El invento de John Ford (1895-1973)




John Ford
El director de cine estadounidense de origen irlandés John Ford, autor de películas tan memorables como La diligencia (1939), El hombre tranquilo (1952), Mogambo (1953) o Centauros del desierto (1956).


John Ford (1895-1973), nombre artístico de Sean O'Feeny, director de cine estadounidense de origen irlandés, cuyo verdadero nombre era Sean Aloysius O'Fearna. Conocido para el gran público sobre todo por sus western, nació en Cabo Elizabeth, Maine, Estados Unidos, en cuya universidad estudió antes de entrar en la industria cinematográfica como chico de los recados, en 1914. Ford, que llegó a dirigir cerca de 150 películas, ha pasado ya a la historia del cine como un clásico, además de ser uno de los pioneros, como D.W.Griffith; comenzó a dirigir en 1917, en la época del cine mudo. En 1924 El caballo de hierro le consagró como uno de los grandes directores estadounidenses. Sus películas, por su realismo descomprometido, la sutileza de su análisis psicológico y el tratamiento decidido de temas controvertidos son muy valoradas tanto por los críticos como por los historiadores. Ford ganó cuatro veces el Oscar de la Academia como mejor director con El delator (1935), La uvas de la ira (1940), Qué verde era mi valle (1941), y El hombre tranquilo (1952). Durante la II Guerra Mundial (1939-1945), sirvió en la marina de los Estados Unidos y produjo el documental La batalla de Midway (1942), que rodó bajo fuego real. Otros títulos célebres son La patrulla perdida (1934), La diligencia (1939), Hombres intrépidos (1940), La ruta del tabaco (1941), Pasión de los fuertes (1946), Fort Apache (1948), Río Grande (1950), Mogambo (1953), Centauros del desierto (1956), El sargento negro (1960), El hombre que mató a Liberty Valance (1962), El gran combate (1964), y Siete mujeres (1966), su última película.
Escena de El hombre que mató a Liberty Valance
Vera Miles y James Stewart en El hombre que mató a Liberty Valance, de John Ford. Estrenada en 1962, es una de las películas que testimonian con mayor evidencia la riqueza del western, un género ya en declive en esa fecha. Así, esta cinta integra simultáneamente un relato de aventuras, una reflexión cívica, un cuento moral y un poema nostálgico en homenaje al ‘Salvaje Oeste’ que poco a poco se va viendo sometido a la civilización.


Ford: principales películas

AÑO
TÍTULO EN ESPAÑOL
TÍTULO ORIGINAL
1926
Tres hombres malos
Three Bad Men
1934
La patrulla perdida
The Lost Patrol
1935
Pasaporte a la fama
The Whole Town's Talking
1935
El delator
The Informer
1939
La diligencia
Stagecoach
1939
El joven Lincoln
Young Mr. Lincoln
1939
Corazones indomables
Drums Along The Mohawk
1940
Las uvas de la ira
The Grapes of Wrath
1941
Qué verde era mi valle
How Green Was My Valley
1946
Pasión de los fuertes
My Darling Clementine
1947
El fugitivo
The Fugitive
1948
Fort Apache
Fort Apache
1949
La legión invencible
She Wore a Yellow Ribbon
1950
Caravana de paz
Wagon Master
1950
Río Grande
Rio Grande
1952
El hombre tranquilo
The Quiet Man
1953
El sol siempre brilla en Kentucky
The Sun Shines Bright
1953
Mogambo
Mogambo
1956
Centauros del desierto
The Searchers
1957
Escrito bajo el sol
The Wings of Eagles
1958
El último hurra
The Last Hurrah
1959
Misión de audaces
The Horse Soldiers
1960
El sargento negro
Sergeant Rutledge
1962
Dos cabalgan juntos
Two Rode Together
1962
El hombre que mató a Liberty Valance
The Man who Shot Liberty Valance
1963
La taberna del irlandés
Donovan's Reef
1964
El gran combate
Cheyenne Autumn
1966
Siete mujeres
Seven Women


El invento de los Fuegos artificiales




Fuegos artificiales
Las fuegos artificiales modernos emplean perclorato, sustancias orgánicas como almidón o azúcar, productos del petróleo y trazas de metales para dar color. Aquí, una exhibición de fuegos artificiales en la ciudad de Nueva York.


