La Criptografía




Cifras y códigos


Los mensajes secretos se pueden ocultar o enmascarar de muchas formas. Cifrar o codificar un mensaje significa alterar las palabras, que cualquier persona puede leer y entender, y convertirlas en un conjunto especial o secuencia concreta de símbolos que sólo conocen unas pocas personas. La ocultación es una forma sencilla de criptografía, ya que el mensaje está escrito normalmente y sólo se oculta. Aun cuando resultan difíciles de descifrar, los códigos también son sencillos de utilizar ya que las palabras y los símbolos se hallan prefijados. (La razón por la que los códigos resultan tan difíciles de desentrañar radica en la imposibilidad de analizarlos lógicamente. No existe ningún vínculo evidente entre F5 y el mensaje de la ilustración). En los cifrados por sustitución, los mensajes quedan totalmente reescritos. A cada letra del alfabeto se le asignan nuevas letras o números (arriba a la derecha) o se utiliza el valor numérico de las letras junto a una palabra clave repetitiva (abajo a la derecha).

Criptografía (comunicaciones), ciencia que trata del enmascaramiento de la comunicación de modo que sólo resulte inteligible para la persona que posee la clave, o método para averiguar el significado oculto, mediante el criptoanálisis de un texto aparentemente incoherente. En su sentido más amplio, la criptografía abarca el uso de mensajes encubiertos, códigos y cifras. Los mensajes encubiertos, como los ocultos en textos infantiles o los escritos con tinta invisible, cifran todo su éxito en no levantar ninguna sospecha; una vez descubiertos, a menudo no resultan difíciles de descifrar. Los códigos, en que las palabras y las frases se representan mediante vocablos, números o símbolos preestablecidos, por lo general resultan imposibles de leer si no se dispone del libro con el código clave.
La palabra criptografía se limita a veces a la utilización de cifras, es decir, métodos de transponer las letras de mensajes (no cifrados) normales o métodos que implican la sustitución de otras letras o símbolos por las letras originales del mensaje, así como a diferentes combinaciones de tales métodos, todos ellos conforme a sistemas predeterminados. Hay diferentes tipos de cifras, pero todos ellos pueden encuadrarse en una de las dos siguientes categorías: transposición y sustitución.
En las claves de transposición, el mensaje se escribe, sin separación entre palabras, en filas de letras dispuestas en forma de bloque rectangular. Las letras se van transponiendo según un orden acordado de antemano, por ejemplo, por columnas verticales, diagonales o espirales, o mediante sistemas más complicados, como el salto del caballo, basado en el movimiento del caballo de ajedrez. La disposición de las letras en el mensaje cifrado depende del tamaño del bloque utilizado y del camino seguido para inscribir y transponer las letras. Para aumentar la seguridad de la clave o cifra se puede utilizar una palabra o un número clave; por ejemplo, a la hora de transponer por columnas verticales, la palabra clave coma obligaría a tomar las columnas en el orden 2-4-3-1, que es el orden alfabético de las letras de la palabra clave, en lugar de la secuencia normal 1-2-3-4. Las cifras de transposición se pueden reconocer por la frecuencia de las letras normales según el idioma utilizado. Estas cifras se pueden desentrañar sin la clave reordenando las letras de acuerdo con diferentes pautas geométricas, al tiempo que se van resolviendo anagramas de posibles palabras, hasta llegar a descubrir el método de cifrado.
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CIFRAS SENCILLAS Y COMPLEJAS
En las cifras o claves sencillas de sustitución, cada letra se reemplaza por otra o por un símbolo. Las letras se dejan en su secuencia original, observando normalmente la separación de palabras. Estas claves se reconocen por la frecuencia de aparición de letras normales seguidas de otras incorrectas. Se pueden resolver mediante el análisis de frecuencias y detectando las características de determinadas letras, tales como la tendencia a formar letras dobles, prefijos y sufijos comunes, letras de inicio y final habituales y combinaciones frecuentes, como QU, CH, LL.
En las cifras de sustitución múltiple (polialfabéticas) se utiliza una palabra o número clave. La primera letra del mensaje se puede cifrar añadiéndole el valor numérico de la primera letra de la palabra clave; la segunda letra del mensaje se cifra de forma análoga, utilizando la segunda letra de la palabra clave, y así sucesivamente, repitiendo la palabra clave tantas veces como sea necesario para cifrar todo el mensaje. Así, para cifrar la palabra MESA mediante la palabra clave CAB, M se convierte en O, ya que C es la tercera letra del alfabeto; E pasa a ser F, pues A es la primera letra, y S se convierte en U, pues B es la segunda letra del alfabeto. Para el resto del mensaje se repite la palabra clave y MESA queda codificada como OFUD. El sistema de tablas de Vigenère utiliza estos mismos principios.
En los sistemas polialfabéticos más complejos, las letras de la palabra clave indican cuál de la serie de alfabetos de sustitución entremezclados debe utilizarse para cifrar cada letra del mensaje. En el autocifrado se emplea una única letra clave para la primera letra del mensaje; la primera letra cifrada se utiliza entonces para cifrar la segunda (autoclave del texto cifrado), y así sucesivamente. Otros sistemas usan el código Morse con diferentes transposiciones o tablas complejas para la sustitución de letras en grupos de dos o tres (véase Código Morse internacional). Las claves polialfabéticas con palabra clave se caracterizan por una frecuencia de letras homogénea o aleatoria. Estas claves se pueden descifrar determinando la longitud de la palabra clave, por lo general tomando como base secuencias repetidas en el texto (método Kasiski), y aplicando a continuación el procedimiento de sustitución simple a cada uno de los alfabetos de sustitución descubiertos.
