Guerra de la Independencia griega





Guerra de la Independencia griega

Guerra de la Independencia griega, conflicto mantenido entre el pueblo griego y el Imperio otomano, que se desarrolló desde 1821 hasta 1829, con las características de una revolución provocada por aquél con el objeto de conseguir su independencia.
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ORÍGENES DE LA REVOLUCIÓN GRIEGA
En 1770, ya se habían producido varias sublevaciones en el país, motivadas principalmente por el deseo de los campesinos de trabajar sus propias tierras (los griegos no tenían derecho a comprar terrenos a los propietarios turcos). Las revueltas habían sido alentadas por agentes rusos, pero éstos no habían podido facilitar ayuda a los rebeldes, por lo que los turcos (originarios del núcleo esencial que constituía el Imperio otomano, la península de Anatolia) consiguieron aplastar las rebeliones empleando tropas albanesas. A lo largo de los siguientes cincuenta años, la Revolución Francesa y la independencia estadounidense crearon un ambiente más favorable para las causas de los pueblos oprimidos, al mismo tiempo que la debilidad de los turcos había quedado demostrada por la sublevación serbia de 1804, que tardó en ser sofocada nueve años. De otro lado, los otomanos no conseguían aniquilar a las fuerzas de Alí Pasa, gobernador (pasa, pachá o bajá) de una provincia semiindependiente con capital en Ioanina, una ciudad del sur de Albania en aquella época, que, en la actualidad, pertenece a Grecia. La revuelta de Alí contra el sultán otomano Mahmud II, iniciada en 1820, brindó al pueblo griego la oportunidad de luchar por su independencia.
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INICIO DE LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA GRIEGA
Los turcos aplastaron una primera sublevación, dirigida por Alejandro Ypsilantis, patriota griego presidente en Odesa (en la actualidad, en Ucrania; en aquel entonces, parte del Imperio Ruso) de la sociedad denominada Hetairía, que había llegado a ser mariscal de campo del zar ruso Alejandro I; pero la siguiente, iniciada por Germanos, arzobispo de Patras, en el monasterio de Aghia Lavra (situado en el Peloponeso) el 25 de marzo de 1821, no tardó en triunfar. Los turcos respondieron a esta insurrección ahorcando al patriarca de Constantinopla, Georgios, y aplastaron a los rebeldes en Tesalia, Macedonia y el monte Athos; no obstante, los griegos contaban con la ventaja de su superioridad naval, por lo que la rebelión continuó, aunque con graves conflictos dentro de sus propias filas. En 1822, ya existían dos gobiernos griegos, uno en el continente y otro en la isla de Hidra; de forma que, en 1824, los rebeldes luchaban entre sí, además de combatir a los turcos.
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NAVARINO Y EL FINAL DEL CONFLICTO
Batalla de Navarino
En 1827, el marinero y pintor francés Louis Ganeray fue enviado a Grecia para realizar este cuadro conmemorativo de la batalla de Navarino. En su parte izquierda puede distinguirse el semicírculo formado por las flotas otomana y egipcia, atacadas por los barcos ingleses, franceses y rusos. La ciudad que aparece a la derecha, en la línea de costa opuesta, es Navarino (la actual Pilos). El resultado de este combate naval, saldado con la destrucción de las naves turco-egipcias, resultó decisivo en el curso de la guerra de la Independencia griega.

La situación cambió completamente en febrero de 1825, debido a la ayuda que Mehmet Alí proporcionó al Imperio otomano. Este poderoso pasa de Egipto envió al Peloponeso a su hijo, Ibrahim Bajá, al mando de un gran ejército. Sus fuerzas, compuestas principalmente por sudaneses, arrasaron y saquearon Grecia durante dos años, amenazando a los rebeldes con una derrota completa. Fue entonces cuando el ministro británico de Asuntos Exteriores, George Canning, indignado, entre otros motivos, por los rumores que revelaban que los prisioneros griegos estaban siendo vendidos como esclavos en El Cairo, persuadió a Rusia y Francia para que las tres potencias se unieran en un frente común y obligaran a cumplir el Tratado de Londres (6 de julio de 1827) a las partes en conflicto. En este acuerdo se proponía la proclamación de Grecia como Estado autónomo sometido a la soberanía otomana, protegido por el bloqueo naval de los tres aliados. El resultado fue la destrucción completa de las flotas de Turquía y Egipto en la bahía de Navarino, el 20 de octubre de 1827.
Los franceses enviaron tropas a Grecia, un ejército ruso marchó hacia Adrianópolis y la Armada británica se situó frente a la costa de Alejandría; sin embargo, sólo se puso fin a las hostilidades cuando Rusia y Turquía firmaron el Tratado de Adrianópolis el 14 de septiembre de 1829, por el que Turquía se comprometía a conceder la independencia total a Grecia y se ponía fin a la Guerra Turco-rusa que había tenido lugar con motivo de la revolución griega.
La victoria de los rebeldes y la consiguiente constitución de un Estado griego fue de una importancia capital, a pesar de que Creta y Tesalia quedaran bajo el poder otomano. Representó no sólo la derrota más grave que el Imperio otomano había sufrido hasta esos momentos, sino el primero de los movimientos nacionalistas que se sucedieron durante los cien años siguientes, con las consiguientes unificaciones italiana y alemana, y la concesión de la independencia a Irlanda.

Guerra de la Independencia española





Guerra de la Independencia argelina
Guerra de la Independencia española

Los fusilamientos del 3 de mayo
El levantamiento del pueblo madrileño el 2 de mayo de 1808, que produjo los fusilamientos de los sublevados ese mismo día y durante la mañana del día siguiente, marcó el inicio de la guerra de la Independencia española. Contagiadas del espíritu de resistencia alentado desde Madrid, diversas Juntas Provinciales se fueron constituyendo con el fin de dotar al país de un entorno institucional legítimo. Goya plasmó de forma dramática estos acontecimientos en su obra El 3 de mayo de 1808 en Madrid: los fusilamientos en la montaña del Príncipe Pío (1814, Museo del Prado, Madrid).

Guerra de la Independencia española, conflicto entablado en territorio español contra la invasión francesa, perteneciente a una de las fases de las conocidas como Guerras Napoleónicas, que abarcó el sexenio que media entre el 2 de mayo de 1808 y el 4 de mayo de 1814, fecha ésta en la que el rey Fernando VII retomó el gobierno absoluto. También denominada por la historiografía no hispana como guerra de España o, si se hace extensible la conflagración al caso portugués, como Guerra Peninsular, su duración transcurrió durante años no sólo de enfrentamiento bélico para expulsar a los franceses, sino también, pese a las fuertes resistencias, de profundos cambios sociales en una línea liberal burguesa.
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EL LEVANTAMIENTO
Joachim Murat
Nombrado en 1808 rey de Nápoles por su cuñado, el emperador Napoléon I Bonaparte, Joachim Murat había mandado pocos meses antes los ejércitos franceses que invadieron España. Siete años más tarde combatió infructuosamente contra el Imperio Austriaco y perdió el trono napolitano. Este retrato suyo es obra del pintor francés de la primera mitad del siglo XIX François Gérard y se encuentra en el palacio de Versalles.