Fuegos artificiales, mecanismos o materiales incendiarios que se utilizan para la transmisión de señales o como entretenimiento, y que se conocen también como pirotecnia. Este último término alude también a las técnicas implicadas en la fabricación y uso de estos materiales. Los fuegos artificiales (comúnmente llamados cohetes) contienen sustancias o mecanismos que, al encenderlos o activarlos, producen sonido, humo, movimiento, o una combinación de todo esto; por eso las señales militares y los mecanismos de humo también se consideran fuegos artificiales.
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COMPONENTES DE LOS FUEGOS ARTIFICIALES
Los componentes esenciales de la mayoría de los fuegos artificiales son una sustancia que suministra oxígeno, como el salitre (nitrato de potasio), y otras sustancias como el carbón de leña y el azufre, que reaccionan con el oxígeno produciendo calor y luz. La mezcla de nitrato de potasio, azufre y carbón de leña constituye la pólvora, empleada en pirotecnia antes de que fuera utilizada con fines militares. En el siglo XVII, las celebraciones importantes iban acompañadas de muestras elaboradas de fuegos artificiales. Poco después de 1800, el clorato de potasio (o perclorato) sustituyó parcial o totalmente al nitrato de potasio en la mezcla explosiva, y sigue siendo una parte importante de la mayoría de las mezclas en los fuegos artificiales.
En lugar de carbón de leña y azufre se suele utilizar una amplia gama de sustancias inflamables, como almidón, goma, azúcar, laca y algunos derivados del petróleo. El color se le añade incorporando compuestos de varios metales.
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TIPOS DE FUEGOS ARTIFICIALES
La mayoría de los fuegos artificiales se fabrican introduciendo la mezcla adecuada en una funda de papel. Entre los tipos de fuegos artificiales más conocidos se encuentran los utilizados principalmente para producir sonido (en algunos países se denominan petardos); las velas romanas, recipientes cilíndricos que se colocan en el suelo y despiden proyectiles o estrellas de fuego a intervalos; las ruedas giratorias y girándulas, grupos de fuegos artificiales montados en la periferia de una rueda que, al dispararse, hacen que la rueda gire; los soles o ruedas similares en las que los fuegos artificiales se disparan desde el centro de la rueda, sin producir por tanto ninguna rotación, y las pastillas, tubos enrollados en espiral que giran al encenderlos. El más elaborado y espectacular de todos los fuegos artificiales es el cohete, un proyectil a propulsión que explota en el aire produciendo varios tipos de efectos.
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SEÑALES LUMINOSAS MILITARES Y CORTINAS DE HUMO
La pirotecnia proporciona un medio excelente de transmisión de señales, especialmente de noche. La pistola Very inventada por el oficial naval estadounidense Edward Wilson Very en 1877 es parecida a una pistola ordinaria de gran calibre con cañón corto; dispara bengalas de estrellas o bolas de fuego pequeñas y coloreadas similares a las producidas por una vela romana. Una bengala Very roja significa universalmente “peligro”, y las distintas combinaciones de bengalas rojas, verdes y blancas tienen distintos significados de acuerdo con los códigos establecidos. Las señales luminosas que se disparan al aire y descienden en paracaídas se utilizan también en operaciones militares con propósitos de señalización e iluminación. Sin embargo, el humo y las cortinas de humo son la base más importante de la pirotecnia militar.
Durante el tiempo transcurrido entre la I y la II Guerra Mundial, se desarrollaron los “botes de humo”, que despedían un humo denso (por lo general para proteger las plantas contra las heladas), así como otros humos químicos que producían nubes espesas al arrojarlos al aire. Estos humos contenían productos como ácido clorosulfónico, hexacloroetano o tetracloruro de titanio, que reaccionaban con el vapor de agua del aire produciendo una nube opaca. En 1940 varios científicos estadounidenses, entre ellos Irving Langmuir, comenzaron un estudio teórico y experimental sobre el humo. Descubrieron que un humo eficaz debe consistir en partículas de un tamaño específico, y todas del mismo tamaño. También averiguaron que un humo negro o coloreado absorbe la luz, mientras que un humo blanco la dispersa, y que en muchos casos es preferible esto último para las cortinas de humo militares, porque la luz dispersada confunde al observador.
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APLICACIONES INDUSTRIALES Y DE SEGURIDAD
Los fuegos artificiales también tienen aplicaciones no militares aparte del entretenimiento. La termita, hecha de aluminio granulado, se utiliza con frecuencia en soldadura. Las señales luminosas se emplean en las carreteras para alertar a los conductores sobre las obras o las malas condiciones de las mismas; también se usan en navíos y aviones como medio de comunicación visual cuando fallan otros medios, o en las situaciones de emergencia.
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HISTORIA
El arte de combinar mezclas pirotécnicas y embalarlas es muy antiguo, y ya existía en China siglos antes de extenderse por Europa. Los chinos ya construían cohetes y explosivos para la guerra en el siglo VI, y este arte se extendió a Arabia en el siglo VII. Los árabes llamaban a los cohetes "flechas chinas". Los chinos afirman haber fabricado pólvora durante la dinastía Sung (960-1279) y en sus crónicas mencionan el uso de cohetes de guerra contra los invasores mongoles en 1279. Los historiadores coinciden por lo general en que fueron probablemente los mongoles los que introdujeron la pólvora y los cohetes chinos en Europa en torno a 1241. De 1258 datan los primeros registros autorizados de su uso en Europa.
A pesar del gran avance inicial de China, Europa la superó en el desarrollo de la pirotecnia en el siglo XIV, época en que se inventaron las armas de fuego. Los proyectiles militares y la pólvora eran fabricados por comerciantes militares que más tarde se llamaron fabricantes de fuego, y que también producían fuegos artificiales para las celebraciones de victoria o paz. Durante el renacimiento surgieron dos escuelas europeas de pirotecnia: una en Italia y otra en Nuremberg, Alemania. La escuela italiana de pirotecnia puso de relieve los fuegos artificiales elaborados, y la escuela alemana aceleró el avance científico. Ambas escuelas aportaron mucho al desarrollo posterior de la pirotecnia, y hacia la mitad del siglo XVII, los fuegos artificiales se utilizaban como entretenimiento a una escala sin precedentes en Europa, haciéndose populares incluso en lugares de reunión y jardines públicos. En España, desde el siglo XIV e impulsada por los árabes, hay gran tradición en el uso de los fuegos artificiales, sobre todo en regiones de la costa mediterránea no faltan en ningún festejo los castillos de fuegos artificiales o la famosa traca. En las fiestas populares de la ciudad vasca de San Sebastián, se celebra desde el año 1954 un importante certamen pirotécnico internacional, en el que participan países de todo el mundo. A mitad del siglo XIX, se popularizaron los fuegos artificiales en toda América. Los daños producidos por los fuegos artificiales, especialmente a los niños, desaprobaron su uso sin restricción.