La combinación de los tipos básicos permite crear claves de diferentes grados de complejidad. Sin embargo, la clave deberá siempre recordarse o reproducirse fácilmente, pues de lo contrario deja de ser un mensaje para convertirse en un rompecabezas. Con tiempo y medios suficientes se pueden descifrar la mayoría de las claves, pero en cada caso se deberá utilizar el grado de complejidad suficiente para alcanzar el nivel de seguridad deseado. Las órdenes militares que deben permanecer en secreto durante muy pocas horas se pueden codificar con una clave que resultaría totalmente inadecuada para informes diplomáticos de más prolongada vigencia. Los mensajes se pueden transmitir a través de máquinas automáticas de cifrado. Un télex puede ser dotado de una palabra clave para codificar de forma automática todos los mensajes; la máquina receptora, con la misma clave, procederá a su descodificación.
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CLAVES DE COMPUTADORA
En la actualidad, los organismos oficiales, los bancos y muchas empresas transmiten gran cantidad de información confidencial, en forma de comunicación de datos, de una computadora a otra. La comunicación se efectúa por línea telefónica u otros canales no privados. A principios de la década de 1970 se desarrolló LUCIFER, un sistema de cifrado basado tanto en la sustitución como en la transposición, y en 1976 se elaboró la técnica denominada Data Encryption Standard (DES) sobre la base del primero. Utiliza el código binario compuesto por ceros y unos. Cada unidad recibe el nombre de bit. El DES transforma segmentos de mensaje de 64 bits en otros equivalentes de texto cifrado, empleando una clave de 56 bits. Cada usuario elige una clave al azar, que sólo comunica a aquellas personas autorizadas a conocer los datos protegidos. El mensaje real se codifica y descodifica automáticamente mediante equipos electrónicos incorporados a las computadoras emisoras y receptoras. Como existen más de 70.000 billones de combinaciones de 56 bits, la probabilidad de descubrir la clave aleatoria parece mínima. Sin embargo, algunos expertos han criticado la técnica DES por su vulnerabilidad frente a los potentes métodos de descodificación posibles para los grandes ordenadores.
Se han propuesto diferentes alternativas, como el criptosistema de clave pública (PKC), que utiliza una clave pública y otra secreta. El PKC, basado en un enfoque matemático, elimina el problema de la distribución de claves pero no resulta tan eficaz, desde el punto de vista informático, como el DES. En 1978 apareció el denominado algoritmo RSA, que utiliza dos números primos de 100 cifras, p y q, para formar su producto n = pq, desarrollando la dificultad inherente a la factorización de los números primos (véase Teoría de números). Desde entonces se han estudiado muchas variantes de este tipo de claves, aunque parece ser que RSA continúa siendo el sistema más eficaz y seguro.
Véase también Seguridad informática.
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LIBROS CIFRADOS
Los cifrados a partir de claves resultan más sencillos que los códigos, que exigen que tanto el emisor como el receptor posean el mismo libro de cifra. Por otro lado, un código bien construido es capaz de representar frases y párrafos enteros mediante símbolos, tales como grupos de cinco letras, y a menudo se utiliza más por razones de economía que de seguridad. Aunque un código bien construido puede proporcionar un nivel mayor de seguridad, la dificultad de imprimir y distribuir los libros cifrados en condiciones de absoluto secreto reduce su uso a lugares en los que los libros puedan quedar bien vigilados.
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HISTORIA
Los códigos secretos provienen de muy antiguo. Los escritores judíos de antaño a veces disfrazaban el significado de sus textos invirtiendo el alfabeto, es decir, utilizaban la última letra de éste en lugar de la primera, la penúltima en vez de la segunda, y así sucesivamente. Este sistema, denominado atbash, aparece en la Biblia, en Jer. 25,26, que escribe ‘Sesac’ en lugar de ‘Babel’, empleando la segunda y duodécima letras contando desde el final, no desde el principio, del alfabeto hebreo. Los éforos de Esparta se comunicaban con sus generales de campo por medio de mensajes escritos en los extremos de una banda de cuero que se enrollaba formando una espiral sobre un bastón llamado escitalo. Una vez desenrollado, el mensaje sólo podía volver a leerse si se enrollaba la cinta sobre un bastón idéntico. El escritor Polibio inventó el cuadro de 5 × 5, que se utilizó mucho en diferentes sistemas criptográficos. Julio César empleó un sistema consistente en adelantar cada letra cuatro posiciones.


El Lenguaje de signos




Comunicación no verbal
El lenguaje corporal y el contacto interpersonal constituyen aspectos especialmente importantes de la comunicación en estudiantes sordos; este tipo de interacción también es importante en las transacciones comerciales, las entrevistas y otras muchas situaciones.


