El invento del:
Arte indio
Siva,
señor de la danza
Esta
escultura de bronce (1000 d.C.) que representa a Siva como Nataraja (Señor de
la Danza) es una de las numerosas esculturas que de este dios hindú se
realizaron en la India durante el gobierno de la dinastía Chola (siglos
X-XIII). Muestra a Siva danzando dentro de un círculo de fuego. Una de sus
manos sostiene una llama, mientras que la otra golpea un tambor. Su pie
descansa sobre el demonio de la ignorancia.
Arte
indio, arte y arquitectura del subcontinente indio desde el III
milenio a.C. hasta nuestros días. Se caracteriza por un gran sentido del
dibujo, patente tanto en sus formas modernas como en las tradicionales. La
cultura india suele manifestar la voluptuosidad con una libertad de expresión
poco habitual en Occidente.
El arte de la India debe
ser comprendido y juzgado en el contexto de las pretensiones y necesidades
ideológicas, estéticas y rituales de su civilización. Estas pretensiones
tomaron forma ya en el siglo I a.C. y han hecho gala de una notable tenacidad a
lo largo de los siglos. La visión hindú-budista-jainí del mundo depende de la
resolución de la paradoja central de toda existencia, según la cual el cambio y
la perfección, el tiempo y la eternidad, la inmanencia y la trascendencia
funcionan como partes de un único proceso. En esta situación no se puede
separar a la creación del creador, y el tiempo debe ser entendido sólo como una
matriz de la eternidad. Este concepto, aplicado al arte, divide el universo de
la experiencia estética en tres elementos distintos, aunque relacionados entre
sí: los sentidos, las emociones y el espíritu. Estos elementos dictan las
normas para la arquitectura, como un instrumento para cerrar y transformar el
espacio, y para la escultura, en su volumen, plasticidad, modelado, composición
y valores estéticos. En lugar de representar la dicotomía entre la carne y el
espíritu, el arte indio, por medio de una sensualidad y voluptuosidad
deliberadas, funde ambas a través de un complejo simbolismo que, por ejemplo,
trata de transformar la carnosidad de un cuerpo femenino en un misterio perenne
de sexo y creatividad, en el cual la momentánea esposa se revela como la madre
eterna.
Cabeza
de Buda
Esta
cabeza de estuco de Buda, de Gandhara, antigua región de India y actualmente en
su mayor parte en Pakistán, muestra claras influencias griegas. El arte de
Gandhara estuvo influenciado por su contacto con Grecia y otros países
occidentales después de que Alejandro Magno conquistara la India en el siglo IV
a.C. Este contacto alentó el desarrollo de una escuela de escultura
greco-budista que llegó a su máximo esplendor en el siglo II.
El artista indio utiliza
de forma acertada algunos motivos, como la figura femenina, el árbol, el agua,
el león y el elefante, en una composición determinada; aunque el resultado sea
a veces inquietante en lo relativo a los conceptos, en lo que se refiere a la
vitalidad sensual, el sentido de lo terrenal, la energía muscular y el
movimiento rítmico permanecen inconfundibles. Todos los elementos que conforman
la pintura india, como la forma del templo, los contornos de los cuerpos de los
dioses hindúes, la luz, la sombra, la composición y el volumen están
encaminados a glorificar el misterio que resuelve el conflicto entre la vida y
la muerte, entre el tiempo y la eternidad.
Gran
stupa de Sanchi
La
gran stupa de Sanchi, en el estado de Madhya Pradesh, India central, fue
construida entre el siglo III a.C. y principios del siglo I d.C. El sólido
templo está rodeado por un muro de piedra con toranas (puertas) en los cuatro
lados. Los devotos rodean la cúpula que representa a la montaña del mundo. El recinto
de cuatro lados o harika en la cima de la cúpula representa a los cielos, y
rodea al yasti, o espiral con tres chatras (discos) que aluden a los ejes del
Universo.
