Caricatura





Fiesta
Este cuadro del pintor Theo L´Herminez, del año 1986, caricaturiza los gestos y las actitudes de los participantes de una fiesta, acentuando los estereotipos propios de la solemnidad y la convención social. La caricatura es, en este caso, una variante de la ironía, ya que las expresiones no son, precisamente, "festivas".

Caricatura, retrato, u otra representación, que exagera los rasgos físicos o faciales, o bien el comportamiento, la vestimenta o los modales característicos de un individuo, con el fin de producir un efecto grotesco. La caricatura (del italiano caricare, ‘cargar’, ‘exagerar’) puede ser también el medio de ridiculizar situaciones e instituciones políticas, sociales o religiosas, y los actos de grupos o clases sociales. En este caso, suele tener una intención satírica más que humorística, con el fin de alentar el cambio político o social. La forma más común de las caricaturas políticas y sociales es la viñeta. Si bien el término caricatura es extensible a las exageraciones por medio de la descripción verbal, su uso queda generalmente restringido a las representaciones gráficas. En América Latina se denomina también caricatura a los cortometrajes de dibujos animados.
La caricatura, en su sentido moderno, nació en Bolonia a finales del siglo XVI, en la escuela de arte fundada por una familia de pintores, los Carracci. Los estudiantes de esta academia se divertían haciendo retratos de los visitantes bajo la apariencia de animales u objetos inanimados. El grabador Pier Leone Ghezzi, que trabajaba en Roma, continuó esa tradición y, por un módico precio, caricaturizaba a los turistas. Lo que estos artistas italianos hacían eran retratos humorísticos para uso privado y casi nunca resultaban satíricos o maliciosos.

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LA CARICATURA EN EUROPA
Max Beerbohm
El ensayista, crítico y caricaturista inglés Max Beerbohm caricaturizó a todos sus conocidos, riéndose también de la sociedad británica. Trabajó como crítico de teatro de la revista Saturday Review desde 1898 hasta 1912 y publicó varias colecciones de ensayos.

La caricatura política de amplia difusión nació en Inglaterra a mediados del siglo XVIII. Uno de los primeros artistas que caricaturizó a personajes conocidos fue George Townshend, que distribuía folletos con sus dibujos impresos. El pintor y grabador William Hogarth, quizá el mayor autor de sátiras inglés, caricaturizaba lo absurdo de las costumbres sociales y la corrupción moral de los londinenses de su época. Entre 1761 y 1770, los artistas hallaron en publicaciones como The Town and Country Magazine, The Political Register y The Universal Museum, un nuevo medio para satirizar a las personalidades más destacadas, así como las decisiones políticas. Los caricaturistas más importantes fueron el grabador Thomas Rowlandson, que ridiculizaba el irrisorio comportamiento de aristócratas y pedantes; el ilustrador James Gillray, que representaba de forma cómica a los personajes públicos de su tiempo con trajes fantásticos y cabezas enormes; y el grabador George Cruikshank, que extendió sus sátiras a todas las clases e instituciones de la vida inglesa.
Los placeres del que visita el campo
Esta litografía de Honoré Daumier es una caricatura de la clase alta, blanco frecuente de las sátiras del artista. La obra está dibujada con trazo rápido y espontáneo, y fue creada para la revista La caricature, de la que era colaborador.

El semanario humorístico Punch, fundado en 1841, llegó a ser una de las publicaciones más conocidas del mundo en el campo de la caricatura, sobre todo por sus bromas contra la familia real inglesa. Entre sus colaboradores estaban George du Maurier, que satirizaba la vida social elegante de las clases media y alta; John Leech, que pormenorizaba la carrera de los hombres de estado más notables de su tiempo; y John Tenniel, cuyos cartones eran una crónica de los acontecimientos internacionales de la época. Después de 1868, la revista Vanity Fair presentó caricaturas litográficas en color de personalidades importantes, destacando las de Leslie Ward, que utilizaba el seudónimo de Spy. Entre los caricaturistas destacados de finales del siglo XIX y principios del XX, se encontraban Max Beerbohm, especializado en personajes sociales y literarios, y David Low, que a través de sus caricaturas ejerció una gran influencia como comentarista político. A finales del siglo XX, el principal mercado de la caricatura política en Inglaterra fueron los diarios y la revista satírica Private Eye, y su mayor exponente Gerald Scarfe.
El sueño de la razón produce monstruos
El sueño de la razón produce monstruos (1797-1799) pertenece a Los caprichos, serie de grabados en la que Francisco de Goya hace una sátira de la sociedad y de la Iglesia y da rienda suelta a su fantasía. Se cree que la figura dormida es un autorretrato de Goya.

También en Francia, el arte de la caricatura política empezó a florecer a principios del siglo XVIII. Numerosos libros y revistas vieron la luz entre finales del siglo XVIII y principios del XIX, sobre todo durante el periodo revolucionario (1789-1792). El periodista francés Charles Philipon hizo de la caricatura una parte importante de la vida política a través de sus revistas satíricas La Caricature (fundada en 1830), Le Charivari (1832) y Le Journal pour rire (1848); entre sus colaboradores se contaban Honoré Daumier, Gustave Doré y Gavarni. Daumier, el más famoso del grupo, fue encarcelado por su cáustica caricatura del rey Luis Felipe I de Orleans. Entre los caricaturistas franceses que ejercieron más tarde gran influencia están Henri de Toulouse-Lautrec, que satirizó a los clientes asiduos al teatro y a las variedades, y Jean-Louis Forain, que destacó por sus ataques al sistema judicial francés.

Caricatura de Charles Darwin
Esta caricatura de Charles Darwin se publicó en el London Sketchbook en 1874, pocos años después de la aparición de El origen del hombre.

En España, uno de los países en los que la caricatura ha alcanzado mayor calidad artística, sobresale a finales del siglo XVIII el pintor aragonés Francisco de Goya. A través de sus series Los caprichos (c. 1793-1798) y Los desastres de la guerra (1810-1814), hizo una amarga crítica de las injusticias religiosas, políticas y sociales de su época. En la primera, compuesta por 82 planchas, refleja las costumbres y los abusos de la Iglesia y en la segunda denuncia las atrocidades cometidas durante la invasión napoleónica y la guerra de la Independencia española. Pero el siglo de oro del dibujo satírico en España fue el XIX, con la aparición de una serie de publicaciones como Madrid cómico y el Semanario pintoresco español, fundado por Mesonero Romanos en Madrid, o La Campana de Gràcia y L’esquella de la Torratxa en Cataluña. Dibujantes como Francisco Ortego, Leonardo Alenza o D. Urrabieta, alcanzaron enorme popularidad gracias a sus colaboraciones en esas revistas. A principios del siglo XX apareció una nueva generación de artistas que con sus trabajos trataron de rivalizar con las publicaciones extranjeras. Entre ellos destacan Xaudaró, K-Hito y el polifacético Alfonso Rodríguez Castelao, que a través de sus pintura y dibujos denunció las injusticias sociales de su época. Después de la Guerra Civil el campo habitual del humor gráfico se vio reducido, y aparecieron una serie de dibujantes al amparo de publicaciones como La codorniz o Don José, entre los que se encontraban Mingote, Chumy Chúmez y Serafín. Durante los últimos años del régimen del general Francisco Franco, la caricatura y el humor gráfico se centraron principalmente en el tema político. En los últimos años ha surgido una nueva generación de dibujantes como Forges, Máximo, Summers y Peridis, entre otros, que han extendido su humor de las revistas especializadas a la prensa diaria y a todo tipo de publicaciones.
En otros lugares de Europa, algunos artistas utilizaron la caricatura como un medio de crítica social. El pintor alemán del siglo XX George Grosz destaca en este aspecto. Su famosa colección de caricaturas titulada Ecce homo (1922) supuso un fiero ataque al creciente militarismo vigente en Alemania a raíz de la I Guerra Mundial. En la actualidad, Le Canard enchaîné encabeza la caricatura política francesa.
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LA CARICATURA EN EL CONTINENTE AMERICANO
Caricatura política, de Thomas Nast
Thomas Nast, uno de los más famosos caricaturistas estadounidenses, creó muchas imágenes que hoy son muy populares: el burro demócrata, el elefante republicano y Santa Claus. Este dibujo es una caricatura del senador por Delaware, Thomas Francis Bayard, considerado como posible candidato a la presidencia en las elecciones de 1880 pero que nunca llegó a ser nominado.

