Ladrillo




Ladrillo

Fabricación de ladrillos, Madagascar
La elaboración de ladrillos hechos con barro es una próspera actividad económica en Madagascar. Con los ladrillos se construyen buena parte de las humildes edificaciones que se alzan por la isla. En la imagen se observa cómo los ladrillos están siendo secados al Sol, método que sustituye al de la cocción en hornos.

Ladrillo, bloque de arcilla o cerámica cocida empleado en la construcción y para revestimientos decorativos. Los ladrillos pueden secarse al sol, pero acostumbran a secarse en hornos. Tienen un coste bastante bajo, resisten la humedad y el calor y pueden durar en algunos casos más que la piedra. Su color varía dependiendo de las arcillas empleadas y sus proporciones cambian de acuerdo a las tradiciones arquitectónicas. Algunos ladrillos están hechos de arcillas resistentes al fuego para construir chimeneas y hornos. Otros están hechos con vidrio o se someten a procesos de vitrificación. Los ladrillos se pueden fabricar de diferentes formas, dependiendo de la manera en que se vayan a colocar sus costados largos (al hilo) y sus extremos cortos (cabezales).
El ladrillo constituyó el principal material en la construcción de las antiguas Mesopotamia y Palestina, donde apenas se disponía de madera y piedras. Los habitantes de Jericó en Palestina fabricaban ladrillos hace unos 9.000 años. Los constructores sumerios y babilonios levantaron zigurats, palacios y ciudades amuralladas con ladrillos secados al sol, que recubrían con otros ladrillos cocidos en hornos, más resistentes y a menudo con esmaltes brillantes formando frisos decorativos. En sus últimos años los persas construían con ladrillos al igual que los chinos, que levantaron la gran muralla. Los romanos construyeron baños, anfiteatros y acueductos con ladrillos, a menudo recubiertos de mármol.
En el curso de la edad media, en el imperio bizantino, al norte de Italia, en los Países Bajos y en Alemania, así como en cualquier otro lugar donde escaseara la piedra, los constructores valoraban el ladrillo por sus cualidades decorativas y funcionales. Realizaron construcciones con ladrillos templados, rojos y sin brillo creando una amplia variedad de formas, como cuadros, figuras de punto de espina, de tejido de esterilla o lazos flamencos. Esta tradición continuó en el renacimiento y en la arquitectura georgiana británica, y fue llevada a América del Norte por los colonos. El ladrillo ya era conocido por los indígenas americanos de las civilizaciones prehispánicas. En regiones secas construían casas de ladrillos de adobe secado al sol. Las grandes pirámides de los olmecas, mayas y otros pueblos fueron construidas con ladrillos revestidos de piedra. Pero fue en España donde, por influencia musulmana, el uso del ladrillo alcanzó más difusión, sobre todo en Castilla, Aragón y Andalucía. El ladrillo industrial, fabricado en enormes cantidades, sigue siendo un material de construcción muy versátil. Existen tres clases: ladrillo de fachada o exteriores, cuando es importante el aspecto; el ladrillo común, hecho de arcilla de calidad inferior destinado a la construcción; y el ladrillo refractario, que resiste temperaturas muy altas y se emplea para fabricar hornos. Los ladrillos se hacen con argamasa, una pasta compuesta de cemento, masilla de cal y arena. 

Escalera




Escalera

Escalera de caracol
En las escaleras de caracol los peldaños describen una trayectoria helicoidal. La escalera de la fotografía se curva en torno a un ojo o hueco central, mientras que otras escaleras de caracol poseen un espigón en el que se apoyan los peldaños.

Escalera, elemento constructivo que conecta dos suelos situados a distinta altura. Las escaleras están compuestas por piezas horizontales (huellas o pisas) y piezas verticales (contrahuellas o tabicas), que se juntan para componer un peldaño. Cada serie de peldaños ininterrumpidos toma el nombre de tramo, y entre cada tramo aparece una superficie horizontal llamada rellano, meseta o descansillo. La proporción entre pisa y tabica es muy variable, pero existe una fórmula aproximada que garantiza al diseñador una cierta comodidad de uso: H + 2C = 63 cm donde C es la contrahuella y H la huella.
Una de las condiciones fundamentales de las escaleras es que las dimensiones de cada peldaño deben ser invariables, al menos en cada tramo. De este modo se establece una pendiente o inclinación constante, que oscila entre los 15° (si la inclinación es menor se trataría de una rampa o una rampa compensada) y los 45°, escaleras muy empinadas que sólo se deben instalar en sótanos o desvanes. También se pueden construir piezas más inclinadas para usos industriales, hasta llegar a las escalas verticales, llamadas de pates o de barco por ser típicas de las zonas de servicio de embarcaciones y edificios. En todo caso, las escaleras más cómodas se sitúan entre los 25° (en edificios públicos) y los 35° (en casas de pisos). Otras condiciones métricas son la extensión de cada tramo, que no debe exceder de 16 peldaños, y la altura de paso (dimensión libre medida en vertical desde cualquier punto), que no puede ser inferior a 2 m. Además de estos criterios generales, casi todos los países cuentan ya con una normativa particular que acota el trabajo de los diseñadores (arquitectos o ingenieros) en materia de comunicaciones verticales.
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TIPOS DE ESCALERA
Las escaleras se pueden clasificar en tres grupos, atendiendo a su forma: de tramos y peldaños rectos, de tramos rectos y peldaños curvos y de tramos y peldaños curvos. Entre las primeras se encuentran las escaleras rectas, con o sin descansillo, las que presentan descansillo con cuarto de vuelta (90° entre cada tramo), las de media vuelta (con un giro de 180° en el rellano) y las escaleras imperiales, con tres tramos paralelos y un gran descansillo central. El segundo agrupa las escaleras con peldaños compensados, que absorben con giros paulatinos la porción correspondiente de vuelta. El tercer grupo incluye las escaleras arqueadas y, sobre todo, las de caracol, que describen una trayectoria helicoidal en torno a un espigón (que sirve de apoyo a los peldaños) o a un ojo o hueco circular.
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MATERIALES DE CONSTRUCCIÓN
Las escaleras se pueden construir en diversos materiales. A menos que se trate de una escalinata (apoyada directamente sobre el terreno), los peldaños suelen descansar sobre zancas, losas o vigas, elementos inclinados con capacidad resistente a flexión, lo que reduce los materiales más comunes a la madera, el acero y el hormigón armado. El único método de construir con piezas cerámicas es levantar una especie de bóveda a base de ladrillos o rasillas, como en las escaleras a la catalana, que resista los empujes oblicuos y los transmita a los muros de carga. Sin embargo, el sistema más habitual consiste en apoyar los peldaños sobre dos zancas laterales, vigas menores que descansan sobre las jácenas de la estructura principal o sobre los brochales del descansillo (vigas secundarias apoyadas sobre las jácenas). Otra posibilidad es situar los peldaños en voladizo, empotrando cada pieza en un muro o cualquier elemento vertical resistente.