El arte indio manifestado
en la arquitectura, la escultura, la pintura, la joyería, la cerámica, la
metalistería y los tejidos se extendió por todo Oriente con la difusión del
budismo y del hinduismo y ejerció una gran influencia sobre el arte de China,
Japón, Myanmar, Tailandia, Camboya y Java. Estas dos religiones, con sus
ramificaciones, predominaron en la India hasta que el islam cobró fuerza entre
los siglos XIII y XVIII. La religión musulmana prohíbe la representación de la
figura humana en los contextos religiosos, por lo que la decoración pasó a
representar motivos geométricos.
2
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ARQUITECTURA
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La primera muestra de
arquitectura india fue la construcción de edificios de ladrillo, al tiempo que
se levantaban estructuras de madera. Estas últimas fueron desapareciendo a lo
largo de los siglos, pero fueron imitadas por construcciones de piedra que aún
siguen en pie.
2.1
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Estilos
primitivo indio y primitivo budista
|
Los restos arquitectónicos
más antiguos de la India son los edificios de ladrillo quemado encontrados en
las ciudades de Mohenjo-Daro y Harappa (actual Pakistán), que datan de c.
2500-1750 a.C. El subsiguiente periodo védico, que antecede al comienzo de
los estilos históricos, está representado por los túmulos funerarios de Lauriya
Nandangarh, en el estado de Bihar, y por las tumbas excavadas en la roca de
Malabar, estado de Kerala.
La época clásica primitiva
comenzó hacia el año 250 a.C. durante el reinado del monarca Asoka
(273-232 a.C.), quien prestó al budismo el patrocinio imperial y, en
consecuencia, la mayoría de los monumentos que se construían en la época
estaban relacionados con esta religión. La construcción budista característica
es la stupa, o templete para reliquias en honor de Buda. Su forma más corriente
es semiesférica, dispuesta sobre uno o varios pisos de basamento circulares o
cuadros. La stupa es una construcción absolutamente maciza, recubierta de
piedra. En la cima de la cúpula se encuentra una superestructura rectangular a
modo de balaustrada (harika), que tiene encima una columna o mástil que
sostiene de tres a nueve parasoles. En torno al recinto de la stupa se alza una
balaustrada de piedra (vedika), con portales (toranas) en cada uno de los
puntos cardinales. Las reliquias, que se depositaban en un relicario, se
guardan en el interior de la stupa, donde también se depositaban ofrendas de
oro, joyas y monedas. El mejor ejemplo de estas estructuras destinadas a
presentar a Buda como el eje y señor del mundo es la de Sanchi, que fue
comenzada por el emperador Asoka y ampliada en épocas posteriores.
Otro tipo de monumento
búdico son los chaitya o templos rupestres. La construcción de esas salas de
culto se extiende entre el siglo III a.C. y el siglo I d.C. El término chaitya
designaba en un principio todo lugar sagrado o de culto. Pero posteriormente se
llamó así a los santuarios budistas, excavados en las paredes de la roca en
colinas solitarias dedicadas a tal uso. En los detalles arquitectónicos, como
capiteles y molduras, se aprecia la influencia de los estilos procedentes de
Oriente y de Grecia. En el estado de Mahārāshtra hay numerosos ejemplos, como
el de Karli (principios del siglo II), con su fachada primorosamente esculpida
y la nave formada por un túnel abovedado, y varios templos y monasterios en
Ajanta y Ellora.
2.2
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Estilos
jainí e hindú
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Templo
Jaya Sthamba, Ranakpur
El
templo jainí de Jaya Sthamba, Ranakpur, tiene unas torres o sikharas talladas
cuidadosamente en piedra con florones en sus extremos superiores. La decoración
de los templos jainíes, junto a la miniatura, constituye una de las cumbres del
arte indio.