Posiblemente el caricaturista político estadounidense más notable del siglo XIX fue Thomas Nast, creador de los símbolos de los partidos Republicano y Demócrata, el elefante y el asno, respectivamente. En ese siglo también destacaron Joseph Keppler, fundador (en 1826) y editor del semanario humorístico Puck, y su socio Bernhard Gillam, quienes atacaron la corrupción de los dirigentes políticos, así como a los muchos empresarios adinerados de la época.

Calavera Catrina
La zincografía Calavera Catrina (11 × 15 cm) es uno de los miles de grabados que el artista mexicano José Guadalupe Posada realizó en la imprenta de Vanegas Arroyo sobre las vicisitudes y acontecimientos ocurridos en su país durante el mandato de Porfirio Díaz (1876-1880; 1884-1911). Como puede apreciarse en esta imagen, la caricatura y el humor negro eran los principales ingredientes de la obra de este autor.

Una de las tribunas más importantes de la sátira social de Estados Unidos en el siglo XX ha sido la revista The New Yorker, mientras que la más difundida en el ámbito internacional es Mad Magazine. Ranan Lurie, quizá el más famoso caricaturista de las últimas décadas del siglo XX, colabora, entre otros, con el semanario Time, a través de Cartoonews International Syndicate, con base en Nueva York.

Quetzalcóatl no era del PRI
El caricaturista Eduardo del Río, más conocido como Rius, es el autor de la famosa historieta Quetzalcóatl no era del PRI, título que hace referencia al legendario soberano de México y al partido político que gobierna el país desde 1929. En esta viñeta, ante la pregunta de dónde están los poetas, pintores, escultores, agricultores, actores, generales y sacerdotes de la antigua ciudad de Teotihuacán, Quetzalcóatl responde que quién sabe.

En México, se considera que la primera caricatura política, ‘Tiranía’, se publicó en 1826, en el periódico El Iris. En 1847 apareció en Mérida, Yucatán, el periódico Don Bullebulle en donde Gabriel Vicente Gahona, alias Picheta, publicó una serie de dibujos de tono crítico y satírico, posiblemente influido por su estancia en Europa, en donde conoció a los principales caricaturistas franceses. En 1861 se fundó La Orquesta, la primera publicación consagrada a la caricatura política. Le siguieron muchas otras; entre las más notables, El Ahuizote (1867), El Hijo del Ahuizote (1874) y Multicolor. Desde las páginas de estas publicaciones, en las que se ejercía una crítica feroz al poder, grandes dibujantes, como el joven Constantino Escalante, hacían gala de su talento y de su valor civil, ya que se exponían constantemente a la persecución de los gobernantes. Por ello, y por su enorme capacidad creativa, a Escalante se le ha llegado a llamar el Daumier mexicano. Otro gran artista de este género fue José Guadalupe Posada, que a través de sus grabados populares daba cuenta de los sucesos políticos y sociales de la época. Su obra tenía el poder y la fuerza natural del más genuino arte popular, a lo que se sumó el innato atractivo que ejerce la muerte sobre los mexicanos. Su mayor creación fueron las ‘calaveras’, unos esqueletos multifacéticos de los que se servía, al igual que Goya con sus Caprichos, para dar rienda suelta a sus conceptos críticos. Influyó notablemente en quienes llegarían a ser los grandes muralistas mexicanos, José Clemente Orozco y Diego Rivera. Otros caricaturistas sobresalientes han sido Miguel Covarrubias, Antonio Arias Bernal, Abel Quesada y Eduardo del Río (Rius).
En América del Sur sobresalen el brasileño Millor Fernándes (1923), el argentino Oski, el uruguayo Hermenegildo Sábat (1933) y el argentino-español Joaquín Salvador Lavado (Quino), famoso por los personajes de sus tiras cómicas y por sus cartones en los que cuestiona los valores establecidos y la hegemonía del poder político y económico.


Campana





Campana, instrumento musical de percusión en forma de copa invertida, por lo general metálica y a veces de madera, cerámica u otros materiales, que suena cuando se golpea con un badajo o con un martillo. El badajo debe ser accionado (tañido) desde dentro de la campana. También puede golpearse por el extremo inferior externo con un martillo separado que se maneja, de forma manual o mecánica (el mismo sistema que el timbre de una puerta). Se clasifican dentro de los idiófonos (instrumentos en los que el sonido se produce por la vibración del material del que están hechos). En las campanas la vibración comienza en la zona cercana al borde inferior.
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HISTORIA
Las campanas ya eran conocidas en China antes del año 2000 a.C., y en Egipto, la India, Grecia, Roma así como en otras culturas antiguas. Desde los primeros tiempos se emplearon para la comunicación, como objetos rituales y como amuletos mágicos protectores (colgados en las puertas de entrada o sujetos al cuello de los animales). Su uso en las iglesias se extendió en Europa durante los siglos VI al XI. Había llegado a Europa a través de Bizancio y las primeras noticias sobre ellas proceden de la provincia italiana de Campania, de ahí su nombre. La primera aparición en los templos cristianos de la Europa occidental data del siglo IX.
Las campanas metálicas más antiguas eran, al parecer, percutidas por dentro con una pieza plana también metálica. Cuando se descubrió el proceso de fundición de los metales, muchas campanas se fabricaron en bronce. La fundición cayó en desuso en la antigüedad tardía y comenzaron a utilizarse campanas del tipo cencerro que se hacían con finas planchas de metal forjadas en rectángulos y sujetas con remaches. Hacia el año 800 de nuestra era la fundición revivió y se hizo posible la fabricación de grandes campanas afinadas.
La pequeña campana semiesférica de fundición conocida en la antigüedad se desarrolló separadamente en Oriente y Occidente. En Oriente, la forma de copa se alargó conformando la campana de colmena (con lados convexos) o la de lados rectos, con paredes de grosor uniforme. En Occidente, hacia el año 800, se tocaban juegos de pequeñas campanas semiesféricas golpeadas con un mazo. También se colocaron campanas golpeadas con martillos en las torres del reloj. Para prevenir la frecuente fractura del borde los campaneros lo reforzaron con un grueso anillo. La forma característica estaba fijada en torno al 1400: hombros cuadrados con lados rectos, suavemente cóncavos, que se abren y engrosan cerca del borde. Esta sólida forma también mejoró la afinación. Los campaneros del siglo XVI en los Países Bajos fabricaron campanas que podían tocarse conjuntamente (véase carillón).
En el África sub-sahariana se desarrolló una campanilla que forma parte de muchas de las tradiciones musicales locales. Como no suelen tener badajo, se percuten con un mazo. El sonido penetrante de las campanillas metálicas pueden también escucharse, por influencia africana, en la música iberoamericana.
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LA FUNDICIÓN DE LAS CAMPANAS
Las buenas campanas fundidas están hechas de una aleación de bronce que suele constar de cuatro partes de cobre y una de estaño. Otros componentes tienden a producir un sonido de inferior calidad. El tono de la campana depende también de sus proporciones de altura, anchura, grosor y forma. Es una complicada mezcla de armónicos, cada uno producido por la vibración de diferentes partes del instrumento. Si la afinación de esas partes es inexacta se producen disonancias cuando la campana se toca en conjunto.
Para fundir una campana se construye un núcleo de barro según el tamaño y forma de su interior. Se levanta por encima una armazón de barro y otros materiales. La superficie interior de ésta se corresponde con el exterior de la campana proyectada. Entonces se vierte el metal fundido en el espacio entre el núcleo y la armazón. Cuando se ha enfriado se abre el molde y el exterior se alisa y pule. La superficie interior se lima para conseguir el grosor necesario para la correcta producción de los armónicos. La campana más grande del mundo, la Zar Kolokoi, se fundió en 1753, tiene 5,8 m de alto y 61 cm de grosor y pesa 181 t aproximadamente.
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OTROS INSTRUMENTOS DENOMINADOS CAMPANAS
Las campanas tubulares utilizadas en las orquestas son simplemente juegos de tubos metálicos afinados que se golpean con una baqueta. Las campanas electrónicas son pequeñas varillas de aleación de campana percutidas con martillos. Su sonido se amplifica con medios electrónicos.