Napoleón Bonaparte había pactado con el rey español Carlos IV, mediante el Tratado de Fontainebleau, firmado el 27 de octubre de 1807 —a través del valido de éste, Manuel Godoy—, la ocupación de Portugal, a fin de hacer efectivo el bloqueo comercial contra Gran Bretaña (el denominado Sistema Continental). De esta manera, las tropas francesas del emperador Napoleón I (compuestas por 24.000 hombres al mando del general Pierre-Antoine Dupont) entraron en España como aliados, pero aquél decidió enseguida controlar militarmente el país para, ante las desavenencias reales entre Carlos IV y su heredero Fernando VII, desbancar a la Casa de Borbón y sustituirla por su propia familia, concretamente por su hermano, quien pasaría a ser el rey José I.
Para asegurarse la menor resistencia posible, Napoleón, mediante la argucia de actuar de árbitro entre padre e hijo, consiguió que ambos se trasladasen hasta la ciudad de Bayona, situada en el suroeste francés. El objeto era paralizar al Estado español. Ambos tuvieron que abdicar a favor de Napoleón entre el 5 y el 6 de mayo de 1808. Para completar el descabezamiento se pretendía trasladar a toda la familia real hacia el cautiverio, incluido el infante don Antonio, que había quedado al frente de una Junta de Gobierno.
Cadáveres de Daoíz y Velarde
Dos de los principales héroes madrileños de la resistencia antifrancesa durante el 2 de mayo de 1808 fueron los capitanes Luis Daoíz y Pedro Velarde. En esta pintura de José Nin y Tudó (Museo Municipal de Madrid) aparecen los cadáveres de ambos en la cripta de San Martín.

El levantamiento contra los franceses tuvo lugar de forma espontánea en Madrid en la mañana del 2 de mayo. España estaba sin gobierno y buena parte ocupada militarmente. De las viejas autoridades únicamente se podía contar con los capitanes generales de Zaragoza, José de Rebolledo Palafox, y de Valladolid, Gregorio García de la Cuesta. El pueblo recuperó la soberanía: por todas partes surgían juntas provinciales, las cuales crearon a su vez una Junta Central (25 de septiembre de 1808). Entre mayo y junio toda España se había levantado en armas.
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FASES DE LA GUERRA
Batalla de Bailén
La victoria lograda por el general español Francisco Javier Castaños sobre el francés Pierre-Antoine Dupont en la estratégica localidad de Bailén permitió a los ejércitos españoles abrirse camino hacia Madrid, de donde hubo de salir el hermano de Napoleón I, José Bonaparte, quien había sido coronado rey de España por los invasores.

En cuanto a los efectivos iniciales, los franceses contaban con unos 100.000 hombres que ocupaban buena parte de la mitad norte de España, salvo Asturias y Galicia. El Ejército español disponía de unos efectivos similares, aunque con un material obsoleto.
El duque de Wellington
El duque de Wellington fue un general británico célebre por su victoria sobre Napoleón en la batalla de Waterloo en 1815. También ayudó a la causa española en la guerra de la Independencia contra las fuerzas napoleónicas. Además de militar, fue dirigente del Partido Tory en el Parlamento británico.

Desde junio hasta octubre de 1808 tuvo lugar la primera fase de la contienda, cuyo hecho de armas más relevante fue la inesperada victoria española en Bailén por parte de Francisco Javier Castaños (19 de julio).
Sir John Moore
El británico John Moore recibió el mando de 10.000 hombres que debían servir como refuerzos para el ejército que desde 1808 combatía en la península Ibérica en los primeros momentos de la Guerra de la Independencia española. En octubre de ese año, recibió la orden de apoyar a los españoles en su lucha contra los franceses; Moore avanzó hacia Valladolid desde Lisboa. Tras capitular Madrid, tuvo que retirarse ante la amenaza de las fuerzas napoleónicas. El ejército de Moore, compuesto por 20.000 hombres, recorrió más de 300 km atravesando montañas y soportando la nieve y la lluvia hasta detenerse en La Coruña para proteger el embarque. Las tropas francesas de Nicolas Jean de Dieu Soult lo atacaron el 19 de enero de 1809, pero fueron derrotadas y perdieron a más de 2.000 hombres. Sin embargo, Moore, herido de metralla, falleció en el transcurso de la batalla. Su heroica muerte inspiró el famoso poema de Charles Wolfe (1791-1823): "Le enterramos en secreto en plena noche, con nuestras bayonetas mirando al suelo".

Napoleón, sorprendido por la derrota que echaba por tierra el mito de su imbatibilidad, decidió emplearse a fondo. Vino personalmente a España al frente de un impresionante Ejército de 150.000 hombres. Daban comienzo las campañas de 1809, con suerte adversa para las tropas españolas y sus aliadas luso-británicas. En este contexto surgió la guerra de guerrillas, invención española a fin de hostigar continuamente y a través de los medios más diversos a los franceses. El resultado fue que buena parte del Ejército francés tuvo que realizar asimismo labores de policía. Era la guerra total que provocó una sofisticada guerra de nervios.
Nicolas Soult
Nicolas Jean de Dieu Soult fue uno de los más destacados militares franceses durante las Guerras Napoleónicas. Combatió en numerosas batallas al frente de los ejércitos de Napoleón I, al lado del cual también estuvo durante el periodo de los Cien Días. Aunque tras la batalla de Waterloo sufrió destierro, posteriormente fue rehabilitado y ejerció diversos cargos diplomáticos y gubernamentales en los regímenes posteriores.

En 1810, los franceses llevaron a cabo un redoblado esfuerzo para acabar con la contienda española. Las fuerzas desplazadas se aproximaron a los 270.000 hombres. Sin embargo, cosecharon un doble fracaso: no pudieron tomar Cádiz (sede de las Cortes) ni tampoco Lisboa, la capital portuguesa.
Durante 1811 y 1812 tuvo lugar una guerra de desgaste. El papel de la guerrilla fue decisivo. Además, Napoleón se vio obligado a sacar tropas de España para el frente ruso. De todas formas, aún permanecían en territorio peninsular unos 200.000 hombres. Fue el momento en que el general británico Arthur Colley Wellesley, más tarde duque de Wellington, consiguió los primeros éxitos: Salamanca y Arapiles (junio-julio de 1812). José I se vio obligado a abandonar Madrid y trasladar la corte a Valencia. Andalucía quedaba definitivamente liberada.
La última fase comprendió los años 1813 y 1814. Los franceses conservaban un Ejército de 100.000 hombres. Los españoles contaban con 130.000 más los 70.000 de los ejércitos anglo-portugueses mandados por Wellington. En la primavera de 1813, José I fijó la corte en Valladolid. Pronto tuvo que retirarse ante el Ejército aliado que avanzaba por el valle del Duero. Los franceses fueron derrotados en Vitoria (junio), Pamplona (agosto), San Marcial y San Sebastián (septiembre). Las tropas aliadas anglo-españolas consiguieron penetrar en territorio francés, llegando a Tarbes y Toulouse en marzo y abril de 1814.
Fernando VII ya había sido liberado por Napoleón tras la firma del Tratado de Valençay (11 de diciembre de 1813). El Rey cruzó la frontera el 24 de marzo de 1814. El 11 de abril se firmó el armisticio con el jefe de las tropas francesas en la península Ibérica, Nicolas Jean de Dieu Soult, lo que puso fin a una dura guerra de casi seis años, si bien ésta puede darse definitivamente por acabada cuando, semanas más tarde, Fernando VII volvió a asumir el gobierno tras su regreso al trono.
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GUERRA Y REVOLUCIÓN
Las Cortes de Cádiz
Las reuniones de las Cortes establecidas en la ciudad española de Cádiz tras la invasión napoleónica de la península Ibérica culminaron con la redacción, aprobación y promulgación de la primera Constitución de la historia de España. Esta pintura, La promulgación de la Constitución de 1812, obra de Salvador Viniegra que actualmente se encuentra en el Museo Histórico Municipal de Cádiz, ilustra el momento en que tuvo lugar tal acontecimiento.

