estados
Unidos en esta misión en mayo de 1993, pero en junio 23 soldados paquistaníes murieron
en una emboscada organizada por los rebeldes somalíes, a cuya cabeza se
encontraba al parecer Muhammad Farrah Aidid, el líder de un clan. Estados
Unidos mandó refuerzos con el fin de capturar a Aidid y apaciguar a sus
seguidores. Tras varias misiones fallidas, Estados Unidos y la ONU volvieron a
hacer hincapié en la necesidad de alcanzar una solución política.
La Fuerza de Naciones
Unidas encargada del Mantenimiento de la Paz en Chipre (en inglés, United
Nations Force in Cyprus for Peace-keaping, UNFICYP) fue enviada a aquel país en
mayo de 1964 para servir de fuerza disuasoria ante los enfrentamientos que se
venían produciendo entre las comunidades griega y turca. Chipre obtuvo la
independencia de Gran Bretaña en 1960, con una Constitución que intentaba
equilibrar los derechos e intereses de los dos grupos étnicos que componían la
población, siendo la comunidad griega mayoritaria sin discusión. A finales de
1963, después de tres años de paz relativa, estalló la violencia entre ambas
comunidades. El 4 de marzo de 1964, el Consejo de Seguridad recomendó la
mediación de la ONU y autorizó la formación de una fuerza de paz. A finales de
ese mismo año, el número de soldados ascendió casi a los 7.000, aunque esta
cantidad se ha ido reduciendo de forma progresiva, hasta alcanzar unos 2.100 en
los últimos años de la década de 1980.
El periodo más difícil se
inició en 1974, cuando Turquía intervino para apoyar a los turcochipriotas
después de que un cambio de gobierno amenazara con romper el equilibrio
constitucional a favor de aquellos grecochipriotas que deseaban la unión con
Grecia. A mediados de agosto, se alcanzó un alto el fuego, al que sucedió al
año siguiente el traslado, con la ayuda de la UNFICYP, de más de 8.000
turcochipriotas al norte de la isla, que se hallaba bajo control turco. Desde
entonces la UNFICYP ha patrullado una franja que separa el sector norte del
sector griego, al sur.
Mientras tanto, el secretario
general ha participado sin interrupción en conversaciones destinadas a negociar
un acuerdo entre los chipriotas griegos y turcos. En los últimos años estas
negociaciones se han centrado en las directrices necesarias para establecer un
Estado bizonal y garantizar la seguridad de la comunidad turcochipriota. A
finales de 1983, cuando las conversaciones se encontraban aún en un punto
muerto, la región del norte -ocupada por fuerzas turcas- declaró su
independencia. La ONU no reconoció a dicha entidad y el personal de la UNFICYP
continuó sirviendo de barrera entre ambas zonas.
El envío de fuerzas de
paz a regiones en conflicto ha sido sólo una de las aportaciones de la ONU al
proceso de descolonización. El sistema de fideicomiso de la ONU, basado en los
principios de los mandatos de la Sociedad de Naciones, se veía limitado a las
antiguas colonias de estados ex-enemigos y a antiguos territorios de la
Sociedad que no habían alcanzado la autonomía. Una primera propuesta de colocar
todos los territorios coloniales bajo la tutela de la ONU se encontró con la
oposición de las potencias coloniales. No obstante, se logró un compromiso
trascendental en la lucha por la autonomía que quedó recogido en el artículo 73
de la Carta, artículo que constituía una declaración relativa a los territorios
no autónomos, y que era de ámbito universal, es decir, aplicable a todos los
territorios coloniales.
El artículo 73 era sólo
una declaración de intenciones de largo alcance, pero permitía a la Asamblea
General, de base más amplia, antes que al Consejo de Tutela, más limitado,
convertirse en el foro central de los temas coloniales. La declaración pidió a
los regímenes coloniales que entregaran informes que recogieran las condiciones
socioeconómicas de sus territorios. Ya en 1946, la Asamblea estableció un
comité para estudiar dichos informes, que pasó a convertirse en un Comité para
la Información de los Territorios No Autónomos, de carácter permanente. Este Comité
sirvió cada vez más como instrumento de responsabilidad mundial, a la vez que
presionó a las potencias coloniales para que aceleraran la concesión de la
independencia.
Con la adhesión a la ONU,
en 1960, de estados recientemente independientes, una extensa mayoría de la
Asamblea votó a favor de ampliar los objetivos del artículo 73 mediante una
nueva declaración sobre la concesión de independencia a los países y pueblos
coloniales. La declaración de 1960 sostiene que el colonialismo “constituye una
negación de los derechos humanos fundamentales” y que la “falta de preparación
política, económica, social o educativa no debería nunca servir de pretexto
para retrasar la independencia”.