Goma





Goma, sustancia gelatinosa exudada por ciertas plantas. Las gomas están compuestas por ácidos orgánicos complejos, llamados ácidos de la goma, o por sus sales. Cuando se hidrolizan, estos ácidos, como la arabina o ácido arábico, dan azúcares (arabinosa, galactosa, xilosa) y ácidos simples. Las gomas tienen consistencia similar a la cola cuando se mojan, pero son duras si están secas. Son incoloras e inodoras y no se disuelven en disolventes orgánicos, aunque son muy solubles en agua. Sirven de base para elaborar mucílagos, se usan en el apresto de tejidos, el estampado de géneros de algodón y como emulgentes y calmantes en medicamentos.
La goma arábiga, un exudado de distintas especies de acacia, es un ejemplo característico de las gomas que contienen arabina. La de mejor calidad se obtiene de las especies Acacia senegal y Acacia arabica, que crecen en el oeste y el norte de África. La goma forma en agua una solución espesa y límpida; si a esta solución se añade alcohol etílico ligeramente acidificado con ácido clorhídrico, se obtiene arabina. De parecidas características es la goma ceresina, exudada por la corteza de varias especies de Prunus, como el cerezo y el ciruelo.
El tragacanto, que se obtiene de varias especies de Astragalus nativas de Turquía e Irán, en particular Astragalus gummifer, es representativo de las gomas que contienen basorina. La gelatina, semejante al tragacanto, absorbe hasta 50 veces su peso en agua y forma un mucílago viscoso. El tragacanto es un tipo de sangre de dragón.
Muchas gomorresinas y otros exudados vegetales reciben a menudo el nombre de gomas. Las gomorresinas son sustancias que contienen goma y resina, por lo cual son sólo solubles en mezclas de agua y alcohol. Las principales gomorresinas son las llamadas gomas de amoníaco, asafétida, benzoína, gálbano, gutagamba, mirra y sandáraca. El látex, del cual proceden el chicle, el caucho y la gutapercha, es una mezcla de gomorresinas, ceras y grasas. Véase también Resinas.



Disolvente





Disolvente, sustancia líquida que disuelve o disocia a otra sustancia en una forma más elemental, y que normalmente está presente en mayor cantidad que esa otra sustancia. El agua, por ejemplo, es un disolvente de la sal común. Una cantidad de sal común (cloruro de sodio) mezclada con agua se disocia en sus componentes, iones sodio y cloro, que acaban por dispersarse en el agua. En este caso, el agua es el disolvente, la sal es el soluto y la mezcla es la disolución. Sin embargo, el soluto no es sólo un componente pasivo o inerte de la disolución. Tanto el disolvente como el soluto se pueden considerar activos. Un disolvente puede poseer una composición compleja, por ejemplo, el alcohol utilizado para fabricar las llamadas tinturas contiene siempre un 5% o más de agua. Los disolventes tienen un valor comercial particular. Son un componente importante de las pinturas, lacas y productos farmacéuticos, y se utilizan para producir materiales sintéticos.
Seleccionando el disolvente adecuado, se puede separar un ingrediente o grupo de ingredientes de un sustancia compleja. Este proceso se llama extracción con disolventes. Por ejemplo, un disolvente puede extraer una fragancia o sabor de una planta o sustancia animal. Una vez disuelta, se puede concentrar la fragancia o sabor evaporando el disolvente. En un proceso de extracción con disolventes bien diseñado, el disolvente se recupera y se vuelve a utilizar una y otra vez.
Los sistemas de extracción por medio de disolventes deben ser diseñados y manejados con mucho cuidado. Por ejemplo, el sabor de una fruta no se debe a una sustancia individual, sino a una combinación compleja de sustancias. La esencia de fresas tiene más de 80 componentes, y el sabor de naranja más de 90. Si las proporciones de esos componentes cambian debido al proceso de extracción con disolventes, el aroma o el sabor pueden ser alterados indebidamente.



El sello




El invento del sello
Sello antiguo
Sello antiguo

Los sellos se utilizaron durante miles de años para cerrar acuerdos, registrar transacciones y validar documentos. Los sellos, una de las formas más antiguas de impresión, consistían en una piedra con un dibujo tallado o en relieve, que se oprimía sobre barro húmedo o cera para crear una marca característica y reproducible. Este sello con un toro procede de la India y es representativo de la época comprendida entre 2300 a.C. y 1750 a.C.

Sello, troquel o estampilla tallados en metal, piedra o piedra preciosa, utilizados para marcar documentos y objetos con la señal de su origen oficial o de su propiedad; el término se aplica también a la propia marca. Los sellos grabados con motivos pictóricos o con nombres de reyes han sido de gran ayuda para los historiadores en su tarea de reconstruir los acontecimientos de la historia antigua y de arrojar luz sobre detalles como los trajes, armaduras, naves y arquitectura de la antigüedad.

