Máquina
de escribir, aparato que sirve para imprimir tipos de letra
sobre el papel, como sustituto rápido y legible de la escritura a mano (véase
Objetos de escritorio). Desde su introducción en la década de 1870, las
máquinas de escribir se han venido utilizando en todo el mundo y han
desempeñado un papel importante en el desarrollo de los negocios modernos y en
la propagación de la información escrita e impresa que ha caracterizado al
siglo XX..
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LAS
PRIMERAS MÁQUINAS DE ESCRIBIR
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Máquinas de escribir antiguas
Este anuncio de máquinas de
escribir de 1894 describe las ventajas de las máquinas Columbia, Densmore y
Smith Premiere. En esos modelos, las varillas que imprimían las letras estaban
situadas formando un abanico, la forma más común durante más de medio siglo.
Las máquinas no permitían variar el tamaño y tipo de las letras, y la
intensidad de las mismas dependía de la fuerza de la pulsación.
El primer intento registrado
de producir una máquina de escribir fue realizado por el inventor Henry Mill,
que obtuvo una patente de la reina Ana de Gran Bretaña en 1714. La siguiente
patente expedida para una máquina de escribir fue concedida al inventor
estadounidense William Austin Burt en 1829 por una máquina con caracteres
colocados en una rueda semicircular que se giraba hasta la letra o carácter
deseado y luego se oprimía contra el papel. Esta primera máquina se llamó ‘tipógrafo’,
y era más lenta que la escritura normal. En 1833 le fue concedida una patente
francesa al inventor Xavier Progin por una máquina que incorporaba por primera
vez uno de los principios utilizados en las máquinas de escribir modernas: el
uso, para cada letra o símbolo, de líneas de linotipia separadas y accionadas
por palancas separadas.
El mecanismo utilizado
para mover el papel entre caracteres y entre líneas es en casi todas las
máquinas de escribir modernas un rodillo cilíndrico, contra el que se sujeta el
papel con firmeza. El rodillo se mueve horizontalmente para producir el
espaciado entre las líneas. La primera máquina que utilizó este método de
espaciado fue construida en 1843 por el inventor estadounidense Charles Grover
Thurber. La parte impresora de esta máquina de escribir era un anillo de metal
que giraba en sentido horizontal sobre el rodillo y que estaba provisto de una
serie de teclas o pistones con piezas de caracteres en su parte inferior. La
máquina funcionaba girando la rueda hasta que la letra adecuada se centraba
sobre la posición de impresión en el rodillo y luego se oprimía la tecla.
Varios inventores intentaron
crear máquinas diseñadas para hacer impresiones grabadas en relieve que
pudieran ser leídas por invidentes. Una de esas máquinas, desarrollada en 1856,
era semejante a la máquina de escribir moderna en cuanto a la disposición de
las teclas y líneas de linotipia, pero grababa las letras en relieve en una
tira de papel estrecha en lugar de en una hoja. Una máquina similar, creada y
patentada también en 1856, tenía las líneas de linotipia dispuestas en sentido
circular, un soporte de papel móvil, un timbre que sonaba para indicar el final
de una línea y una cinta con tinta. La disposición del teclado de esta máquina
era semejante a las teclas blancas y negras de un piano.
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LA
MÁQUINA DE ESCRIBIR REMINGTON
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Durante las décadas de
1850 y 1860 muchos inventores trataron de crear una máquina de escribir más
práctica, pero ninguno lo consiguió hasta 1868, cuando Cristopher Sholes
patentó una. En 1873, E. Remington and Sons, de Ilion, Nueva York, fabricaron
el primer modelo industrial. La primera máquina de escribir Remington,
producida para los inventores estadounidenses Sholes y Glidden, contenía casi
todas las características esenciales de la máquina moderna. El papel se
sujetaba en un carro entre un rodillo y un pequeño cilindro, ambos de caucho y
paralelos entre sí. El carro se movía de derecha a izquierda por medio de un
muelle (resorte) al tiempo que se oprimían las teclas; el movimiento estaba
regulado por un mecanismo de escape, de forma que el carro recorría la
distancia de un espacio para cada letra. El carro volvía a la derecha por medio
de una palanca, que servía también para girar el rodillo un espacio de una
línea mediante una carraca y un trinquete. Las líneas de linotipia estaban
colocadas en círculo; cuando una de las teclas, dispuestas en un teclado en
hilera en la parte frontal, era oprimida, la línea de linotipia correspondiente
golpeaba contra la parte inferior del rodillo por acción de la palanca. Una
cinta entintada corría entre la línea de linotipia y el rodillo, y el carácter,
al golpear esta cinta, efectuaba una impresión en tinta en el papel que estaba
sujeto sobre el rodillo. La cinta se transportaba por un par de carretes y se
movía de forma automática después de cada impresión.
Las primeras Remington
sólo escribían en letras mayúsculas, pero en 1878 se hizo posible el cambio de
carro debido a dos inventos. Uno era una tecla y una palanca que bajaba el
carro a una distancia corta para imprimir las letras mayúsculas, mientras otra
tecla y otra palanca regresaban el carro a su posición original para imprimir
las letras minúsculas. El otro invento fue la tecla doble, con las letras
mayúsculas y minúsculas montadas en las mismas líneas de linotipia. La
introducción del cambio y la tecla doble permitió la adición de números y otros
símbolos sin aumentar el tamaño del teclado. También abrió el camino hacia la
técnica conocida como mecanografía al tacto, que permitía a los operadores
conseguir una gran rapidez y precisión.