Con o sin la ONU, los
antiguos imperios coloniales estaban abocados a su desintegración (el proceso
ya había comenzado a finales de la II Guerra Mundial). La ONU, sin
embargo, proporcionaba una estructura organizada en la que se podía activar la
oposición al colonialismo y en la que las nuevas naciones surgidas de éste
podían movilizarse en pos de una causa común. La ONU proporcionaba también un
foro donde tratar cuestiones coloniales. El sistema de fideicomiso, e incluso
el artículo 73 original, se basaba en la idea de que la autonomía era un objetivo
limitado y de largo alcance. Gracias a la Asamblea General, dominada ahora por
una mayoría de estados colonizados con antelación, se ha identificado la
independencia con un deseo inmediato de todos los pueblos y se ha organizado el
apoyo internacional a la lucha por la autodeterminación.
Los problemas originados por la
descolonización en el sur de África cuentan en la ONU con una historia de
polémicas muy larga, entre las que cabe mencionar varias cuestiones, como la de
los antiguos territorios que se hallaban bajo administración portuguesa, los
esfuerzos de la mayoría blanca por mantener el control de Rhodesia del Sur (la
actual Zimbabue), el conflicto con Sudáfrica a causa del antiguo mandato de
África del Suroeste (actualmente Namibia), y la política del apartheid
(segregación racial) desarrollada por el gobierno sudafricano desde 1948 hasta
1991.
3.7.1
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Los territorios portugueses
|
Desde que entró en la
ONU en 1955, Portugal se negó a cumplir el artículo 73 y a entregar información
sobre sus territorios, aduciendo que sus “provincias de ultramar” eran como
cualquier otra parte del país y que, por lo tanto, no estaban sujetas a una
regulación internacional. Un comité especial, constituido en 1960, llegó a la
conclusión de que la relación de Portugal con sus territorios era de naturaleza
colonial y recalcaba el derecho que tenían los pueblos de los territorios a su
autodeterminación. Durante la década de 1960, tanto el Consejo de Seguridad
como la Asamblea General condenaron a Portugal por los actos represivos
llevados a cabo contra los grupos de liberación que habían surgido en todos los
territorios coloniales. La postura política portuguesa no cambió hasta después
de producirse una revolución en el propio Portugal. En agosto de 1974, el nuevo
gobierno portugués inició un proceso que, antes de finalizar 1975, condujo a la
independencia de sus territorios coloniales: Guinea-Bissau (10 de septiembre de
1974), Mozambique (25 de junio de 1975), Cabo Verde (5 de julio de 1975), Santo
Tomé y Príncipe (12 de julio de 1975) y Angola (11 de noviembre de 1975).
En 1965, el gobierno de
la minoría blanca de Rhodesia del Sur, que ya gozaba de una autonomía limitada,
proclamó una “declaración unilateral de independencia” de Gran Bretaña. Los
británicos habían resistido hasta entonces las presiones que se les habían
hecho para conceder la independencia, poniendo como condición para ésta el
establecimiento de un gobierno pluralista. El gobierno de la minoría blanca
recibió la condena inmediata de la Asamblea General. En una serie de
resoluciones posteriores, el Consejo de Seguridad ordenó, tras ser aprobado por
votación, sanciones económicas obligatorias destinadas a aislar el comercio y
las comunicaciones de Rhodesia del Sur. La Asamblea expresaba asimismo su apoyo
a los grupos de liberación organizados contra el régimen minoritario y hacía un
llamamiento a las agencias de la ONU para que les proporcionaran ayuda
material. El régimen minoritario, apoyado en particular por Sudáfrica, pudo
hacer frente a las presiones, tanto internas como externas, hasta 1980. Fue
entonces cuando, tras una larga lucha y un periodo de compleja transición
política, se estableció un nuevo gobierno, de mayoría negra. El 17 de abril de
1980, Rhodesia del Sur se convirtió en nación independiente con el nombre de
República de Zimbabue.
3.7.3
|
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Namibia (África del Suroeste)
|
El proceso de descolonización
de Namibia, en otro tiempo conocida por África del Suroeste, no finalizó hasta
1990. Colonia alemana en un principio, África del Suroeste fue puesta bajo el
mandato de la Unión (hoy República) de Sudáfrica tras la I Guerra Mundial.
Después del fin de la II Guerra Mundial, Sudáfrica prefirió mantener el
statu quo antes que administrar el territorio por el sistema de fideicomiso, y
se negó a que la ONU vigilara su administración.
En 1950, el Tribunal Internacional
de Justicia determinó que Sudáfrica tenía la obligación de entregar informes a
la ONU y, en 1962, declaró ilegal la aplicación en Namibia de la política del apartheid.
En 1971, el Tribunal dictaminó que la presencia continuada de Sudáfrica en el
territorio era ilegal porque una resolución de 1966 de la Asamblea General
había dado por terminado su mandato, entregando la administración del territorio
al Consejo de las Naciones Unidas para África del Suroeste (más tarde llamado
Consejo para Namibia) al año siguiente.
