La Lengua china




Periódicos chinos
En la lengua china, cada ideograma representa una palabra y puede combinarse con otros para crear nuevos términos. En el periódico que se encuentra en el centro de la parte superior de esta foto, los dos primeros ideogramas de la columna de la derecha significan 'oro' y 'montaña'. Unidos quieren decir San Francisco.

Lengua china, la lengua que se habla en China. Más de mil millones de sus habitantes, el 95% de la población, habla chino frente a las otras minorías que hablan idiomas de diferentes familias lingüísticas, como el tibetano, el mongol, el lolo, el miao y el tai. Además hablan chino las comunidades que han emigrado al Sureste asiático (Indonesia y Singapur), América y a las islas Hawai. Esta lengua cuenta con mayor número de hablantes que ninguna otra del mundo; le siguen el inglés y el español.

Por tratarse de una lengua dominante en el este de Asia, ha ejercido una poderosa influencia sobre el léxico y la grafía de otras vecinas no pertenecientes al mismo grupo lingüístico, como el japonés el coreano y el vietnamita. Se cree que hasta el siglo XVIII se publicaban en chino más de la mitad de los libros que se imprimían en todo el mundo.
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CARACTERÍSTICAS GENERALES
El chino, el birmano y el tibetano, así como muchas lenguas que hablan pequeñas tribus del sureste de Asia, pertenecen a la familia chinotibetana. Dejando aparte un léxico y unos fonemas básicos, el chino y otras lenguas afines muestran unos rasgos que las hacen muy diferentes de las occidentales: son monosilábicas, con escasísima flexión y son tonales. Para señalar el significado diferente de las palabras de pronunciación igual (homófonas) o parecida, las lenguas tonales les otorgan un tono distinto, —alto o bajo—, o una entonación tonal, —ascendente, media o descendente—, que se convierten en rasgos distintivos.
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LENGUAS Y DIALECTOS
El chino posee muchos dialectos que se pueden clasificar en siete grandes grupos (véase cuadro). Aunque empleen una forma de escritura común, sus hablantes no se pueden entender entre sí y por esta razón se refieren a ellos como si se tratara de idiomas distintos; las diferencias que existen en el léxico y la pronunciación son análogas a las que ofrecen las lenguas románicas. Sin embargo, el hecho es que la mayoría de los chinos hablan el mismo dialecto, el que los occidentales llaman mandarín; su pronunciación normativa es la de Pekín. Además, el mandarín constituye la base de la actual escritura vernácula, baihua, que sustituyó a la escritura clásica que se empleaba en las escuelas a partir del 1917. Asimismo es la base de la lengua hablada oficial, el putonghua, que se estableció como idioma oficial de todo el país en 1949. Por esta razón desde Occidente se ve como una sola lengua china.
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EVOLUCIÓN DE LA LENGUA
A partir del chino arcaico (siglos VIII al III a.C.) cuyos fonemas se ha intentado reconstruir, han ido surgiendo por evolución los actuales dialectos del chino (a partir del siglo XI d.C.). En su etapa arcaica el chino era una lengua con mayor grado de flexión que la presente. La etapa siguiente de la lengua, que ha sido bien estudiada, fue el chino antiguo (fechado en torno al siglo XI d.C.). Por aquellas fechas, el rico sistema fonético del periodo arcaico evolucionaba hacia una cierta simplificación, todavía muy alejada de la que muestran los actuales dialectos. Por ejemplo, en el caso de los fonemas bilabiales, en el chino arcaico existía la serie /p/, /ph/, /b/, /bh/, (donde debe entenderse la h como una aspiración suave o áspera). En el sistema del chino antiguo la serie se convierte en /p/,/ph/ y /bh/; en tanto que en el mandarín ha quedado reducida a /p/ y /ph/,(que se representan en la escritura por b y p respectivamente.
En el mandarín contemporáneo la sílaba está formada, al menos, por el llamado elemento final, concretamente una vocal (a, e) o una semivocal (i, u) o una combinación de ambos tipos (un diptongo o un triptongo), que tienen una altura tonal y una entonación ascendente, media o descendente, y en ocasiones una consonante final que sólo puede ser: n, ng o r. Sin embargo, en el periodo antiguo podían ser consonantes finales de sílaba: p, t, k, b, d, g y m. El elemento final puede ir precedido de una consonante inicial pero nunca por un grupo consonántico, aunque el chino antiguo seguramente disponía de algunos grupos como el correspondiente a /cl/ y /gl/. Las distinciones fonéticas significativas, que hacen que una palabra sea distinta de otra por un solo fonema se reducen en mandarín en torno al año 1300, así por ejemplo la diferencia entre m y n finales que hacen distintas las sílabas lam y lan, se neutralizan en favor de la n y desaparece la distinción fónica que hace siempre lan. Por esa causa, no pocas palabras que existían se convirtieron en homónimas, es decir con la misma forma. Así palabras como poesía, otorgar, húmedo, perder, cadáver y piojo que se pronunciaron de forma diferente, se pronuncian en mandarín como /shi/ con un tono diferente. Para que desaparezca la ambigüedad creada por el gran número de palabras homónimas que existen, se ha desarrollado otro procedimiento de formación de palabras nuevas: la composición. Así pues poesía se convierte en shi-ge, que equivale a 'canción poética' y profesor es shi-zhang, 'viejo maestro'. Aunque los diccionarios de chino moderno contengan muchos más nombres compuestos que expresiones monosilábicas, todavía se pueden descomponer la inmensa mayoría de éstos en sílabas portadoras de significación independiente.
