Día, en cronología,
periodo de tiempo empleado por un cuerpo celeste, y especialmente por la
Tierra, para girar en torno a su eje. El día terrestre es más corto o más largo
según se emplee como referencia el Sol u otra estrella; el día sidéreo —el
tiempo que tarda la Tierra en realizar un giro en relación a una estrella— es 4
minutos más corto que el día solar medio. El día solar, el intervalo entre dos
pasos sucesivos del Sol por el meridiano, tiene una duración distinta según la
época del año debido a la variación de la velocidad de la Tierra en su órbita.
Por eso se toma la media del día solar a lo largo de un año, y el día solar
medio se emplea para todos los fines civiles y para muchos fines astronómicos.
Todos los tipos de día se dividen exactamente en 24 horas, cuya duración varía
según el tipo de día correspondiente.
En la actualidad el
día civil comienza con la medianoche del horario local. En la antigüedad el día
comenzaba con la salida del Sol entre los babilonios y con la puesta del Sol
entre los atenienses y los judíos. A efectos religiosos (sobre todo entre los
judíos) se sigue considerando a menudo que el día comienza con la puesta de
Sol; hasta hace poco el día astronómico comenzaba a mediodía, y el día juliano
todavía empieza a mediodía.
En el uso común se
denomina día al periodo de luz natural entre el amanecer y el ocaso, para
distinguirlo así de la noche. La duración del periodo de luz, más constante
cuanto más cerca del ecuador se esté, varía con la latitud y la estación; en
las regiones polares llega a ser de 24 horas en el verano, con lo que se
produce el fenómeno conocido como sol de medianoche.
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