El invento de las guerras
Guerra de la
Independencia estadounidense
Soldados de la guerra de Independencia estadounidense
Estos soldados estadounidenses del siglo
XVIII llevan uniformes típicos de la época. Sus armas son lanzas, sables y
mosquetes con bayonetas caladas.
Guerra de la Independencia estadounidense, conflicto bélico inmerso
en un proceso revolucionario que desde 1775 hasta 1783 enfrentó a las trece
colonias británicas de la costa atlántica de Norteamérica —que recibirían el
apoyo de Francia y España— con Gran Bretaña; su desenlace supuso la
independencia de esos territorios y la consiguiente creación de un nuevo país
que se denominó Estados Unidos de América. Revolución americana es otro nombre
con el que la historiografía ha designado a estos acontecimientos.
La finalización en 1763 de
la guerra de los Siete Años, que en lo referido al escenario norteamericano es
conocida como Guerra Francesa e India, acabó con la expulsión de Francia tanto
del subcontinente norteamericano como de la India; y en ambos casos el poder
francés fue sustituido por el británico. En consecuencia, Gran Bretaña pasó a
ser la primera potencia en el hemisferio occidental y la máxima potencia en el
mar, lo que hizo que aumentara el volumen de su comercio marítimo. El rey
británico Jorge III, que había subido al trono en 1760, contribuyó a
incrementar la presencia regia en las decisiones políticas, si bien el
resultado de ello fue la inestabilidad y la falta de orientación en los asuntos
nacionales, en un momento en el que se estaban fraguando las condiciones que
provocaron el conflicto con sus colonias americanas.
La guerra de los Siete
Años puso de manifiesto a los mandatarios británicos la falta de cumplimiento
por parte de los colonos norteamericanos tanto de las Actas de Navegación como
de otras normas establecidas por la autoridad colonial. Durante el conflicto,
los mercaderes coloniales continuaron haciendo negocios con el enemigo y
comerciando mediante el contrabando, en tanto que las juntas coloniales se
negaban repetidamente a proporcionar hombres y víveres a los mandos militares.
La guerra dejó a Gran Bretaña con una deuda considerable y con la pesada
responsabilidad de tener que administrar los territorios recién adquiridos.
Creyendo que las Actas de Navegación serían estrictamente cumplidas y que los
colonos, que pagaban muy pocos impuestos, serían obligados a costear una parte
de los gastos de defensa del Imperio Británico, el Parlamento aprobó en marzo
de 1765 la Stamp Act (Ley del Timbre), que obligaba al uso del papel
sellado en todo tipo de documento público y despertó la oposición casi unánime
de los colonos, quienes la consideraron una violación de sus derechos.
En los meses anteriores a
noviembre de 1765, cuando la ley entró en vigor, estallaron varias revueltas en
las ciudades portuarias norteamericanas organizadas por una sociedad secreta
llamada Hijos de la Libertad, que impidió ejercer su oficio a los funcionarios
designados por los británicos. Las juntas coloniales denunciaron la Ley del
Timbre y pidieron al Parlamento que la derogara. Para reforzar su protesta
formal, las colonias suspendieron la importación de mercancías británicas. En
octubre de 1765, los delegados de nueve colonias se reunieron en Nueva York en
el denominado Congreso de Stamp Act y solicitaron al Parlamento y al Rey
que se preocupara de sus problemas. El Parlamento anuló la Stamp Act en
marzo de 1766, debido a la crisis que el bloqueo colonial supuso para los
comerciantes británicos.
2.2
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Townshend Acts (Leyes de Townshend)
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La matanza de Boston
Esta matanza fue realmente un
enfrentamiento que se produjo en las calles de Boston entre una muchedumbre y
un pelotón de soldados británicos, y finalizó con la muerte de cinco colonos.
Este grabado fue realizado, impreso y vendido por Paul Revere, pero no ofrece
una descripción fidedigna de los acontecimientos.
