El invento de la
Contaminación
del agua
Río contaminado
La contaminación de ríos y arroyos por
contaminantes químicos se ha convertido en uno de los problemas ambientales más
graves del siglo XX. La contaminación química de los ríos y arroyos se divide
en dos grandes grupos: contaminación puntual y no puntual. La primera procede
de fuentes identificables, como fábricas, refinerías o desagües de aguas
residuales. La no puntual es aquella cuyo origen no puede identificarse con
precisión, como las escorrentías de la agricultura o la minería o las
filtraciones de fosas sépticas o depuradoras. Cada año mueren unos 10 millones
de personas en el mundo por beber agua contaminada.
Contaminación del agua, incorporación al agua
de materias extrañas, como microorganismos, productos químicos, residuos
industriales y de otros tipos, o aguas residuales. Estas materias deterioran la
calidad del agua y la hacen inútil para los usos pretendidos.
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PRINCIPALES CONTAMINANTES
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Manifestantes contra la perforación de
pozos
La contaminación por petróleo es un
grave problema, que amenaza, de manera especial a la fauna costera. El petróleo
se extiende rápidamente formando mareas negras letales. Manifestantes con
animales de plástico cubiertos de petróleo se oponen a la perforación de pozos
en Cayo Largo, Florida (EEUU). Se produzcan vertidos o no, el impacto sobre el
frágil ecosistema de los arrecifes coralinos podría ser devastador. El ruido,
el calor y el movimiento también son formas de contaminación que alteran los
ciclos vitales.
Los principales contaminantes
del agua son los siguientes:
• Aguas residuales y otros residuos que demandan oxígeno (en su mayor parte materia orgánica, cuya descomposición produce la desoxigenación del agua).
• Agentes infecciosos.
• Nutrientes vegetales que pueden estimular el crecimiento de las plantas acuáticas. Éstas, a su vez, interfieren con los usos a los que se destina el agua y, al descomponerse, agotan el oxígeno disuelto y producen olores desagradables.
• Productos químicos, incluyendo los pesticidas, diversos productos industriales, las sustancias tensioactivas contenidas en los detergentes, y los productos de la descomposición de otros compuestos orgánicos.
• Petróleo, especialmente el procedente de los vertidos accidentales.
• Minerales inorgánicos y compuestos químicos.
• Sedimentos formados por partículas del suelo y minerales arrastrados por las tormentas y escorrentías desde las tierras de cultivo, los suelos sin protección, las explotaciones mineras, las carreteras y los derribos urbanos.
• Sustancias radiactivas procedentes de los residuos producidos por la minería y el refinado del uranio y el torio, las centrales nucleares y el uso industrial, médico y científico de materiales radiactivos.
• Aguas residuales y otros residuos que demandan oxígeno (en su mayor parte materia orgánica, cuya descomposición produce la desoxigenación del agua).
• Agentes infecciosos.
• Nutrientes vegetales que pueden estimular el crecimiento de las plantas acuáticas. Éstas, a su vez, interfieren con los usos a los que se destina el agua y, al descomponerse, agotan el oxígeno disuelto y producen olores desagradables.
• Productos químicos, incluyendo los pesticidas, diversos productos industriales, las sustancias tensioactivas contenidas en los detergentes, y los productos de la descomposición de otros compuestos orgánicos.
• Petróleo, especialmente el procedente de los vertidos accidentales.
• Minerales inorgánicos y compuestos químicos.
• Sedimentos formados por partículas del suelo y minerales arrastrados por las tormentas y escorrentías desde las tierras de cultivo, los suelos sin protección, las explotaciones mineras, las carreteras y los derribos urbanos.
• Sustancias radiactivas procedentes de los residuos producidos por la minería y el refinado del uranio y el torio, las centrales nucleares y el uso industrial, médico y científico de materiales radiactivos.
El calor también puede ser
considerado un contaminante cuando el vertido del agua empleada para la
refrigeración de las fábricas y las centrales energéticas hace subir la
temperatura del agua de la que se abastecen.
