El invento de los Teatros del mundo
Interior del teatro Colón, Buenos Aires
El teatro Colón es uno de los mejores teatros de ópera del mundo. En esta imagen podemos contemplar el patio de butacas, el anfiteatro y los palcos, dispuestos según el modelo clásico, un amplio y lujoso espacio destinado a albergar un gran número de espectadores.
Teatros del mundo, estructuras diseñadas para albergar la representación teatral y el público que asiste a ella. Lugar de interacción entre el actor y el público, el teatro ha visto evolucionar su estructura a través de los siglos desde la forma circular para rodear a los actores, que caracteriza los primeros lugares en los que se ofrecían representaciones, a la actual división frontal entre el escenario y la sala. El teatro primitivo y las formas artísticas al aire libre llevaron al público a formar un círculo alrededor de los actores. Esta es todavía la disposición natural que adopta el espectador para observar cualquier representación informal al aire libre en cualquier parte del mundo.
Teatro Teresa Carreño
Fragmento del techo del Teatro Teresa Carreño de Caracas, Venezuela. Este gran complejo musical y artístico es obra del arquitecto Tomás Lugo Marcano, quien construyó un moderno edificio dotado de los avances técnicos necesarios para la representación de todo tipo de espectáculos.
En la antigua Grecia, el público se disponía en hileras de asientos inclinadas y juntas alrededor de la orquesta y el escenario para poder ver y oír. Los griegos desarrollaron el teatro al aire libre de modo que existiera una buena acústica desde el escenario y el área de la orquesta para el público. Un gran ejemplo es el teatro de Epidauro cuyas gradas están apoyadas sobre una colina. Los romanos desarrollaron el anfiteatro, una galería basada en arcos para sostener las gradas, que poseía una orquesta circular para el público que rodeaba el escenario.
En Europa, la edad media vio el desarrollo de las obras de ciclo o pasos (pageants) con temas religiosos, interpretadas en iglesias y plazas sobre carretas móviles. Más tarde estas carretas se transformaron en plataformas sobre caballetes con lo cual el espacio escénico, para los actores, quedó cerrado por tres partes con un espacio para el público frente al escenario enmarcado por pequeñas zonas, a modo de palcos, destinadas a los espectadores. Hasta finales del siglo XVI no se construyeron en Europa los primeros edificios dedicados exclusivamente a las representaciones teatrales.
En España, durante el siglo de oro, el espacio elegido para las representaciones de comedias era el patio o corral de las grandes casas. El escenario se habilitaba sobre un tablado al fondo del patio, alrededor del cual eran colocadas las sillas que los propios espectadores se encargaban de llevar. Con el tiempo fueron colocadas gradas en los patios para elevar a los espectadores y facilitarles la visión. Tal gradería ascendía hasta las ventanas del piso debajo de los edificios que daban forma al corral. Estas ventanas cumplían la función de palcos primigenios y eran consideradas lugares privilegiados para presenciar la representación.
Teatro de Almagro
El teatro de Almagro, construido durante el Siglo de oro español, es el único corral de comedias que ha llegado hasta nuestros días. El conjunto, que se levanta entorno a un hermoso patio central, constituye un destacado ejemplo de la arquitectura popular española de la época.
En 1568 había en Madrid cinco corrales: el de la calle del Sol; el corral de Isabel Pacheco; el de Burguillos, en la calle Príncipe; el de Cristóbal de la Puente, en la calle del Lobo, y el de Valdivieso. La evolución del corral a teatro comenzó con el hecho de cubrir el escenario con un tejado y el patio con un toldo. Más tarde fueron dispuestos bancos, cancelas y barandillas para las gradas, y aposentos para las damas.
En Toledo era famoso el Mesón de la fruta, en cuyo patio se vendían por la mañana frutas y hortalizas hasta 1633, año en que fue convertido en verdadero teatro. Entre los corrales y teatros más famosos de España durante esa época figuraban la Casa de Comedias en Zamora, inaugurado en 1617; el teatro El Balón de Cádiz; el Corral de Doña Elvira, el Corral de los alcaldes, el Corral de don Juan y el Corral de atarazanas, en Sevilla; y el Teatro de la Santa Cruz o Teatro Principal, en Barcelona.
Teatro Olímpico (Vicenza)
Este teatro, que sirvió de modelo para numerosos teatros renacentistas, fue iniciado por Andrea Palladio en 1580 y concluido por Vincenzo Scamozzi. La sala semielíptica de madera, decorada con estucos, está coronada por una galería con nichos y estatuas.
Actualmente se puede asistir aún a representaciones en algún antiguo corral en buenas condiciones de conservación. En el Teatro de Almagro, en Ciudad Real, se celebra todos los años un importante festival durante el verano.