La anulación de la Stamp
Act dejó sin resolver los problemas financieros británicos. El Parlamento
no había renunciado a establecer impuestos en las colonias y, en 1767, a
instancias del ministro de Hacienda, Charles Townshend, se promulgaron un
conjunto de leyes que gravaron el plomo, el vidrio, el té, la pintura y el
papel que los colonos norteamericanos importaban de Gran Bretaña.
Los colonos volvieron a
protestar enérgicamente. Los Hijos de la Libertad organizaron manifestaciones
contra los oficiales de aduana recién nombrados, los comerciantes acordaron no
consumir los productos británicos sobre los que recaían los nuevos impuestos y
la oposición política fue canalizada a través de la junta colonial de
Massachusetts.
Los primeros enfrentamientos
armados tuvieron lugar en junio de 1768, cuando ciudadanos de Boston se
amotinaron por la detención del navío Liberty; y en marzo de 1770,
cuando tuvo lugar la denominada matanza de Boston, en la que tropas británicas
acabaron con la vida de cinco colonos de esta ciudad.
Cediendo al bloqueo colonial,
el nuevo primer ministro británico, Frederick North, revocó las Leyes de
Townshend en 1770 aunque conservó el impuesto sobre el té para hacer prevalecer
la autoridad del Parlamento sobre las colonias. Con el fin de salvar de la
bancarrota a la Compañía Británica de las Indias Orientales, el Parlamento
aprobó la Ley del Té en 1773, reduciendo el impuesto sobre el té enviado a
Norteamérica. Sin embargo, los colonos se negaron a comprar té británico, por
considerar la Ley del Té como otra violación de su derecho a no ser gravados
por una institución política en la que no contaban con representantes propios.
Los comerciantes coloniales temían también que la ley permitiera a la Compañía
Británica de las Indias Orientales monopolizar el comercio del té. En
Filadelfia y Nueva York los colonos no permitieron que los barcos británicos
descargaran té. En la denominada fiesta del té de Boston, que tuvo lugar en
diciembre de 1773, un grupo de ciudadanos de esta ciudad, muchos de ellos
disfrazados de indios norteamericanos, arrojaron al mar los cargamentos
británicos de té.
2.3
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Las Leyes Coercitivas
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En represalia, el Parlamento
aprobó en 1774 las Leyes Coercitivas —que los colonos llamaron Leyes
Intolerables—, diseñadas para castigar a la colonia de Massachusetts y
demostrar la soberanía de la metrópoli. Entre otras medidas, el puerto de
Boston fue cerrado (por medio de la denominada Acta del Puerto de Boston), se
alteró la balanza del poder del gobierno de la colonia en favor de la corona y
se acordó que el personal británico que fuera acusado por delitos cometidos en
Massachusetts sólo estuviera sujeto a la jurisdicción de los tribunales de la
metrópoli. Para supervisar el cumplimiento estricto de este conjunto de leyes,
el Parlamento eligió como gobernador de Massachusetts al teniente general
Thomas Gage, jefe del Ejército británico en Norteamérica, lo que los colonos
entendieron como una preocupante fusión de las autoridades civil y militar.
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EL PRIMER CONGRESO CONTINENTAL
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Las Leyes Coercitivas aseguraron
a Massachusetts el apoyo de las demás colonias. La junta de Virginia convocó
una reunión de representantes de las trece colonias para ejercer una acción
conjunta contra la intrusión del poder parlamentario en los derechos
coloniales. La reunión, conocida como primer Congreso Continental, tuvo lugar
en Filadelfia en septiembre de 1774 y a ella asistieron representantes de las
trece colonias excepto Georgia. En sus sesiones, en las que no se sugirió la
independencia respecto de Gran Bretaña, sí se insistió en los derechos de las
colonias, expuestos en una Declaración de Derechos y Agravios, enviada al rey
Jorge III.
Primeras bajas en Lexington
Unos 700 soldados británicos dirigidos
por el general Thomas Gage partieron hacia Concord (Massachusetts) el 19 de
abril de 1775 a fin de destruir los arsenales de pólvora de las milicias
coloniales. Tuvieron que hacer frente a una fuerza de 70 hombres bien
adiestrados en Lexington. Se desconoce qué bando comenzó a abrir fuego, pero
los ocho colonos que perecieron allí fueron las primeras bajas de la guerra de
la Independencia estadounidense.