A partir del siglo V se
produjo el ocaso del budismo con el auge del hinduismo y el jainismo. Los
estilos inherentes a estas dos religiones se mezclaron para dar lugar a los
elaborados motivos que constituyen el distintivo de la arquitectura india y que
aparecen tallados repetidamente formando cenefas. Los jainíes solían hacer
construcciones gigantescas coronadas por cúpulas puntiagudas construidas a base
de ménsulas de piedra escalonadas. Han aparecido restos diseminados en lo alto
de colinas muy separadas unas de otras en tres estados, en la colina de
Parasnath, en Bihar, en el monte Abu, en Rājasthān, y en Satrunjaya, en
Gujarāt. En las colinas se congregaban numerosos templos pequeños, siendo uno
de los grupos más antiguos el del monte Abu. Entre las torres conmemorativas
del estilo jainí destaca la Jaya Stambha, o torre de la Victoria, de nueve
pisos, ricamente ornamentada.
El estilo hindú está estrechamente
relacionado con el jainí. Se divide en tres categorías generales: el
septentrional, que abarca desde el año 600 hasta la actualidad; el central,
desde el 1000 hasta el 1300; y el meridional, o dravidiano, desde 1350 hasta
1750. En los tres periodos el estilo está marcado por el exceso de ornamentación
y por los tejados piramidales. Las cúpulas en espiral se terminan en delicados
florones. Otros rasgos que caracterizan este estilo arquitectónico son las
complicadas gopuras, o puertas de gran tamaño, y los choultries, o salones
ceremoniales. Cabe destacar los templos del sur, en Belur y en Halebid,
Tiruvarur, Thanjavur y Ramesvaram en el estado de Tamil Nadu; los del norte, en
Benarés de Uttar Pradesh y el templo del Sol en Konarak, en el estado de
Orissa.
2.3
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Estilo
indo-islámico
|
Taj
Mahal, Āgra
El
Taj Mahal, levantado en el siglo XVII como tumba para la esposa de un emperador
mogol, fue construido en Āgra, una ciudad del norte de la India, entre 1632 y
1643 por aproximadamente 20.000 trabajadores. La estructura cupulada fue
realizada en el estilo indoislámico, utilizando mármol blanco con piedras
preciosas incrustadas. En cada uno de sus lados destaca un minarete (torre de
oración), y sus muros exteriores están decorados con pasajes del Corán, libro
sagrado musulmán. Los cuerpos del emperador y su esposa permanecen en un
panteón bajo el edificio.
La arquitectura islámica
de la India abarca desde el siglo XIII hasta nuestros días. Llegó de la mano de
los primeros conquistadores musulmanes y pronto perdió su pureza original
incorporando elementos de la arquitectura autóctona, como los patios rodeados
de columnas, los balcones sujetos por ménsulas y, sobre todo, la decoración. El
islam, por su parte, aportó la cúpula, los motivos geométricos, los mosaicos y
los minaretes. A pesar de las diferencias conceptuales fundamentales, ambos
estilos arquitectónicas se fundieron de forma armónica y dieron lugar a nuevos
estilos regionales.
Fatehpur
Sikri
Construido
en su totalidad en arenisca roja, el palacio de Fatehpur Sikri está considerado
como uno de los mejores ejemplos de arquitectura mogola que existen
actualmente. La ciudad, fundada en 1570 por el emperador mogol Akbar, fue
declarada, en 1986, Patrimonio de la Humanidad.
El estilo indo-islámico
se suele dividir en tres fases: el pathan, el provincial y el mogol. Como
ejemplo de construcciones del pathan primitivo cabe destacar las de piedra de
Ahmadābād, en el estado de Gujarāt, y las de ladrillo en Gaur, en el estado de
Bengala Occidental. Estas estructuras se acercan mucho a los modelos hindúes,
pero son más simples y no hay estatuas de figuras humanas. La cúpula, el arco y
el minarete son características constantes de este estilo, al que pertenece el
famoso mausoleo de Gol Gunbad (1660), en Bijapur, estado de Mysore, cubo
perfecto sobre el que se alza una cúpula que tiene un diámetro de 43 m,
casi como el de la basílica de San Pedro de Roma. Destaca también la torre de
cinco pisos, de piedra y mármol, llamada el Qutb-Minar (siglo XII), de Delhi.