Lenguaje de signos, cualquier sistema organizado a base de gestos o signos empleados por personas que o bien no tienen una lengua común para comunicarse, o bien están discapacitadas física o psíquicamente para usar el lenguaje oral.
Uno de los sistemas mejor conocidos es el creado por los indios de las llanuras de Estados Unidos como sistema de comunicación entre las tribus que no mantenían el mismo idioma. En muchos aspectos puede considerarse como un complemento de los pictogramas de los pueblos indígenas americanos, pintados sobre cuero o madera. Los signos que se hacían con las manos representaban cosas de la naturaleza, ideas, sensaciones y emociones. Por ejemplo, para indicar hombre blanco se hacía un signo que representaba el sombrero, poniendo dos dedos en forma de puente a lo largo de la frente. Cada tribu poseía sus propios signos para indicar los ríos, montañas y lugares que les eran más próximos. Así, movían con un temblor las manos delante del cuerpo para indicar la sensación de frío; el mismo signo servía para invierno y para año, porque los indígenas americanos contaban los años por inviernos. Su sistema era tan rico que podían mantener una conversación sólo a base de gestos.
Fuera de Estados Unidos, aparecen en otras partes del mundo otros sistemas gestuales muy elaborados, concretamente entre varios grupos culturalmente diversos del estado de Asam, al este de la India, y en Australia. Otro sistema mímico muy evolucionado lo constituye el lenguaje de los sordos. Posee dos tipos de signos: los naturales, que representan ideas u objetos, y son parecidos a los descritos líneas más arriba; y los signos sistemáticos o del método, que transcriben letra a letra o palabra a palabra el vocabulario de una lengua natural. Esta característica lo convierte, como la escritura, en un sistema de comunicación de segundo nivel, que se apoya en el lenguaje humano. Véase Sordera.
Se ha empleado un sistema mimético con los chimpancés para hacer algunos experimentos que demuestren si una genuina comunicación abstracta —esto es, un lenguaje— es posible entre animales menos evolucionados que los humanos. Los animales entendieron varios cientos de gestos y emplearon unos cuantos. La opinión científica varía a la hora de aceptar si esos hechos demuestran que poseen pensamiento abstracto y capacidad verbal o si únicamente se trata del aprendizaje de conductas muy complejas, que no sobrepasan los límites del comportamiento. Véase Conducta animal.


La Jerga




Jerga, lenguaje que emplea un determinado grupo social o profesional y que sólo entiende parcialmente el resto de la comunidad lingüística. Cabe bajo la denominación de jerga o lenguaje específico el léxico que se utiliza en la medicina, el derecho, la banca, la ciencia, la técnica, la enseñanza, los deportes, los espectáculos y el mundo militar. Las expresiones patología, hematoma y amaurosis son palabras técnicas de la medicina para nombrar la enfermedad, la inflamación y la ceguera respectivamente; cargo, abono, y pliego de condiciones son propias de la economía y las finanzas. Otras actividades, como el deporte o la pesca, tienen expresiones específicas que no están incluidas en el nivel culto de la lengua, aunque sean técnicas y específicas como por ejemplo, larguero o arrastre, una técnica de pesca. En algunos ambientes delictivos o marginales se utiliza una lengua, llamada también germanía, que suele estar considerada como una jerga y a su vez está vinculada al argot. Palabras como bofia o tira (para nombrar a la policía en España y México, respectivamente), trena o bote (cárcel), tronco o cuate (amigo), parné o lana (dinero), cantoso o balcón (llamativo), son ejemplos que demuestran cómo algunos términos y expresiones llegan a la lengua coloquial y, en general, todo el mundo las comprende.
Para algunos estudiosos, el término jerga se utiliza únicamente para el lenguaje técnico. Si se aplicara así, algunas expresiones gráficas como larguero,que pertenecen al lenguaje profesional, harían coincidir los conceptos de jerga y argot. En términos generales puede afirmarse que, para quienes no integran el grupo creador, el argot es más efímero y aceptable que la jerga. El argot y el habla de la delincuencia varían mucho, ya que conforme las expresiones son comprensibles y aceptadas por la lengua coloquial, pierden para el grupo creador su carácter jergal. Los lenguajes específicos no varían ya que su finalidad es crear un medio de comunicación riguroso, exacto y además transmitible. El habla de determinados grupos sociales, como la de los jóvenes, o la de determinadas minorías, como los gitanos, se califica de jerga sin serlo, fundamentalmente porque no la comprenden otros hablantes. Diversos estudios usan el término argot con carácter genérico, de forma que sirva para denominar todos los lenguajes específicos y profesionales —no se ha adoptado una terminología uniforme para referirse a estos usos concretos de la lengua—. No obstante, el término jerga se aplica tanto a lenguas coloquiales como a técnicas. Incluso con el mismo término es posible referirse a un dialecto específico que sea el resultado de superponer varias lenguas distintas, como en el caso de algunas lenguas de intercambio o de planificación.


El Argot





Argot, palabras y frases de carácter expresivo que emplean en la conversación personas de igual rango o condición, cuyo origen más frecuente suele ser la asociación con otras palabras o la yuxtaposición de imágenes; generalmente tienen una vida más corta que las expresiones habituales del coloquio. Es frecuente contraponer el argot a la jerga (vocabulario que emplea un determinado grupo o toda una profesión) y al lenguaje de la delincuencia o germanía, es decir, el caló de México, la replana de Perú o el lunfardo de Argentina. Como los límites que las separan son a menudo confusos y los estudios lingüísticos no han abordado la delimitación de estos conceptos, hay quien emplea indistintamente los términos argot y jerga. Véase también Jerga; Lengua.