Las líneas de linotipia
de las primeras máquinas de escribir comerciales golpeaban el papel en la parte
inferior del rodillo; de esta forma, la línea que se estaba escribiendo no era
visible para el operador. A principios de la década de 1880 esta desventaja fue
resuelta por medio de las llamadas máquinas de escribir visibles, en las que el
carácter golpeaba enfrente del rodillo.
Después del éxito de la
máquina Sholes-Glidden-Remington se inventaron muchos nuevos modelos, pero
pocos de ellos demostraron ser útiles y se descartaron.
Durante las décadas de
1880 y 1890 se introdujeron en Estados Unidos dos tipos de diseños distintos de
máquinas de escribir que no utilizaban el sistema de línea de linotipia. Uno
fue la llamada máquina de escribir de rueda, tipificada por la máquina
Blickensderfer, en la que todos los caracteres estaban montados en la parte
exterior de un pequeño cilindro individual que giraba, subía y bajaba por medio
de teclas, colocando la letra adecuada en el espacio destinado para
mecanografiar.
La máquina de escribir
Hammond, introducida en 1880, se basaba en un principio similar y sus
caracteres estaban colocados en lanzaderas intercambiables y curvadas, fijas en
la parte exterior de un anillo de metal. En ninguna de esas máquinas se usaban
rodillos y el carácter no golpeaba contra el papel para efectuar la impresión.
En lugar de eso, el papel se mantenía por medio de un rodillo en posición
vertical y sin apoyo, y la impresión se producía gracias a un martillo que
golpeaba la parte posterior del papel, empujándolo contra la cinta y el
carácter. La ventaja de la máquina Hammond era la posibilidad de intercambiar
las lanzaderas, lo que posibilitaba el uso de diversos tipos de letra en la
misma máquina.
Las máquinas de escribir
pequeñas y portátiles que funcionaron con el principio de línea de linotipia
fueron introducidas en 1912. La más pequeña tenía el tamaño de un diccionario
grande y ofrecía la mayoría de la características de las máquinas de oficina de
tamaño común. Las máquinas de escribir silenciosas, que entraron en uso después
de la I Guerra Mundial, empleaban un sistema de palancas para accionar las
líneas de linotipia, pero ese sistema utilizaba la presión, en lugar de un
golpe, para efectuar la impresión del carácter, reduciendo así el ruido de la
operación.
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MÁQUINAS
DE ESCRIBIR ELÉCTRICAS
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Las máquinas de escribir
eléctricas se utilizan desde 1925, e International Business Machines
Corporation (IBM) ha desempeñado un papel muy importante en este campo. En
estas máquinas, el trabajo de levantar la línea de linotipia y golpearla contra
la cinta se realiza por un mecanismo accionado a motor, así como el retorno del
carro a la derecha y el desplazamiento del rodillo al final de la línea. Puesto
que las teclas se utilizan sólo para poner en marcha el mecanismo eléctrico, la
presión empleada por el operador es mucho menor que en las máquinas de escribir
convencionales y, como resultado, el operador puede escribir más rápidamente y
con menos fatiga. Otra ventaja importante es que la impresión, o presión, de
cada letra es completamente uniforme.
Hay máquinas de escribir
eléctricas que permiten la corrección de errores y el justificado automático o
alineación uniforme del margen derecho, que suministran caracteres de idiomas y
alfabetos extranjeros, que mecanografían ciertas palabras con una sola tecla,
que tienen cintas con rendimiento uniforme y letras imborrables y que están
provistas de esferas de caracteres intercambiables que suministran diversos
tipos de letra, como itálicas o cursivas.
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DESARROLLOS
RECIENTES
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La aplicación de controles
electrónicos, posible gracias al microprocesador y el almacenamiento
informático, tiene múltiples usos en la máquina de escribir moderna,
transformándola en un procesador de datos. El acoplamiento del teclado de una
máquina de escribir electrónica especialmente diseñada a una lógica de
ordenador y a unos circuitos de memoria, permite al sistema ensamblado llevar a
cabo ciertas funciones automáticas, como producir varias copias de una carta
dirigida a personas diferentes con las pertinentes alteraciones en el texto.
Las máquinas componedoras
que funcionan como terminales de ordenadores preparan copias para impresión,
espacian proporcionalmente los caracteres y justifican los márgenes de modo
automático. La información mecanografiada puede ser editada en una pantalla de
rayos catódicos. En las décadas de 1970 y 1980 muchos periódicos y otros medios
de impresión equiparon a sus redactores y editores con dichas máquinas. Éstas y
otras máquinas de impresión a alta velocidad y de procesamiento de datos
utilizan el teclado de la máquina de escribir —todavía en la forma diseñada por
Cristopher Sholes—, aunque en realidad se trata más de extensiones de ordenador
que de máquinas de escribir. Véase Microordenador.