Los sellos antiguos solían estar grabados en hueco (véase Técnicas de grabado), con un dibujo que dejaba una impresión convexa en lacre o en arcilla húmeda. La evolución del sello, como medida de seguridad, se produjo antes de que se extendiera la escritura, pues se utilizaba para garantizar el cierre de vasijas, cajas, sacas y fardos. Hacia el año 3200 a.C., se utilizaban en Mesopotamia sellos de hueso o de piedra: eran pequeños cilindros tallados con dibujos geométricos o con figuras de animales que se hacían rodar sobre arcilla húmeda para producir un dibujo repetitivo, a manera de friso. Los sellos de Mesopotamia servían para autentificar los documentos escritos en arcilla, poniendo el remitente su marca personal en el propio documento y en la caja, también de arcilla, que servía de envoltorio. En el antiguo Egipto, se enrollaban los documentos escritos en hojas de papiro y luego se ataban, cubriendo el nudo con lacre, donde se aplicaba el sello.

Con la propagación de la escritura se incrementó el uso del sello que se fabricaba con metales preciosos y gemas. Los antiguos griegos y romanos utilizaban, incluso con fines legales, sellos, anillos de sello y sellos de retrato con la efigie del propietario.
Su empleo estaba muy extendido en la Europa medieval, no sólo entre los gobernantes y funcionarios, sino también entre los pequeños terratenientes. Había sellos reales, religiosos, municipales y comerciales y eran de gran importancia para el gobierno.
El empleo de sellos decreció en el siglo XIX, pues con el aumento de la alfabetización aumentó también la preferencia por la firma personal. Sin embargo, hasta la llegada de los sobres engomados, se seguían sellando las cartas con lacre o con goma laca.
En China y en Japón se utilizaban los sellos para confirmar una firma o para identificar posesiones como cajas, libros o cuadros. No iban estampados como en Occidente, pero se utilizaban con tinta como estampillas, por lo que representan una forma temprana de impresión. Por lo general eran cuadrados y en ellos se leía simplemente “Sello de” seguido del nombre del propietario.

Entre las culturas prehispánicas mesoamericanas se encuentra una serie de sellos o pintaderas tallados en cerámica, terracota o piedra y, se supone, que los debió de haber de madera. Su uso principal y más original era la decoración ritual del cuerpo humano, aunque también servían para decorar cerámica y textiles. Los sellos o pintaderas se remontan a las culturas más primitivas que empezaron a asentarse en el valle de Mexico, posiblemente anteriores al Horizonte Preclásico (1800 a.C.) y perduraron hasta los últimos días del imperio mexica de la Gran Tenochtitlan (1521). A grandes rasgos, los sellos podían ser de dos tipos: planos y con un mango en la parte posterior, y cilíndricos. Estos últimos podían ser huecos, para pasarles un palo por el centro y hacerlos rodar sobre la superficie que se quería pintar, o bien, sólidos, como un rodillo de amasar actual. En todos los casos, la superficie de los sellos estaba cubierta de motivos simbólicos y ornamentales en relieve.




Red Token Ring y Token Ring Network (IBM)




Red Token Ring
Red Token Ring, red de área local formada en topología de anillo (un bucle cerrado), que usa el paso de testigo como un medio para regular el tráfico de la línea. En una red token ring, un testigo que rige el derecho a transmitir pasa de una estación a otra en un círculo físico. Si una estación tiene información que transmitir, 'captura' el testigo, lo marca como que está en uso e inserta la información. El testigo 'en uso', junto con el mensaje, pasa entonces alrededor del círculo, se copia cuando llega a su destino, y vuelve a la red. El emisor retira el mensaje enviado y pasa el testigo liberado a la próxima estación en línea. Las redes token ring están definidas en los estándares IEEE 802.5. Véase Red en bus; Red en anillo; Red en estrella.

Token Ring Network (IBM)
Token Ring Network (IBM), en informática, red de área local de paso de testigo con forma de anillo, desarrollada por IBM. Funciona a 4 megabits (4 millones de bits) por segundo. Pueden conectarse hasta 72 dispositivos si se utiliza un cable telefónico estándar. Con cables de par trenzado apantallados, la red permite hasta 260 dispositivos. A pesar de que está basada en una topología de anillo (de bucle cerrado), la red Token Ring emplea segmentos en forma de estrella de hasta 8 estaciones de trabajo, conectadas a un concentrador de cableado (unidad de acceso multiestación o MSAU, acrónimo de Multistation Access Unit), que a su vez se conecta al anillo principal, tal y como se muestra en la ilustración. La red Token Ring está diseñada para su uso con microordenadores o microcomputadoras, minicomputadoras y mainframes. Sigue el estándar IEEE 802.5 para redes Token Ring. Véase Red en anillo; Red Token Ring.



La espada





Espadas de duelo
Espadas de duelo


espada. (Del lat. spatha, y este del gr. σπάθη). f. Arma blanca, larga, recta, aguda y cortante, con guarnición y empuñadura. || 2. Torero que hace profesión de matar los toros con espada. U. m. c. m. || 3. Persona diestra en su manejo. Buena, excelente espada. || 4. En el juego de naipes, carta del palo de espadas. En esta mano no he tenido ninguna espada. Juegue usted una espada. || 5. As de espadas. || 6. Geom. sagita. || 7. Arg. Ganzúa de alambre. || 8. Uno de los cuatro palos de la baraja española, en cuyos naipes se representan una o varias espadas. || ~ blanca. f. La ordinaria, de corte y punta. || ~ de Damocles. f. Amenaza persistente de un peligro. || ~ de dos filos. f. Procedimiento, medio, argumento, etc., que, al ser empleado, puede dar un resultado contrario al que se persigue, o que produce a la vez dos efectos contrarios. || ~ de esgrima. f. espada negra. || ~ de marca. f. Aquella cuya hoja tiene cinco cuartas. || ~ negra. f. En el juego de la esgrima, la de hierro, sin lustre ni corte, con un botón en la punta. || media ~. m. Torero que, sin ser el principal, sale también a matar toros. || 2. Persona que no es muy diestra en la profesión que ejerce. || primer ~. m. Entre toreros, el principal en esta clase. || 2. Persona sobresaliente en alguna disciplina, arte o destreza. || primera ~. f. primer espada. || asentar la ~. fr. Esgr. Dejar el juego y poner la espada en el suelo. || ceñir ~. fr. Traerla al cinto. || 2. Profesar la milicia. || ceñir a alguien la ~. fr. Ponérsela por primera vez al armarlo caballero. || con la ~ desnuda. loc. adv. Resueltamente, por todos los medios. || desceñirse la ~. fr. Quitársela de la cinta. || desguarnecer la ~. fr. Esgr. Quitar o hacer perder a alguien la pieza que sirve de defensa a la mano, que comúnmente se llama guarnición. || desnudar la ~. fr. Desenvainarla. || entrar con ~ en mano. fr. Empezar con violencia y rigor algo. || entre la ~ y la pared. loc. adv. coloq. En trance de tener que decidirse por una cosa o por otra, sin escapatoria ni medio alguno de eludir el conflicto. Poner, estar, hallarse entre la espada y la pared. || ~ en cinta. loc. adv. Con la espada ceñida. || la ~ de Bernardo, o la ~ de Bernardo, que ni pincha ni corta. exprs. coloqs. U. para calificar de inservible o de inútil a alguien o algo. || librar la ~. fr. Esgr. No consentir el atajo del contrario, sino sacar la espada de debajo para tenerla libre. || llevar por la ~. fr. ant. pasar a cuchillo. || medir la ~ con alguien. fr. Esgrimir con él la espada blanca o negra. || meter a ~. fr. ant. pasar a cuchillo. || meter a alguien la ~ hasta la guarnición. fr. Apretarle, estrecharle con razones o causarle un vivo sentimiento. || pasar a ~. fr. ant. pasar a cuchillo. || presentar la ~. fr. Esgr. Ponerla recta, oponiéndose al contrario. || 2. Mil. Hacer con esta arma el saludo militar al rey o a la bandera. || quedarse alguien a ~s. fr. coloq. Llegar a no tener nada, o perder al juego todo lo que tenía. || 2. coloq. Quedarse en blanco. || rendir la ~ un oficial. fr. Mil. Entregarse prisionero, dando en señal su espada al jefe de la tropa enemiga. || sacar la ~ por alguien o algo. fr. Salir a la defensa de alguien o interesarse en el buen éxito de un asunto. || salir alguien con su media ~. fr. Entremeterse en la conversación, interrumpiéndola con cosas impertinentes o disparatadas. || ser alguien buena ~. fr. Ser diestro en polémicas o lides literarias. || tender alguien la ~. fr. Esgr. Presentarla rectamente al adversario. || tirar alguien de la ~. fr. Desenvainarla para reñir. □ V. comedia de capa y ~, consejero de capa y ~, danza de ~s, excéntrico de la ~, hombre de capa y ~, ministro de capa y ~, pez ~, plaza de capa y ~.