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GRAMÁTICA
Las lenguas flexivas, como el ruso o el latín, poseen determinados sonidos que marcan las diferencias gramaticales, y los añaden a las palabras o cambian su forma para indicar esas diferencias; el chino moderno no cambia nunca los sonidos para señalar las diferencias gramaticales y sólo excepcionalmente añade sonidos. Como no existe la variación nominal, ni la flexión verbal, ni la concordancia entre nombres, adjetivos y verbos, no puede, por ejemplo, marcar si hay o no sujeto u objeto. El orden que las palabras ocupan en la oración es crucial, pues sólo éste determina la relación que se establece entre ellas. En términos generales, el orden sintáctico de la frase es parecido al esquema sujeto-verbo-objeto, elemento modificador-elemento modificado, un esquema presente en muchas lenguas, como en español o en inglés. No obstante, en tanto que en español, por ejemplo, el sujeto de la oración es agente o paciente, en chino se trata sólo de un grupo de palabras que son el tema, seguido de un argumento comentario (o rema). Un ejemplo es la oración Nei-ke shu yezi hen da, que literalmente quiere decir ‘aquel árbol, hojas muy grandes’, lo que traducido a la estructura gramatical del español sería ‘aquel árbol tiene unas hojas muy grandes’.
Entre otras características gramaticales del chino se puede decir que, en general, el verbo no indica tiempo, además como carece del equivalente a la oración de relativo, existen unas oraciones muy complicadas de significado modificador que preceden al elemento modificado. Un ejemplo de esto es: Jianle shu jiu mai de neigre ren, que literalmente quiere decir 'el que ha visto libro inmediatamente comprar es aquel hombre', que se traduce por 'Vio a aquel hombre que compró inmediatamente los libros'.
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ESCRITURA CHINA
Escritura china
Realizada con pincel, la escritura china se fue desarrollando hasta convertirse en una forma de arte por sí misma. La caligrafía, la escritura artística y el rotulado tenían mucha importancia en China con anterioridad a la dinastía Tang.

La escritura pertenece al periodo arcaico y conserva los tipos que asignan un tipo o carácter distinto a cada palabra. Para leer un periódico hay que conocer unos dos o tres mil caracteres, asimismo un diccionario contiene más de cuarenta mil caracteres que se ordenan fónica y formalmente. Los documentos escritos más antiguos que se conocen proceden del siglo IV a.C.: son unos oráculos que unos adivinos de la dinastía Shang grabaron en el caparazón de una tortuga y en la clavícula de un ciervo, también conocidos por los “huesos-oráculos”. A pesar de que el sistema de escritura ha cambiado desde que se fijaron las normas, sus principios permanecen inalterables y básicamente muchos signos son los mismos. Como todas las escrituras que tienen un origen lejano en el tiempo, surgió para representar el idioma palabra por palabra, de modo que los términos abstractos se representaban tal y como sonaban, y no de acuerdo con su significado. Frente a otros sistemas de escritura, el chino todavía está constituido por pictogramas y no es fonético. Es más, sus indicaciones fonéticas no se han adaptado a los cambios producidos en la pronunciación y permanecen las claves que se fijaron hace 3.000 años. Para las palabras básicas como hombre, caballo y hacha existen cientos de pictogramas dentro del sistema, constituido por agrupaciones en bloques nocionales. Junto a ello, los pictogramas pueden ser compuestos y expandidos. Por ejemplo, un símbolo compuesto que representa un 'hombre' que lleva 'grano' significa cosecha y año(nian).
Los préstamos fonéticos son pictogramas que representaban palabras concretas que pasan a indicar palabras de referencia abstracta con un sonido igual o parecido. El principio es el mismo que el de los jeroglíficos o los juegos de palabras visuales. Así el pictograma de pala/ji/ se tomó prestado para este, su (de él, de ella, de ello) que se puede transcribir del chino como (qi o ji). Durante el siglo XI a.C., en la dinastía Chou muchos signos tenían este doble uso, si algún escriba hubiera decidido que el pictograma pala se empleara únicamente para cualquier sílaba que se pronunciara ji, se habría descubierto el principio que rige la escritura silábica, precursora del alfabeto. Pero lejos de ello y debido al gran número de homónimos del chino, los escribas se limitaron a reproducir los pictogramas. El dibujo de la pala llega a usarse sólo para el posesivo su. Sin embargo, en las raras ocasiones en que un escriba quiera hoy referirse a la pala, añaden más ambigüedad porque emplean un símbolo compuesto en el que se juntan el pictograma pala y bambú que era el material con el que se hicieron las palas. Esta forma de reducir la ambigüedad fonética se convierte en un proceso de formación de compuestos fonéticos. Así, si al pictograma pala se añade el pictograma tierra en lugar de bambú, se indica base, fundamento. En la actualidad todavía se usan los pictogramas simples y los compuestos para casi todo el vocabulario básico, como casa, madre, niño, arroz, fuego. Casi un 95% de las palabras que tiene un diccionario se escriben por medio de los compuestos fonéticos.