Durante las postrimerías de la
década de 1970 y en la de 1980, las negociaciones con Sudáfrica se basaron en
la resolución 385 del Consejo de Seguridad, que pedía elecciones en el
territorio bajo supervisión de la ONU. En las negociaciones que se llevaron a
cabo para preparar las elecciones, tomaron parte un grupo de cinco naciones
occidentales, en colaboración con gobiernos africanos representativos, el
secretario general y el representante de Namibia ante la ONU. Dichas
negociaciones se vieron enturbiadas por los enfrentamientos producidos entre el
gobierno sudafricano y los grupos de liberación, y por la falta de acuerdo
alcanzado en lo relativo al papel que había de jugar la Organización del Pueblo
de África del Suroeste (en inglés, South West Africa People’s Organization,
SWAPO), un grupo nacionalista negro africano. En diciembre de 1988, Sudáfrica
accedió de modo oficial a permitir que Namibia fuera independiente, en un
compromiso que incluía asimismo la retirada de las tropas cubanas de Angola. En
noviembre de 1989, bajo supervisión de la ONU, se celebraron elecciones libres
para elegir una asamblea constituyente. El 21 de marzo de 1990, Namibia alcanzó
su independencia.
3.7.4
|
|
El apartheid sudafricano
|
El fin del Imperio portugués
y la aparición de Zimbabue forzaron a Sudáfrica a resolver la cuestión de
Namibia. Las condiciones del acuerdo, sin embargo, estaban relacionadas con la
determinación del país sudafricano a mantener dentro de sus propias fronteras
su política discriminatoria de apartheid a pesar de la condena de la
comunidad mundial y de la fuerte oposición de los estados negros africanos que,
en su mayoría, habían obtenido su independencia a partir de 1960. El problema
del apartheid había formado parte de la agenda de la ONU desde el
momento en que el gobierno sudafricano lo propagara como política oficial, en
1948. Fue condenado de una forma reiterada como crimen contra la humanidad a
pesar del argumento sudafricano de que era un asunto de incumbencia nacional y,
por lo tanto, no entraba dentro de la jurisdicción de Naciones Unidas.
Aunque Sudáfrica siguió siendo
miembro de la ONU, a partir de 1970 no se aceptaron las credenciales de sus
delegaciones, impidiéndole así su participación en la Asamblea General. La
Asamblea recomendó igualmente que se excluyera a Sudáfrica de todas las
organizaciones y conferencias internacionales. Estos esfuerzos por condenar a
dicha nación al ostracismo para provocar los cambios deseados, fueron
concentrados en el Comité Especial de Naciones Unidas contra el Apartheid,
que era el que coordinaba a escala mundial los esfuerzos dirigidos contra esta
política discriminatoria. En 1977, el Consejo de Seguridad estableció un
embargo de armas obligatorio a Sudáfrica, al pedir más tarde a la Asamblea
general mayores sanciones económicas.
El ataque al apartheid
era un tema central y unificador para los estados negros africanos, el mayor
grupo regional de la ONU en lo que a votos se refería. La ONU proporcionó una
tribuna mundial para ejercer presión no sólo sobre el propio país sudafricano,
sino también sobre aquellas naciones que seguían manteniendo relaciones
diplomáticas y económicas con Sudáfrica. A finales de 1991, ya se había abolido
la base legal del apartheid, pero la población negra carecía aún de
derechos políticos, incluido el derecho al voto. En 1993, blancos y negros se
reunieron en varias ocasiones para negociar una nueva Constitución, y en
octubre la ONU decidió por votación levantar todas las sanciones. Sudáfrica
celebró sus primeras elecciones democráticas, en las que pudieron votar los
negros, en abril de 1994. El líder del Congreso Nacional Africano, Nelson
Mandela, fue elegido primer presidente negro del país.
4
|
|
LAS NACIONES UNIDAS, EL COMERCIO Y EL
DESARROLLO
|
La ONU ha participado
muchas veces en las primeras, y difíciles, etapas de la independencia política,
en la que la mayoría de las nuevas naciones ha pedido ayuda socioeconómica a
gran escala. Las actividades económicas y sociales constituyen en la actualidad
la mayor parte del trabajo de la ONU. Más del 85% del presupuesto y del
personal se dedican a actividades encuadradas en tres categorías. En primer
lugar, el ECOSOC sirve de foro para las amplias conversaciones sobre los
problemas económicos y sociales, para la coordinación de los programas de la
ONU y de las agencias especializadas. En segundo lugar, como apoyo a ECOSOC y a
la Asamblea General, se proporcionan servicios de información e investigación,
que corren a cargo de un personal especializado y de grupos especiales de
estudio, entre los que se incluyen órganos permanentes de ECOSOC, como son las
comisiones de estadística, de población y de derechos humanos. En tercer lugar,
la ONU es la responsable de gestionar programas como el PNUD y la UNICEF y de
órganos subsidiarios como el UNCTAD, creados para desempeñar responsabilidades
específicas aprobadas por la Asamblea General.