PRISMA GEOMÉTRICO





Prisma, poliedro limitado por dos polígonos iguales, llamados bases, situados en planos paralelos, y por varios paralelogramos, llamados caras laterales.
Se llama altura del prisma a la distancia entre los planos en que se sitúan sus bases.
Un prisma se llama triangular, cuadrangular, pentagonal… según que sus bases sean triángulos, cuadriláteros, pentágonos…
Un prisma recto es el que tiene sus caras laterales perpendiculares a las bases:
En el prisma recto, las caras laterales son todas ellas rectángulos. Si sus bases son polígonos regulares, el prisma se llama regular.
Un prisma oblicuo es el que tiene sus aristas laterales oblicuas a los planos de las bases.
Los prismas cuyas bases son paralelogramos se llaman paralelepípedos. En un paralelepípedo, sus seis caras son paralelogramos.
Se llama área lateral de un prisma al área de todas sus caras laterales. El área lateral de un prisma recto es: Alat = perímetro de la base · altura
El área total es la suma del área lateral con las áreas de las bases: Atot = área lateral + 2 · área de la base
El volumen de un prisma cualquiera es igual al área de la base por la altura: V = área de la base · altura
Cada uno de los dos cuerpos geométricos que se obtienen al partir un prisma por un plano que corta a todas sus aristas laterales se llama tronco de prisma.



Principio de Cavalieri






Principio de Cavalieri, propiedad geométrica que permite obtener el volumen de una figura a partir de otra.
Si dos cuerpos geométricos están situados entre dos planos paralelos y cumplen la condición de que cualquier otro plano paralelo a los anteriores los corta en sendas figuras planas con la misma área, entonces sus volúmenes coinciden.



El Urbanismo




El invento del Urbanismo

Urbanismo, desarrollo unificado de las ciudades y de sus alrededores. Durante la mayor parte de su historia el urbanismo se centró, sobre todo, en la regulación del uso de la tierra y en la disposición física de las estructuras urbanas en función de los criterios estipulados por la arquitectura, la ingeniería y el desarrollo territorial. A mediados del siglo XX el concepto se amplió, para incluir el asesoramiento general del entorno físico, económico y social de una comunidad. Entre los elementos característicos del urbanismo moderno se encuentran los siguientes: 1) planes generales que resumen los objetivos (y limitaciones) del desarrollo urbano; 2) controles de subdivisión y de división en zonas que especifican los requisitos, densidades y utilizaciones del suelo permitidos en lo que a calles, servicios públicos y otras mejoras se refiere; 3) planes para la circulación y el transporte público; 4) estrategias para la revitalización económica de áreas urbanas y rurales necesitadas; 5) estrategias para ayudar a grupos sociales menos privilegiados; y 6) directrices para la protección medioambiental y la conservación de recursos escasos.
El urbanismo se lleva a cabo tanto por iniciativa pública (estatal, provincial o municipal), como por grupos privados. Es también objeto de estudio universitario.
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HISTORIA DEL URBANISMO
Las excavaciones arqueológicas de ciudades antiguas ya revelan la existencia de alguna planificación deliberada: la disposición de las casas en formas regulares y rectangulares y la preeminente localización de los edificios cívicos y religiosos a lo largo de las vías principales.

2.1
El urbanismo en Grecia y Roma
Vista aérea del centro de Atenas
Vista aérea del centro de Atenas

La configuración simétrica y geométrica tuvo un gran papel en la planificación urbanística de las antiguas Grecia y Roma. Los urbanistas proyectaron zonas residenciales, comerciales, de diversión y religiosas separadas entre sí y las distribuyeron por toda la ciudad. Las urbes seguían un modelo rectilíneo, como el que desarrolló Hipodamo, padre del urbanismo. Muchas ciudades fueron rodeadas de altas murallas. El modelo de cuadrícula de Hipodamo se mantiene en numerosas ciudades griegas, como se observa en esta fotografía de la moderna Atenas.

La relevancia del urbanismo ya se manifestaba en las civilizaciones griega y romana. El arquitecto griego Hipódamo de Mileto planificó importantes asentamientos griegos como Priene y El Pireo. Considerado como el padre del urbanismo, defendió el diseño geométrico de las ciudades. Las ciudadelas religiosas y cívicas se orientaron de forma que proporcionaran un sentido de equilibrio estético, se trazaron calles siguiendo un sistema en cuadrícula y las viviendas se integraron en las instalaciones culturales, comerciales y defensivas.

Los romanos continuaron estos principios. Sus diseños de arcos, gimnasios, foros y templos monumentales constituyen ejemplos clásicos de urbanismo basado en una estricta observación de la geometría. Sus ciudades coloniales, planificadas como campamentos militares llamados castra en singular (castrum), estaban dispuestas formando una rejilla de calles rodeadas por murallas defensivas rectangulares o cuadradas. Tras la caída del Imperio romano, la población e importancia de las ciudades disminuyó. Entre los siglos V y XIV la Europa medieval planificó sus ciudades alrededor de castillos, iglesias y monasterios sin seguir un modelo concreto en la distribución de sus calles.

2.2
El urbanismo en el Lejano Oriente
China y su zona de influencia desarrolló una gran cultura urbana, gracias a la utilización de las ciudades como brazos administrativos del gobierno central chino. El modelo de urbanismo lo constituyó Chang'an (hoy Xi'an), capital de las dinastías Han y Tang. A finales del siglo VI contaba con una disposición cuadricular rodeada por una muralla de tierra apisonada de unos 36,7 km de circunferencia, amplias avenidas de hasta 155 m de anchura que recorrían la ciudad de norte a sur y de este a oeste, una ciudad palaciega independiente en su parte norte y zonas residenciales divididas en 108 recintos amurallados (o distritos) que quedaban cerrados tras el toque de queda. Este plan fue copiado para ciudades de muchos otros países que se encontraban bajo la influencia de China, y en especial por la capital imperial japonesa Heian (hoy Kioto), establecida en el 794. El desarrollo del comercio y el surgimiento de una economía monetaria bajo la dinastía Song potenciaron el crecimiento de las ciudades, que tendieron en su mayoría a seguir el mismo plan urbanístico. No obstante, otros países del este asiático modificaron a menudo la cierta rigidez del modelo chino.