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EFECTOS DE LA CONTAMINACIÓN DEL AGUA
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Los efectos de la contaminación
del agua incluyen los que afectan a la salud humana. La presencia de nitratos
(sales del ácido nítrico) en el agua potable puede producir una enfermedad
infantil que en ocasiones es mortal. El cadmio presente en el agua y procedente
de los vertidos industriales, de tuberías galvanizadas deterioradas, o de los
fertilizantes derivados del cieno o lodo puede ser absorbido por las cosechas;
de ser ingerido en cantidad suficiente, el metal puede producir un trastorno
diarreico agudo, así como lesiones en el hígado y los riñones. Hace tiempo que
se conoce o se sospecha de la peligrosidad de sustancias inorgánicas, como el
mercurio, el arsénico y el plomo.
Los lagos, charcas, lagunas
y embalses, son especialmente vulnerables a la contaminación. En este caso, el
problema es la eutrofización, que se produce cuando el agua se enriquece de
modo artificial con nutrientes, lo que produce un crecimiento anormal de las
plantas. Los fertilizantes químicos arrastrados por el agua desde los campos de
cultivo contribuyen en gran medida a este proceso. El proceso de eutrofización
puede ocasionar problemas estéticos, como mal sabor y olor del agua, y un
cúmulo de algas o verdín que puede resultar estéticamente poco agradable, así
como un crecimiento denso de las plantas con raíces, el agotamiento del oxígeno
en las aguas más profundas y la acumulación de sedimentos en el fondo de los
lagos, así como otros cambios químicos, tales como la precipitación del
carbonato de calcio en las aguas duras. Otro problema cada vez más preocupante
es la lluvia ácida, que ha dejado muchos lagos del norte y el este de Europa y
del noreste de Norteamérica totalmente desprovistos de vida.
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FUENTES Y CONTROL
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Las principales fuentes de
contaminación acuática pueden clasificarse como urbanas, industriales y
agrícolas.
La contaminación urbana está
formada por las aguas residuales de los hogares y los establecimientos
comerciales. Durante muchos años, el principal objetivo de la eliminación de
residuos urbanos fue tan sólo reducir su contenido en materias que demandan
oxígeno, sólidos en suspensión, compuestos inorgánicos disueltos (en especial
compuestos de fósforo y nitrógeno) y bacterias patógenas. En los últimos años,
por el contrario, se ha hecho más hincapié en mejorar los medios de eliminación
de los residuos sólidos producidos por los procesos de depuración. Los
principales métodos de tratamiento de las aguas residuales urbanas tienen tres
fases: el tratamiento primario, que incluye la eliminación de arenillas, la
filtración, el molido, la floculación (agregación de los sólidos) y la
sedimentación; el tratamiento secundario, que implica la oxidación de la
materia orgánica disuelta por medio de lodo biológicamente activo, que
seguidamente es filtrado; y el tratamiento terciario, en el que se emplean
métodos biológicos avanzados para la eliminación del nitrógeno, y métodos
físicos y químicos, tales como la filtración granular y la adsorción por
carbono activado. La manipulación y eliminación de los residuos sólidos
representa entre un 25 y un 50% del capital y los costes operativos de una
planta depuradora (véase Depuración de aguas).
Las características de las aguas
residuales industriales difieren bastante dependiendo del tipo de actividad que
casa industria desarrolle. El impacto de los vertidos industriales depende no
sólo de sus características comunes, como la demanda bioquímica de oxígeno,
sino también de su contenido en sustancias orgánicas e inorgánicas específicas.
Hay tres opciones (que no son mutuamente excluyentes) para controlar los
vertidos industriales. El control puede tener lugar allí donde se generan
dentro de la planta; las aguas pueden tratarse previamente y descargarse en el
sistema de depuración urbana; o pueden depurarse por completo en la planta y
ser reutilizadas o vertidas sin más en corrientes o masas de agua.