Al mismo tiempo que se estaba llevando a cabo una guerra de independencia, tenía lugar una soterrada revolución liberal. Los cambios protagonizados tanto por la Junta Central (desde el 25 de septiembre de 1808 hasta el 29 de enero de 1810), las Regencias (del 29 de enero de 1810 al 4 de mayo de 1814) y, sobre todo, por las Cortes de Cádiz fueron decisivos.
Se llevó a cabo una profunda reforma política (de entre cuya legislación cabe destacar el origen del constitucionalismo español, es decir, la Constitución de 1812, y toda otra serie de leyes, como la de Libertad de prensa de 1810), el desmantelamiento de la sociedad estamental (reforma de la Iglesia, reforma militar, abolición del régimen señorial, libertad industrial y comercial) y muchas otras medidas de signo liberal.
Por otra parte, el país quedó materialmente destrozado y la sociedad desvertebrada, pero aún con gran presencia de las fuerzas estamentales (como da prueba el denominado Manifiesto de los Persas) que pronto, con el regreso de Fernando VII (4 de mayo de 1814), recondujeron la situación hacia los viejos moldes, volviendo a un más férreo absolutismo.

Guerra de la Independencia argelina





El invento de las guerras
Guerra de la Independencia argelina
Ahmed Ben Bella
Uno de los nueve fundadores del Frente de Liberación Nacional (FLN) de Argelia fue Ahmed Ben Bella. En 1962, ocho años después, se convirtió en jefe del gobierno de la nueva nación independiente y en 1963 en presidente de la República. Resultó derrocado en 1965 por un golpe de Estado encabezado por su ministro de Defensa, Huari Bumedián, y permaneció en prisión hasta 1979.

Guerra de la Independencia argelina, conflicto bélico que enfrentó a los nacionalistas argelinos contra las autoridades coloniales francesas desde 1954 hasta 1962 y que concluyó con el acceso de Argelia a la independencia. Fue la más larga y dolorosa guerra colonial a la que se ha enfrentado Francia, llegando a amenazar la estabilidad de las propias instituciones republicanas francesas. Los argelinos insurgentes organizaron una guerrilla urbana y rural que, coordinada por el Frente de Liberación Nacional (FLN), logró derrotar a las tropas francesas.
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ORÍGENES DEL CONFLICTO

2.1
Particularidades de la Argelia francesa
La Argelia francesa poseía un estatuto particular: era la única de las colonias establecidas en el siglo XIX que elegía diputados en sus tres departamentos y era gestionada por las mismas instituciones de la metrópoli. Sin embargo, sólo el millón y medio de pieds-noirs (en español, ‘piés negros’; nombre por el que eran conocidos los ciudadanos de origen francés que vivían en Argelia), que llevaban establecidos durante generaciones en el territorio, podían hacer uso de los derechos constitucionales. Eran asimismo los principales terratenientes y ocupaban los más destacados cargos públicos.
De ese modo, la presencia francesa en Argelia no se reducía a unos pocos colonos que vivían concentrados en las principales ciudades o en las grandes explotaciones agrícolas. Muy al contrario, los pieds-noirs se sentían profundamente unidos a Argelia y no eran capaces de entender las causas de la agudización de las reivindicaciones nacionalistas de los grupos árabes y bereberes que, en razón de una fuerte explosión demográfica, se encontraban en una situación de pauperización creciente.
2.2
Afirmación de las reivindicaciones nacionalistas
En la década de 1930 aparecieron tres grandes tendencias entre los árabes y bereberes de Argelia: la primera defendía la idea de una patria argelina musulmana; la segunda se decantaba por la tesis de la independencia y la revolución social; mientras la tercera, la de la elite musulmana, apoyaba una asimilación total de los argelinos y su derecho a obtener la ciudadanía francesa. Esa última tendencia desapareció después de la derrota francesa de 1940 ante las tropas alemanas, al inicio de la II Guerra Mundial, y más aún a raíz del desembarco aliado en el norte de África, en 1942, y fue rechazada categóricamente por Farhat Abbas, hasta entonces uno de sus más convencidos defensores, que publicó, en febrero de 1943, el Manifiesto del pueblo argelino, calificando la asimilación de “maquinaria peligrosa al servicio de la colonización”.
El gobierno provisional del general Charles de Gaulle, formado en torno a la llamada Francia Libre, con sede en Argel, otorgó la ciudadanía francesa a decenas de miles de musulmanes el 12 de diciembre de 1943 y prometió reformas. Sin embargo, nada podía impedir ya que por el país norteafricano se extendiera la idea de que había que sustraer Argelia a la soberanía francesa. La participación ejemplar de tropas argelinas en la liberación de Francia de la ocupación alemana llevó al general De Gaulle a anunciar en 1944 la posibilidad de acordar una autonomía nueva para Argelia, suscitando una esperanza, pronto frustrada, en los medios independentistas.
2.3
Revueltas de Sétif y radicalización independentista
Las celebraciones de la victoria aliada tras la derrota de las potencias del Eje en mayo de 1945 se convirtieron en una revuelta popular en Sétif y en Guelma. Más de un centenar de colonos europeos fueron asesinados. Francia respondió entonces con una represión sangrienta, que provocó la muerte de varios miles de musulmanes y radicalizó la postura de numerosos nacionalistas argelinos, llevándoles a pedir la independencia.
Por su parte, el gobierno francés ordenó la disolución de los partidos de tendencia nacionalista, aunque en 1946 concedió una amnistía. Varios movimientos nacionalistas reaparecieron a partir de entonces, y Farhat Abbas fundó la Unión Democrática del Manifiesto Argelino (UDMA), en tanto que Ahmed Messali Hadj se puso al frente del Movimiento por el Triunfo de las Libertades Democráticas (MTLD), que amparaba a la llamada Organización Secreta (OS), tendencia radical del independentismo, representada por Ahmed Ben Bella.
En septiembre de 1947, el gobierno francés otorgó un nuevo estatuto para Argelia, la cual, aunque dotada de una Asamblea, seguía dependiendo totalmente de la metrópoli. La Asamblea estaba compuesta por dos cuerpos electorales, en cuyo seno franceses y argelinos poseían el mismo número de representantes. Los radicales del MTLD, resueltos a llegar hasta el conflicto armado, adquirieron una notable importancia en los años siguientes y terminaron por crear el Comité Revolucionario de Unidad y de Acción (CRUA), en la primavera de 1954. Durante una reunión secreta celebrada en Argel, en octubre de 1954, los miembros de ese comité se pronunciaron en favor del desencadenamiento inmediato de la insurrección armada.
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PRIMERAS FASES DE LA GUERRA