También se deben considerar
las actividades económicas como parte de todo el sistema de Naciones Unidas,
incluidos los órganos subsidiarios, los comités y las agencias especializadas.
A su vez, las agencias especializadas pueden ser divididas en dos grupos. Las
instituciones financieras (el Fondo Monetario Internacional, FMI, y el Banco
Internacional para la Reconstrucción y el Desarrollo, BIRD, parte del grupo del
Banco Mundial) tienen la obligación de conceder préstamos a los estados
miembros. El FMI permite a los miembros de la ONU apoyar el valor de sus
monedas cubriendo déficit temporales en sus balanzas de pago. El Banco Mundial
ayuda a financiar proyectos de desarrollo de largo alcance. Las agencias
funcionales —como la UNESCO, la OMS y la FAO— son responsables de la
cooperación internacional y de la ayuda técnica dentro de sus campos de
competencia.
4.1
|
|
Financiación y desarrollo
|
El primer programa de
desarrollo de las Naciones Unidas fue un programa de asistencia técnica,
financiado con grandes limitaciones, establecido en 1949. En 1952, sobre todo
por iniciativa de estados miembros asiáticos y de Oriente Próximo, un comité de
la ONU propuso un Fondo Especial de las Naciones Unidas para el Desarrollo
Económico (SUNFED) que proporcionara subvenciones y préstamos a bajo interés
para suplir los préstamos condicionados, a un alto interés, accesibles gracias
al Banco Mundial. La propuesta del SUNFED fue rechazada por los países
industrializados, cuyas aportaciones financieras eran esenciales para el éxito
de este fondo especial. Sin embargo, en respuesta a las necesidades económicas
cada vez mayores de los países en vías de desarrollo, se estableció en 1960 la
Asociación Internacional de Desarrollo (AID) como filial del Banco Mundial,
para proporcionar empréstitos a largo plazo y a bajo interés.
Los países industrializados
preferían proporcionar ayuda financiera a través del mecanismo del Banco
Mundial debido a la diferencia existente en el procedimiento de voto entre la
ONU y las instituciones financieras. La ONU se rige por el principio de una
nación, un voto, mientras que en las instituciones financieras el voto es
valorado en función de las aportaciones monetarias. A medida que países de Asia
y África han ido obteniendo su independencia política, las naciones en vías de
desarrollo han podido ir ejerciendo cada vez más el control por mayoría en la
ONU, de forma reiterada en la Asamblea General. En las instituciones financieras,
sin embargo, los países industrializados, en su calidad de principales
contribuyentes, conservan la mayoría en lo que al voto se refiere. De esta
forma, los países del Tercer Mundo han intentado trasladar una mayor autoridad,
en lo relativo a la financiación en asuntos de desarrollo, del Banco Mundial y
el FMI, a la ONU, paso al que se han opuesto las principales potencias. Éste es
uno de los grandes puntos de discordia que existen entre ambos grupos.
En 1959, se creó un Fondo
Especial a modo de versión limitada de la propuesta del SUNFED. Este Fondo
Especial se veía restringido a conceder ayudas para la preinversión muy
ajustadas que se utilizarían al principio de proyectos más amplios, que podrían
en adelante acceder a una financiación más cuantiosa por parte del Banco
Mundial, la AID u otras entidades. En 1966, el Fondo Especial y el primer
programa de asistencia técnica se fusionaron creando el Programa de Naciones
Unidas para el Desarrollo (PNUD). A mediados de la década de 1980, el PNUD
estaba realizando más de 5.000 proyectos financiados a través de aportaciones
voluntarias de estados miembros.
El PNUD constituye un
ejemplo representativo de lo que es una agencia que desarrolla funciones
operativas, de financiación y de coordinación. Opera bajo un consejo de
gobierno compuesto por 48 estados miembros (21 industrializados y 27 en vías de
desarrollo) que se reúne dos veces al año para aprobar nuevos proyectos. Los
proyectos del PNUD forman parte de “programas de países”, de una duración de 3
a 5 años, que son elaborados por países receptores y en relación directa con
sus planes nacionales de desarrollo. Dichos proyectos son ejecutados por otros
departamentos de la ONU o por las agencias especializadas. Los proyectos
educativos, por ejemplo, serán ejecutados más tarde por la UNESCO, en tanto que
los sanitarios serán incumbencia de la OMS.
Desde la década de 1960,
la Asamblea General ha intentado orientar con eficacia los programas de
desarrollo estableciendo metas y procedimientos en una serie de programas llamados
décadas de desarrollo para las décadas de 1960, 1970 y 1980. Para cada decenio,
la Asamblea General aprobaba una resolución concebida con la necesaria amplitud
y que servía como conjunto de directrices aplicables en este plazo de tiempo.
Uno de los fines principales de tales resoluciones ha sido incrementar, por
todas las vías apropiadas, la cantidad de fondos destinados al desarrollo.