Qutb
Minar, Delhi
Al
sur de la ciudad india de Delhi destaca esta torre de cinco pisos, de piedra y
mármol, llamada Qutb Minar, construida en el siglo XII.
El estilo provincial reflejaba
la permanente rebelión de las provincias contra el estilo imperial de Delhi. El
mejor ejemplo de esta fase se encuentran en Gujarāt, donde, durante casi dos
siglos, las sucesivas dinastías erigieron monumentos de diferentes estilos,
hasta 1572, fecha en que el emperador Akbar conquistó por fin la región. Las
construcciones más notables de esa etapa se encuentran en la capital,
Ahmadābād, destacando la mezquita de Jama Masjid (1423), única en la India, de
inspiración musulmana pero puramente hindú en cuanto a la disposición de las
tres naves, las casi 300 columnas y a la decoración.
La fase mogol del estilo
indo-islámico, entre los siglos XVI y XVIII, fomentó el uso de materiales
lujosos, como el mármol. El ejemplo culminante de este estilo es el mausoleo
del Taj Mahal, en Āgra. Está coronado por una cúpula y realizado en mármol
blanco con incrustaciones de piedras preciosas y fue construido entre 1632 y
1643 por el emperador mogol Sha Jahan para albergar los restos de su amada
esposa. Se levanta sobre una plataforma adornada por cuatro esbeltos minaretes
y se refleja en un estanque poco profundo. A este estilo pertenecen también la
mezquita de la Perla, en Āgra, estado de Uttar Pradesh, las fortalezas de los
palacios de Āgra y Delhi y las grandes mezquitas de Delhi y de Lahore (actual
Pakistán).
2.4
|
Estilos
modernos
|
A partir del siglo XVIII,
la construcción de grandes edificios en la India ha mantenido las formas
indígenas históricas o bien se ha regido por los modelos europeos introducidos
por los británicos. Entre los edificios públicos, fábricas, hoteles y edificios
de viviendas hay numerosas muestras de los estilos occidentales de los siglos
XVIII, XIX y XX. El ejemplo más notable de arquitectura moderna lo constituye
la ciudad de Chandīgarh, capital conjunta de Haryāna y Punjab, diseñada por el
arquitecto francés de origen suizo Le Corbusier en colaboración con arquitectos
indios. El trazado general de la ciudad quedó terminado a principios de la
década de 1960 y el conjunto arquitectónico presenta características notables,
de las que destacan: la estructura abovedada, rematada por un tejado de
hormigón en forma de paraguas, que constituye el palacio de Justicia; la
disposición de cubos de hormigón rematados por una sombrilla del mismo
material, que es el palacio del Gobernador, y el uso de salientes, huecos,
torres de escaleras y otros elementos de contraste para romper la monotonía de
las largas fachadas del edificio de las oficinas, que miden 244 metros. La
moderna arquitectura india ha incorporado los estilos occidentales adaptándolos
a las tradiciones y necesidades locales, como ha ocurrido en la estación de
ferrocarril de Alwar, en el estado de Rājasthān.
3
|
ESCULTURA
|
La escultura prehistórica
primitiva se realizaba en piedra, arcilla, marfil, cobre y oro.
3.1
|
Periodo
primitivo
|
En el valle del Indo,
entre los restos de los edificios de ladrillo quemado de Mohenjo-Daro, han
aparecido objetos del III milenio a.C. entre los que hay figuras de alabastro y
mármol, figurillas representando a diosas desnudas y animales en terracota y
loza fina, un modelo de una carreta en cobre y numerosos sellos cuadrados de
marfil y loza con animales y pictografías. La similitud de estos objetos con
las obras de Mesopotamia en cuanto a los temas y a las formas estilizadas
indica la existencia de una relación entre las dos culturas y un posible origen
común (véase Arte y arquitectura de Mesopotamia). No hay pruebas de que hubiera
contactos con la cultura de Oriente Próximo en la época védica y posterior. A
la fase más antigua de este periodo pertenece una figurilla de oro, del siglo
IX, que representa a una diosa, y que ha sido encontrada en Lauriya Nandangarh.