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ORÍGENES
El argot suele ser el fruto de la actividad de un subgrupo social y cultural que está socialmente integrado, lo que lo distingue de la germanía. Son candidatos a crear tanto un argot como una jerga los grupos profesionales, como por ejemplo policías, profesionales de la medicina o de la informática, el deporte o el periodismo; sin embargo aparece un argot con más frecuencia entre minorías sociales diferenciadas como los soldados, los jóvenes, los drogodependientes, los gitanos, los integrantes de cualquier sociedad secreta o secta, e incluso entre los miembros de una confesión religiosa (por ejemplo, los católicos crean el término cardenal para nombrar las manchas moradas de la piel, por ser del mismo color que las ropas que lleva ese alto cargo eclesiástico). Las actitudes y el sistema de valores del grupo creador de un argot se ven reflejados perfectamente en sus expresiones, por lo que supone un elemento aglutinador y a la vez sirve para identificar quiénes son y cómo piensan las personas que dieron lugar a tales expresiones. Antes de que una frase o una expresión sea considerada argot, es preciso que la adopten todos los integrantes del grupo o, al menos, sus miembros con mayor influencia. En esto tienen el mismo comportamiento la jerga y el argot. Si el grupo en cuestión está en contacto con la cultura socialmente aceptada, sus creaciones, aunque reconocidas como argot, se incorporan a la lengua diaria estándar e incluso puede que lleguen a ser admitidas en la variedad normativa. Por ejemplo, 'chaval' (como sinónimo de chico), 'canguelo' (miedo), 'camelo' (mentira, exageración), y 'cañí' (gitano) son gitanismos, pero hoy son frecuentes en el español peninsular e incluso han traspasado la lengua hablada y asimismo son conocidas en otras zonas hispanohablantes. Lo mismo sucede con tele de televisión. Esto prueba que el argot no es obra ni pertenece en exclusiva a una zona delimitada.
Las creaciones del argot pueden tener una aceptación tan amplia que se desgasten rápidamente, o bien incorporarse a la lengua en su acepción original (mili, que procede de milicia), o alterar y matizar el significado inicial para poder usarla. Hay otras expresiones que perviven durante siglos en su registro inicial de argot (como melopea por borrachera en España; pelado por persona pobre y sin linaje, fregar por molestar o chamba por trabajo en América). En el siglo XX el argot incluso se ha traducido y con ello ha traspasado la barrera de las lenguas, como consecuencia de los viajes, los medios de comunicación, la televisión y el cine, así, por ejemplo, cinco de los grandes, que puede entenderse como cinco mil pesetas o cinco mil dólares, dependiendo del contexto, y que en no mucho tiempo significará además 2.500 euros. Ese es el caso de algunas expresiones que han popularizado frases y palabras procedentes del lenguaje de la delincuencia, difundidas por las novelas, las películas y las series de televisión. Los cambios sociales suelen ayudar a la propagación de una determinada expresión que pertenece al argot. Entender el significado de gris como sinónimo de policía era un hecho frecuente dentro del argot juvenil en la década de 1960; hoy es una denominación olvidada y no sólo por el cambio de color del uniforme de los policías, sino por la desaparición del hecho que lo propiciaba. En Puerto Rico, Panamá, México y Cuba se daba el nombre peyorativo de fotingo al automóvil de marca Ford que se consideraba barato y de mala calidad. Dejó de usarse cuando salieron otras marcas al mercado, aunque en Perú sigue empleándose como sinónimo de coche viejo y desvencijado.
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USO
El argot es un código que pueden utilizar de forma excepcional otras personas que no pertenecen al grupo originario, para conseguir un efecto inesperado en quien lo escucha; así, ¿lo pescas? para asegurar la comprensión en un coloquio informal. Existen muchas expresiones disponibles para la valoración subjetiva, como por ejemplo estar para comérselo o comérsela o ser un mango, en México para valorar la belleza de una persona, estar de uñas para manifestar el enfado, ser un gallina, para denominar a una persona acobardada, ser una mierda en España, o un mugre en México, para valorar muy negativamente una situación, estar hecho o hecha polvo, estar hecho una breva (España), dejarlo a uno hecho un talco (México) o estar fané (Argentina) para describir la tristeza o la indefensión; empleando un tono irónico como por ejemplo irse a hacer puñetas una cosa por romper algo de forma involuntaria.
El argot proporciona infinidad de sinónimos para lo más cercano al individuo en su vida común y corriente, por ejemplo, el dinero (duros, pavos, talegos, pelas, lana, morlacos, pasta o plata, parné, tela, quita, marmaja, mosca, pipiolo, cuartos, reales, pachocha), las partes del cuerpo (cabeza: coco, cholla, melón, coca, calabaza, chola, casco, tatema, calamorra, chirimoya), o la comida (papa, pipirín, manduca, pitanza, condumio).
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FORMACIÓN
Las palabras y expresiones del argot se forman de acuerdo con las reglas que presiden todo el conjunto social. Desde el punto de vista morfológico, se acude al apócope y la abreviación para las palabras con más de dos sílabas; así, profe por profesor o profesora, mates por matemáticas, super por superior, y por supermercado. En la derivación se emplean los sufijos despectivos para renovar las palabras desgastadas, como -ata, -ora, y -aca y de ahí bocata por bocadillo, drogota por drogodependiente y paraca por paracaidista. Desde el punto de vista léxico, los neologismos surgen a partir de los préstamos de otras lenguas o de las onomatopeyas; así, esnifar por las viñetas y tiras cómicas; chistar y chista, que proceden de chis, el signo de silencio, ya están incorporadas a la lengua literaria.
En la formación de frases cortas que contengan valoraciones suelen estar presentes determinados recursos estilísticos como la metáfora (menudo churro para calificar algo defectuoso) o la comparación (más raro que un perro verde). Un término cualquiera puede cambiar el significado y pasar a tener una única acepción que después se generaliza, como rollo por aburrido, o carácter; también puede ocurrir lo contrario, tío pasa a ser sinónimo de cualquier persona de género masculino. Semánticamente uno de los campos que ofrecen mayor rentabilidad es el sexual, del que se suelen derivar las significaciones valorativas positivas o negativas. Desde el punto de vista fonológico existen unas pautas diferentes en la entonación, para marcar también así que se trata de un registro lingüístico concreto y definidor del grupo que lo emplea.
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LUGAR QUE OCUPA EN LA LENGUA
Una de las causas del cambio lingüístico y de la renovación de cualquier lengua es el argot, cuyas formaciones coloristas y creativas enriquecen la conversación diaria. En el pasado se le condenaba por vulgar, aunque en el siglo XX ha conseguido un mayor grado de respeto. No obstante, Cervantes empleaba términos de este origen, que consagró en sus obra para reproducir el lenguaje coloquial de las clases populares; así, registra canario por delator, gurapas por galeras y patochadas por tonterías. A partir del costumbrismo del siglo XIX muchos autores incorporan giros y palabras del argot en sus obras, aunque está presente en todas las épocas y en todas las lenguas. En sánscrito se daba el nombre de kapala (plato, fuente) a la cabeza de una persona, en latín, como en el español de finales del siglo XX, pasa a ser testa (olla), que se convierte en palabra de uso corriente y de ella derivan las palabras que nombran la cabeza en francés y en italiano: tête y testa, respectivamente. De la raíz sánscrita, que es una formación del argot, procede la palabra caput, que se acepta como forma culta, de donde derivan las voces cabeza, cabeça, cabessa, del castellano, portugués y catalán. Entre las lenguas occidentales son particularmente ricas en argot el español, el francés, el italiano, el alemán, el inglés y la lengua de los gitanos.


