g. f. Octava letra del abecedario español, y séptima del orden latino internacional, que representa, ante las vocales e, i, un fonema consonántico fricativo velar y sordo, y en los demás casos un fonema consonántico velar y sonoro. ORTOGR. Para representar el fonema velar y sonoro ante e, i, se escribe una u interpuesta, que no se pronuncia; p. ej., en guedeja, guisa. En los casos en que la u se pronuncia en alguna de estas combinaciones, debe llevar diéresis; p. ej., en Sigüenza, argüir.
G, séptima letra del alfabeto español y de otros alfabetos procedentes del latín. Su nombre es ge. La mayúscula o capital G se deriva de la letra C del latín, que procede a su vez de la letra griega G gamma, que se trazó redondeada a partir del siglo VII a.C. La letra latina c representó a la vez los sonidos, g y k hasta el siglo III a.C., que fue cuando se modificó el carácter para llevar a cabo la distinción del sonido g. Una vez realizada la diferencia, la nueva letra ocupó el lugar que tenía en el alfabeto griego la Z, pero no se usó en latín. La minúscula moderna g evolucionó a partir de una forma que surgió en el siglo VII.
En español, esta letra representa dos sonidos: uno ante a, o, u, que se produce al poner en contacto la parte posterior de la lengua con el paladar blando, produciendo una barrera que atraviesa el aire para salir formando una pequeña explosión; las cuerdas vocales vibran. Este sonido es el de la g en ‘gato’, ‘cargo’, ‘Paraguay’. También tiene ese sonido cuando lleva detrás una consonante, como en ‘gracias’. El otro sonido es el que representa la g cuando va delante de e o de i, que es como la j del castellano, en ‘gente’ y ‘girar’. Se escribe una u muda entre la letra g y las vocales e, i, para que tengan el mismo sonido sonoro que ante a, o, u y consonante como en las palabras ‘sigue’ y ‘siguiente’.
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