El invento del:
Arte maorí
Jefe maorí
En este retrato, pintado por
Charles Frederick Goldie en 1907, aparece Te Aho Te Rangi, jefe maorí,
profusamente tatuado y ataviado con pendientes y un colgante de aguamarina en
forma de contorsionada figura humana. Su mantón ha sido quizás confeccionado
con tejido de lino y hebras de pelo de animal. El Moto (tatuaje) era un signo
de rango social, que se aplicaba en hombres y mujeres. Los tatuajes se hacían
frotando con tinte las incisiones realizadas en la piel.
Arte maorí, estilo, tipología y
técnicas de trabajo o de manufactura (tejidos, objetos de piedra, armas, etc.)
realizados por las poblaciones polinesias de los maoríes a partir de su llegada
a la actual Nueva Zelanda, entre los siglos IX y X d.C., hasta nuestros días.
Sin embargo, el concepto de arte no tiene cabida en la cultura maorí, en la
cual no existen palabras que nombren clases de productos o tipologías
decorativas destinadas al goce estético. La mayor parte de los objetos a los
que hoy atribuimos un valor artístico nace con una función práctica o
religiosa, y se considera precioso por haber sido heredado de sus antecesores y
ser depositario de un significado mágico y religioso. Como ejemplo, los
refinados objetos sagrados llamados taonga, con una reconocible calidad
artística, son venerados por sus atributos y dones espirituales, es decir, por
su mauri (fuerza vital), su mana (prestigio) y su korero
(valor histórico y mitológico).
Tallista de madera maorí
Los tallistas de madera maoríes
descienden de una larga tradición de artesanos. El maorí tradicional cree que
tallar es una práctica sagrada. Con el asentamiento de los británicos en las
tierras maoríes, este oficio perdió valor debido a la introducción de las
nuevas tecnologías. En el Instituto de Artes y Oficios Maoríes de Nueva
Zelanda, se están llevando a cabo esfuerzos para preservar la cultura maorí.
Para ello se están resucitando actividades como la talla de la madera o el
tejido a mano.
En la cultura maorí no
existe, por tanto, la separación, propia del mundo occidental, entre la esfera
material y la espiritual; no se da tampoco la distinción entre las artes puras
y las artes aplicadas. La expresión toi whakairo puede ser utilizada
para identificar objetos relacionados con las artes figurativas y otros tipos
de arte, tales como la danza, el canto, la poesía o los encantamientos. Toi
es, de hecho, un vocablo antiguo que se refiere al arte, al conocimiento, a los
orígenes y a las fuentes de inspiración, mientras whakairo indica todo
tipo de decoración, como la pintura y el tatuaje.
La historia del toi whakairo
se puede dividir en dos periodos: el llamado mundo antiguo (siglos IX a XIX),
durante el cual los maoríes desarrollaron una tradición artística propia
independiente de las influencias externas, y la era del nuevo mundo, en la cual
la sociedad y la cultura de este pueblo recibieron la influencia de la
colonización europea.
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EL ARTE MAORÍ
ARCAICO (SIGLOS IX-XIX)
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En siglos pasados, los
maoríes eran una tribu muy belicosa, dedicada al arte de la guerra. Las
distintas comunidades vivían en asentamientos situados en colinas fortificadas,
protegidos por fosos o empalizadas; la producción de armas para el combate
cuerpo a cuerpo era bastante común. Su habilidad técnica y el gusto por la
elaboración de la piedra, del hueso y de la madera son evidentes sobre todo en
los relieves que se tallaban en la proa y la popa de las grandes canoas de
guerra, decoradas con rígidas figuras de guerreros con gestos hostiles; también
se realizaban pequeñas cajas de jade decoradas con plumas y pendientes
denominados hei tiki, que representaban a los antepasados.
El primer contacto entre
maoríes y europeos del que se tiene noticia sucedió en diciembre de 1642, entre
los guerreros de la región de Tai Tapu (Golden Bay) y los marineros de uno de
los barcos de la Compañía Holandesa de las Indias Occidentales. Un joven
holandés dibujó en su cuaderno una de las embarcaciones de los indígenas, la waka
taua, dotada de dos timones y velas triangulares de tela.
La recogida de manufacturas
artesanales y artísticas maoríes (sobre todo taonga) y el estudio
sistemático de la cultura local, iniciados ya durante la primera expedición del
capitán James Cook, fueron continuados en las exploraciones sucesivas. Los
dibujos que se conservan hechos por los marineros, junto con las descripciones
de los diarios de a bordo, permiten hacerse una idea del toi whakairo en
la fase anterior a la colonización europea. Además de accesorios y
ornamentaciones propias de los guerreros, se conservan las magníficas telas
realizadas por las mujeres maoríes y numerosos relieves en madera que muestran
una gran habilidad técnica y un gusto artístico sin precedentes entre los
distintos pueblos de las islas del Pacífico. Los relieves llamados Te Potaka,
procedentes de Te Kaha, en la costa occidental de la bahía de Plenty
(encontrados en torno a 1780, restaurados en 1818 y conservados en el Museo de
Auckland), son los taonga más refinados de la época precolonial.