4.2
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Conferencia de las Naciones Unidas para
el Comercio y el Desarrollo
|
Los programas para el
desarrollo de la ONU forman parte de una red mucho más amplia de ayuda que
incluye asimismo programas organizados a escala regional y nacional. Al mismo
tiempo, los países en vías de desarrollo deben aportar aún la mayor parte del
capital necesario para su crecimiento económico, ya sea a través de la
aplicación de una política de ahorro o de beneficios conseguidos gracias a
acuerdos con naciones extranjeras. En consecuencia, la ayuda al desarrollo ha
dependido cada vez más de las condiciones generales de la economía mundial,
sobre todo aquellos factores que determinan que los países en vías de
desarrollo participen en el comercio mundial y consigan capital extranjero
gracias a la exportación de materias primas y productos manufacturados.
La relación existente entre la
ayuda al desarrollo y el comercio fue resaltada de una forma especial en el
trabajo realizado en la década de 1950 por la Comisión Económica para América
Latina y el Caribe (CEPAL). A principios de la década de 1960, esta conexión
era aceptada por la mayoría de los países del Tercer Mundo que, en 1964,
tomaron la iniciativa en la Asamblea General de establecer la UNCTAD. Poco
antes de la primera sesión de la UNCTAD, 77 naciones en vías de desarrollo
elaboraron una declaración de principios, que afirmaba que “el comercio
internacional podía convertirse en un elemento más poderoso de avance económico
no sólo por la expansión de las exportaciones tradicionales de los países en
vías de desarrollo, sino también por el crecimiento de los mercados, lo que
contribuiría a una participación en las exportaciones mundiales, con mejores
condiciones para el comercio”.
La UNCTAD es un órgano
subsidiario de la Asamblea General, y su objetivo es promover el comercio
internacional, con el marcado propósito de acelerar la evolución económica en
los países de Asia, África y Latinoamérica. Todos los miembros de la ONU
pertenecen a la UNCTAD, que se reúne una vez cada cuatro años en una
conferencia general. Además de su personal, el grupo permanente incluye un
comité de comercio y desarrollo compuesto por miembros que representan de forma
proporcional cuatro núcleos de estados: el grupo afroasiático, los estados
industrializados con economía de mercado, los países latinoamericanos y las
repúblicas de Europa del Este y de la extinta URSS.
En las negociaciones que se
desarrollaban en el seno de la UNCTAD o en la Asamblea General, los países
afroasiáticos y latinoamericanos constituían por su propia historia y tradición
el “Sur”, frente a la postura adoptada por los países industrializados en
función de políticas basadas en la economía de mercado, que conformaban el
“Norte”. En este diálogo Norte-Sur, fundamentado sobre relaciones económicas
mundiales, la URSS y sus aliados participaban sólo de modo marginal.
Consecuente con la ideología comunista, la URSS solía aducir que el estado de
la economía mundial constituía el fruto de las clásicas condiciones
imperialistas, con lo que era responsabilidad de las potencias occidentales
compensar a sus antiguas colonias por la explotación a la que se las había
sometido. Los términos y protagonistas de este debate han cambiado con el
hundimiento del bloque soviético y con el acelerado avance económico de algunas
zonas del Sur.
Desde 1964, las actividades
de la UNCTAD se han centrado de modo intensivo en reformas de la economía
mundial que mejoraran la posición de los países del Tercer Mundo. La primera es
el Programa Integrado para las Mercancías (PIM), que conlleva la negociación de
acuerdos para garantizar la estabilidad de los precios de las materias primas
exportadas por países subdesarrollados. Los descensos repentinos en los precios
mundiales del estaño, cobre o café, por ejemplo, pueden reducir de forma
drástica los ingresos de países para los que éstas son las únicas materias
exportables.
Relacionada con el PIM, es
la reforma consistente en el establecimiento de un Fondo Común utilizado para
financiar reservas de estas materias, de modo que el suministro mundial pueda
así ser regulado para evitar fluctuaciones en los precios. La UNCTAD aboga
también por una disminución de las medidas proteccionistas aplicadas a las
exportaciones de productos manufacturados procedentes de países en vías de
desarrollo. Las principales naciones en materia de comercio a escala mundial
han reducido con regularidad sus aranceles con el paso de los años a través de
acuerdos elaborados bajo los auspicios del Acuerdo General sobre Aranceles y
Comercio (GATT) y de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Estos
mecanismos, sin embargo, operan sobre la base de reducciones recíprocas de
aranceles, lo que sitúa en una posición de desventaja a las naciones del Tercer
Mundo, que sólo se encuentran en una primera fase de industrialización.