El Alfabeto




Periódico coreano
En la lengua coreana, cada símbolo representa una letra y las letras que forman una sílaba se reúnen en bloques silábicos, varios de los cuales aparecen en la cabecera de este periódico. La mayor parte de los textos se escriben de izquierda a derecha y de arriba abajo.

Alfabeto (palabra de origen griego formada a partir de alpha y beta, nombre de las dos primeras letras de su abecedario), serie de signos escritos que se combinan para formar todas las palabras posibles de una lengua dada.
Periódico japonés
El japonés puede escribirse verticalmente de derecha a izquierda, u horizontalmente de izquierda a derecha. Los periódicos tienden a mezclar los dos estilos. El periódico de la foto tiene texto vertical en el cuerpo principal de la página, y texto horizontal en la columna de la derecha.

El alfabeto trata de representar cada sonido por medio de un solo signo, lo que se consigue pocas veces, excepción hecha del coreano y, en menor grado, de los silabarios japoneses. Los alfabetos son algo distinto a los silabarios, pictogramas e ideogramas. En un silabario un solo signo representa una sílaba (secuencia de fonemas, entre dos y cuatro, que se emiten sin pausa). Por ejemplo, el japonés posee dos silabarios completos —el hiragana y el katakana— inventados para complementar los caracteres que poseían de origen chino. Un sistema pictográfico representa por medio de dibujos los objetos que así lo permiten; por ejemplo, el dibujo de un sol significa la palabra sol. Un sistema ideográfico emplea la combinación de varios pictogramas para representar lo que no se puede dibujar, como las ideas y los verbos de significación abstracta. Así si se combinan los pictogramas chinos sol y árbol representan la palabra del punto cardinal Este. Casi todos los alfabetos poseen entre veinte y treinta signos, aunque el rokotas, de las islas Salomón, sólo contiene once letras, mientras que el khmer cuenta nada menos que con setenta y cuatro letras.
De la invención de la escritura al libro
El proceso que ha conducido de la tabla de arcilla de Mesopotamia al libro impreso moderno es un recorrido fascinante y lleno de sorpresas que se articula en torno al desarrollo de las grafías, el tipo de instrumentos y soportes empleados en la escritura, y la evolución del libro como objeto a lo largo de su historia.

Los primeros sistemas de escritura son de carácter pictográfico, ideográfico o una combinación de ambos. Entre éstos están la escritura cuneiforme de los babilonios y los asirios, la escritura jeroglífica de los egipcios, los símbolos de la escritura china, japonesa y los pictogramas de los mayas. Lo que distingue a estos sistemas de un silabario o de un alfabeto es que en éstos el signo deja de representar un objeto o una idea y pasa a representar un sonido. Normalmente, el sonido que representa es el del sonido inicial de la palabra hablada indicada por el pictograma original. Así en el semítico temprano, un pictograma que representaba una casa, pasó a ser la escritura de la b, primera letra de la palabra beth, que es como se decía casa en esta lengua. El símbolo primero significó casa, luego la idea del sonido b y más tarde es la letra b, tal y como ha llegado al alfabeto del español.
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ALFABETO DEL SEMÍTICO SEPTENTRIONAL
Alfabeto hebreo
El alfabeto hebreo se compone de 22 caracteres, y se escribe de derecha a izquierda. Al igual que en el caso del árabe, la escritura hebrea carece de representación para las vocales, que se pueden indicar mediante marcas especiales arriba, abajo o al lado de las consonantes. Hay cinco caracteres que se escriben de una manera diferente denominada forma final, cuando aparecen al final de una palabra.