El primer enfrentamiento armado
de la guerra de la Independencia tuvo lugar en Massachusetts, donde las
unidades británicas reunidas en Boston sumaban 3.500 hombres mientras que los
colonos se habían organizado en milicias bajo la dirección de un Comité de
Seguridad. En la noche del 18 al 19 de abril de 1775, Gage, siguiendo
instrucciones del primer ministro británico, Frederick North, envió 700 hombres
a capturar las municiones que se estaban reuniendo en la ciudad de Concord,
movimiento que fue advertido y comunicado a las milicias por Paul Revere. Al
amanecer del 19 de abril tuvo lugar el primer enfrentamiento bélico: la batalla
de Lexington, donde resultaron muertos ocho colonos. Los británicos continuaron
la marcha hacia Concord al mando del teniente coronel Francis Smith, pero
hubieron de batirse en desordenada retirada a Boston tras el contraataque
desplegado por las fuerzas insurgentes. Las milicias de más de 23 ciudades
tomaron parte en esta operación, que supuso el alzamiento en armas de una
amplia zona rural contra los británicos. La ofensiva de los colonos persiguió a
los invasores hasta Boston. La ciudad estuvo bajo sitio desde el 20 de abril de
1775 hasta el 17 de marzo de 1776, momento de la evacuación británica.
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SEGUNDO CONGRESO CONTINENTAL Y ASEDIO DE BOSTON
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El segundo Congreso Continental
inició sus reuniones en Filadelfia el 10 de mayo de 1775 para debatir el
levantamiento de las colonias de Nueva Inglaterra contra las tropas del Rey.
Los delegados designaron rápidamente al Congreso como gobierno central para las
Colonias Unidas de América, adoptaron a las tropas que participaban en el
asedio de Boston como Ejército Continental y por votación unánime nombraron
comandante en jefe a George Washington, quien había combatido como destacado
oficial de las tropas de Virginia en la Guerra Francesa e India. Washington
atrajo el apoyo de los habitantes del sur a una guerra iniciada principalmente
por milicianos de Nueva Inglaterra. A pesar de los preparativos para el
enfrentamiento, la mayoría de los colonos norteamericanos aún confiaban en la
reconciliación con Gran Bretaña. Para ello el Congreso adoptó una resolución en
forma de petición, por medio de la cual reafirmó la lealtad de las colonias a
Jorge III y solicitó a éste que desautorizara la política de sus ministros.
Las noticias de la batalla
de Bunker Hill (en la que los británicos, a costa de numeras pérdidas humanas,
lograron expulsar en junio de ese año a las milicias de los alrededores de
Boston) y la mencionada resolución del Congreso Continental llegaron a Londres
al mismo tiempo. Jorge III se negó a recibir la petición y el 23 de agosto
declaró a Nueva Inglaterra en estado de rebelión. El Parlamento siguió el
ejemplo, consideró rebeldes a todas las colonias y ordenó la captura de todos
sus barcos. Cuando se conoció la magnitud de las bajas británicas en la batalla
de Bunker Hill, el gobierno se dio cuenta de que se estaba enfrentando a una
auténtica guerra y sustituyó a Gage por William Howe al frente de las tropas
británicas en Norteamérica.
El 2 de julio de 1775,
Washington asumió el mando de las fuerzas insurgentes, que oscilaban entre
13.000 y 17.000 hombres, y dedicó sus esfuerzos más inmediatos a entrenar y
reorganizar sus tropas, pues no podía culminar el asedio de Boston sin
artillería pesada. Esperó hasta la llegada del invierno, cuando los caminos y
ríos helados permitieron a sus soldados arrastrar hasta Boston los cañones
capturados por los coroneles Ethan Allen y Benedict Arnold el 10 de mayo de
1775 en el asalto del fuerte británico de Ticonderoga.
En noviembre, las fuerzas
independentistas que a las órdenes del general Richard Montgomery luchaban en
Canadá, tomaron Montreal, pero al mes siguiente fueron derrotadas en Quebec,
donde aquél resultó muerto.