2.3
El renacimiento y las épocas posteriores
Viena
Viena

El diseño de la ciudad renacentista se aparta con claridad de las urbes medievales. Mientras las ciudades construidas en la edad media tenían por lo general calles estrechas y curvas, las renacentistas se construyeron alrededor de amplios bulevares. Los urbanistas renacentistas utilizaron a menudo estatuas y fuentes como puntos focales por toda la ciudad, configurando una planificación radial. Esta pintura del siglo XIX, Vista de Viena, muestra algunos de los efectos del urbanismo renacentista.

La emulación del clasicismo grecorromano que se produjo durante el renacimiento reavivó el patrón clásico en los esfuerzos urbanistas. La plaza de la Basílica de San Pedro de Roma y la plaza de San Marcos de Venecia representan un ideal de grandiosidad para los lugares públicos y las estructuras cívicas. En un marcado contraste con las calles estrechas e irregulares de los asentamientos medievales, la planificación renacentista hizo hincapié en calles amplias que respondían a un patrón radial o circunferencial regular, es decir, calles que formaban círculos concéntricos en torno a un punto central, con otras calles que partían desde ese punto como si fuesen radios de una rueda. Entre otros ejemplos estarían también el diseño urbano del Plan para Londres (1666) elaborado por el arquitecto inglés Christopher Wren y las calles de Mannheim y Karlsruhe, en Alemania.
Estos diseños del urbanismo renacentista fueron los utilizados en las ciudades españolas y británicas establecidas en el Nuevo Mundo en los siglos XVI y XVII, como se puede ver en Savannah (Georgia), Williamsburg (Virginia), Ciudad de México y Lima, en Perú. Ciudad de México había quedado destruida durante la conquista, pero fue el mismo Hernán Cortés quien ordenó su reconstrucción. La llegada casi inmediata del primer virrey de Nueva España, don Antonio de Mendoza en 1535 fue crucial para el urbanismo en tierras de América. Mendoza, que había estudiado las doctrinas urbanísticas de Leon Battista Alberti, renacentista italiano, las aplicó con radicalidad, tanto en México como en Perú, a donde se trasladó en 1550.

'La ciudad ideal' renacentista, una cuadrícula abierta que, en el caso español se abría en torno a un espacio central o Plaza Mayor, fue el modelo que aplicó en los dominios hispanos, siguiendo las reglas recogidas en las 'Leyes de Indias' (1573). La labor de urbanización llevada a cabo fue inmensa, sólo comparable con la realizada con antelación por el Imperio romano.

En sus inicios, el urbanismo estadounidense reflejó también la preferencia por las avenidas y edificios públicos grandiosos. Un ejemplo significativo sería, en 1791, el diseño del Distrito de Columbia por el ingeniero francoestadounidense Pierre Charles L'Enfant. Su plan establecía una red de amplias calles que convergían en importantes parques, paseos y otros espacios al aire libre, y en estructuras públicas como el Capitolio y la Casa Blanca. Sin embargo, la mayor urbe del mundo al final del siglo XVIII, Edo (hoy Tokio), en Japón, que contaba con más de un millón de habitantes, prescindía de la planificación geométrica, en favor de una forma orgánica en espiral.
Los ideales de grandiosidad pública y de calles radiales y circunferenciales se extendieron hasta el siglo XIX, tal y como se puede ver en el plan seguido para la reconstrucción de París (1850-1874) por el administrador francés Barón Georges Eugène Haussmann. Durante este siglo, en plena Revolución industrial, los pocos modelos que fueron introducidos dejaron con frecuencia de lado las consideraciones físicas y estéticas. A finales del siglo XIX, el crecimiento descontrolado de las grandes ciudades desembocó en un grave problema de superpoblación y en una multitud de problemas derivados. La reacción ante estas condiciones sentó las bases de una nueva era dentro del urbanismo.

2.4
El urbanismo en el siglo XX
Las naciones anglosajonas respondieron de forma similar a la necesidad de mejorar las condiciones de vida de las ciudades. Empezaron por regular las condiciones sanitarias y la densidad de las casas de vecindad. Surgió entonces un movimiento a favor de una postura más global y a largo plazo, y de un proceso de urbanismo que examinara y controlara las muchas fuerzas que afectan a las ciudades modernas.
A principios del siglo XX se tomaron importantes medidas para formalizar leyes que siguieron principios urbanísticos. En 1909 Gran Bretaña aprobó una Ley de Urbanismo que autorizaba a las autoridades locales a preparar programas que controlaran el desarrollo urbano. También en 1909 se celebró en los Estados Unidos el Primer Congreso Nacional sobre Urbanismo, ejemplo que pronto siguieron la mayoría de países desarrollados.
Durante la depresión económica de la década de 1930 los gobiernos nacionales y regionales intervinieron de forma más enérgica en la planificación urbana. Para fomentar el desarrollo económico de las regiones más necesitadas, el Reino Unido autorizó el nombramiento de una serie de comisarios especiales con amplios poderes. Gran Bretaña, Francia, los Países Bajos, España y otros países europeos llevaron a cabo muchos e importantes proyectos de viviendas. En los Estados Unidos, el presidente Franklin Delano Roosevelt, en su programa del New Deal, estableció una Oficina de Obras Públicas para estudiar las inversiones, un Comité de Planificación Nacional para coordinar el desarrollo a largo plazo y un programa que dio como resultado tres ciudades de cinturón verde. En España, durante la II República, a partir de 1931, se alentaron planes de renovación urbanística, que transformaron el aspecto en numerosos barrios y distritos, especialmente en Madrid y Barcelona.

2.5
Tras la II Guerra Mundial
La necesaria reconstrucción física a la que se vieron sometidas las ciudades tras la II Guerra Mundial aportó un nuevo desarrollo al urbanismo. En 1947 Gran Bretaña promulgó su significativa Ley de Planificación Urbana y Provincial, que dejaba todas las cuestiones relativas al desarrollo bajo control regional y fomentaba la construcción de nuevas ciudades. La fundación de nuevas comunidades había tenido en Gran Bretaña como pionero al urbanista británico sir Ebenezer Howard a principios del siglo XX. Las ciudades jardín de Letchworth (1903) y Welwyn (1920), construidas según sus ideas, habían sido diseñadas como ciudades autosuficientes protegidas de la invasión urbana por cinturones verdes o zonas agrícolas. En las décadas de 1950 y 1960, la expansión de las new towns (nuevas ciudades) británicas recibió un nuevo ímpetu al convertirse en la política oficial, lo que originó la construcción de un gran número de nuevas comunidades, muchas de ellas en los alrededores de Londres.
Otros países europeos dieron también mucha importancia a la planificación urbana tras la II Guerra Mundial, llevando a cabo considerables reconstrucciones urbanas en ciudades como Rotterdam, en los Países Bajos, Hamburgo, en Alemania Occidental (hoy parte de la República Federal unificada de Alemania), y Helsinki, en Finlandia, además de otros lugares. Se construyeron también nuevas ciudades, como Tapiola (en Finlandia) y Melun Senart, en las afueras de París. A su vez, las nuevas ciudades europeas fomentaron la planificación y construcción de comunidades parecidas en otras partes del mundo, como Brasilia (en Brasil) y Ashdod, en Israel. Brasilia, la nueva capital del Brasil, fue construida por Oscar Niemeyer, que levantó los edificios públicos más representativos, siguiendo los planos del arquitecto Lucio Costa. Se inauguró en 1960 y su forma es la de un arco tendido con una flecha, un avión o pájaro. Sus alas forman el dibujo de los barrios residentes y la flecha, que va de Este a Oeste, el eje monumental. Los edificios más representativos son la Plaza de los Tres Poderes, el Palacio de la Alborada y la Catedral.

