FBI (en inglés, Federal Bureau of Investigation), agencia del Departamento de Justicia de Estados Unidos y principal agencia federal de investigación. Las funciones del FBI, bajo su amplia responsabilidad de investigar las violaciones de las leyes federales, incluyen la lucha contra el espionaje, el sabotaje, las actividades subversivas y otras acciones relacionadas con la seguridad nacional, el crimen organizado y el tráfico de drogas, el terrorismo y el crimen profesional.
John Edgar Hoover
Con J. Edgar Hoover, el FBI estadounidense ganó prestigio por la captura de gánsteres durante la década de 1930 y por su lucha contra los agentes del Eje en la II Guerra Mundial. Después de la guerra, Hoover dedicó su atención a lo que consideraba la creciente amenaza del comunismo; para él los comunistas eran peligrosos enemigos del país. Las investigaciones realizadas por el FBI en las décadas de 1950 y 1960 sobre elementos subversivos sospechosos en Estados Unidos recibieron fuertes críticas de los ciudadanos y de otros funcionarios federales. La policía federal, en su celo por borrar la influencia comunista acabó espiando a indefensos ciudadanos que sólo habían tenido una relación pasajera, o incluso ninguna, con el Partido Comunista.
El FBI nació en 1908 como la Oficina (más tarde División) de Investigación del Departamento de Justicia. Tras una reorganización en 1924, John Edgar Hoover se convirtió en su primer director, y sus principios fueron redefinidos. El departamento adoptó su nombre actual en 1935.
En 1939 el FBI se convirtió, por una orden presidencial, en la agencia nacional estadounidense para la obtención de datos para la seguridad interna. El organismo desempeña sus obligaciones en cooperación con agencias legales locales y estatales, o bien de otros países. Las actividades de información de Estados Unidos en el extranjero, relacionadas con su seguridad nacional, están planeadas, desarrolladas y coordinadas por la Agencia Central de Información (CIA).
La jurisdicción del FBI se extiende a más de 180 materias, incluidas el robo de bancos, la extorsión, el chantaje, los secuestros, las violaciones antimonopolios y, desde 1982, actividades legales contra las drogas. En 2002 emprendió una amplísima reforma, la mayor de su historia, para reaccionar contra los fallos detectados antes del 11 de septiembre, fecha de la destrucción de las Torres Gemelas de Nueva York. La agencia decidió centrar su trabajo en la lucha contra el terrorismo, y ceder a los estados la persecución de otros crímenes y delitos que hasta entonces ocupaban buena parte de su tiempo.
El FBI tiene actualmente archivados más de 173 millones de tipos de huellas dactilares, la mayor colección del mundo. Por ello, el FBI es capaz de funcionar como agencia nacional de datos de identificación criminal y elementos identificativos de personas desaparecidas, así como para otros usos civiles. A través de un servicio llamado Intercambio Internacional de Huellas Dactilares existente desde 1932, la organización intercambia datos identificativos con agencias legales de más de 80 países y con las posesiones estadounidenses fuera de sus límites continentales.
El laboratorio del FBI emplea especialistas expertos en muchas ramas de la ciencia y en métodos de descubrimiento científico del crimen. La Academia Nacional prepara instructores de policía y administradores seleccionados de las agencias legales en Estados Unidos, de sus posesiones territoriales y de algunos países extranjeros. El Boletín de Informes Criminales que publica cada año el FBI sirve como censo nacional de estadísticas del crimen. El Boletín también contiene información sobre personas detenidas. El Centro Nacional de Información Criminal, un índice informatizado de datos sobre delitos y criminales, está diseñado para complementar los sistemas electrónicos metropolitanos estatales y hace posible disponer en pocos segundos de los datos necesarios para la efectividad de la aplicación de la ley.
Una idea de la amplia jurisdicción y efectividad del FBI se obtiene del siguiente resumen de sus actividades: en función de las pruebas aportadas por el FBI, el gobierno estadounidense encarcela a varios miles de delincuentes cada año, y sus medios de identificación sirven para localizar a miles de fugitivos.