Para expresar conceptos modernos o nuevos, el chino crea equivalencias a partir del propio inventario de sílabas con valor significativo o los convierte en escritura fonética; así química se expresa en chino como estudio de las transformaciones.
El emperador Qin Shi Huangdi, suprimió muchas escrituras regionales y obligó al uso de la escritura simplificada y normativa que se ha llamado 'sello pequeño' en su empresa de unificación y centralización imperial. En el reinado de la dinastía Han (del 206 a.C. al 220 d.C.) la escritura evolucionó en lo que se conoce como 'escritura monástica', rápida, separada y normativa. Los caracteres de imprenta se elaboraron a partir de esta escritura. El estilo cursivo (que corresponde a las grafías rápida y aislada) introdujo muchos caracteres abreviados, utilizados por igual en caligrafía artística y en la correspondencia, privada o comercial, pero fueron proscritas en los documentos oficiales. Todavía hoy están prohibidos en Taiwan los caracteres abreviados en la imprenta, aunque su empleo es prácticamente habitual en la República Popular China.
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PROCEDIMIENTOS DE TRANSCRIPCIÓN
Desde 1892, el mundo anglohablante ha transcrito al alfabeto romano las palabras en chino siguiendo el sistema fonético aplicado a la escritura, que se ha llamado romanización Wade-Giles, (excepto los topónimos y los nombres propios de las personas) y que propusieron los orientalistas británicos Sir Thomas Wade y Herbert Giles. Los nombres propios de persona se escribieron en caracteres romanos siguiendo el deseo personal de cada cual, sin embargo para los topónimos se siguieron los criterios del Correo oficial Chino. Este criterio de transcripción aunque no sirva para el español se ha utilizado durante muchos años, lo que traía como consecuencia confusiones y errores en la pronunciación de nombres propios y topónimos. A partir de 1958 tuvo lugar en la República Popular otro sistema de romanización de la escritura que posee 58 símbolos y se conoce por escritura o grafía pinyin ('escritura ortográfica'); se emplea en las escuelas primarias y en los telegramas. Se ha defendido la sustitución de los caracteres tradicionales por los pinyin, pero no es del todo deseable, por la amenaza que supone su adopción generalizada a la literatura o los documentos históricos escritos en la lengua clásica. La simplificación del sistema fonético, que ha tenido lugar a lo largo del tiempo, ha traído consigo la aparición de numerosos homónimos, lo que implica que el estilo clásico, que poseía una gran concisión, resulte incomprensible al transcribirlo. Desde el primero de enero de 1979 la Agencia Internacional de Noticias China (Xinhua), emplea en todos sus despachos el pinyin. Ello ha supuesto la aceptación internacional de los gobiernos, el mundo científico, la prensa y las editoriales.


La Lengua árabe




Alfabeto árabe
El alfabeto árabe, o alifato, tiene 28 letras consonánticas, que se escriben de derecha a izquierda. Está basado en 18 figuras que varían según estén conectadas con la precedente o con la que le sigue. Existen también 3 vocales, que no se registran en la escritura.

Lengua árabe, lengua de comunicación tanto escrita, para la que mantiene gran regularidad, como de comunicación oral, que se emplea en diferentes dialectos desde Marruecos hasta Irak. Entre los musulmanes, se considera el árabe como la lengua sagrada al haber sido el Corán revelado en ella. A partir del año 622, d.C. tiene lugar la expansión del islam como una de las grandes religiones dominantes, con lo que el árabe se convierte en la lengua viva más difundida dentro del tronco de las lenguas semíticas; en la actualidad unos 150 millones de hablantes la consideran su lengua materna y algunos millones más la hablan como segunda lengua. Entra dentro del grupo de las lenguas semíticas en su rama meridional-central; el árabe está relacionado con el hebreo que se habla en Israel, el amárico o etíope, que se habla en Etiopía, así como con las antiguas lenguas semíticas. Las primeras inscripciones que se conservan en árabe se encontraron en la península Arábiga y datan de principios del siglo IV d.C., aunque se piensa que la lengua se usa ya desde comienzos del siglo V. Entre los pueblos árabes, la lengua es el nexo que los une y así mismo es la lengua litúrgica de los musulmanes de Turquía, de Irán, de Afganistán, de Pakistán, de Indonesia, de las zonas subsaharianas de África, de Kazajstán, de Kirguizistán, de Turkmenistán y de Uzbekistán.
En árabe existen dos variantes—el árabe clásico y el vulgar o coloquial. El clásico representa la lengua sagrada del islam y es lengua franca entre los hablantes cultos en todo el mundo árabe. El término árabe coloquial se refiere a la lengua normativa que se escucha tanto en la radio y la televisión, como en las mezquitas. Hay diversos dialectos del árabe vulgar o coloquial, pero varían bastante según el lugar de donde procedan sus hablantes. Esos dialectos difieren del árabe normativo y también lo hacen entre sí en pronunciación, vocabulario y gramática; por lo general, reciben el mismo nombre de las grandes áreas geográficas que lo hablan, así se clasifica como norteafricano, egipcio, y del golfo pérsico. Dentro de estas grandes clasificaciones, también hay diferencia entre los hablantes urbanos, rurales y nómadas. No se entienden entre sí quienes no han sido escolarizados por vivir en las zonas aisladas que existen en el mundo árabe, aun cuando sean hablantes de la misma versión.