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LOS SIGLOS XIX Y XX
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En 1840 un tratado reconoce
a los maoríes como súbditos británicos. Desde entonces el arte local reflexiona
sobre la experiencia cultural de la convivencia con los colonizadores. Los waka
taua, que en un tiempo habían sido símbolos de prestigio de la identidad
local, fueron olvidados, junto con las armas y otros objetos tradicionales;
muchos de los tipos y estilos de relieve también desaparecieron, y los tejidos
locales comenzaron a ser sustituidos por otros importados por los europeos.
La principal forma de
arte que ha sobrevivido sin interrupciones desde los tiempos más remotos es la
de la construcción y decoración del whare (casa), edificio de
significado simbólico, con funciones no solo de habitabilidad, sino también
sociales y religiosas, perfectamente estructurado y decorado con relieves. El whare,
que se abre al marae (espacio abierto reservado al rito), es la imagen
de la identidad tribal maorí. Considerado de origen sagrado, la tradición del whare
llega hasta las raíces del pasado remoto polinesio; la datación a partir del
carbono 14 de los restos más antiguos encontrados hasta ahora indican que la
típica planta rectangular y el techo de paja, que se alarga sobre la parte
anterior hasta formar un pórtico, eran elementos muy extendidos ya en torno al
año 1180.
Entre los siglos XVIII
y XIX la articulación de las distintas partes del whare sufrió algunas
modificaciones. Gracias a eficaces arneses de metal introducidos por los
europeos, se produjo un gran refinamiento en el arte del relieve; se
multiplicaron los paneles de cuerda decorados con distintos motivos y las
diferentes esterillas para la distribución interna de la casa.
Cada fase del trabajo
de construcción del whare queda ligada al respeto de unas normas
precisas y tapu (restricciones) y se acompaña de ciertos rituales. Hasta
finales del siglo XIX el whare, una vez terminado, era considerado
durante unos 40 o 50 años (aproximadamente una generación) como una entidad
viva, generada y nutrida por los hombres, y partícipe de su existencia.
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TENDECIAS
CONTEMPORÁNEAS
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Hoy día, los artesanos
dedicados a la creación de relieves y los constructores de whare aceptan
el uso de materiales modernos y acogen también elementos estilísticos
inspirados en nuevas modas, en caso de que no se opongan a las reglas de la
tradición. El New Zealand Maori Arts and Crafts Institute de Rotorua representa
desde 1963 la mayor institución para el aprendizaje de las artes tradicionales.
A finales de la década
de 1940 el arte maorí fue introducido como materia en las escuelas
neozelandesas, y jóvenes artistas indígenas se convirtieron en profesores
especializados en las artes tradicionales. El renacimiento de las antiguas
técnicas de tejido fue promovido con el apoyo de la Maori Women's Welfare
League, fundada en 1951 por Rangimarie Hetet, famosa artista neozelandesa, y
hoy continuado por su hija Diggeress Te Kanawa.
La arquitectura, entendida
según los cánones occidentales, es una disciplina que por ahora pocos maoríes
han afrontado. John Scott, el primer maorí famoso en este campo, ideó para la
Futuna Chapel de Wellington (1961) un proyecto que por la combinación de
valores maoríes y occidentales fue considerado como el punto de partida de una
arquitectura neozelandesa original. La orientación brutalista del arquitecto
Wiremu Taurau Royal se demostró en el Christchurch Polytechnic Maori Studies
Centre (terminado en 1995). Entre los arquitectos más jóvenes, cercanos a
tendencias posmodernas, Rewi Thompson se distingue por la audacia y la
creatividad de sus proyectos.
En 1975, después de la
marcha al parlamento destinada a definir los derechos sobre la propiedad de las
tierras, comenzó a producirse una mayor participación de los maoríes en la vida
política. Toda la producción maorí contemporánea se encuentra llena de ideas
nacionalistas.
El interés nacional por
el arte maorí fue suscitado por Te Maori, una exposición de taonga
antiguo y tradicional celebrada en el MOMA de Nueva York en 1984. Este evento
contribuyó a modificar la visión occidental en torno a la producción artística
de los maoríes, considerándola no ya de forma etnológica, sino dotada de un
valor estético.
A partir de 1990 se produjo
el nacimiento de un arte maorí urbano. El racismo fue el tema central en la
película de animación de Lisa Reihana Wog Features (1990), y también en
las pinturas de Peter Robinson tituladas New Lines / Old Stock (1994).
Shane Cotton reelaboró el arte popular maorí en imágenes poéticas y
nostálgicas. El biculturalismo oficial se hizo patente en las grandes
exposiciones de la última década del siglo XX, como la de escultura organizada
por Brett Graham en 1992, que celebraba el aniversario del descubrimiento
europeo de América y Nueva Zelanda (1492 y 1642), y otra sobre el arte
neozelandés contemporáneo presentada en Frankfurt en 1995, titulada
irónicamente Cultural Safety (seguridad cultural), en la cual se
expusieron obras de Michael Parekowhai, Peter Robinson y Jacqueline Fraser.
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