Por lo general se admite que es el primer alfabeto conocido. Surgió en lo que hoy es Siria y Palestina entre el 1700 a.C. y el 1500 a.C. Aparece como una combinación de los símbolos cuneiformes y jeroglíficos; algunos signos podrían proceder de otros sistemas emparentados con ellos como la escritura cretense e hitita. El alfabeto semítico sólo tenía 22 consonantes. Los sonidos de las vocales había que sobreentenderlos porque estaban predeterminados. Los alfabetos hebreo, árabe y fenicio tienen este origen y en la actualidad tanto el alfabeto hebreo, que posee 22 caracteres, como el árabe, que posee 28, están basados en este modelo, por lo que carecen de representación para sus vocales, que se pueden indicar por medio de unos puntos y rayas que se colocan encima, debajo o junto a la consonante. La escritura se realiza de derecha a izquierda.
Muchos estudios llegan a la conclusión de que en torno al año 1000 a.C. habían aparecido cuatro ramas derivadas del alfabeto semítico septentrional: la escritura semítica meridional, la cananea, la aramea y la griega. Sin embargo, otros estudios establecen que la escritura semítica meridional y la septentrional tienen un origen común, antecedente de las dos. El semítico meridional ha sido el antecedente de los alfabetos de las lenguas ya desaparecidas que se hablaron en la península de Arabia, y de las actuales lenguas de Etiopía. La escritura cananea se escindió en dos tipos y dio lugar a la escritura más antigua del hebreo y el fenicio, mientras la escritura aramea tuvo una enorme importancia porque sirvió de base a otros alfabetos semíticos y no semíticos utilizados por las lenguas de Asia occidental. El grupo no semítico ha servido para la aparición de los alfabetos de todas las lenguas de la India, en tanto que del alfabeto semítico procede el alfabeto hebreo de caracteres rectangulares, que sustituyó al antiguo y se convirtió en el prototipo de la escritura hebrea moderna.
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ALFABETOS GRIEGO Y ROMANO
Entre los años 1000 y 900 a.C. los griegos habían adoptado la variante fenicia del alfabeto semítico y a sus 22 consonantes habían añadido dos signos (en algunos dialectos varios signos más), sin contar unos caracteres con los que representaron las vocales. Después del año 500 a.C. el griego ya se escribía de izquierda a derecha. Su alfabeto se difundió por todo el mundo mediterráneo y de él surgen otras escrituras como la etrusca, osca, umbra y romana. Como consecuencia de las conquistas del Imperio romano y de la difusión del latín, su alfabeto se convirtió en el básico de todas las lenguas europeas occidentales. A veces se denomina también alfabeto latino.
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ALFABETO CIRÍLICO
Hacia el año 860 d.C. unos religiosos griegos que vivían en Constantinopla evangelizaron a los eslavos e idearon un sistema de escritura conocido como alfabeto cirílico, nombre tomado de uno de sus creadores, san Cirilo, apóstol de los eslavos. Procede este alfabeto, como el romano, del griego y la escritura del siglo IX toma como base el estilo uncial. No obstante, para reproducir determinados sonidos que existían en el eslavo se crearon algunos caracteres que no existían en griego. Las variantes del alfabeto cirílico son las escrituras que corresponden al ruso, ucraniano, serbio y búlgaro, pero no así al caso polaco, checo, eslovaco o esloveno, que se escriben en caracteres procedentes del alfabeto romano. Peculiar es el caso de una lengua de los Balcanes, que los serbios escriben en caracteres cirílicos y los croatas lo hacen en caracteres latinos.
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ALFABETO ÁRABE
Alfabeto árabe
El alfabeto árabe, o alifato, tiene 28 letras consonánticas, que se escriben de derecha a izquierda. Está basado en 18 figuras que varían según estén conectadas con la precedente o con la que le sigue. Existen también 3 vocales, que no se registran en la escritura.

También tiene su origen en el semítico y quizá surgiera en torno al siglo IV de nuestra era. Lo emplearon las lenguas persa y urdu, y es a su vez la escritura que utiliza todo el mundo islámico: Oriente Próximo, algunos países asiáticos, africanos y del sur de Europa. El árabe se escribe con dos modalidades, la cúfica, de tipos más rígidos, delineados y fijos, que se atestigua hacia finales del siglo VII, y la násquica, forma cursiva, antecedente de la escritura árabe moderna. Prácticamente carece de vocales, como el alfabeto hebreo: de las 28 letras que posee, únicamente tres se emplean para las vocales largas; las demás vocales se representan por medio de marcas diacríticas. La cuestión que se plantea consiste en saber si los diversos alfabetos de la India y los del Sureste asiático proceden del alfabeto semítico, o si por el contrario se trata de formas autónomas. Uno de los más interesantes y difundidos, el devanagárico, en el que se escribe el sánscrito y otras lenguas de la India, es una combinación ingeniosa entre silabario y alfabeto. Sea cual sea el origen del alfabeto devanagárico, lo que parece claro es que ha sido el antecedente de otras escrituras como el tamil, el bengalí, el telugu, el cingalés, el birmano, y el siamés o taí.
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ALFABETOS ARTIFICIALES
Alfabeto dactilológico internacional
La Federación Mundial de Sordos ha fijado un alfabeto dactilológico internacional. El diagrama muestra los movimientos de las manos que representan cada letra del alfabeto. Este lenguaje por signos es reconocido con facilidad por una persona sorda, en especial cuando se acompaña de gestos que significan palabras o ideas específicas, lo que le permite entablar una conversación con otras personas.