El sistema fonético árabe cuenta con 28 consonantes. Cuenta además con tres vocales con un sonido largo y otro breve que originan sílabas largas y breves, tan importantes para la métrica de esta lengua. Aunque los dialectos mantienen las vocales largas, han perdido muchos contrastes de las breves.
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GRAMÁTICA ÁRABE
Todo el proceso de formación de palabras dentro del árabe se basa en una mera abstracción, la raíz, que en términos generales está formada por tres consonantes. Esos sonidos raíces se unen a determinados patrones vocálicos para formar los nombres simples y los verbos a los que se añaden los afijos y forman derivaciones más complicadas. Por ejemplo, el término bank, que es una palabra nueva, préstamo de otra lengua, tiene por raíz el grupo consonántico b-n-k; otro tanto ocurre para el neologismo film que se forma con la raíz f-l-m.
Para conjugar los verbos y alterar sus raíces tiene un sistema muy uniforme con el fin de indicar las variaciones en el significado básico, tanto que los diccionarios se refieren a los verbos a partir del número que tienen en el sistema (I al X). Por ejemplo, a partir de la raíz k-s-r, la forma I del verbo es kasar, ‘él rompió’; la forma II es kassar, ‘él rompió en pedazos’ o destrozó; y la forma VII es inkasar, ‘se desmenuzó’.
La formación de los nombres y adjetivos es más variada pues tienen distintos patrones para el plural. Los llamados plurales fragmentados se forman al cambiar la configuración de la sílaba interna del nombre en singular. Por ejemplo, en el caso de los neologismos bank y film sus plurales respectivos son las palabras, bunuk para bancos y aflam para filmes.
En su norma lingüística, el orden que siguen las palabras en la oración es el que corresponde a la estructura: verbo-sujeto-objeto. En poesía y en ciertos estilos en prosa, ese orden puede alterarse; cuando esto sucede, el sujeto se distingue del objeto por las desinencias de caso, es decir, por los sufijos que indican la función sintáctica de los nombres. Esos sufijos únicamente se escriben correctamente en los textos escolares y en el Corán para asegurar una lectura absolutamente correcta. En los demás textos árabes, las terminaciones de casos (normalmente vocales breves) se omiten, y se marcan de la misma forma que todas las vocales breves interiores. La escritura árabe no tiene letras para esas vocales; en su lugar, existen unas marcas pequeñas situadas encima o debajo de las consonantes. Existen dos tiempos verbales, el perfecto y el imperfecto, y tres casos para la declinación, nominativo, acusativo y genitivo.
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ESCRITURA ÁRABE
La escritura árabe, que procede de la aramea, se realiza de derecha a izquierda y los libros se leen de atrás hacia adelante. Está basada en 18 figuras distintas que varían según estén conectadas con la letra precedente o siguiente. Gracias a una combinación de puntos encima y debajo de esas figuras, completan las 28 consonantes que con las tres vocales largas, permiten escribir correctamente. El alfabeto árabe, que es el segundo sistema de escritura más usado en el mundo, ha sido adoptado por otras lenguas no semíticas como el persa moderno, o farsi, el urdu, el malayo y algunas lenguas del África occidental como el hausa. El empleo de la escritura de los versos del Corán como elemento decorativo durante unos 1.400 años ha desarrollado muchos estilos caligráficos distintos. La caligrafía es un arte delicado para los árabes.
La extensa historia de la lengua supone periodos de gran interés en el mundo de la literatura. El árabe que se escribe en la edad media se denomina árabe clásico, del que procede el moderno; sin embargo, resulta evidente la influencia estilística del francés y del inglés en la lengua moderna y normativa. Véase Literatura árabe.
En sentido contrario, el árabe prestó terminología técnica a los pueblos conquistados, como ocurrió en España durante la edad media, así tienen ese origen: noria, quilate, acequia, arroz, atalaya, albufera, alcázar, jaque, alquimia, y muchas de las palabras que empiezan por al- y alh-, como alcaloide y alhambra. Los nombres de cargos referidos al sistema de organización social, como visir, alcalde, musulmán y jeque; topónimos como Almería y Zaragoza. Influyen en algunos rasgos fonéticos como el convertir la s- inicial del latín en j, así del latín saponem procede ‘jabón’ en español; también es de origen árabe el sufijo -i para formar nombres y adjetivos como alhelí, marroquí y jabalí.


Las Lenguas africanas




Mapa de las lenguas africanas
El mapa muestra las áreas de África donde se hablan las principales lenguas africanas. Las predominantes en el norte del continente son las de la familia afroasiática (también llamada camitosemítica), entre las que se incluyen el árabe y el hausa, y las de la familia nilosahariana, que se hablan en las orillas del río Níger hasta Etiopía, a través del valle alto del Nilo y en algunas partes de Uganda y Kenia. El resto del continente está dominado por las lenguas de la familia nigero-kordofana, como el yoruba, el swahili, el xosa o el ruandés. Las lenguas de la pequeña familia khoisán, reconocibles por el peculiar chasquido de algunos de sus sonidos, se hablan al sur de África.