Corrosión




Corrosión

Oxidación: una reacción química
El hierro, en presencia de agua, reacciona con el oxígeno atmosférico formando un óxido de hierro hidratado, conocido comúnmente como orín. Este proceso ha corroído lentamente estos viejos automóviles.

Corrosión, desgaste total o parcial que disuelve o ablanda cualquier sustancia por reacción química o electroquímica con el medio ambiente. El término corrosión se aplica a la acción gradual de agentes naturales, como el aire o el agua salada sobre los metales.
El ejemplo más familiar de corrosión es la oxidación del hierro, que consiste en una compleja reacción química en la que el hierro se combina con oxígeno y agua para formar óxido de hierro hidratado. Este óxido, conocido como orín o herrumbre, es un sólido que mantiene la misma forma general que el metal del que se ha formado, pero con un aspecto poroso, algo más voluminoso, y relativamente débil y quebradizo.
Hay tres métodos para evitar la oxidación del hierro : (1) mediante aleaciones del hierro que lo convierten en químicamente resistente a la corrosión; (2) impregnándolo con materiales que reaccionen a las sustancias corrosivas más fácilmente que el hierro, quedando éste protegido al consumirse aquéllas; y (3) recubriéndolo con una capa impermeable que impida el contacto con el aire y el agua. El método de la aleación es el más satisfactorio pero también el más caro. Un buen ejemplo de ello es el acero inoxidable, una aleación de hierro con cromo o con níquel y cromo. Esta aleación está totalmente a prueba de oxidación e incluso resiste la acción de productos químicos corrosivos como el ácido nítrico concentrado y caliente. El segundo método, la protección con metales activos, es igualmente satisfactorio pero también costoso. El ejemplo más frecuente es el hierro galvanizado que consiste en hierro cubierto con cinc. En presencia de soluciones corrosivas se establece un potencial eléctrico entre el hierro y el cinc, que disuelve éste y protege al hierro mientras dure el cinc. El tercer método, la protección de la superficie con una capa impermeable, es el más barato y por ello el más común. Este método es válido mientras no aparezcan grietas en la capa exterior, en cuyo caso la oxidación se produce como si no existiera dicha capa. Si la capa protectora es un metal inactivo, como el cromo o el estaño, se establece un potencial eléctrico que protege la capa, pero que provoca la oxidación acelerada del hierro. Los recubrimientos más apreciados son los esmaltes horneados, y los menos costosos son las pinturas de minio de plomo.
Algunos metales como el aluminio, aunque son muy activos químicamente, no suelen sufrir corrosión en condiciones atmosféricas normales. Generalmente el aluminio se corroe con facilidad, formando en la superficie del metal una fina capa continua y transparente que lo protege de una corrosión acelerada. El plomo y el cinc, aunque son menos activos que el aluminio, están protegidos por una película semejante de óxido. El cobre, comparativamente inactivo, se corroe lentamente con el agua y el aire en presencia de ácidos débiles como la disolución de dióxido de carbono en agua —que posee propiedades ácidas—, produciendo carbonato de cobre básico, verde y poroso. Los productos de corrosión verdes, conocidos como cardenillo o pátina, aparecen en aleaciones de cobre como el bronce y el latón, o en el cobre puro, y se aprecian con frecuencia en estatuas y techos ornamentales.
Los metales llamados nobles son tan inactivos químicamente que no sufren corrosión atmosférica. Entre ellos se encuentran el oro, la plata y el platino. La combinación de agua, aire y sulfuro de hidrógeno afecta a la plata, pero la cantidad de sulfuro de hidrógeno normalmente presente en la atmósfera es tan escasa que el grado de corrosión es insignificante, apareciendo únicamente un ennegrecimiento causado por la formación de sulfuro de plata. Este fenómeno puede apreciarse en las joyas antiguas y en las cuberterías de plata.
La corrosión en los metales supone un problema mayor que en otros materiales. El vidrio se corroe con soluciones altamente alcalinas, y el hormigón con aguas ricas en sulfatos. La resistencia a la corrosión del vidrio y del hormigón puede incrementarse mediante cambios en su composición.

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