En Italia, el teatro Olímpico de Vicenza, que data de 1580, fue el primer edificio teatral permanente. Fue diseñado por Scamozzi siguiendo el ideal renacentista de Andrea Palladio con decorados múltiples para el escenario. Para apreciar la visión de la perspectiva de los distintos elementos, el espacio para el público se disponía en una elipse parcial muy inclinada frente a un escenario amplio y bajo.
Teatro The Globe de Londres
El teatro The Globe, donde hace 400 años presentó su obras al público el dramaturgo William Shakespeare, fue reconstruido respetando la estructura, los materiales y la ubicación originales, en la orilla sur del río Támesis, en Londres. El nuevo teatro reabrió sus puertas en 1997, y desde entonces todos los veranos ofrece magníficos montajes de la obra de Shakespeare.
El Teatro Farnese de Parma, de 1618, tenía el primer arco de proscenio y decorados planos que se desplegaban ante un auditorio en forma de herradura que en principio acogía alrededor de 3.500 personas. La dirección escénica se desarrolló con mayor complejidad y el arte de la perspectiva aplicado al escenario proporcionó un método para incrementar en apariencia la altura de los actores. Las técnicas de iluminación evolucionaron con la utilización de las lámparas de aceite con color y la refracción de la luz creaba efectos sobre el espacio.
Mientras tanto, en Inglaterra, en 1640 ya se habían construido cuatro teatros en el Bankside (rivera sur) de Londres. Sus galerías derivaban de los patios donde tradicionalmente se habían representado obras, y su forma circular era similar a la de los patios utilizados para las luchas de osos y otros animales. Uno de los ejemplos más destacados de esta época es el teatro The Globe de Londres, donde, con William Shakespeare y otros cuatro actores de la Chamberlain’s Company como accionistas, se pusieron en escena las cuatro primeras obras en 1599. En él fueron representadas en aquella primera etapa numerosas obras de Shakespeare y sus contemporáneos (Ben Jonson, Beaumont y Fletcher, Christopher Marlowe, etc.), y siguen representándose en la actualidad, ya que el teatro fue reconstruido en la década de 1990 sobre su emplazamiento real y con los mismos materiales del edificio original. Merece ser mencionado también el Drury Lane Theatre, también de Londres, inaugurado en 1663 por el dramaturgo Thomas Killigrew y su compañía. Actualmente sigue en activo, habiéndose convertido, a partir de la II Guerra Mundial, en la sede londinense de la comedia musical estadounidense.
Interior de The Globe
El público del reconstruido teatro The Globe, en Londres, puede sentarse en los bancos de una de las tres galerías cubiertas o permanecer de pie en el patio descubierto, exactamente igual a como lo hacían los espectadores de la época de Shakespeare en este mismo lugar.
A finales del siglo XVII, en Francia, nace la Comédie-Française, también llamada ‘Maison de Molière’ (La casa de Molière). En la actualidad es el teatro nacional francés, una de las instituciones culturales más influyentes y queridas de ese país y el teatro nacional más antiguo del mundo, muy apreciado por la calidad de su repertorio, sus producciones y la formación dramática de sus integrantes. La Comédie-Française fue creada a raíz de la unión de tres importantes compañías parisinas. En 1673, tras la muerte del dramaturgo francés Molière, su compañía, el Illustre Théâtre, se unió a su rival, el Théâtre du Marais, y comenzó a representar en el Théâtre du Guénégaud. En 1680, la Guénégaud se fusionó con la compañía más vieja de París, los Comédiens du Roy del Hôtel de Bourgogne. Comenzó a conocerse como la Comédie-Française para distinguirla de la Comédie-Italienne, el grupo de Commedia dell’arte que se había instalado en el Hôtel de Bourgogne. En 1689 se abrió un nuevo teatro para la compañía. En él, dos filas de palcos delimitaban un patio cuadrangular y un escenario de corbata frente a un arco de proscenio. El anfiteatro estaba formado por bancos paralelos dispuestos en descenso hacia el escenario. La complejidad de la escenografía y la maquinaria aumentó y, por tanto, adquirió importancia el emplazamiento del público frente al proscenio de modo que fueran apreciables los cambios de perspectiva.