3.1
Del terrorismo a la guerra
Los diversos movimientos nacionalistas argelinos se agruparon en su mayoría bajo el estandarte del Frente de Liberación Nacional (FLN), fundado en noviembre de 1954 en la ciudad egipcia de El Cairo por Ahmed Ben Bella para coordinar la acción armada sobre territorio argelino. Con ese fin, bajo el mando del FLN, el país quedó dividido en seis zonas o vilayatos, cada una dirigida por un coronel. Las acciones de la guerrilla, dirigidas por Messali Hadj, dieron comienzo el 1 de noviembre de 1954 en la zona montañosa de Aurès y se extendió tanto a las ciudades como al campo. Sus objetivos inmediatos fueron las redes de comunicación, los edificios públicos, el Ejército francés y los funcionarios argelinos que trabajan para la metrópoli.
El gobierno francés, presidido por Pierre Mendès-France, cuyo ministro del Interior era François Mitterrand, apostó inicialmente por una política de firmeza y aumentó las fuerzas de seguridad en toda Argelia, llamando a sus tropas a una misión de “pacificación” y de “mantenimiento del orden”. No obstante, las represalias contra las ciudades argelinas, perpetradas tanto por los regimientos de paracaidistas franceses como por los propios colonos, fueron por lo general indiscriminadas. El FLN respondió creando un clima de terror para forzar la unión de los argelinos. Jacques Soustelle, nuevo gobernador general desde enero de 1955, fue enviado para negociar reformas con los moderados argelinos.
El 20 de agosto de 1955, insurgentes del vilayato II, en la región de Constantina, dieron muerte a 123 colonos (incluyendo mujeres y niños) en un suburbio de la ciudad de Philippeville (actual Skikda). En respuesta a esas masacres, los franceses asesinaron a cerca de 12.000 argelinos en la región del vilayato II. Los reformistas argelinos y el propio Jacques Soustelle, aliado con la causa de los partidarios de la Argelia francesa, renunciaron entonces a las negociaciones. En abril de 1955 se proclamó el estado de emergencia.
A finales de 1955, los efectivos de las fuerzas francesas estacionadas en Argelia aumentaron, ya que fueron reforzados después de la retirada francesa de Indochina (tras la firma de los Acuerdos de Ginebra, en julio de 1954), así como por la llamada de reservistas, hasta alcanzar los 400.000 hombres. La situación adquirió desde entonces el carácter de una verdadera guerra: por primera vez desde 1944 los soldados conscriptos fueron llamados a participar en un combate.
3.2
El Congreso de Soummam y la batalla de Argel
El FLN buscó pronto apoyos internacionales y utilizó los territorios de Marruecos y Tunicia, que acababan de lograr su propia independencia en 1956, como bases para sus ataques contra las posiciones francesas. No obstante, su rápido despliegue hizo que la coordinación de las ofensivas resultara difícil. El 20 de agosto de 1956 un congreso secreto de 20 dirigentes del FLN se reunió en el valle del Soummam (en la región montañosa de Kabilia). En él se decidió reorganizar las tropas independentistas y crear un Ejército de Liberación Nacional (ELN), dotado de un Estado Mayor único, que fue confiado a Belkacem Krim.
En septiembre de 1956 el ELN intensificó la actividad guerrillera en las zonas urbanas y en la propia ciudad de Argel: hizo explotar bombas en los cafés y en otros lugares públicos, aumentando en gran medida el número de víctimas francesas civiles. Ante la multiplicación de los atentados, el general Jacques Massu solicitó que se le confiaran la totalidad de los poderes policiales en Argel: comenzó así la que dio en llamarse batalla de Argel.
Las autoridades francesas detuvieron y torturaron a un gran número de sospechosos, algunos de los cuales murieron durante los interrogatorios, lo que llevó a que Francia fuera acusada de esos hechos ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU). El 22 de octubre de 1956 las autoridades francesas desviaron hacia Argel un avión marroquí interceptado al norte del país y los cinco dirigentes nacionalistas que se encontraban a bordo, entre ellos Ben Bella, fueron detenidos y encarcelados hasta el final del conflicto. El gobierno francés estaba persuadido de que los nacionalistas argelinos eran apoyados por el presidente egipcio Gamal Abdel Nasser, quien, el 26 de julio de 1956, acababa de nacionalizar el canal de Suez. Las tropas francesas, ayudadas por británicos e israelíes, llevaron a cabo una expedición al territorio del canal que agudizó la llamada crisis del canal de Suez.
En Argelia las tropas de paracaidistas del general Massu lograron poner fin a la batalla de Argel en el verano de 1957. Los principales dirigentes del FLN se refugiaron en Tunicia, al tiempo que los franceses establecían la llamada Línea Morice, con la que cerraban la frontera argelino-tunecina en septiembre de 1957 por medio de barreras electrificadas protegidas por la artillería que aislaron a las fuerzas del ELN en el interior del país vecino.
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DE LA GUERRA “SIN NOMBRE” A LOS ACUERDOS DE EVIAN

4.1
1958: el año del cambio
El 6 de febrero de 1956, el primer ministro francés, Guy Mollet, se trasladó a Argel, donde recibió una acogida hostil por parte de los defensores de una Argelia francesa. El socialista Robert Lacoste fue nombrado ministro residente en Argelia, y Francia continuó con su política de represión, a pesar de la desaprobación de la comunidad internacional. La resistencia del ELN continuó en todo el país, agotando la paciencia de la opinión pública metropolitana, que veía cómo millares de reclutas eran enviados a combatir. El campo de los partidarios de la independencia se reforzaba poco a poco.
Los partidarios de la Argelia francesa, por su parte, radicalizaron sus posturas: el 13 de mayo de 1958 los colonos franceses y ciertos jefes militares, temiendo que las autoridades metropolitanas abrieran negociaciones con el FLN, organizaron un golpe de Estado contra el gobierno francés y crearon en suelo argelino un Comité de Salud Pública, dirigido por el general Massu.
Entre tanto, en Francia todos los acontecimientos relacionados con Argelia tuvieron graves consecuencias, tanto en el plano económico, como sobre todo en el plano moral, con una opinión pública muy dividida: algunos denunciaban los métodos empleados (tortura y ejecuciones sumarias); otros, por contra, se aproximaban a corrientes de extrema derecha y consideraban que Argelia debía seguir siendo francesa. Esa situación tensa desembocó en la llamada crisis del 13 de mayo de 1958, que supuso la caída de la IV República y que el general De Gaulle fuera llamado por el presidente René Coty para formar un nuevo gobierno que fuera capaz de resolver la crisis y evitar la guerra civil. De Gaulle fue investido primer ministro por la Asamblea Nacional el 1 de junio de ese año.
En 1959, el propio De Gaulle llegó al convencimiento de que una solución militar era inviable, e incluso habló de los “derechos de los argelinos a la autodeterminación”. Al año siguiente inició las primeras negociaciones con el gobierno provisional de la República de Argelia, creado años antes por el FLN.
4.2
1960-1962: de la crisis política a los Acuerdos de Evian
De otro lado, entre los dirigentes del FLN habían empezado a aparecer divisiones: algunos, como Farhat Abbas, estaban dispuestos a aceptar las negociaciones propuestas por De Gaulle, quien el 23 de octubre de 1958 se refirió a los posibles pactos como la “paz de los valientes” y otorgó un nuevo estatuto de autonomía limitada para Argelia. En París se desarrollaban unas negociaciones infructuosas, seguidas de manifestaciones y de barricadas instaladas en Argel entre el 24 de enero y el 2 de febrero de 1960, que obligaron a De Gaulle a afirmar claramente, en noviembre de ese último año, su intención de emancipar Argelia.
Pero ciertos militares franceses no toleraron esa política de apertura. El 21 de abril de 1961, los generales Edmond Jouhaud, Raoul Salan, André Zeller y Maurice Challe trataron sin éxito de dar un segundo golpe de Estado, el denominado golpe de los generales. El general Salan, determinado a que Argelia permaneciera bajo dominación francesa, entró en la clandestinidad y fundó la Organización Ejército Secreto (OAS) para continuar la lucha, multiplicando los atentados indiscriminados sobre territorio argelino y francés. El terrorismo de la OAS, aplicado tanto en Argelia como en la metrópoli, animó a los defensores de la independencia argelina a acentuar su presión.
El 8 de enero de 1961, un primer referéndum acordó el principio de autodeterminación para Argelia. En contra de la opinión mayoritaria de los franceses de Argelia y pese a las disensiones internas en el FLN, a finales de 1961, en la localidad francesa de Evian se desarrollaban las negociaciones entre los franceses y los argelinos, iniciadas en mayo. En medio de la presión política creciente ligada a los acciones sangrientas del OAS y al drama del metro de Charonne, en el que nueve personas que se manifestaban contra el OAS fueron asesinadas en París (7 de febrero de 1962), los Acuerdos de Evian acabaron por ser firmados por De Gaulle y el gobierno provisional de la República de Argelia, el 18 de marzo de 1962.
Los Acuerdos de Evian establecieron el reconocimiento francés de la soberanía argelina y condujeron a un alto el fuego. Fueron ratificados en la metrópoli por medio de un referéndum celebrado el 8 de abril de 1962. En territorio argelino, el referéndum organizado el 1 de julio de ese año supuso que una mayoría aplastante de argelinos votara a favor de la independencia. Dos días más tarde, Francia reconoció oficialmente la independencia de su antigua colonia, cuyo gobierno pasó a estar encabezado por Ahmed Ben Bella, quien sería elevado a la presidencia de la República el 15 de septiembre de 1963.
Según las estimaciones, la guerra de Argelia (como pasó a ser denominado el conflicto por la historiografía y la opinión pública francesa) causó cerca de un millón de muertos. Más de 1,5 millones de franceses que habitaban en Argelia, temiendo sufrir represalias por parte del nuevo Estado argelino, emprendieron el éxodo a la metrópoli en unas condiciones difíciles. Por otro lado, los argelinos que durante la guerra habían sido favorables a la permanencia de Argelia bajo soberanía francesa fueron víctimas de la represión.