El invento del Festival Internacional de Cine de Montreal






AÑO
GRAN PREMIO DE LAS AMÉRICAS
1978
Ligabue, de Salvatore Nocita.
1979
1 + 1 = 3, de Heidi Genee.
1980
The Stunt Man (Profesión: el especialista), de Richard Rush.
Fontamara, de Carlo Lizzani.
1981
The Chosen (Los elegidos del gheto), de Jeremy Paul Kagan.
1982
Brimstone and Treacle, de Richard Loncraine.
Tiempo de revancha, de Adolfo Aristarain.
1983
Mikan no taikyoku, de Junya Sato y Duan Jishun.
1984
El Norte, de Gregory Nava.
1985
Padre nuestro, de Francisco Regueiro.
1986
37º2 le matin (Betty Blue), de Jean-Jacques Beineix.
1987
Kenny, de Claude Gagnon.
1988
La lectrice (La lectora), de Michel Deville.
1989
S.E.R., de Sergei Bodrov.
1990
Caídos del cielo, de Francisco Lombardi.
1991
Salmonberries, de Percy Adlon.
1992
El lado oscuro del corazón, de Eliseo Subiela.
1993
Trahir (Traidor), de Radu Mihaileanu.
1994
Once Were Warriors (Guerreros de antaño), de Lee Tamahori.
1995
Georgia, de Ulu Grosbard.
1996
Different For Girls (No todas las chicas son iguales), de Richard Spence.
1997
Bacheha-ye aseman (Children of Heaven), de Majid Majidi.
1998
The Quarry (A cielo abierto), de Marion Hänsel.
Vollmond,
de Fredi M. Murer.
1999
Rang-e khoda, de Majid Majidi.
2000
Le goût des autres, de Agnès Jaoui.
Innocence, de Paul Cox.
2001
Baran, de Majid Majidi.
Torzok, de Arpad Sopsit.
2002
Il più bel giorno della mia vita, de Cristina Comencini.
2003
Kordon, de Goran Markovic.


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