Un ejemplo refinado y aún en activo de los cambios de escena del siglo XVIII puede apreciarse en el teatro Drottningholm, situado cerca de Estocolmo, que fue acabado de construir en 1766. Uno de sus elementos más apreciados en la época fue su maquinaria, en funcionamiento en la actualidad, que permitía rápidos cambios de escenografía con el telón levantado. Durante el siglo XIX el teatro europeo desarrolló una disposición de múltiples hileras alrededor del espacio central con la mayor parte del público frente al escenario. Esta forma fue también adoptada por los teatros de la ópera, destacando el Teatro de la Ópera Garnier de París y La Scala de Milán. Por el contrario, el Bayreuth Festspielhaus, inaugurado en 1876, es un teatro en el que el público se dispone frente al escenario en forma de abanico, sin asientos laterales adicionales. Los espectadores se encuentran separados del escenario por el foso de orquesta y una zona técnica con el objetivo de crear una suspensión de la realidad a través de la luz y el sonido. Este teatro fue diseñado por Richard Wagner para la representación de sus óperas y está situado en la ciudad alemana de Bayreuth. Otro ejemplo de los teatros de este siglo es el Old Vic Theatre, inaugurado en Londres en 1818 y célebre por sus representaciones de obras de Shakespeare, aunque en sus primeros años se dedicó casi exclusivamente al melodrama, el género teatral más representado en esa época. De finales del siglo XIX son dos famosísimos locales parisinos, el Folies-Bergère y el Moulin Rouge. El primero, conocido por sus actuaciones de cabaré, se inauguró en 1869 presentando una fórmula de espectáculo que mezclaba el café, el teatro y el concierto. Por otro lado, el Moulin Rouge, construido en 1889, en sus inicios fue un café concierto y, después, un music-hall, antes de convertirse en uno de los raros vestigios de la Belle Époque en la capital francesa. El principal factor que contribuyó al aumento de su reputación fue la célebre danza francesa, derivada de la cuadrilla, conocida como cancán.
Teatro Real de Madrid
En la imagen se puede contemplar la fachada principal del Teatro Real de Madrid, sita en la plaza de Oriente y ante la cual se encuentra la estatua ecuestre del rey Felipe IV. Pese a que su inauguración data de 1850, sobre el espacio que ocupa el Teatro Real ya fue construido, en 1708, el denominado Teatro de los Caños del Peral.
De principios a mediados del siglo XX, los teatros evolucionaron a la par que la tecnología estructural, y fueron construidos con mayores voladizos y filas de asientos más largas en un intento de democratizar la disposición y dotar de la misma visibilidad a todo el público. Sin embargo, con el aumento de la capacidad y el incremento del confort y las medidas de seguridad, el logro de este objetivo se ha vuelto tarea difícil de conseguir sin alejar al público del escenario. De principios del siglo XX es el Abbey Theatre, inaugurado en Dublín en 1904. Aunque en un principio se fundó para representar obras irlandesas sobre temas nacionales, más tarde amplió su repertorio al teatro clásico y a trabajos de autores contemporáneos europeos.
La zona de interpretación irrumpe a través del proscenio en el escenario de corbata del Shakespeare Festival Theatre de Stratford, en Ontario, construido en la década de 1950. Esta estructura supuso un retorno a la disposición del público rodeando a los actores. Para permitir la visión del espectáculo desde los tres lados eran necesarios accesorios y decorados simples. En la segunda mitad del siglo XX, la construcción de teatros se convirtió en una actividad internacional y multidisciplinaria. El papel del consultor teatral se ha desarrollado para asegurar que todos los elementos del teatro reciben atención y que la intensidad y la energía de una representación llegan intactas a un público cada vez mayor. En la década de 1980, se pusieron de moda pequeños teatros flexibles en sus producciones y que podían albergar tanto teatro como conciertos, operetas y números de pasarela.
Gran Teatro del Liceo
La vida del histórico Gran Teatro del Liceo de Barcelona ha estado marcada por dos incendios, acaecidos en 1861 y 1994. En la imagen se puede contemplar su fachada, la parte menos afectada por el último de aquéllos y que pervivirá tras ser reinaugurado en 1998.
En España son de destacar el Teatro Real de Madrid y el Gran Teatro del Liceo de Barcelona. El edificio primitivo del teatro madrileño, conocido entonces como Teatro de los Caños del Peral, fue construido en 1708 para albergar a la compañía de ópera italiana de Bartoli, y posteriormente reconstruido en 1738 bajo el auspicio de Felipe V. Este segundo teatro fue demolido en 1816 para edificar el actual Teatro Real, que se pretendía fuera capaz de competir con el teatro de La Scala de Milán. Sin embargo, durante su construcción, iniciada en 1818, sufrió numerosos retrasos por falta de presupuesto. Finalmente, el 19 de noviembre de 1850 quedó inaugurado con la ópera La favorita, de Gaetano Donizetti. Por él desfilaron los mejores cantantes españoles y extranjeros. El Teatro Real ha sido objeto de múltiples reformas, la última de las cuales duró más de cinco años y fue realizada a principios de la década de 1990. Dicho teatro cuenta hoy con todos los recursos técnicos de finales del siglo XX.