Guerra de la Independencia estadounidense





El invento de las guerras

Guerra de la Independencia estadounidense



Soldados de la guerra de Independencia estadounidense
Estos soldados estadounidenses del siglo XVIII llevan uniformes típicos de la época. Sus armas son lanzas, sables y mosquetes con bayonetas caladas.

Guerra de la Independencia estadounidense, conflicto bélico inmerso en un proceso revolucionario que desde 1775 hasta 1783 enfrentó a las trece colonias británicas de la costa atlántica de Norteamérica —que recibirían el apoyo de Francia y España— con Gran Bretaña; su desenlace supuso la independencia de esos territorios y la consiguiente creación de un nuevo país que se denominó Estados Unidos de América. Revolución americana es otro nombre con el que la historiografía ha designado a estos acontecimientos.
2
CAUSAS DE LA GUERRA
La finalización en 1763 de la guerra de los Siete Años, que en lo referido al escenario norteamericano es conocida como Guerra Francesa e India, acabó con la expulsión de Francia tanto del subcontinente norteamericano como de la India; y en ambos casos el poder francés fue sustituido por el británico. En consecuencia, Gran Bretaña pasó a ser la primera potencia en el hemisferio occidental y la máxima potencia en el mar, lo que hizo que aumentara el volumen de su comercio marítimo. El rey británico Jorge III, que había subido al trono en 1760, contribuyó a incrementar la presencia regia en las decisiones políticas, si bien el resultado de ello fue la inestabilidad y la falta de orientación en los asuntos nacionales, en un momento en el que se estaban fraguando las condiciones que provocaron el conflicto con sus colonias americanas.
2.1
La Stamp Act
La guerra de los Siete Años puso de manifiesto a los mandatarios británicos la falta de cumplimiento por parte de los colonos norteamericanos tanto de las Actas de Navegación como de otras normas establecidas por la autoridad colonial. Durante el conflicto, los mercaderes coloniales continuaron haciendo negocios con el enemigo y comerciando mediante el contrabando, en tanto que las juntas coloniales se negaban repetidamente a proporcionar hombres y víveres a los mandos militares. La guerra dejó a Gran Bretaña con una deuda considerable y con la pesada responsabilidad de tener que administrar los territorios recién adquiridos. Creyendo que las Actas de Navegación serían estrictamente cumplidas y que los colonos, que pagaban muy pocos impuestos, serían obligados a costear una parte de los gastos de defensa del Imperio Británico, el Parlamento aprobó en marzo de 1765 la Stamp Act (Ley del Timbre), que obligaba al uso del papel sellado en todo tipo de documento público y despertó la oposición casi unánime de los colonos, quienes la consideraron una violación de sus derechos.
En los meses anteriores a noviembre de 1765, cuando la ley entró en vigor, estallaron varias revueltas en las ciudades portuarias norteamericanas organizadas por una sociedad secreta llamada Hijos de la Libertad, que impidió ejercer su oficio a los funcionarios designados por los británicos. Las juntas coloniales denunciaron la Ley del Timbre y pidieron al Parlamento que la derogara. Para reforzar su protesta formal, las colonias suspendieron la importación de mercancías británicas. En octubre de 1765, los delegados de nueve colonias se reunieron en Nueva York en el denominado Congreso de Stamp Act y solicitaron al Parlamento y al Rey que se preocupara de sus problemas. El Parlamento anuló la Stamp Act en marzo de 1766, debido a la crisis que el bloqueo colonial supuso para los comerciantes británicos.
2.2
Townshend Acts (Leyes de Townshend)
La matanza de Boston
Esta matanza fue realmente un enfrentamiento que se produjo en las calles de Boston entre una muchedumbre y un pelotón de soldados británicos, y finalizó con la muerte de cinco colonos. Este grabado fue realizado, impreso y vendido por Paul Revere, pero no ofrece una descripción fidedigna de los acontecimientos.