3
EL URBANISMO MODERNO
A finales de la década de 1960 la orientación del urbanismo fue más allá del aspecto físico. En su forma moderna, el urbanismo es un proceso continuo que afecta no sólo al diseño sino que cubre también temas de reglamentación social, económica y política. Como tejido de organización humana, una ciudad constituye un complejo entramado. Por una parte, exige la disposición de barrios, industrias y comercios según criterios estéticos y funcionales y en proporcionar los servicios públicos que éstos necesiten. Por otra parte, quizás más importante, debe tener presente también: 1) el origen, educación, trabajo y aspiraciones de sus residentes; 2) el funcionamiento general del sistema económico al que pertenecen, además de los cargos que ocupan en este sistema y de las recompensas que éste les proporciona; y 3) su aptitud para tomar parte en las decisiones que afectan a su vida cotidiana.
Visto desde esta perspectiva, el urbanismo requiere algo más que un minucioso especialista que sea capaz de desarrollar y aplicar un plan físico en la ciudad. Se necesitan también capacidades y actividades más generales: 1) la recogida y análisis de datos sobre la ciudad y su población; 2) el estudio de las necesidades de servicios sociales, y de la disponibilidad de éstos; 3) el desarrollo, evaluación, coordinación y administración de programas y horarios que cubran estos servicios; 4) programas de desarrollo económico y de viviendas que, además de la planificación, conllevaría la adopción de medidas financieras y la aplicación de esos programas de desarrollo, favoreciendo el establecimiento de asociaciones públicas y privadas, y de otros tipos de organización; y 5) el uso efectivo de la actividad política y de la participación ciudadana para influenciar y apoyar los programas de desarrollo.

3.1
El plan global
El documento básico de urbanismo es un plan general adoptado y mantenido con revisiones periódicas. En su expresión cotidiana el plan se traduce en una serie de documentos legales —controles de urbanismo, regulaciones de las subdivisiones, así como códigos de construcción y vivienda— que estipulan los criterios de utilización del terreno y la calidad de la construcción. El plan global responde a numerosos objetivos: aúna los análisis de las características sociales, económicas y físicas (como la distribución de la población, industria, negocios, espacios abiertos e instalaciones públicas) que dieron origen al plan; examina oportunidades y problemas especiales que presenta la ciudad y establece los objetivos del desarrollo de la comunidad; coordina el desarrollo del terreno con el transporte, el suministro de agua, las escuelas y otras instalaciones; sugiere formas de lograr estos objetivos coordinados en el transcurso del tiempo; relaciona el plan con su impacto en los ingresos y gastos públicos, y propone reglamentaciones, políticas y programas para aplicarlo. El plan global constituye la guía para realizar las decisiones diarias en materia de desarrollo en función de sus consecuencias a largo plazo.

3.2
Controles del desarrollo
Una vez adjudicado el terreno, las actividades privadas se coordinan con las instalaciones públicas por medio de ordenanzas de división zonal y reglamentaciones de subdivisiones. Una reglamentación urbanística o una ordenanza de división en zonas delimita cómo puede utilizarse el terreno, así como el tamaño, tipo y número de estructuras que pueden ser construidas en él. Todo el terreno que se encuentra dentro de una ciudad aparece dividido en distritos o zonas. En estos distritos se permiten por derecho ciertos usos del terreno y se especifican las restricciones generales en lo relativo a la altura, tamaño y uso de la construcción. Las reglamentaciones llevan a cabo las asignaciones del terreno recomendadas en el plan global. Se proporcionan emplazamientos específicos para distintos tipos de residencias, industrias y negocios, junto a cifras específicas relativas a la altura de los edificios, la ocupación del solar y la densidad estipuladas, y se especifican para cada área los usos del terreno permitidos, incluidas las condiciones especiales, como puede ser el estacionamiento fuera de la vía pública. Si se cumplen los requisitos especificados se concederá el permiso. Otras reglamentaciones proporcionan criterios generales de considerable flexibilidad en lo referente a la mezcla de usos de los edificios o al diseño de la construcción, aunque para ser aprobadas necesitan un estudio más exhaustivo.
La conversión de un vacío urbano (la construcción en un terreno no desarrollado antes) está controlada por las reglamentaciones de subdivisiones y por el examen del plan del terreno. Estas ordenanzas establecen los parámetros del desarrollo del terreno por medio de la regulación de factores como la anchura de la calle, los requisitos del alcantarillado, la circulación viaria y las dimensiones del predio. Las reglamentaciones de subdivisiones y el examen del plan permiten un desarrollo ordenado, protegen tanto a los residentes ya existentes como a los futuros inquilinos contra la construcción de nuevos edificios o distritos comerciales con un nivel de calidad insatisfactorio, y aseguran que la mayor parte de los gastos producidos por la conversión del terreno sean cubiertos por quienes se benefician de este desarrollo, o lo que es lo mismo, por el promotor y los futuros residentes.
Las normativas de construcción y vivienda rigen la calidad y seguridad de la construcción de los nuevos edificios, además de su posterior mantenimiento. En la mayoría de los casos, estas normativas especifican los materiales que se han de utilizar, su calidad mínima y los componentes de construcción con los que debe contar una estructura adecuada para la ocupación humana.

3.3
Política social, económica y medioambiental

Rehabilitación de South Street Seaport
Rehabilitación de South Street Seaport

Durante la década de 1940 las ciudades emprendieron programas de rehabilitación urbana para mejorar las condiciones de barrios que llevaban años abandonados. Arquitectos e ingenieros reconstruyeron las fachadas de los edificios, pavimentaron las calles de nuevo y estabilizaron las estructuras de los edificios. Esto se realiza a menudo sin tener en cuenta a las personas que viven allí, muchas de las cuales se ven obligadas a buscar casa en otras zonas porque los costes de las obras elevan el precio de las viviendas. Hoy los urbanistas tienen en cuenta los aspectos medioambientales y vecinales antes de ejecutar programas de rehabilitación. En las fotografías, South Street Seaport, de Nueva York, antes y después de la rehabilitación urbana.