Lenguas africanas, lenguas indígenas del continente africano. En África se hablan más de mil lenguas diferentes. Dejando aparte el árabe, cuyos límites exceden los del continente, las lenguas más habladas por los africanos son el swahili y el hausa, que cuentan cada una con más de diez millones de hablantes. Otras lenguas, que a menudo son calificadas erróneamente como dialectos por el mero hecho de contar con pocos hablantes, las hablan algunos miles de personas. Por término medio, una lengua africana cuenta con unos doscientos mil hablantes, y sólo algo más de una docena de ellas alcanzan el millón. Con todo, muy pocas cuentan con documentos literarios escritos, aunque la mayoría sí posee una amplia tradición de literatura oral.
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CLASIFICACIÓN DE LAS LENGUAS
De acuerdo con los estudios más recientes, suele afirmarse que las lenguas de África se clasifican en cuatro grandes familias: camitosemítica, también llamada afroasiática, nilosahariana, khoisán y nigero-kordofana.
Se llama familia lingüística al grupo de lenguas o idiomas que proceden de un tronco común. Las familias se subdividen en ramas o grupos que están constituidos por lenguas más próximas e interrelacionadas; en África, algunas tienen una historia de más de 5.000 años. Los idiomas pertenecen a familias tan diferentes como lo puedan ser el español, el vasco, el árabe, el quechua y el tagalo entre sí; aunque sean dispares pueden hablarse en el mismo entorno nacional. Incluso dentro de una misma familia pueden existir disparidades fonéticas y estructurales, semejantes a las que existen entre el español, el francés, el alemán, el ruso y el indi, que son todas ellas miembros de la familia indoeuropea. A su vez, también dentro de una misma familia hay similitudes, como las que se manifiestan entre el catalán, el español y el portugués.
En cuanto a la escritura, sólo la poseen en torno a la mitad de las lenguas africanas y algunas no tienen más testimonio escrito que unos fragmentos del Nuevo Testamento. Los alfabetos, excepto en el caso del árabe y de algunas lenguas de Etiopía, están basados en adaptaciones del alfabeto romano introducido por los movimientos misioneros. Algunas tribus han desarrollado su propio silabario, tal es el caso del vai de Liberia y el bamum del Camerún.
Las primeras personas que estudiaron las lenguas africanas fueron fundamentalmente misioneros, los cuales, conforme iban aprendiendo la lengua con la población nativa, preparaban textos escritos. Así pues, la información más válida sobre los idiomas africanos tiene ese origen. La primera obra de interés en estas lenguas es la Políglota Africana, que realizó, en el siglo XIX, el profesor y misionero Sigismund W. Koelle; incluye una relación de unas 300 palabras y 156 frases en distintos idiomas. Esta información la obtuvo de los esclavos liberados que vivían en el protectorado británico del África occidental de Sierra Leona. En el siglo XX, se ha avanzado bastante en el conocimiento de estas lenguas, tanto en sí mismas como en las relaciones que existen entre ellas. Pueden destacarse los estudios de los alemanes Carl Meinhof y Diedrich Westermann, del lingüista sudafricano Clement Martyn Doke y de los británicos Ida Caroline Ward y Malcolm Guthrie. El lingüista y antropólogo estadounidense Joseph H. Greenberg corrigió las primeras agrupaciones de estas lenguas y realizó una clasificación en 1963 que, tal vez, en estudios posteriores se modificará o perfeccionará.
A veces se ha sugerido que con el tiempo las lenguas indígenas africanas retrocederán en favor de las lenguas europeas más reconocidas internacionalmente, o al menos lo harán en favor de las lenguas nativas más difundidas en el continente. Sin embargo, se espera que permanezcan vivas durante los próximos siglos, pese al aumento de los contactos que se establecen entre África, Europa y el resto del mundo. A medida que el continente se desarrolle, será mayor el número de personas que, hablando una lengua de las consideradas menores, aprenda una de las lenguas nativas más habladas y quizá otra lengua internacional; ahora bien, persistirá el uso de su lengua en el ámbito familiar, y en los asuntos privados o en su entorno nacional, mucho más allá de lo que se cree. La aparición de los estados independientes se ha visto acompañada de un renacimiento e interés por las lenguas indígenas en muchas partes de este continente.
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FAMILIA CAMITOSEMÍTICA
Constituye el grupo más importante de las lenguas que se hablan en el norte de África. La rama semítica incluye las lenguas que se hablan tanto en Asia como en África. El árabe, miembro principal de la rama, es la lengua más hablada en el norte del continente y en la República de Sudán. El amárico, que hablan cinco millones de personas, es el idioma oficial de Etiopía. Su libro nacional, el poema Kebra nagast (La gloria de los reyes) está escrito en ge’ ez o etíope antiguo, hoy en desuso. La literatura en esta lengua antigua también incluye varios libros de los Evangelios apócrifos, que no se conservan en ninguna otra lengua. Entre las lenguas semíticas que se hablan en el este de África están la tigrinya y la tigré de Eritrea y Etiopía.