La anulación de la Stamp Act dejó sin resolver los problemas financieros británicos. El Parlamento no había renunciado a establecer impuestos en las colonias y, en 1767, a instancias del ministro de Hacienda, Charles Townshend, se promulgaron un conjunto de leyes que gravaron el plomo, el vidrio, el té, la pintura y el papel que los colonos norteamericanos importaban de Gran Bretaña.
Los colonos volvieron a protestar enérgicamente. Los Hijos de la Libertad organizaron manifestaciones contra los oficiales de aduana recién nombrados, los comerciantes acordaron no consumir los productos británicos sobre los que recaían los nuevos impuestos y la oposición política fue canalizada a través de la junta colonial de Massachusetts.
Los primeros enfrentamientos armados tuvieron lugar en junio de 1768, cuando ciudadanos de Boston se amotinaron por la detención del navío Liberty; y en marzo de 1770, cuando tuvo lugar la denominada matanza de Boston, en la que tropas británicas acabaron con la vida de cinco colonos de esta ciudad.
Cediendo al bloqueo colonial, el nuevo primer ministro británico, Frederick North, revocó las Leyes de Townshend en 1770 aunque conservó el impuesto sobre el té para hacer prevalecer la autoridad del Parlamento sobre las colonias. Con el fin de salvar de la bancarrota a la Compañía Británica de las Indias Orientales, el Parlamento aprobó la Ley del Té en 1773, reduciendo el impuesto sobre el té enviado a Norteamérica. Sin embargo, los colonos se negaron a comprar té británico, por considerar la Ley del Té como otra violación de su derecho a no ser gravados por una institución política en la que no contaban con representantes propios. Los comerciantes coloniales temían también que la ley permitiera a la Compañía Británica de las Indias Orientales monopolizar el comercio del té. En Filadelfia y Nueva York los colonos no permitieron que los barcos británicos descargaran té. En la denominada fiesta del té de Boston, que tuvo lugar en diciembre de 1773, un grupo de ciudadanos de esta ciudad, muchos de ellos disfrazados de indios norteamericanos, arrojaron al mar los cargamentos británicos de té.
2.3
Las Leyes Coercitivas
En represalia, el Parlamento aprobó en 1774 las Leyes Coercitivas —que los colonos llamaron Leyes Intolerables—, diseñadas para castigar a la colonia de Massachusetts y demostrar la soberanía de la metrópoli. Entre otras medidas, el puerto de Boston fue cerrado (por medio de la denominada Acta del Puerto de Boston), se alteró la balanza del poder del gobierno de la colonia en favor de la corona y se acordó que el personal británico que fuera acusado por delitos cometidos en Massachusetts sólo estuviera sujeto a la jurisdicción de los tribunales de la metrópoli. Para supervisar el cumplimiento estricto de este conjunto de leyes, el Parlamento eligió como gobernador de Massachusetts al teniente general Thomas Gage, jefe del Ejército británico en Norteamérica, lo que los colonos entendieron como una preocupante fusión de las autoridades civil y militar.
3
EL PRIMER CONGRESO CONTINENTAL
Las Leyes Coercitivas aseguraron a Massachusetts el apoyo de las demás colonias. La junta de Virginia convocó una reunión de representantes de las trece colonias para ejercer una acción conjunta contra la intrusión del poder parlamentario en los derechos coloniales. La reunión, conocida como primer Congreso Continental, tuvo lugar en Filadelfia en septiembre de 1774 y a ella asistieron representantes de las trece colonias excepto Georgia. En sus sesiones, en las que no se sugirió la independencia respecto de Gran Bretaña, sí se insistió en los derechos de las colonias, expuestos en una Declaración de Derechos y Agravios, enviada al rey Jorge III.
4
LEXINGTON Y CONCORD
Primeras bajas en Lexington
Unos 700 soldados británicos dirigidos por el general Thomas Gage partieron hacia Concord (Massachusetts) el 19 de abril de 1775 a fin de destruir los arsenales de pólvora de las milicias coloniales. Tuvieron que hacer frente a una fuerza de 70 hombres bien adiestrados en Lexington. Se desconoce qué bando comenzó a abrir fuego, pero los ocho colonos que perecieron allí fueron las primeras bajas de la guerra de la Independencia estadounidense.

El primer enfrentamiento armado de la guerra de la Independencia tuvo lugar en Massachusetts, donde las unidades británicas reunidas en Boston sumaban 3.500 hombres mientras que los colonos se habían organizado en milicias bajo la dirección de un Comité de Seguridad. En la noche del 18 al 19 de abril de 1775, Gage, siguiendo instrucciones del primer ministro británico, Frederick North, envió 700 hombres a capturar las municiones que se estaban reuniendo en la ciudad de Concord, movimiento que fue advertido y comunicado a las milicias por Paul Revere. Al amanecer del 19 de abril tuvo lugar el primer enfrentamiento bélico: la batalla de Lexington, donde resultaron muertos ocho colonos. Los británicos continuaron la marcha hacia Concord al mando del teniente coronel Francis Smith, pero hubieron de batirse en desordenada retirada a Boston tras el contraataque desplegado por las fuerzas insurgentes. Las milicias de más de 23 ciudades tomaron parte en esta operación, que supuso el alzamiento en armas de una amplia zona rural contra los británicos. La ofensiva de los colonos persiguió a los invasores hasta Boston. La ciudad estuvo bajo sitio desde el 20 de abril de 1775 hasta el 17 de marzo de 1776, momento de la evacuación británica.
5
SEGUNDO CONGRESO CONTINENTAL Y ASEDIO DE BOSTON
El segundo Congreso Continental inició sus reuniones en Filadelfia el 10 de mayo de 1775 para debatir el levantamiento de las colonias de Nueva Inglaterra contra las tropas del Rey. Los delegados designaron rápidamente al Congreso como gobierno central para las Colonias Unidas de América, adoptaron a las tropas que participaban en el asedio de Boston como Ejército Continental y por votación unánime nombraron comandante en jefe a George Washington, quien había combatido como destacado oficial de las tropas de Virginia en la Guerra Francesa e India. Washington atrajo el apoyo de los habitantes del sur a una guerra iniciada principalmente por milicianos de Nueva Inglaterra. A pesar de los preparativos para el enfrentamiento, la mayoría de los colonos norteamericanos aún confiaban en la reconciliación con Gran Bretaña. Para ello el Congreso adoptó una resolución en forma de petición, por medio de la cual reafirmó la lealtad de las colonias a Jorge III y solicitó a éste que desautorizara la política de sus ministros.