Durante el invierno de 1775
y 1776, el coronel Henry Knox, jefe de artillería de Washington, transportó 59
cañones desde Ticonderoga hasta Boston, donde Washington comenzó a ubicarlos
dispuesto a tomar la ciudad. Howe evacuó las tropas británicas ante la
imposibilidad de resistir el asedio y el 17 de marzo de 1776 partió hacia la
ciudad canadiense de Halifax.
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LA INVASIÓN BRITÁNICA DEL NORTE
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Washington sabía que la
salida de Howe de Boston no suponía el final de los intentos británicos por
someter a las colonias y adivinó que el siguiente contraataque tendría como
punto clave la estratégica ciudad de Nueva York.
Mientras el Congreso Continental
reunido en Filadelfia empezaba a considerar la posibilidad de declarar la
independencia de las colonias respecto de Gran Bretaña, Washington afrontaba en
Nueva York los preparativos para resistir la que consideraba segura invasión
británica. El 29 de junio de 1776, el general Howe llegó a Sandy Hook (Nueva
Jersey) con una flota comandada por su hermano, el almirante Richard Howe, que
contaba con un importante contingente de mercenarios alemanes.
Mientras se preparaba la batalla,
se generalizó el sentimiento independentista de las colonias. El 4 de julio de
1776, el Congreso Continental adoptó la Declaración de Independencia, en la que
afirmaba que las colonias 'son y por derecho deben ser estados libres e
independientes'. Desde ese momento, los norteamericanos no se consideraron
súbditos británicos rebeldes, sino ciudadanos de una nación soberana que
repelía la invasión de una potencia extranjera.
6.1
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Batallas alrededor de Nueva York
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Washington había tomado
posiciones en Long Island y en la isla de Manhattan esperando el movimiento de
apertura de Howe, que llegó por fin en agosto de 1776, cuando tuvo lugar la
batalla de Long Island. Dicho combate supuso la derrota de las tropas de Washington,
que hubieron de iniciar la retirada. Tras unas pequeñas escaramuzas en
Manhattan se libró el 28 de octubre la batalla de White Plains, donde las
fuerzas de Howe tomaron los dos fuertes que Washington había construido para
impedir que la flota británica surcara el río Hudson. Howe no persiguió a
Washington, sino que se limitó a establecer varios puestos en Nueva Jersey y se
quedó en sus cuarteles de invierno a la espera de que llegara la primavera,
desaprovechando la ocasión de infligir una derrota completa a las tropas de
aquél, que se retiraban a Pennsylvania.
La noche de Navidad, en
medio de una cegadora tormenta, Washington cruzó con sus tropas el río Delaware
y, atacando por sorpresa, derrotó el 26 de diciembre a los 1.200 hombres de
Howe en Trenton, donde tomó a más de 900 prisioneros. El 3 de enero de 1777
atacó de nuevo, poniendo en fuga a tres regimientos británicos en la batalla de
Princeton. Los británicos se retiraron a Nueva York, dejando al revitalizado ejército
de Washington con el pleno control de Nueva Jersey.
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LA CAMPAÑA DE 1777 Y 1778
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La estrategia británica para la
campaña de 1777 fue decidida por el secretario colonial George Sackville
Germain, que planeaba poner fin a la rebelión antes de que acabara el año.
Pensaba dividir las colonias en dos, separando Nueva Inglaterra, ya bloqueada
por mar, de las colonias sureñas. Un ejército británico a las órdenes del
general de división John Burgoyne desembarcaría en Canadá y avanzaría hacia el
sur desde Montreal hasta Albany, en Nueva York. Otra fuerza de británicos e
indios norteamericanos a las órdenes del coronel Barry Saint Leger avanzaría
hacia el este desde el lago Ontario, atravesando el valle del Mohawk, para
reunirse con las tropas de Burgoyne en Albany. Finalmente, Howe enviaría una
fuerza desde Nueva York a través del valle del Hudson para unirse a las otras
dos columnas en Albany.