La mayoría de los alfabetos de los que trata el presente artículo son formas que proceden de otros más antiguos. Sin embargo, existen otros que han sido creados para proporcionar un mecanismo gráfico a los pueblos cuya lengua no tenía forma escrita; en ese caso no son evoluciones propias, sino que aceptan alfabetos de origen foráneo. Ése es el caso del armenio, cuyo alfabeto, inventado por san Mesrob en el año 405, todavía está vigente. Otro caso es el silabario del cherokee inventado en 1820 por el jefe indio Secuoya. Algo después los misioneros crearon también, para las lenguas indígenas del noroeste americano, otros silabarios cuyo origen era el alfabeto romano y el cirílico.
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MODIFICACIONES DE LOS ALFABETOS
Cualquier alfabeto sufre modificaciones a lo largo del tiempo por el empleo que de él hacen sus usuarios. Ello es especialmente claro respecto al número de caracteres y de marcas diacríticas que necesita, como los acentos, tildes o puntos y que combina con los ya existentes para expresar las modificaciones de los sonidos en diferentes periodos históricos. Por ejemplo, la letra c en francés, portugués y turco se combina con una marca diacrítica que se llama cedilla ç para representar una s predorsal sorda ante a, o, en portugués y francés. Esta letra también existió en español pero hoy ha desaparecido porque no existe el sonido; en tanto que en turco la ç tiene un sonido próximo a la ch del español, combinación que se emplea en esta última lengua a partir del siglo XV para el fonema alveolar africado sordo /c/. La letra ñ es una combinación surgida de la escritura cursiva en la edad media como abreviatura de dos n seguidas, que representaban el sonido que hoy tiene esa letra. Otras lenguas mantienen para ese mismo sonido escrituras diferentes, como ny para el catalán y el provenzal, nh para el gallego y el portugués, gn para el francés y el italiano, por citar algunos casos próximos al español. No siempre la misma letra representa el mismo sonido, pues aunque los alfabetos tengan un origen similar (el romano en el caso de los ejemplos que acaban de citarse), las lenguas han evolucionado en su uso oral más rápidamente que en la escritura, puesto que ésta es más conservadora.
Las divergencias profundas entre la lengua escrita y la oral han impulsado en muchos casos la reforma de la escritura.


Signos lingüísticos




Sistema vocálico del español
El español tiene cinco fonemas vocálicos, en un sistema triangular en que los rasgos pertinentes son el grado de abertura de la cavidad oral y la disposición de los órganos que intervienen en la producción del sonido, en este caso la lengua y los labios.

Signo lingüístico, elemento mínimo constitutivo de la comunicación.
El signo lingüístico es una entidad psíquica de dos caras, formada por la unión de significante (imagen acústica) y significado (concepto).
El significante del signo lingüístico es el conjunto de los elementos fonológicos de la serie de sonidos que lo forman, por ejemplo, el significante de la palabra niño sería n+i+ñ+o. El significado del signo lingüístico es el concepto o idea que evoca en la mente el significante. El significado de la palabra niño sería el concepto de niño, es decir, el conjunto de características comunes a todos los niños que permite agruparlos como clase. Hay otro elemento, el referente, que es el objeto o entidad real a que el signo remite. Los niños reales constituirían el referente. No obstante, hay signos que carecen de referente, aquellos que expresan relaciones: y, de, más. En otros signos, el referente es imaginario, al no pertenecer al mundo real, sino a un universo creado por el propio signo: extraterrestre, el Lazarillo de Tormes.
2
CARACTERÍSTICAS DEL SIGNO LINGÜÍSTICO