Entre los objetos posteriores, pertenecientes al periodo en torno al
600 a.C. hay discos de piedras pulidas y ornamentadas, y monedas que
representan diferentes tipos de animales y símbolos religiosos.
3.2
|
Escultura
budista
|
Con la llegada del budismo
en el siglo III a.C. tiene lugar la evolución de una arquitectura monumental en
piedra, que se complementa con escultura en bajo y altorrelieve. La figura de
Buda no estaba presente en el arte primitivo indio y se recurría a símbolos y a
escenas de su vida, a representaciones de deidades budistas y de leyendas
edificantes. En aquella época —como a lo largo de toda la historia de la
escultura— las figuras y la ornamentación se disponían en complicadas
composiciones. Los monumentos más destacados de este periodo son los capiteles
con formas de animales de los pilares de arenisca para los edictos del rey
Asoka, y las barandillas de mármol que rodean las stupas de Bharhut, en Madhya
Pradesh, cuyos relieves parecen estar comprimidos entre la superficie y el
fondo. También son notorias las puertas de la stupa de Sanchi (construida entre
el siglo III a.C. y el I d.C.), cuyos relieves tienen la delicadeza y la
minuciosidad del tallado en marfil.
En el noroeste de la India,
en una región que antaño se llamaba Gandhara y que ahora comprende Afganistán y
parte del Punjab, surgió una escuela de escultura greco-budista que combinaba
la influencia de las formas griegas con los temas budistas y que alcanzó su
auge en el siglo II de nuestra era. Aunque el estilo Gandhara influyó
notablemente en la escultura del Asia central, e incluso de China, Corea y
Japón, no tuvo ninguna repercusión en el resto de la India, si bien es probable
que sus obras llegaran a Mathura, hoy en Uttar Pradesh, donde se desarrolló una
importante escuela de escultura entre los siglos II a.C. y VI de nuestra era.
Los vestigios de las obras tempranas pertenecientes a esta escuela denotan
también una estrecha relación con el estilo escultórico de Bharhut. Más tarde,
en los siglos I y II, la escuela de Mathura desechó los antiguos símbolos de
Buda y empezó a representarle con figuras reales; esta innovación fue adoptada
en las sucesivas fases de la escultura india.
En el periodo gupta, que
abarca desde el año 320 hasta más o menos el 600, se realizaron figuras de Buda
con líneas claramente definidas y depurados contornos, envueltas en vestiduras
diáfanas que se pegaban al cuerpo como si estuvieran mojadas. Estas figuras
eran frecuentemente de gran tamaño.
3.3
|
Escultura
hindú
|
Durante el periodo gupta
se produjo también el desarrollo de la escultura hindú. Se tallaron relieves
para adornar los santuarios excavados en la roca de Udayagiri, Madhya Pradesh
(400-600) y los templos de Garhwal, cerca de Allahābād y Deogarh. Numerosas
escuelas florecieron entre el siglo VII y el IX. A ellas pertenecen el estilo
de Pallavas, de alto nivel arquitectónico, buen ejemplo del cual es la obra de
Kānchipuram, Tamil Nadu; el estilo Rastrakuta, cuyas mejores muestras son un
colosal relieve y el busto de tres cabezas de Siva con forma de elefante, cerca
de Bombay, y el estilo Cachemira.
Desde el siglo IX hasta
la consolidación del poder musulmán a principios del siglo XIII, la escultura
india fue poco a poco volviéndose hacia formas lineales, más de contornos
pronunciados que de volúmenes. Cada vez se utilizaba con más frecuencia como
decoración, subordinándola al entorno arquitectónico. Era rica en intrincados
detalles y se caracterizaba por figuras de múltiples brazos sacadas del panteón
de los dioses hindúes y jainíes, que venían a sustituir a las sencillas figuras
de los dioses budistas, y a la multiplicidad de formas había que añadir la
importancia del dominio técnico.