La agricultura, la ganadería
estabulada (vacuno y porcino principalmente) y las granjas avícolas, son la
fuente de muchos contaminantes orgánicos e inorgánicos de las aguas
superficiales y subterráneas. Estos contaminantes incluyen tanto sedimentos
procedentes de la erosión de las tierras de cultivo como compuestos de fósforo
y nitrógeno que, en parte, proceden de los residuos animales y los
fertilizantes comerciales. Los residuos animales tienen un alto contenido en
nitrógeno, fósforo y materia consumidora de oxígeno, y a menudo albergan
organismos patógenos. Los residuos de los criaderos industriales se eliminan en
tierra por contención, por lo que el principal peligro que representan es el de
la filtración y las escorrentías. Las medidas de control pueden incluir el uso
de depósitos de sedimentación para líquidos, el tratamiento biológico limitado
en lagunas aeróbicas o anaeróbicas, y toda una serie de métodos adicionales.
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CONTAMINACIÓN MARINA
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Los vertidos que llegan
directamente al mar contienen sustancias tóxicas que los organismos marinos
absorben de forma inmediata. Además forman importantes depósitos en los ríos
que suponen a su vez un desarrollo enorme de nuevos elementos contaminantes y
un crecimiento excesivo de organismos indeseables. Estos depósitos proceden de
las estaciones depuradoras, de los residuos de dragados (especialmente en los
puertos y estuarios), del lavado de tanques y depósitos de los buques de carga
(incluso petroleros), de las graveras, de los áridos, así como de una gran
variedad de sustancias tóxicas orgánicas y químicas.
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VERTIDOS DE PETRÓLEO (MAREAS NEGRAS)
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Desastre del Prestige
Un voluntario llena un cubo con el fuel
que cubre las rocas de una playa, en la localidad gallega de Muxía. El
petrolero Prestige, un buque monocasco con 77.000 toneladas de fuel en sus
bodegas, se rompió en dos, sumergiéndose frente a las costas gallegas en
noviembre de 2002, y provocando una catástrofe ecológica sin precedentes en las
costas españolas.
Las descargas accidentales y a
gran escala de petróleo líquido son una importante causa de contaminación de
las costas. Los casos más espectaculares de contaminación por crudos suelen
estar a cargo de los superpetroleros empleados para transportarlos, pero hay
otros muchos barcos que vierten también petróleo, y la explotación de las
plataformas petrolíferas marinas supone también una importante aportación de
vertidos. Se estima que de cada millón de toneladas de crudo embarcadas se
vierte una tonelada. Entre las mayores mareas negras registradas hasta el
momento se encuentran la producida por el petrolero Amoco Cádiz frente a
las costas francesas en 1978 (1,6 millones de barriles de crudo) y la producida
por el pozo petrolífero Ixtoc I en el golfo de México en 1979 (3,3 millones de
barriles). El vertido de 240.000 barriles por el petrolero Exxon Valdez
en el Prince William Sound, en el golfo de Alaska, en marzo de 1989, produjo,
en el plazo de una semana, una marea negra de 6.700 km2, que
puso en peligro la vida silvestre y las pesquerías de toda el área. Los
vertidos de petróleo acaecidos en el golfo Pérsico en 1983, durante el
conflicto Irán-Irak, y en 1991, durante la Guerra del Golfo, en los que se
liberaron hasta 8 millones de barriles de crudo, produjeron enormes daños en
toda la zona, sobre todo por lo que se refiere a la vida marina. En enero de
2000, el petrolero Erika vertió más de 37.000 toneladas de combustible
pesado en las costas de la región francesa de Bretaña, causando la mayor
tragedia ornitológica del atlántico europeo. En noviembre de 2002, el vertido
de fuel derramado por el petrolero Prestige frente a las costas gallegas
provocó una grave catástrofe económica y medioambiental. La marea negra alcanzó
también las aguas del Cantábrico, llegando a Asturias, Cantabria y el País
Vasco, así como a las costas francesas.