Las noticias de la batalla de Bunker Hill (en la que los británicos, a costa de numeras pérdidas humanas, lograron expulsar en junio de ese año a las milicias de los alrededores de Boston) y la mencionada resolución del Congreso Continental llegaron a Londres al mismo tiempo. Jorge III se negó a recibir la petición y el 23 de agosto declaró a Nueva Inglaterra en estado de rebelión. El Parlamento siguió el ejemplo, consideró rebeldes a todas las colonias y ordenó la captura de todos sus barcos. Cuando se conoció la magnitud de las bajas británicas en la batalla de Bunker Hill, el gobierno se dio cuenta de que se estaba enfrentando a una auténtica guerra y sustituyó a Gage por William Howe al frente de las tropas británicas en Norteamérica.
El 2 de julio de 1775, Washington asumió el mando de las fuerzas insurgentes, que oscilaban entre 13.000 y 17.000 hombres, y dedicó sus esfuerzos más inmediatos a entrenar y reorganizar sus tropas, pues no podía culminar el asedio de Boston sin artillería pesada. Esperó hasta la llegada del invierno, cuando los caminos y ríos helados permitieron a sus soldados arrastrar hasta Boston los cañones capturados por los coroneles Ethan Allen y Benedict Arnold el 10 de mayo de 1775 en el asalto del fuerte británico de Ticonderoga.
En noviembre, las fuerzas independentistas que a las órdenes del general Richard Montgomery luchaban en Canadá, tomaron Montreal, pero al mes siguiente fueron derrotadas en Quebec, donde aquél resultó muerto.
Durante el invierno de 1775 y 1776, el coronel Henry Knox, jefe de artillería de Washington, transportó 59 cañones desde Ticonderoga hasta Boston, donde Washington comenzó a ubicarlos dispuesto a tomar la ciudad. Howe evacuó las tropas británicas ante la imposibilidad de resistir el asedio y el 17 de marzo de 1776 partió hacia la ciudad canadiense de Halifax.
6
LA INVASIÓN BRITÁNICA DEL NORTE
Washington sabía que la salida de Howe de Boston no suponía el final de los intentos británicos por someter a las colonias y adivinó que el siguiente contraataque tendría como punto clave la estratégica ciudad de Nueva York.
Mientras el Congreso Continental reunido en Filadelfia empezaba a considerar la posibilidad de declarar la independencia de las colonias respecto de Gran Bretaña, Washington afrontaba en Nueva York los preparativos para resistir la que consideraba segura invasión británica. El 29 de junio de 1776, el general Howe llegó a Sandy Hook (Nueva Jersey) con una flota comandada por su hermano, el almirante Richard Howe, que contaba con un importante contingente de mercenarios alemanes.
Mientras se preparaba la batalla, se generalizó el sentimiento independentista de las colonias. El 4 de julio de 1776, el Congreso Continental adoptó la Declaración de Independencia, en la que afirmaba que las colonias 'son y por derecho deben ser estados libres e independientes'. Desde ese momento, los norteamericanos no se consideraron súbditos británicos rebeldes, sino ciudadanos de una nación soberana que repelía la invasión de una potencia extranjera.
6.1
Batallas alrededor de Nueva York
Washington había tomado posiciones en Long Island y en la isla de Manhattan esperando el movimiento de apertura de Howe, que llegó por fin en agosto de 1776, cuando tuvo lugar la batalla de Long Island. Dicho combate supuso la derrota de las tropas de Washington, que hubieron de iniciar la retirada. Tras unas pequeñas escaramuzas en Manhattan se libró el 28 de octubre la batalla de White Plains, donde las fuerzas de Howe tomaron los dos fuertes que Washington había construido para impedir que la flota británica surcara el río Hudson. Howe no persiguió a Washington, sino que se limitó a establecer varios puestos en Nueva Jersey y se quedó en sus cuarteles de invierno a la espera de que llegara la primavera, desaprovechando la ocasión de infligir una derrota completa a las tropas de aquél, que se retiraban a Pennsylvania.
6.2
Trenton y Princeton
La noche de Navidad, en medio de una cegadora tormenta, Washington cruzó con sus tropas el río Delaware y, atacando por sorpresa, derrotó el 26 de diciembre a los 1.200 hombres de Howe en Trenton, donde tomó a más de 900 prisioneros. El 3 de enero de 1777 atacó de nuevo, poniendo en fuga a tres regimientos británicos en la batalla de Princeton. Los británicos se retiraron a Nueva York, dejando al revitalizado ejército de Washington con el pleno control de Nueva Jersey.
7
LA CAMPAÑA DE 1777 Y 1778
La estrategia británica para la campaña de 1777 fue decidida por el secretario colonial George Sackville Germain, que planeaba poner fin a la rebelión antes de que acabara el año. Pensaba dividir las colonias en dos, separando Nueva Inglaterra, ya bloqueada por mar, de las colonias sureñas. Un ejército británico a las órdenes del general de división John Burgoyne desembarcaría en Canadá y avanzaría hacia el sur desde Montreal hasta Albany, en Nueva York. Otra fuerza de británicos e indios norteamericanos a las órdenes del coronel Barry Saint Leger avanzaría hacia el este desde el lago Ontario, atravesando el valle del Mohawk, para reunirse con las tropas de Burgoyne en Albany. Finalmente, Howe enviaría una fuerza desde Nueva York a través del valle del Hudson para unirse a las otras dos columnas en Albany.
7.1
Saratoga
Al frente de 7.000 hombres, Burgoyne tomó el fuerte de Ticonderoga el 6 de julio, y antes del 29 ya había alcanzado la parte alta del río Hudson, donde esperó que llegaran suministros desde Canadá. Entretanto, envió una partida de mercenarios exploradores al este, pero fueron derrotados por las milicias de Vermont y New Hampshire en la batalla de Bennington. Este combate no sólo causó muchas bajas a Burgoyne sino que sirvió para fomentar los alistamientos en las milicias. Burgoyne marchó al sur en septiembre, pero sus tropas fueron derrotadas en dos batallas libradas cerca de Saratoga contra milicianos y tropas del Ejército Continental comandadas por el general Horatio Gates.
7.2
La toma de Filadelfia por Howe
Washington en Valley Forge
El campamento del Ejército Continental asentado en Valley Forge (Pennsylvania) durante el invierno de 1777-1778 fue el lugar que más padeció los efectos de la guerra de la Independencia estadounidense. El hambre y las enfermedades agravaron la falta de refugios y de ropa adecuada para el frío. Más de 2.000 hombres murieron a causa del tifus, la disentería y la neumonía. Washington solicitó ayuda y suministros en repetidas ocasiones, pero el Congreso no consiguió que los estados realizaran las gestiones necesarias para proporcionarlos.