Al frente de 7.000 hombres,
Burgoyne tomó el fuerte de Ticonderoga el 6 de julio, y antes del 29 ya había
alcanzado la parte alta del río Hudson, donde esperó que llegaran suministros
desde Canadá. Entretanto, envió una partida de mercenarios exploradores al
este, pero fueron derrotados por las milicias de Vermont y New Hampshire en la
batalla de Bennington. Este combate no sólo causó muchas bajas a Burgoyne sino
que sirvió para fomentar los alistamientos en las milicias. Burgoyne marchó al
sur en septiembre, pero sus tropas fueron derrotadas en dos batallas libradas
cerca de Saratoga contra milicianos y tropas del Ejército Continental
comandadas por el general Horatio Gates.
7.2
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La toma de Filadelfia por Howe
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Washington en Valley Forge
El campamento del Ejército Continental
asentado en Valley Forge (Pennsylvania) durante el invierno de 1777-1778 fue el
lugar que más padeció los efectos de la guerra de la Independencia
estadounidense. El hambre y las enfermedades agravaron la falta de refugios y
de ropa adecuada para el frío. Más de 2.000 hombres murieron a causa del tifus,
la disentería y la neumonía. Washington solicitó ayuda y suministros en
repetidas ocasiones, pero el Congreso no consiguió que los estados realizaran
las gestiones necesarias para proporcionarlos.
Germain aprobó el plan de
Burgoyne para que las tropas británicas atacaran Filadelfia con objeto de poner
rápidamente fin a la guerra. El 25 de agosto desembarcó en la entrada de la
bahía de Chesapeake y marchó hacia Filadelfia. Washington intentó en vano detenerlo
en Brandywine Creek (Pennsylvania) y el 26 de septiembre Howe entraba en
Filadelfia. Antes del avance de éste, el Congreso Continental huyó primero a
York (Pennsylvania) y más tarde a Baltimore. El 4 de octubre Washington atacó a
Howe en Germantown, al norte de Filadelfia, pero tras una dura lucha fue
derrotado. Aun así, logró entrar en los cuarteles de invierno de Valley Forge.
Pocos meses después se le unió el barón Friedrich Wilhelm von Steuben, el
oficial prusiano que ayudó a convertir el Ejército Continental en una fuerza
bélica profesional y que años después tomaría parte en la batalla de Monmouth y
en el sitio de Yorktown.
El año 1777 marcó el momento
crucial de la guerra en favor de la causa independentista. Francia, derrotada
por Gran Bretaña en 1763, había apoyado en secreto a los colonos desde el
comienzo de la guerra. La victoria de las milicias en Saratoga y la lucha
sostenida por Washington en Germantown convencieron a los franceses de que los
norteamericanos tenían ahora buenas posibilidades de ganar la guerra. En
febrero de 1778, Francia reconoció la independencia de las colonias y firmó con
la nueva nación un tratado de comercio y alianza que posibilitó la gran
esperanza de Washington de contar con la armada francesa para dominar las
costas norteamericanas. Una flota francesa comandada por el vicealmirante
Charles Henri Jean-Baptiste d’Estaing, conde d’Estaing, zarpó hacia América en
abril de 1778, por lo que el almirante Richard Howe y el teniente general Henry
Clinton, que había sucedido al general William Howe al frente de las tropas
británicas, decidieron evacuar inmediatamente Filadelfia. Clinton fue
perseguido por Washington, quien le dio alcance y atacó en Monmouth el 28 de
junio. Pero las tropas estadounidenses fueron derrotadas y hubieron de
retirarse con cierto desorden y confusión.
La flota francesa del conde
d’Estaing llegó a la desembocadura del río Delaware el 8 de julio, estableció
contacto con el cuartel general de Washington y planeó el ataque a la inferior
fuerza naval de Howe. Pero en el último momento decidió no arriesgar sus
pesados navíos dada la poca profundidad del agua en los bajíos, por lo que
pretendió expulsar a los británicos de Newport (Rhode Island), pero las hábiles
tácticas del almirante Howe se lo impidieron. Más tarde, el conde d’Estaing se
dirigió a Boston para reparar sus barcos, y el 4 de noviembre zarpó hacia las
Indias Occidentales (Antillas).