Aunque la apariencia física y el funcionamiento de la ciudad constituyen el objeto tradicional del urbanismo, la población y los recursos económicos de la ciudad son también elementos importantes a considerar. Es por esto que el urbanismo contemporáneo, además de seguir ocupándose del diseño físico, aborda de la misma forma las muchas decisiones socioeconómicas de largo alcance que deben tomarse.
Una ciudad presenta necesidades sociales y cuenta con un determinado capital económico. El gobierno local actúa como agente comprador para muchos de los servicios que los residentes y los negocios necesitan: educación, suministro de agua, protección policial, servicio de bomberos y entretenimiento, entre otros. La calidad, carácter y eficacia de estos servicios requieren que la planificación ajuste las necesidades y los deseos con el cambio tecnológico y con los objetivos de desarrollo físico.
El urbanismo, además, debería intentar proporcionar una vivienda digna (y una mínima ayuda económica) a los habitantes que no puedan cubrir esta necesidad básica. Cuando las viviendas locales son deficientes y los recursos económicos permiten mejorarlas, el departamento de urbanismo puede inspeccionar las condiciones de las viviendas y coordinar los fondos para financiar su desarrollo y rehabilitación.
El desarrollo económico de la ciudad queda también englobado dentro del ámbito del urbanismo. Los planes de desarrollo económico se valen de una mezcla de incentivos, asistencia técnica y publicitaria para crear empleos, establecer nuevas industrias y negocios, ayudar a las empresas ya existentes a prosperar, rehabilitar lo que es salvable y dar una nueva orientación a lo que no se puede salvar. El desarrollo económico, sin embargo, debe ir más allá de la empresa y de la facilidad de llegar a los trabajadores. En un entorno tecnológico de rápida evolución, con frecuentes cambios globales en las relaciones laborales, los trabajadores cualificados necesitan nuevas capacidades y el personal no cualificado necesita algún tipo de preparación. La formación laboral constituye una parte necesaria dentro de la estrategia del desarrollo, en especial en lo que a los ciudadanos pobres y sin empleo se refiere.
La programación de las inversiones es el instrumento presupuestario que utilizan los urbanistas para fijar la construcción y financiación de las obras públicas. Proyectos como la mejora de la red viaria, la iluminación de las calles, los parkings públicos, y la compra de terreno destinado a espacios al aire libre, deben ser estudiados y clasificados en función de sus prioridades. Un programa anual establece las prioridades para los años siguientes entre los proyectos necesarios para poner en práctica el plan global y reemplazar la infraestructura obsoleta. En regiones que están experimentando un rápido periodo de crecimiento, los urbanistas se topan constantemente con instalaciones públicas inadecuadas para futuros programas de desarrollo.
En las zonas deprimidas la rehabilitación económica es una cuestión de vital importancia. Antes de que se programe cualquier inversión deben estudiarse las condiciones y viabilidad del barrio y adoptarse algunas estrategias. Algunos barrios en decadencia necesitan un vigoroso desarrollo público, otros podrían dejarse en manos del desarrollo privado.
El movimiento de renovación urbana que tuvo lugar tras la II Guerra Mundial no tomó en consideración los altibajos cíclicos de los barrios urbanos. Desde esa época hasta la década de 1960 se pensó que si una función económica como el comercio o la industria fallaba, todo lo que se necesitaba era eliminar lo existente y limpiar el terreno para una posterior utilización. En muchos casos el nuevo desarrollo nunca se produjo. Se hizo caso omiso de las múltiples fuerzas que afectan a este tipo de cambios, o bien dichas fuerzas no fueron analizadas de forma convincente. Los urbanistas de hoy entienden que una ciudad se ve afectada por fuerzas económicas regionales, interregionales, nacionales e internacionales y que la efectividad de los planes para producir la viabilidad económica de una ciudad depende del correcto análisis e interpretación de estas fuerzas. He aquí la lección aportada por las variaciones a las que los modelos económicos suburbanos, no metropolitanos e interregionales se vieron sometidos en las décadas de 1960 y 1970.
En la actualidad, los urbanistas se preocupan cada vez más de las cuestiones medioambientales. La planificación medioambiental coordina el desarrollo necesario para cumplir los objetivos de pureza fijados para el aire y el agua, la recogida de residuos, ya sean tóxicos o no, el reciclaje de recursos, la conservación de la energía, la protección de playas, montes, áreas agrícolas, bosques y zonas aluviales, y la preservación de la fauna, reservas naturales y ríos. La conservación histórica pretende que edificios y lugares importantes sigan formando parte del entorno permanente, a la vez que se vale de ellos para financiar los costes de mantenimiento.
Aunque los urbanistas puedan depender de regidores, alcaldes, administradores municipales u otros funcionarios, sus verdaderos clientes son los habitantes y empresas de la ciudad. Los planes que elaboren deben reflejar los intereses y prioridades de estos dos grupos, y los programas aplicados deben, al mismo tiempo, ayudar a la ciudad a sobrevivir y mantener la calidad de vida que estos grupos desean. Se necesita astucia política para conseguir que los funcionarios municipales y estatales perciban de forma adecuada los programas y prioridades de los barrios, y que dichos programas y prioridades tengan la posibilidad de ser llevados a cabo.
4
EL FUTURO DE LAS CIUDADES Y DEL URBANISMO
El urbanismo de las últimas décadas del siglo XX se preocupa cada vez más de establecer o ejecutar políticas de servicios públicos y de proporcionar estos servicios. Como es obvio que los recursos son limitados y que los acontecimientos globales afectan al futuro de cada comunidad, el urbanismo debe actuar dentro de un marco de planificación nacional e internacional con el fin de lograr un desarrollo sostenible por ambas partes.
Las infraestructuras económicas de muchas ciudades antiguas necesitan ser sustituidas. Las escuelas públicas y los hospitales urbanos son un reducto de las instituciones dominantes en un tiempo pasado en la ciudad. Durante medio siglo el público se sintió fascinado por las zonas limítrofes de las áreas metropolitanas. El poder de esta atracción ha sido tan fuerte que cuando las distancias al lugar de trabajo, situado en el centro urbano, se hicieron excesivas, los empresarios decidieron trasladarse a las afueras. A finales del siglo XX, sin embargo, la última generación de adultos, más joven que la mayoría de los habitantes de la ciudad, con más movilidad, a menudo sin hijos, y con una mayor libertad en sus relaciones, se ha sentido cautivada por la vida de la ciudad. Como respuesta, las ciudades están proporcionando servicios públicos y encauzando inversiones hacia una mejor calidad de vida en esas zonas que ofrecen atractivos incomparables para esta nueva población.
En este escenario, diversos grupos de ciudadanos han alcanzado una mayor sofisticación en la búsqueda de sus intereses. Están mejor informados, conocen las leyes y los procedimientos jurídicos, tienen más habilidad política y son más militantes y persistentes. Han aprendido que la planificación conlleva un orden dentro del cambio y quieren influir en ella. Por su parte, los urbanistas están intentando equilibrar las demandas de intereses enfrentados para convertirlos en un consenso comunitario dinámico que posibilite la toma de decisiones. Además, las reacciones en contra de una planificación central y a favor del desarrollo privado que se han producido a lo largo de las décadas de 1980 y 1990 han desembocado en ambiciosos experimentos con el objetivo de reducir los controles urbanísticos, a veces, con resultados desiguales.
En el futuro, el urbanismo continuará trabajando en condiciones de escasos recursos económicos para la ciudad y tendrá que seguir enfrentándose siempre con intereses paralelos de colonias y barrios, grupos de interés, empresas y residentes. La determinación y mejoras de servicios públicos adecuados plantearán serios problemas en los últimos años del siglo XX. A medida que las ciudades intenten redefinir el papel que desempeñan, se irán viendo sometidas a ajustes periódicos. Será pues labor del urbanismo minimizar el impacto que estos cambios cíclicos tengan sobre los habitantes y las empresas de la ciudad.



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