La rama bereber de esta familia se extiende por Marruecos, Argelia y Túnez; la hablan también grupos de poblaciones diseminadas por el norte de África y en los límites meridionales del desierto del Sahara. La rama cusita está localizada en Etiopía, Somalia y la costa del mar Rojo; en este grupo se incluyen la orominga y la somalí. De la misma familia camitosemítica era el egipcio antiguo, hoy sin descendencia entre las lenguas vivas (véase Lengua copta).
La llamada rama chádica, de la misma familia, se extiende por el norte de Nigeria. En ella la más importante es la lengua hausa, una de las dos más habladas en el África subsahariana. Es una lengua empleada en el comercio y en la enseñanza, se usa incluso en regiones que sobrepasan sus fronteras originarias. En hausa se publica prensa escrita y está aumentando el volumen de su producción literaria.
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FAMILIA NILOSAHARIANA
Se habla a lo largo de un territorio que se extiende a lo largo de las orillas del río Níger hasta Etiopía, a través del valle alto del Nilo y en algunas partes de Uganda y Kenia, lo que constituye toda una cadena discontinua de lenguas. El miembro más occidental de esta familia es el songay, lengua que cuenta con bastantes hablantes, aunque sin relación con otras próximas, que se habla en gran parte del Alto Níger, Malí y Níger. La rama sahariana abarca las lenguas que se hablan al norte de Nigeria, en la República del Chad, por el este, y en los asentamientos de los oasis que existen en Libia, por el norte. Aun cuando esta zona no está densamente poblada, la lengua que cuenta con mayor número de hablantes, de la mencionada rama sahariana, es el kanuri, con millón y medio de hablantes.
La rama nilochadiana cuenta con un millón de hablantes y se habla en Sudán, norte de Chad, parte de Uganda y Kenia y en el límite noreste de las dos repúblicas del Congo. Las lenguas nubias se localizan en la frontera sur de Egipto, a lo largo del Alto Nilo, y en zonas aisladas por el suroeste. El alfabeto nubio tiene su origen en el copto. Sus documentos religiosos, que datan de los siglos VIII al XIV, constituyen la única expresión literaria de una lengua viva que se usó en épocas remotas. Pertenecen a esta rama el grupo de lenguas conocido por nilótico, que se habla en el sur de Sudán y en el norte de Kenia y Uganda; las más representativas son: dinka, nuer, shilluk y luo. Las lenguas que se hablan más al sur, lo que incluye el masai de Kenia, fueron consideradas como camitosemíticas, sin embargo, parece que las investigaciones más modernas han demostrado que se trata de lenguas no relacionadas con esta familia, sino con la rama nilótica.
También pertenecen a la misma familia, la nilosahariana, las que hablan pequeños núcleos de población de Chad y de la frontera entre Etiopía y Sudán, la maba y la koma.
En muchas lenguas de esta familia, las relaciones gramaticales se expresan por medio de sufijos nominales, algo parecido a los casos del latín; es un sistema muy diferente al de cualquier otra familia de lenguas africanas. Estas relaciones se expresan por medio de un cambio fonético muy complejo, que se produce en las vocales interiores, y que ofrece grandes dificultades para quien trata de aprender cualquiera de estas lenguas. También disponen de una serie de sufijos para expresar determinadas construcciones verbales, como es el caso del kanuri; otras se sirven de sufijos y prefijos, como en las lenguas nilóticas meridionales. También poseen construcciones pasivas que se utilizan frecuentemente y con mayor libertad que en español. Por ejemplo, una oración como ella recibió un paquete se suele expresar por la forma un paquete fue recibido por ella. Se puede acortar por medio de un paquete fue recibido. La acción (recibir) y el objeto (paquete) constituyen la parte básica de la oración y es la información relevante; el agente que lleva a cabo la acción prácticamente carece de interés.
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FAMILIA KHOISÁN
Está formada por lenguas que cuentan con un menor número de hablantes, no más de cien mil, en todo el continente. Son los idiomas que hablan los pueblos del sur de África: san y khoisán; la más hablada es la nama, por unas 25.000 personas. Lejos de ella, al noreste de Tanzania, existen otras dos lenguas de la misma familia: la sandawe, que cuenta con unos 23.000 hablantes y otra menos divulgada, la hadza. Estas lenguas se caracterizan por un chasquido específico en sus sonidos consonánticos, y en algunas, las palabras se inician con el chasquido. Este sonido consiste en dos oclusiones seguidas, desde la zona gutural hasta la labial. Para emitirlo la lengua succiona y forma una cavidad vacía entre las oclusiones; al deshacerse, porque entra el aire exterior en dicha cavidad, se produce ese sonido característico. En la escritura, los chasquidos se representan por medio de letras que no se emplean como C, Q, X, o bien por medio de unos signos especiales que representan un chasquido alveolar (≠), uno lateral (//), uno palatal (!) y uno dental (/). En este conjunto de lenguas, las hay que poseen el sistema de género gramatical que, entre las lenguas africanas, sólo se encuentra en el grupo camitosemítico.