8
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EL CURSO VARIABLE DE LA GUERRA
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Washington había logrado evitar
que los británicos reconquistaran las colonias del norte desequilibrando sus
tropas hasta que se organizara debidamente un Ejército Continental bien
entrenado para apoyar a las milicias que, pese a su carácter de fuerzas
irregulares, habían impedido a los británicos dominar gran parte del
territorio. A mediados de 1779, los independentistas ya no luchaban solos
contra los británicos. España se había unido a Francia por medio del denominado
Convenio de Aranjuez, acordado en abril de ese año, y Gran Bretaña se
enfrentaba a la perspectiva de una gran guerra europea, especialmente desde que
el gobierno del rey español Carlos III declaró en junio formalmente la guerra a
los británicos.
9
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LA CAMPAÑA BRITÁNICA EN EL SUR
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Los ministros de Jorge III,
enfrentados a la rendición de Burgoyne en Saratoga en octubre de 1777, la
posterior entrada de Francia en el conflicto y la creciente oposición
parlamentaria establecieron una nueva estrategia. Las propuestas militares del
gobierno concebían la conquista de las colonias del sur, empezando por Georgia,
para progresar paulatinamente hacia el norte ampliando su base de operaciones,
contando con el apoyo de los sureños. El 29 de diciembre de 1778 se puso en
práctica la nueva estrategia cuando una expedición naval británica de 3.500
hombres zarpó de Nueva York y tomó Savannah, tras lo cual empezaron a controlar
otros asentamientos de Georgia.
Más al oeste, una expedición
independentista a las órdenes de George Rogers Clark tomó a principios de 1779
el fuerte británico de Vincennes. Este éxito asentó el poder de los insurgentes
en toda la región septentrional del valle del Ohio. Ese mismo año, Washington
envió al oeste de Nueva York un ejército a las órdenes del general John
Sullivan para atacar a la confederación iroquesa, que, aliada con los
británicos, hostigaba los asentamientos fronterizos de Nueva York y
Pennsylvania. En julio, la toma por sorpresa del puesto británico de Stony
Point a cargo del general Anthony Wayne fue seguida en agosto por la captura de
una pequeña guarnición británica en Paulus Hook llevada a cabo por el
comandante Henry Lee.
En el sur, el curso de
la guerra no favorecía a los independentistas. El Congreso había enviado al
capitán general Benjamin Lincoln a Charleston (Carolina del Sur) para unirse a
las fuerzas francesas del conde d’Estaing en un asalto sobre Savannah que fue
repelido por los británicos con graves pérdidas para los aliados. El ejército
de Lincoln fue sitiado en Charleston por una fuerza británica dirigida por el
general Clinton y, en mayo de 1780, fue obligado a rendirse. Clinton regresó a
Nueva York, dejando al general de división Charles Mann Cornwallis, segundo
mando de las fuerzas reales británicas en Norteamérica, la misión de completar
la conquista de toda Carolina. Cornwallis expulsó a una fuerza independentista
dirigida por Gates en la batalla de Camden (Carolina del Sur) el 16 de agosto,
pero ésta se rehizo y las tropas británicas fueron aplastadas en la batalla de
Kings Mountain, el 7 de octubre, y en Cowpens, el 17 de enero de 1781.
Cornwallis se retiró entonces a Wilmington (Carolina del Norte) y desde allí se
trasladó al norte, entrando en Virginia y fortificando su posición en Yorktown.
En el norte, Washington se
había sentido muy animado con la llegada a Newport (Rhode Island) en julio de
1780 de las tropas francesas dirigidas por el general Jean Baptiste de Vimeur,
conde de Rochambeau. Los británicos habían trasladado sus tropas de Newport con
el fin de concentrar fuerzas para su campaña del sur. En septiembre, sin
embargo, Washington supo de la traición del capitán general Benedict Arnold,
quien había propuesto entregar la fortaleza clave de West Point a los
británicos. Avisado del descubrimiento de su complot, Arnold se pasó al
Ejército británico.