Aunque la postura de las
principales potencias en lo que respecta a las propuestas de la UNCTAD ha
pasado con los años del completo rechazo a una reacia tolerancia, la aplicación
real de estas medidas se ha visto frenada a la postre. Los acuerdos realizados
sobre materias primas individuales no han asegurado la estabilidad de los
precios, el Fondo Común no ha recibido financiación y los gobiernos de muchas
naciones industrializadas han sido cada vez más reticentes a la hora de
permitir importaciones con un trato preferencial que puedan competir con los
productos de sus propias industrias. Como respuesta a todo esto, los países
subdesarrollados han lanzado un ataque más fuerte y de mayor contenido político
a la estructura de la economía mundial pidiendo un nuevo orden económico
internacional.
4.3
|
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El nuevo orden económico internacional
|
Los elementos de un nuevo
orden quedaron plasmados en resoluciones aprobadas en el transcurso de dos
sesiones especiales de la Asamblea General que tuvieron lugar en 1974 y 1975.
Estas resoluciones estuvieron precedidas, sin embargo, por dos importantes
cambios de las condiciones económicas.
El primero consistió en un
deterioro general de la economía mundial que se inició a finales de la década
de 1960 y continuó hasta bien entrada la de 1970. Desde el fin de la II Guerra
Mundial hasta la mitad de la década de 1960, se había producido en la economía
mundial un periodo de crecimiento histórico, en particular en las economías de
mercado occidentales y en Japón, sometidos al liderazgo de Estados Unidos. El
ritmo de crecimiento empezó a disminuir a finales de la década de 1960, cuando
Estados Unidos sufrió una serie de déficit en su balanza de pagos, lo que
debilitó en un grado considerable tanto su propia economía como la de sus
socios comerciales, además de su capacidad para dominar la economía mundial.
Esta recesión también afectó a los países subdesarrollados, que dependían de
las naciones occidentales no sólo para la ayuda al desarrollo, sino también en
su calidad de mercados para las exportaciones y de fuentes de productos
acabados, sobre todo en lo relacionado con artículos de tecnología avanzada.
Un segundo cambio comenzó
en 1973 con la drástica subida de los precios del petróleo iniciada por los
miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). Creada
en un principio en 1960, la OPEP concentra a los principales productores
mundiales de petróleo, un grupo de países subdesarrollados del Próximo Oriente,
África y Sudamérica que controlaban un recurso crítico para las economías muy
industrializadas. La dependencia de éstas de este recurso vital se vio
amenazada de forma dramática por el alza de precios en el momento en que la
estructura de las relaciones económicas entre las naciones industrializadas
estaba cambiando. El éxito de la OPEP proporcionó a las naciones en vías de
desarrollo el incentivo necesario para exigir una reestructuración de las
relaciones económicas en las que estos países pudieran ejercer una mayor
influencia sobre las reglas que gobiernan el comercio internacional.
El Nuevo Orden Económico
Internacional (NOEI) quedó plasmado en cuatro resoluciones de la Asamblea
General que, tomadas en su conjunto, recogen el propósito histórico de
incrementar el nivel de la ayuda financiera con el programa de la UNCTAD,
estabilizar los precios de las materias primas y abrir nuevos mercados para los
países en vías de desarrollo. Los otros fines del NOEI para las naciones
tercermundistas incluyen una búsqueda más intensa de la autosuficiencia, un
papel más activo en el FMI y en el Banco Mundial, una mayor participación en el
comercio internacional y un mayor grado de industrialización, la protección de
sus recursos a través de códigos que gobiernen la conducta de las
multinacionales y un paso gradual del modelo de intercambios a otro que refleje
de forma más completa la interdependencia de las naciones.
El NOEI representa un
conjunto de aspiraciones de largo alcance del llamado Tercer Mundo, que supone
un desafío para los intereses más establecidos de las naciones
industrializadas. En 1980, la Asamblea General aprobó por votación convocar
otra sesión especial para comprobar el progreso que se iba realizando hacia el
NOEI y preparar una nueva serie de negociaciones globales en temas económicos.
Tras casi un año de conversaciones preliminares, la Asamblea no se puso de
acuerdo para determinar una agenda y los procedimientos de una conferencia
global, con lo que la sesión especial concluyó sin resultados concretos. Siguen
existiendo diferencias importantes en lo que a temas de procedimiento se refiere,
incluida la significación de la ONU, en vez del FMI y el Banco Mundial, como
foro principal de negociaciones en asuntos financieros. La relevancia de todo
el programa del NOEI también está sujeta en la actualidad a revisión, debido a
que muchas naciones subdesarrolladas del Arco del Pacífico y de Latinoamérica
están experimentando un rápido desarrollo, y al cambio general que se ha
producido en la mentalidad económica, que ha pasado a favorecer el libre
mercado como fundamental motor del desarrollo.
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EL PAPEL DE LAS NACIONES UNIDAS
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En la actualidad, las
Naciones Unidas son a la vez más y menos de lo que los fundadores habían
anticipado. Son menos, porque, desde el fin de la II Guerra Mundial hasta
el final de la década de 1980, la rivalidad existente entre Estados Unidos y la
URSS dejó al descubierto la débil unanimidad de las grandes potencias en temas
de paz y seguridad. Son más, porque la rápida desintegración de los imperios
coloniales, producida desde la década de 1940 hasta la de 1970, creó un vacío
en la estructura de las relaciones internacionales que la ONU, en muchas áreas,
pudo y supo ocupar.