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FAMILIA NIGERO-KORDOFANA
Incluye dos subfamilias: la nigerocongoleña y la kordofana. Ésta última abarca unas treinta lenguas. Se localiza en un área pequeña al sur de Sudán, en las montañas de Nubia, y está prácticamente rodeada por la familia nilosahariana y las variedades del árabe que se hablan en la zona. La subfamilia nigerocongoleña se distribuye por casi todo el continente al sur del desierto del Sahara. Seguramente, como consecuencia de las migraciones, la subfamilia nigerocongoleña se fragmentó en varias ramas, hará más de 5.000 años, por lo que muchas lenguas emplean palabras parecidas para nombrar objetos y acciones de la vida cotidiana; incluso algo similar ocurre con lenguas más alejadas de la subfamilia kordofana, que muestran caracteres gráficos y estructuras gramaticales próximas a las nigerocongoleñas. En contraste con el escaso número de hablantes con que cuentan las lenguas kordofanas, cada tres o cuatro africanos hablan una lengua del entorno nigerocongoleño.
Hace más de un siglo que se conoce la relación que existe entre las lenguas de esta subfamilia. Por eso, pronto empezó a hablarse de lenguas bantúes (porque la palabra bantú significa gente en muchas lenguas de este grupo). Las lenguas bantúes más conocidas y habladas son: el zulú y el xosa de Sudáfrica, el makua de Mozambique, el ngamya de Malawi, el shona de Zimbabue, el bemba de Zambia, el kimbundu y umbundu de Angola, el swahili y sukuma de Tanzania, el kikuyu de Kenia, el ganda de Uganda, el ruandés de Ruanda, el rundi de Burundi, el ngala y congo de la República del Congo y de la República Democrática del Congo, el fang de Camerún. Ya empieza a ser conocida la producción literaria de quienes escriben en alguna lengua bantú.
Por sí mismas, las lenguas bantúes no constituyen una familia aislada, es más, podrían agruparse con otras de Nigeria como las tiv y birom. Todas se clasifican como Benue-Congo, que es una rama de la subfamilia nigerocongoleña. Se trata de la rama más numerosa de las lenguas africanas. El conjunto bantú aglutina mayor número de hablantes que todas las demás lenguas nigerocongoleñas.
Por encima del área bantú y al norte de las repúblicas del Congo, se encuentra la segunda rama de la subfamilia nigerocongoleña, el grupo adamaua oriental. Sus miembros de mayor difusión son la zandé y la abandi; un dialecto de ésta, conocido por sango, es una lengua franca que emplean las tribus de la República Centroafricana y cuya importancia crece día tras día.
Al oeste de Nigeria se localizan cinco ramas más de la subfamilia nigerocongoleña que han recibido la denominación de lenguas sudánicas occidentales. Una de esas ramas, integrada por tres o cuatro lenguas vecinas, en el delta del Níger, son las llamadas ijo o ijaw.
En la franja que discurre desde el sureste de Nigeria hasta Liberia se localiza la rama kwa. Abarca lenguas tan importantes como: la yoruba de Nigeria, ewé de Togo y Ghana, baulé de Costa de Marfil, kru de Liberia, entre otras. Muchas se enseñan en las escuelas y se empieza a publicar una producción literaria escasa pero creciente.
La rama gur se localiza al norte de la región lingüística kea, desde el occidente de Nigeria hasta el interior de Costa de Marfil; en ella se incluye la lengua moré de Burkina Faso, con dos millones de hablantes.
La rama atlántica occidental se extiende a lo largo de la costa atlántica, desde Liberia hasta el norte del desierto de Dakar. A ella pertenecen las lenguas temné de Sierra Leona, wolof y fulani, que es la más difundida (se la conoce también por fula, fufulda o peul). Hay dos grandes concentraciones de hablantes de esta lengua en Guinea-Conakry, y en el este de Nigeria y Camerún. Se trata de poblaciones diseminadas que viven de una incipiente ganadería, vendiendo carne, leche y mantequilla a las tribus vecinas. La fulani no es, como en ocasiones se ha dicho, una lengua semítica.
Los hablantes de la rama mandé residen en lo que resta del occidente africano. Uno de sus idiomas, que recibe varios nombres como malinka, malinké, mandinga, bambara y diola, según las áreas, cuenta con tres millones de personas, distribuidas desde Senegal hasta gran parte de Malí, Guinea y en el norte de Costa de Marfil. También se hablan lenguas mandé en Sierra Leona y Liberia. Pequeñas comunidades de hablantes de esta rama se diseminan por el occidente de Nigeria. Hace poco tiempo se ha propuesto llamar a esta rama mandekán, y parece que ha sido bien acogida la propuesta. Se cree que se trata de la agrupación más antigua dentro de la subfamilia nigerocongoleña y que se habla desde hace 5.000 años.
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GRAMÁTICA BANTÚ
Las lenguas bantúes, que pertenecen a una rama de la subfamilia nigerocongoleña, clasifican los nombres según un criterio peculiar. En swahili, que es un idioma bantú, un determinado grupo de nombres añaden el prefijo m- para el singular y el wa- para el plural: por ejemplo, mtoto (niño) y watoto (niños). Otro grupo emplea el prefijo ki- para el singular y el vi- para el plural: por ejemplo, kikapu (cesto) y vikapu (cestos). Las palabras que modifican a los nombres concuerdan con ellos según los prefijos: así mtu mzuri (buena persona), y watu wazuri (buenas personas); kikapu kizuri (buen cesto) y vikapu vizuri (buenos cestos). Existen algunos modificadores y pronombres personales de tercera persona que no concuerdan con los nombres en el prefijo. Cada serie de prefijos y de pronombres singular, plural o neutro (como el prefijo u- de uhuru que significa libertad) define una clase de nombres y determina sus concordancias.