9.1
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Presiones para la paz
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Durante dos años, Washington
había estado trabajando para concluir la guerra de una manera definitiva. El
servicio de inteligencia dirigido por Benjamin Franklin, ministro
plenipotenciario de los insurgentes en Francia, le mantenía informado de los
acontecimientos que ocurrían tanto en ese país como en Gran Bretaña. Como
resultado de estos informes, Washington estaba convencido de que la opinión
pública británica estaba definitivamente en contra de continuar la guerra. Otro
desastre militar británico como el de Saratoga ejercería una presión irresistible
sobre el rey Jorge III y sus ministros para que firmaran la paz y reconocieran
la independencia de las colonias. Washington, que sabía también la
imposibilidad de los ejércitos británicos de permanecer en el interior, pues
siempre tenían que volver a la costa para proveerse de suministros, había
esperado pacientemente poder atrapar a los británicos entre su infantería y la
flota francesa en la costa.
En septiembre de 1779, las
flotas y los soldados de Francia y España atacaron la fortaleza británica de
Gibraltar, amenazando la estrategia y la economía británica en el Mediterráneo.
Dado que Gibraltar sólo podía ser defendido y abastecido por mar, su defensa se
convirtió en responsabilidad prioritaria de la Marina británica. Por otra
parte, el ejército español dirigido por Bernardo de Gálvez vencía al general
británico Campbell y reconquistaba en 1781 Florida.
El principio estratégico que los
británicos defendían en la guerra mantenida con Francia era disponer de una
flota muy superior y bloquear los dos principales puertos franceses de Brest,
en el Atlántico, y Tolón, en el Mediterráneo. Siempre que una flota francesa
salía al mar era perseguida sin tregua. Sin embargo, en 1781, la Marina
británica no tenía suficientes barcos de guerra para bloquear los dos puertos
franceses y abastecer al mismo tiempo la guarnición de Gibraltar. Ya en 1778 la
flota francesa pudo salir de Tolón. En 1781, cuando Gibraltar estaba sometido a
una presión especialmente fuerte, los británicos tuvieron que dejar también
Brest sin vigilancia, por lo que veintinueve navíos franceses mandados por el
almirante François Joseph Paul, conde de Grasse, zarparon de ese puerto el 22
de marzo, inicialmente con rumbo a las Indias Occidentales (Antillas), aunque
en realidad tenían órdenes de desembarcar en la costa norteamericana en julio y agosto.
El 14 de agosto, Washington
fue informado de que el conde de Grasse estaba conduciendo a la flota francesa
hacia la bahía de Chesapeake. Inmediatamente decidió atacar a Cornwallis en
Yorktown (Virginia); con este fin las tropas de Washington y las del conde de
Rochambeau marcharon hacia el sur, dejando una fuerza de contención para que
vigilara a Clinton en Nueva York. La flota del conde de Grasse llegó a los
promontorios de Chesapeake el 30 de agosto, expulsó a la flota británica
dirigida por el almirante Thomas Graves y cercó al ejército de Cornwallis. Unos
16.000 soldados aliados, dirigidos por Washington, pusieron sitio a Yorktown.
Cornwallis intentó varias veces romper sus líneas, pero el 19 de octubre de
1781 se vio obligado a capitular.
Yorktown marcó el final de
las hostilidades, y el 30 de noviembre de 1782 los representantes británicos y
norteamericanos acordaron los artículos preliminares de la paz, aunque las
negociaciones duraron hasta que el 3 de septiembre de 1783 se firmó el
definitivo Tratado de París. Gran Bretaña reconoció la independencia de sus
antiguas colonias, que adoptarían el nombre de Estados Unidos de América, y
aceptó sus fronteras, limitando al oeste con el río Mississippi, al norte con
Canadá (con derechos de pesca en Terranova) y al sur con Florida. El Tratado de
París es denominado en ocasiones Tratado de Versalles, y es este último nombre
el que sirve para referirse al conjunto de acuerdos concertados en dicha ciudad
entre las diversas partes en conflicto con el objeto de poner punto y final a
la guerra de la Independencia estadounidense.