El edifico del Gran Teatro del Liceo de Barcelona fue construido para albergar al Liceo Filodramático de Montesión, nombre del primer teatro que lo acogió. Más tarde fue denominado Liceo Filarmónico Dramático Barcelonés, cuyas cátedras de divulgación artística, inauguradas en 1838, alcanzaron tal éxito que a la sociedad del Liceo le fue concedido el local del Montesión. Para 1840, dicha sociedad había crecido en número de socios e importancia y para esa fecha contaba con una compañía de verso y otra de canto con sus respectivas orquestas; la recaudación sostenía las cátedras y permitía que fuesen gratuitas. En 1844 se inició la construcción de un edificio más amplio con capacidad para 4.000 espectadores; el antiguo teatro del Liceo contaba con magníficas condiciones acústicas. Fue destruido por un incendio en 1861. Reconstruido y reinaugurado en 1862, de nuevo en 1994 fue pasto de las llamas y posteriormente vuelto a construir.
Palacio de Bellas Artes, México, D.F.
El Palacio de Bellas Artes de la capital mexicana reúne obras de los tres grandes muralistas: Rivera, Orozco y Siqueiros, además de Tamayo, O´Gorman y González Camarena. Es la sede del Teatro Nacional, de la Ópera y del Ballet Folklórico.
En Latinoamérica son de destacar el Teatro del Palacio de Bellas Artes, en la ciudad de México, cuya construcción se inició en 1904 pero no fue inaugurado hasta 1934, por distintas vicisitudes, entre ellas, la Revolución Mexicana; o el Teatro Colón de Buenos Aires, centro de la actividad musical de Argentina, que fue inaugurado en 1908 y desde 1925 es el teatro municipal de la ciudad. Es necesario mencionar también el Teatro Teresa Carreño, complejo arquitectónico y artístico situado en un espléndido marco natural y ambiental ubicado en Caracas, Venezuela. Se comenzó a construir en 1973, bajo proyecto y diseño del arquitecto Tomás Lugo Marcano. Inaugurado el 19 de abril de 1983, su nombre rinde homenaje a la consagrada artista María Teresa Carreño, ilustre pianista y compositora venezolana. Todos estos teatros cuentan con gran capacidad y los adelantos técnicos de los grandes teatros a la manera europea.
Con el incremento de las giras alrededor del mundo, los teatros reciben una mayor variedad de representaciones en un solo espacio y se han de realizar ajustes para distintas disciplinas escénicas. Cuando es posible realizar ajustes físicos, acústicos y visuales para cambiar la disposición del público con respecto al escenario, sea circular, de proscenio o de corbata, y se logra modificar las condiciones acústicas para pasar de música a diálogo, se puede decir que se ha creado una sala polivalente.
El actual clima internacional de representaciones que incorporan un cruce de ideas escénicas de los teatros de Oriente y Occidente, la mezcla de formas artísticas y la utilización de técnicas multimedia para los decorados, presentan un emocionante panorama para la producción que llevará en un futuro a una evolución en la arquitectura teatral que ha de adaptarse a las nuevas exigencias de la representación.
El teatro asiático tuvo un desarrollo independiente del teatro occidental desde el año 2000 a.C., ya que surgió de las ceremonias religiosas. La épica india, el Mahabharata y el Ramayana, formaron la base del teatro en India, Indonesia y Malasia, y aún es la base de los espectáculos de marionetas del wayang kulit; el público se reúne en torno al dalang (titiritero y narrador) para ver la representación delante o detrás de la pantalla.
El teatro chino evolucionó a lo largo de seis siglos de espectáculos al aire libre en la puerta de los templos hasta llegar a convertirse en una forma artística muy sofisticada en el siglo XIX, cuando se representaba en la corte y en las casas de té con escenario cubierto y poco decorado, rodeado de tres pabellones con palcos para el público. El consumo de comida y bebida por parte del espectador sigue formando parte importante del ritual.
El teatro japonés se desarrolló de dos formas, el refinado nō y un teatro más popular llamado kabuki, que combinaba aspectos del bunraku o teatro de títeres. El escenario del teatro nō es amplio, tiene un puente de entrada a un lado y un pabellón para actuar en el centro. Los espectadores se sientan en un gran auditorio frente al escenario para seguir los sutiles movimientos y sonidos de los personajes enmascarados.
El teatro kabuki desarrolló una entrada de actores a través del auditorio donde se encuentra el público, esta entrada o hanamichi es una plataforma elevada que lleva hasta el pabellón central donde se actúa. La maquinaria teatral asociada al kabuki es compleja, se requiere un escenario giratorio y muchos escotillones o trampillas en el suelo del escenario. Hay muchos ejemplos de teatros modernos de kabuki y nō por todo Japón.
En Asia, el teatro de títeres sigue siendo una forma artística popular, particularmente en Indonesia con el wayang golek; en el cual grandes títeres sólidos son utilizados sobre un escenario elevado para contar historias.