La escultura de aquella
época procedía de tres zonas: del norte y el este, de Rajputana (actualmente
parte de los estados de Gujarāt, Madhya Pradesh y Rājasthān) y de las regiones
sur-centro y occidentales. Bihar —sobre todo el monasterio y la universidad de
Nalanda— y Bengala eran el centro de una de las principales escuelas de la zona
del norte y del este bajo la dinastía Pala (750-1200). Se utilizaba sobre todo
la pizarra negra, y los temas, aún budistas al principio, fueron adquiriendo
paulatinamente el carácter hindú. La escuela de Orissa realizaba obras
típicamente hindúes, entre las que se cuentan los elefantes y los caballos
monumentales y los frisos eróticos del templo del Sol en Konarak. El estilo local
de Rajputana queda patente en el templo de arenisca de Khajuraho, literalmente
cubierto de esculturas hindúes. Las escuelas centro-meridionales y occidentales
produjeron notables obras en Mysore, Halebid y Belur. Los templos se
embellecían con frisos, pilares y ménsulas tallados en fina piedra oscura.
Cuando los musulmanes
se hicieron con el poder en el siglo XIII, adoptaron muchos de los motivos
nativos para sus ornamentaciones. Las tradiciones se han mantenido hasta la
época actual, sobre todo en el sur, donde el arte aún conserva su pureza
indígena.
4
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PINTURA
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Radha
y Krishna en un pabellón
Radha
y Krishna en un pabellón (c. 1760) es un ejemplo del estilo de la miniatura
india predominante entre los siglos XVI al XIX. La miniatura está llena de
simbolismo y el uso del espacio plano y el tipo de dibujo están claramente
influenciados por el estilo de la miniatura persa anterior. Esta pieza,
procedente de la India, representa la historia tradicional del dios Krishna con
su amante Radha.
En dos localidades se
conservan restos de pinturas indias anteriores al año 100 de nuestra era. Los
fantásticos murales de las cuevas de Ajanta cubren el periodo comprendido entre
los años 200 a.C. y 650 d.C. Los más antiguos representan figuras
indígenas de noble aspecto y fuerte sensualidad. Las pinturas de la cueva de
Jogimara en Orissa pertenecen a dos periodos, al siglo I a.C. y a la época
medieval, las primeras de dibujo más vigoroso y mejor calidad que las segundas.
En el periodo gupta se
alcanzó la fase clásica del arte indio, a la vez sereno y enérgico, espiritual
y voluptuoso. El arte era el medio explícito de dar a conocer los conceptos
espirituales y, por medio de la pintura sobre rollos, se representaba la
recompensa del bien y las hazañas del maligno en el mundo. En tres de las cuevas
de Ajanta se conservan pinturas pertenecientes a este periodo, entre las que
hay representaciones de budas, mujeres dormidas y escenas de amor. En Bamian,
Afganistán, se ha encontrado otro grupo de murales budistas en los que queda
patente la destreza de los artistas para representar cualquier postura humana.
Los temas van desde lo sublime a lo grotesco y denotan una fuerza enfática y
apasionada. Las pinturas de la primera y segunda cuevas de Ajanta datan de
principios del siglo VII y tienen un estilo muy similar a las del periodo
gupta. Representan bacanales del género que se repite en el arte budista desde
el periodo Kusana en adelante. Igualmente interesantes son las pinturas de Jain
Pallava (siglo VII) descubiertas recientemente en una capilla rupestre de
Sittanavasal, en el estado de Tamil Nadu. En Ellora se han encontrado restos de
murales de finales del siglo VIII, cuyos temas, como un jinete cabalgando sobre
un león y parejas de figuras flotando entre las nubes, se anticipan a los temas
característicos del estilo medieval.
Los únicos documentos
pertenecientes a la escuela de Pala (750-1200) que se conservan son dos
manuscritos ilustrados realizados en hojas de palma (Biblioteca de la
Universidad de Cambridge, Reino Unido), de principios y de mediados del siglo
XI respectivamente, con un total de 51 miniaturas, que representan divinidades
budistas y escenas de la vida de Buda. Se trata evidentemente de réplicas de
composiciones tradicionales.