Incluso durante el periodo
de rivalidad entre las superpotencias, la ONU ayudó a mitigar las tensiones
entre el Este y el Oeste. Gracias a sus misiones de paz, por ejemplo, fue capaz
de mantener ciertas áreas de tensión fuera del dominio de las grandes
potencias. La ONU estableció también varios comités sobre desarme y participó
en la negociación de tratados con el fin de prohibir las armas nucleares en el
espacio exterior y el desarrollo de las armas químicas. La Agencia
Internacional de la Energía Atómica (AIEA) ha contribuido a controlar la
proliferación de armas nucleares inspeccionando instalaciones nucleares para
comprobar su uso. No obstante, se han alcanzado medidas importantes en el tema
del control de armas gracias a las negociaciones directas desarrolladas entre
las superpotencias. Entre estas medidas se incluyen el Tratado de Prohibición
Parcial de Pruebas (1963), el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares
(1968), las negociaciones sobre Limitación de Armas Estratégicas (SALT) de 1972
y 1979, y los tratados de Reducción de Armas Estratégicas (START) de 1991 y
1993.
Además del envío de fuerzas
de paz, la ONU ha tenido un papel más relevante en el tránsito de numerosos
países hacia la autodeterminación en algunas áreas conflictivas. Ha sido una
tribuna importante en la que estados de independencia tardía han comenzado a
tomar parte en las relaciones internacionales, proporcionándoles así la
oportunidad de representar sus intereses fuera de su propio entorno, de
adherirse a grupos de naciones con intereses parecidos y de escapar de los
forzados compromisos de sus antiguos vínculos coloniales. Un problema con el que
se enfrenta la ONU en la década de 1990 es la impresión que existe en algunos
países occidentales de que se ha convertido en un instrumento de los países
subdesarrollados y que, por lo tanto, ya no constituye un foro viable para
llevar a cabo negociaciones satisfactorias para naciones más avanzadas en el
plano económico.
Muchos problemas globales han
sido considerados en una serie de conferencias especiales, celebradas con el
patrocinio de las Naciones Unidas, entre las que se encuentran la Conferencia
sobre el Entorno Humano (1972), la Conferencia sobre Población Mundial (1974),
la Conferencia Mundial del Año Internacional de la Mujer (1975), la Conferencia
sobre Asentamientos Humanos, o sobre el Hábitat (1976), la Conferencia sobre la
Desertización (1977), la Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento (1982) y la
Cumbre Mundial para los Niños (1990). En 1992, más de 100 jefes de Estado y de
gobierno, la mayor reunión de dirigentes nacionales de la historia, se
reunieron en Río de Janeiro (Brasil) para celebrar la Conferencia de las
Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, más conocida por los nombres
de Cumbre de la Tierra y Cumbre de Río.
La caída del comunismo, que
tuvo lugar en Europa del Este y la URSS entre 1989 y 1991, planteó nuevos
desafíos y oportunidades para la acción de la ONU. Por una parte, el fin de la
rivalidad entre Estados Unidos y la URSS permitía a la ONU asumir un papel más
intenso en la búsqueda de soluciones a los conflictos de Camboya, la antigua
Yugoslavia, el Sahara Occidental y el golfo Pérsico. Por otra parte, la guerra
civil yugoslava y los conflictos étnicos existentes dentro y entre las antiguas
repúblicas soviéticas eran sólo ejemplos de la amenaza que la desintegración
del que fuera bloque soviético podía representar para la paz y la estabilidad.
Cómo afrontar un papel mayor en el mantenimiento de la paz y cómo acomodar la
mayor influencia política y económica que habían adquirido Alemania y Japón
fueron asimismo desafíos a los que la ONU hubo de enfrentarse en la década de
1990. Después de más de 40 años de debates internacionales, en 1993 se aprobó
la creación de un nuevo puesto: el alto comisario para los Derechos Humanos.
Nombrado por el secretario general, el comisario es responsable de velar por el
respeto mundial a los derechos humanos fundamentales.
El futuro de la Organización
pasa por convertirse en el único y auténtico garante de la estabilidad mundial.