Este sistema de clasificación, descrito en el párrafo anterior, es característico de todas las ramas de la subfamilia nigerocongoleña, excepción hecha de la rama de lenguas mandé, rasgo que comparte con la subfamilia kordofana. Esta tipología hace pensar que perteneció a una lengua troncal de la que proceden las dos subfamilias. Existen otras formas de clasificar los nombres, como lo muestran las lenguas de la rama gur, que lo hacen por medio de prefijos y sufijos, otras sólo por sufijos, pero en todas ellas subsisten pronombres diferentes que no se combinan ni con prefijos ni sufijos y que son sólo aplicables a cada clase de nombres a los que se refieran, rasgo inherente de las lenguas bantúes. En la rama kwa, algunas lenguas poseen prefijos nominales pero carecen de otras características. Existe otro rasgo para identificar las lenguas de esta familia y consiste en el uso de la m como descriptor de nombres referidos a líquidos, como aceite, agua o leche.
Aun cuando varía mucho la estructura gramatical de las lenguas nigero-kordofanas, todas conceden gran importancia al tipo de acción (aspecto verbal) y a la actitud del hablante ante la acción (modo verbal), pero no dan relevancia al tiempo. Tienen construcciones diferentes para indicar la acción habitual (ríe siempre), la potencial (podría reír o reiría), la terminada y experimentada por los sentidos (ha visto al jefe), la actitud exhortativa (ojalá ría), la desiderativa (si riera,...) entre otras posibilidades, que el español también posee, gracias a la combinación modo y tiempo verbal. En una lengua nigero-kordofana se expresan actitudes y tipos de acción sólo por medio de prefijos, sufijos, partículas o incluso con una leve modificación formal del pronombre o el verbo, que es un procedimiento relativamente sintético. Por otro lado, las construcciones pasivas son escasas o sencillamente no existen dentro de esta familia de lenguas que no son bantúes. Las preposiciones casi no aparecen y lo que expresan, como el movimiento hacia, desde, a través y demás, se expresa incorporado al verbo, en tanto que la localización como ante, detrás de, sobre o bajo van incorporadas a los nombres.
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EL TONO
Salvo pocas excepciones, las lenguas nilosaharianas, las nigero-kordofanas, las khoisán, así como las chádicas y algunas cusitas, son lenguas tonales, esto es, las diferencias de tono en una sola sílaba hacen que cambie el significado de una palabra, de un prefijo o de un sufijo, e incluso la función gramatical en la oración. Por ejemplo, en un dialecto nigeriano ogun en tono alto significa navaja, con tono medio, piedra de molino y con tono bajo, pollo; en el caso de dos sílabas seguidas como ku bi, si las dos se emiten en un tono medio significa él vino, pero si se emite la primera sílaba en un tono alto significa tiene que venir. En las lenguas nigerocongoleñas, los distintos tipos de pronombres pueden distinguirse únicamente por la altura tonal. En general, tales distinciones tonales, así como las de intensidad, se omiten en la escritura; sin embargo, para que el lector pueda distinguir las diferencias de significado, habría que indicarlas bien con acentos, bien con otros signos diacríticos, que pocos diccionarios y gramáticas de las lenguas africanas incluyen.
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OTRAS FAMILIAS LINGÜÍSTICAS
Hay otras dos familias, la malayo-polinesia y la indoeuropea que, en mayor o menor grado, están presentes en las lenguas africanas. A la última pertenecen el afrikáans y el inglés, ambas habladas en la República de Sudáfrica, y el inglés en Zimbabue; el francés que se habla en una extensa área de África, donde se localizaban antiguas colonias francesas, y el español que se habla en Guinea Ecuatorial y en las ciudades españolas de Ceuta y Melilla, situadas al norte de Marruecos. El malgache, que se habla en Madagascar, pertenece a la familia malayo-polinesia.


Principales dialectos del chino




Aunque la denominación de lengua china acoja a los dialectos mandarín, wu, xiang, yué, min, kejia y gan, éstos presentan grandes diferencias entre sí. Las variaciones léxicas, fonéticas y gramaticales existentes son de tal naturaleza que, si una persona habla un dialecto determinado, puede entender o no a otra que hable uno distinto al suyo. El yué y el cantonés, considerado como dialecto, suelen ser mutuamente inteligibles.

DIALECTO
PORCENTAJE
DE HABLANTES
REGIONES EN QUE SE HABLA
Mandarín
71
Norte del Yangtzé y suroeste de China
Wu
9
Shanghai, Suzhou, Hangzhou
Xiang
5
Hunan
Yue
5
Guangxi, Guangdong
Min
4
Fujian, Taiwan, Hainan
Kejia
4
Comunidades hakkas del sureste de China
Gan
2
Jiangxi


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