Germain aprobó el plan de Burgoyne para que las tropas británicas atacaran Filadelfia con objeto de poner rápidamente fin a la guerra. El 25 de agosto desembarcó en la entrada de la bahía de Chesapeake y marchó hacia Filadelfia. Washington intentó en vano detenerlo en Brandywine Creek (Pennsylvania) y el 26 de septiembre Howe entraba en Filadelfia. Antes del avance de éste, el Congreso Continental huyó primero a York (Pennsylvania) y más tarde a Baltimore. El 4 de octubre Washington atacó a Howe en Germantown, al norte de Filadelfia, pero tras una dura lucha fue derrotado. Aun así, logró entrar en los cuarteles de invierno de Valley Forge. Pocos meses después se le unió el barón Friedrich Wilhelm von Steuben, el oficial prusiano que ayudó a convertir el Ejército Continental en una fuerza bélica profesional y que años después tomaría parte en la batalla de Monmouth y en el sitio de Yorktown.
7.3
La alianza francesa
El año 1777 marcó el momento crucial de la guerra en favor de la causa independentista. Francia, derrotada por Gran Bretaña en 1763, había apoyado en secreto a los colonos desde el comienzo de la guerra. La victoria de las milicias en Saratoga y la lucha sostenida por Washington en Germantown convencieron a los franceses de que los norteamericanos tenían ahora buenas posibilidades de ganar la guerra. En febrero de 1778, Francia reconoció la independencia de las colonias y firmó con la nueva nación un tratado de comercio y alianza que posibilitó la gran esperanza de Washington de contar con la armada francesa para dominar las costas norteamericanas. Una flota francesa comandada por el vicealmirante Charles Henri Jean-Baptiste d’Estaing, conde d’Estaing, zarpó hacia América en abril de 1778, por lo que el almirante Richard Howe y el teniente general Henry Clinton, que había sucedido al general William Howe al frente de las tropas británicas, decidieron evacuar inmediatamente Filadelfia. Clinton fue perseguido por Washington, quien le dio alcance y atacó en Monmouth el 28 de junio. Pero las tropas estadounidenses fueron derrotadas y hubieron de retirarse con cierto desorden y confusión.
La flota francesa del conde d’Estaing llegó a la desembocadura del río Delaware el 8 de julio, estableció contacto con el cuartel general de Washington y planeó el ataque a la inferior fuerza naval de Howe. Pero en el último momento decidió no arriesgar sus pesados navíos dada la poca profundidad del agua en los bajíos, por lo que pretendió expulsar a los británicos de Newport (Rhode Island), pero las hábiles tácticas del almirante Howe se lo impidieron. Más tarde, el conde d’Estaing se dirigió a Boston para reparar sus barcos, y el 4 de noviembre zarpó hacia las Indias Occidentales (Antillas).
8
EL CURSO VARIABLE DE LA GUERRA
Washington había logrado evitar que los británicos reconquistaran las colonias del norte desequilibrando sus tropas hasta que se organizara debidamente un Ejército Continental bien entrenado para apoyar a las milicias que, pese a su carácter de fuerzas irregulares, habían impedido a los británicos dominar gran parte del territorio. A mediados de 1779, los independentistas ya no luchaban solos contra los británicos. España se había unido a Francia por medio del denominado Convenio de Aranjuez, acordado en abril de ese año, y Gran Bretaña se enfrentaba a la perspectiva de una gran guerra europea, especialmente desde que el gobierno del rey español Carlos III declaró en junio formalmente la guerra a los británicos.
9
LA CAMPAÑA BRITÁNICA EN EL SUR
Los ministros de Jorge III, enfrentados a la rendición de Burgoyne en Saratoga en octubre de 1777, la posterior entrada de Francia en el conflicto y la creciente oposición parlamentaria establecieron una nueva estrategia. Las propuestas militares del gobierno concebían la conquista de las colonias del sur, empezando por Georgia, para progresar paulatinamente hacia el norte ampliando su base de operaciones, contando con el apoyo de los sureños. El 29 de diciembre de 1778 se puso en práctica la nueva estrategia cuando una expedición naval británica de 3.500 hombres zarpó de Nueva York y tomó Savannah, tras lo cual empezaron a controlar otros asentamientos de Georgia.
Más al oeste, una expedición independentista a las órdenes de George Rogers Clark tomó a principios de 1779 el fuerte británico de Vincennes. Este éxito asentó el poder de los insurgentes en toda la región septentrional del valle del Ohio. Ese mismo año, Washington envió al oeste de Nueva York un ejército a las órdenes del general John Sullivan para atacar a la confederación iroquesa, que, aliada con los británicos, hostigaba los asentamientos fronterizos de Nueva York y Pennsylvania. En julio, la toma por sorpresa del puesto británico de Stony Point a cargo del general Anthony Wayne fue seguida en agosto por la captura de una pequeña guarnición británica en Paulus Hook llevada a cabo por el comandante Henry Lee.
En el sur, el curso de la guerra no favorecía a los independentistas. El Congreso había enviado al capitán general Benjamin Lincoln a Charleston (Carolina del Sur) para unirse a las fuerzas francesas del conde d’Estaing en un asalto sobre Savannah que fue repelido por los británicos con graves pérdidas para los aliados. El ejército de Lincoln fue sitiado en Charleston por una fuerza británica dirigida por el general Clinton y, en mayo de 1780, fue obligado a rendirse. Clinton regresó a Nueva York, dejando al general de división Charles Mann Cornwallis, segundo mando de las fuerzas reales británicas en Norteamérica, la misión de completar la conquista de toda Carolina. Cornwallis expulsó a una fuerza independentista dirigida por Gates en la batalla de Camden (Carolina del Sur) el 16 de agosto, pero ésta se rehizo y las tropas británicas fueron aplastadas en la batalla de Kings Mountain, el 7 de octubre, y en Cowpens, el 17 de enero de 1781. Cornwallis se retiró entonces a Wilmington (Carolina del Norte) y desde allí se trasladó al norte, entrando en Virginia y fortificando su posición en Yorktown.
En el norte, Washington se había sentido muy animado con la llegada a Newport (Rhode Island) en julio de 1780 de las tropas francesas dirigidas por el general Jean Baptiste de Vimeur, conde de Rochambeau. Los británicos habían trasladado sus tropas de Newport con el fin de concentrar fuerzas para su campaña del sur. En septiembre, sin embargo, Washington supo de la traición del capitán general Benedict Arnold, quien había propuesto entregar la fortaleza clave de West Point a los británicos. Avisado del descubrimiento de su complot, Arnold se pasó al Ejército británico.
9.1
Presiones para la paz
Durante dos años, Washington había estado trabajando para concluir la guerra de una manera definitiva. El servicio de inteligencia dirigido por Benjamin Franklin, ministro plenipotenciario de los insurgentes en Francia, le mantenía informado de los acontecimientos que ocurrían tanto en ese país como en Gran Bretaña. Como resultado de estos informes, Washington estaba convencido de que la opinión pública británica estaba definitivamente en contra de continuar la guerra. Otro desastre militar británico como el de Saratoga ejercería una presión irresistible sobre el rey Jorge III y sus ministros para que firmaran la paz y reconocieran la independencia de las colonias. Washington, que sabía también la imposibilidad de los ejércitos británicos de permanecer en el interior, pues siempre tenían que volver a la costa para proveerse de suministros, había esperado pacientemente poder atrapar a los británicos entre su infantería y la flota francesa en la costa.
En septiembre de 1779, las flotas y los soldados de Francia y España atacaron la fortaleza británica de Gibraltar, amenazando la estrategia y la economía británica en el Mediterráneo. Dado que Gibraltar sólo podía ser defendido y abastecido por mar, su defensa se convirtió en responsabilidad prioritaria de la Marina británica. Por otra parte, el ejército español dirigido por Bernardo de Gálvez vencía al general británico Campbell y reconquistaba en 1781 Florida.
El principio estratégico que los británicos defendían en la guerra mantenida con Francia era disponer de una flota muy superior y bloquear los dos principales puertos franceses de Brest, en el Atlántico, y Tolón, en el Mediterráneo. Siempre que una flota francesa salía al mar era perseguida sin tregua. Sin embargo, en 1781, la Marina británica no tenía suficientes barcos de guerra para bloquear los dos puertos franceses y abastecer al mismo tiempo la guarnición de Gibraltar. Ya en 1778 la flota francesa pudo salir de Tolón. En 1781, cuando Gibraltar estaba sometido a una presión especialmente fuerte, los británicos tuvieron que dejar también Brest sin vigilancia, por lo que veintinueve navíos franceses mandados por el almirante François Joseph Paul, conde de Grasse, zarparon de ese puerto el 22 de marzo, inicialmente con rumbo a las Indias Occidentales (Antillas), aunque en realidad tenían órdenes de desembarcar en la costa norteamericana en julio y agosto.
9.2
Yorktown
El 14 de agosto, Washington fue informado de que el conde de Grasse estaba conduciendo a la flota francesa hacia la bahía de Chesapeake. Inmediatamente decidió atacar a Cornwallis en Yorktown (Virginia); con este fin las tropas de Washington y las del conde de Rochambeau marcharon hacia el sur, dejando una fuerza de contención para que vigilara a Clinton en Nueva York. La flota del conde de Grasse llegó a los promontorios de Chesapeake el 30 de agosto, expulsó a la flota británica dirigida por el almirante Thomas Graves y cercó al ejército de Cornwallis. Unos 16.000 soldados aliados, dirigidos por Washington, pusieron sitio a Yorktown. Cornwallis intentó varias veces romper sus líneas, pero el 19 de octubre de 1781 se vio obligado a capitular.
10
EL TRATADO DE PARÍS
Yorktown marcó el final de las hostilidades, y el 30 de noviembre de 1782 los representantes británicos y norteamericanos acordaron los artículos preliminares de la paz, aunque las negociaciones duraron hasta que el 3 de septiembre de 1783 se firmó el definitivo Tratado de París. Gran Bretaña reconoció la independencia de sus antiguas colonias, que adoptarían el nombre de Estados Unidos de América, y aceptó sus fronteras, limitando al oeste con el río Mississippi, al norte con Canadá (con derechos de pesca en Terranova) y al sur con Florida. El Tratado de París es denominado en ocasiones Tratado de Versalles, y es este último nombre el que sirve para referirse al conjunto de acuerdos concertados en dicha ciudad entre las diversas partes en conflicto con el objeto de poner punto y final a la guerra de la Independencia estadounidense.

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