En este sentido, el Tratado Global de Prohibición de Pruebas Nucleares
(aprobado por la Asamblea General el 10 de septiembre de 1996), la II Cumbre de
la Tierra (celebrada en junio de 1997 en Nueva York, que acordó la futura
creación de una Organización Mundial del Medio Ambiente) y la Convención de
Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (celebrada en la ciudad japonesa de
Kioto en diciembre de 1997, en la que se delimitó un programa mínimo para la
reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero por parte de los
países desarrollados) pueden citarse como sus más recientes actuaciones para
fomentar la concordia internacional. Su papel como mediadora en conflictos
regionales alterna resultados notables (vigilancia del proceso de paz en
Bosnia-Herzegovina o administración provisional de Timor Oriental hasta su
total independencia) con muestras de determinada incapacidad. En este último
aspecto, habría que señalar el relativo fracaso de la Organización en la región
africana de los Grandes Lagos, donde no se pudo salvaguardar la seguridad de
los refugiados en las sucesivas crisis de Ruanda (1994) y Zaire (actual
República Democrática del Congo, 1996-1997).
Las Naciones Unidas no son
un gobierno mundial, sino más bien un instrumento muy flexible mediante el cual
las naciones pueden cooperar para solucionar sus mutuos problemas. Que cooperen
y utilicen la ONU de forma creativa depende de cómo sus gobiernos y sus pueblos
entiendan las relaciones con los demás y de cómo imaginen su lugar en el futuro
de la humanidad.
Miembros de Naciones Unidas
Afganistán
|
Etiopía
|
Nepal
|
Albania
|
Islas Fiji
|
Nicaragua
|
Alemania
|
Filipinas
|
Níger
|
Andorra
|
Finlandia
|
Nigeria
|
Angola
|
Francia
|
Noruega
|
Antigua y Barbuda
|
Gabón
|
Nueva Zelanda
|
Arabia Saudí
|
Gambia
|
Omán
|
Argelia
|
Georgia
|
Países Bajos
|
Argentina
|
Ghana
|
Pakistán
|
Armenia
|
Granada
|
Palau
|
Australia
|
Grecia
|
Panamá
|
Austria
|
Guatemala
|
Papúa-Nueva Guinea
|
Azerbaiyán
|
Guinea
|
Paraguay
|
Bahamas
|
Guinea Ecuatorial
|
Perú
|
Bahrein
|
Guinea-Bissau
|
Polonia
|
Bangladesh
|
Guyana
|
Portugal
|
Barbados
|
Haití
|
Qatar
|
Bélgica
|
Honduras
|
Reino Unido
|
Belice
|
Hungría
|
Ruanda
|
Benín
|
India
|
Rumania
|
Bielorrusia
|
Indonesia
|
Rusia
|
Birmania (Myanmar)
|
Irak
|
Saint Kitts y Nevis
|
Bolivia
|
Irán
|
Salomón, Islas
|
Bosnia-Herzegovina
|
Irlanda
|
Samoa
|
Botsuana
|
Islandia
|
San Marino
|
Brasil
|
Israel
|
San Vicente y las Granadinas
|
Brunei
|
Italia
|
Santa Lucía
|
Bulgaria
|
Jamaica
|
Santo Tomé y Príncipe
|
Burkina Faso
|
Japón
|
Senegal
|
Burundi
|
Jordania
|
Serbia
|
Bután
|
Kazajstán
|
Seychelles
|
Cabo Verde
|
Kenia
|
Sierra Leona
|
Camboya
|
Kirguizistán
|
Singapur
|
Camerún
|
Kiribati
|
Siria
|
Canadá
|
Kuwait
|
Somalia
|
Centroafricana, República
|
Laos
|
Sri Lanka
|
Chad
|
Lesoto
|
Sudán
|
Checa, República
|
Letonia
|
Suecia
|
Chile
|
Líbano
|
Suiza
|
China, República Popular
|
Liberia
|
Sudáfrica
|
Chipre
|
Libia
|
Surinam
|
Colombia
|
Lechtenstein
|
Suazilandia
|
Comores
|
Lituania
|
Tailandia
|
Congo
|
Luxemburgo
|
Tanzania
|
Congo, Rep. Dem. del
|
Madagascar
|
Tayikistán
|
Corea del Norte
|
Macedonia, Ex-República Yugoslava de
|
Timor Leste
|
Corea del Sur
|
Malawi
|
Togo
|
Costa de Marfil
|
Malaysia
|
Tonga
|
Costa Rica
|
Maldivas
|
Trinidad y Tobago
|
Croacia
|
Malí
|
Túnez
|
Cuba
|
Malta
|
Turkmenistán
|
Dinamarca
|
Marruecos
|
Turquía
|
Dominica
|
Marshall, Islas
|
Tuvalu
|
Dominicana, República
|
Mauricio
|
Ucrania
|
Ecuador
|
Mauritania
|
Uganda
|
Egipto
|
México
|
Uruguay
|
El Salvador
|
Micronesia
|
Uzbekistán
|
Emiratos Árabes Unidos
|
Moldavia
|
Vanuatu
|
Eritrea
|
Mónaco
|
Venezuela
|
Eslovaquia
|
Mongolia
|
Vietnam
|
Eslovenia
|
Montenegro
|
Yemen
|
España
|
Mozambique
|
Yibuti
|
Estados Unidos
|
Namibia
|
Zambia
|
Estonia
|
Nauru
|
Zimbabue
|