En Lalitpur, Gujarāt,
se conserva un Kalpa Sutra (manual de liturgia religiosa) del año 1237,
ilustrado en hoja de palma. La gran variedad de escenas representadas aporta un
valioso testimonio de los usos, costumbres y vestidos de la cultura de Gujarāt,
cuya pintura era una continuación del estilo primitivo occidental indio; los
frescos de Ellora representan una etapa intermedia de desarrollo.
La pintura rajputa floreció
en Rajputana, Bundelkhand (actualmente parte de Madhya Pradesh), y en el Punjab
entre los siglos XVI y XIX. Se basaba en la iluminación de manuscritos con
motivos decorativos planos, de brillantes colores, que se parecían a la pintura
persa y mogola del mismo periodo. Es una pintura popular refinada y lírica que
ilustra las epopeyas hindúes tradicionales, sobre todo la vida del dios
Krishna.
La pintura mogola, derivada
de la sofisticada tradición persa, era un arte cortesano patrocinado por los
emperadores. Reflejaba un interés exclusivo por la vida seglar y se basaba
esencialmente en el retrato y en la crónica histórica. Los manuscritos o las
hojas de álbum sueltas están realizados con un detalle realista de gran
precisión y denotan la influencia occidental. Las obras iban firmadas por sus
autores, de los que se conocen hasta 100 nombres.
Hacia finales del siglo
XIX la pintura tradicional india estaba desapareciendo; los artistas se
limitaban a copiar los estilos occidentales, ya que bajo el mandato británico
se habían empezado a filtrar las influencias europeas. A principios del siglo
XX se reavivó el interés por los estilos antiguos (estimulados por los estudios
arqueológicos que se habían iniciado en la India a mediados del siglo
anterior). Surgieron centros artísticos en Bombay, y sobre todo en Bengala,
donde muchos artistas se adhirieron a la Escuela de Arte de Calcuta y a
Visva-Bharati, la universidad fundada en 1921 por el poeta y pintor
Rabindranath Tagore para reconciliar las tradiciones indias y occidentales. Se
practicaban multitud de estilos desde los de Ajanta, rajputa y mogol hasta el
impresionismo, el postimpresionismo y el surrealismo. Algunos artistas, entre
los que se contaba Nandolol Bose, se inspiraron en el arte de Ajanta; otros,
como Jamini Roy, encontraron su fuente de inspiración en el arte popular
bengalí. Hacia mediados del siglo XX, la pintura india había adquirido aroma
internacional y los artistas indios utilizaban diferentes lenguajes en sus
obras.
5
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JOYERÍA,
CERÁMICA Y TEXTILES
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La joyería es, entre las
artes decorativas indias, la más bella y la que más interés despierta
universalmente. Las técnicas de la filigrana y del granulado, que
desaparecieron en Europa después de la caída del Imperio romano y que no
volvieron a emplearse hasta su introducción por los árabes en el siglo XV, no
se han perdido nunca en la India.
Las características especiales
que distinguen la mejor cerámica india son la estricta subordinación del color
y de la ornamentación a la forma, y la repetición de formas naturales en la
decoración. En toda la India se trabaja la cerámica sin vidriar, aunque en
varias provincias se fabrican distintas variedades de piezas decorativas, con
fines comerciales, pintadas, doradas y vidriadas. Los azulejos vidriados que se
pusieron de moda con la conquista musulmana, después del siglo XI, ofrecen un
exquisito colorido y bellas combinaciones. En la rama de la metalistería
artística destacan las armas y pertrechos de los militares de alta graduación.
Cachemira es notable por
sus chales de lana de rico colorido; Surat, en Gujarāt, es famosa por sus sedas
estampadas; y Ahmadābād y Vārānasi (antes Benarés), junto con Murshidabad, en
Bengala Occidental, producen suntuosos brocados. India ha destacado siempre por
sus tejidos de seda y de algodón, estampados y bordados, y por sus tapices.