2.1
La arbitrariedad
La relación entre el significante y el significado es inmotivada o arbitraria. El concepto de la palabra perro se expresa en español por medio del significante perro, pero en otras lenguas, para la misma idea se emplean significantes distintos: chien en francés, dog en inglés, hund en alemán y cane en italiano. Es necesario que los hablantes aprendan los signos que forman el código de la lengua que utilizan como medio de comunicación. Sólo en las onomatopeyas, palabras cuyo sonido recuerda la realidad a la que se refiere (miau-miau, plaf o tictac), existe una motivación entre significante y referente. Las onomatopeyas son muy escasas en la lengua y no son elementos del sistema lingüístico; en algunos casos varían de una lengua a otra: quiquiriquí, coquericó, cock-a-doodle.do.
2.2
Monosemia
La mayor parte de los signos lingüísticos son monosémicos, para un solo significante hay un solo significado: casa, niño, hombre, aunque también es frecuente encontrar signos en los que a un significante le corresponden varios significados: pluma (de ave, describir), hoja (de libro, de planta, de afeitar). O al contrario, a un solo significado le corresponden varios significantes: el significado de la palabra perro puede expresarse con distintos significantes, como can, chucho...
2.3
Establece un sistema de relaciones
Los signos de la lengua se encuentran en interrelación o dependencia; sólo adquieren valor en su relación con otros signos de la lengua. Por ejemplo, lunes adquiere valor por oposición a los otros signos representantes de los días de la semana: martes, miércoles, jueves... Las relaciones que establece un signo con los demás signos de la lengua que podrían aparecer en un contexto, y que no aparecen porque se oponen, por ejemplo: En el jardín crecen las flores, el signo ‘jardín’ se opone a los signos ‘parque’, ‘bosque’... porque tienen valores significativos diferenciados, y de igual manera se opone a jardines por su significado gramatical, singular/plural.
Si las oposiciones son binarias, de dos términos, a uno se le denomina término no marcado y al otro término marcado. El término no marcado es el más amplio, el que comprende al término marcado, que está incluido en el otro: El hombre es bueno por naturaleza, el término no marcado es el singular y el término marcado es el plural, ya que incluye a todos los hombres.
Relaciones sintagmáticas. Son las relaciones que presenta un signo con los otros signos que aparecen en un determinado enunciado: El hombre es bueno por naturaleza. En esta frase hay varias relaciones sintagmáticas, las que se dan entre ‘hombre-bueno’, masculino singular y entre ‘hombre-es’, tercera persona y singular. El signo lingüístico es un signo articulado, puede dividirse en unidades más pequeñas, es lo que se conoce como la doble articulación del lenguaje humano, que se dividen, según Martinet, en unidades de la primera articulación y unidades de la segunda articulación. Las unidades de la primera articulación son las unidades más pequeñas con significado en que puede dividirse un signo. Las unidades de la primera articulación son los monemas, que se clasifican en lexemas y morfemas. Los lexemas son los monemas que aportan el significado conceptual: niñ— (o), marc— (a). Los morfemas son los monemas que aportan el significado gramatical (niñ) —o, (marc) —a.
Las unidades de la segunda articulación, son las unidades más pequeñas sin significación en que puede dividirse un signo n/i/ñ/o, m/a/r/c/a. Estas unidades de segunda articulación son los fonemas, que en el español actual son veinticuatro: diecinueve consonánticos y cinco vocálicos. Esta característica del signo lingüístico, la doble articulación, hace que la comunicación verbal sea la más productiva y fácil de comunicación humana, sólo con un número reducido de unidades combinadas se puede transmitir cualquier tipo de mensaje.
3
CLASES DE SIGNO
Código Morse internacional
El código Morse internacional es un sistema de puntos y rayas que se puede utilizar para enviar mensajes mediante una linterna, un pulsador telegráfico, cualquier otro dispositivo rítmico o incluso golpeando con los dedos. A medida que el pulsador telegráfico sube y baja, cierra o abre un circuito eléctrico y transmite una señal en forma de pulsos eléctricos. En el código Morse internacional, cada letra o número está representado por una combinación de rayas y puntos: una raya tiene una duración equivalente a tres puntos. La señal del código Morse más conocida es la petición de auxilio: punto punto punto, raya raya raya, punto punto punto (SOS).

Los signos pueden ser índices, iconos y símbolos. Según el tipo de vínculo que une al signo con su referente (según la clasificación del semiólogo norteamericano Charles Sanders Peirce).
Índice o indicio es un signo que tiene conexión física con el objeto denotado: el humo, que permite inferir la existencia de fuego. Icono es un signo que hace referencia a su objeto en virtud de una semejanza: un retrato, un dibujo, un mapa, el cine. Símbolo es un signo arbitrario cuya relación con el objeto se determina por una ley o convención previa: los colores de las bandera de un país. Así la bandera roja y amarilla es símbolo de España, porque así se ha convenido. Los emblemas o distintivos de los partidos políticos.
Signos naturales y signos artificiales, están basados en una clasificación según la índole del emisor. Signos naturales son los que tienen su origen en fenómenos naturales, humanos o no humanos, aunque casi siempre son índices: el humo, la fiebre, los gestos. Signos artificiales son los creados o fijados expresamente como signos: El alfabeto Morse.
Los signos comunicativos y signos expresivos atienden a una clasificación según la intencionalidad del emisor. Los signos comunicativos son los emitidos intencionadamente y producidos como instrumento artificial. Los signos expresivos son los emitidos de manera espontánea, reveladores de una situación, cualidad, disposición de ánimo...
Por la relación que hay entre el referente y el significante se consideran signos motivados y signos inmotivados; los signos motivados son aquellos en los que se da alguna relación entre el significante y el referente, y signos inmotivados son aquellos en los que no existe relación alguna. Los índices y los iconos serán signos motivados, mientras que un símbolo como la cruz verde, que se identifica con una farmacia, será inmotivado.
Según el modo operativo, según el canal físico utilizado y el aparato receptor humano, se pueden distinguir: signos visuales: imágenes, señales de tráfico, la pantomima, símbolos científicos...; signos fónicos o acústicos: el lenguaje verbal, pitidos, sirenas, golpes...; signos táctiles: caricias, alfabetos táctiles...; signos olfativos: olores, perfumes...; signos gustativos: sabores...
Los visuales y auditivos son signos privilegiados en la comunicación humana.


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