El invento de los Bienes muebles
Bienes
muebles, aquellos que pueden trasladarse de un lugar a otro, sin menoscabo del
inmueble al que estuvieran unidos. En este sentido, sólo si se trata de una
fusión pasajera o accidental podremos hablar de mueble, en caso contrario, si
se produjera una verdadera adherencia o inseparabilidad, se trataría de un
inmueble por incorporación. Por ejemplo, el mobiliario y los objetos de adorno
que se clavan o fijan en las paredes de las casas y pueden removerse de un
forma sencilla sin detrimento de las mismas paredes, como estufas, espejos,
cuadros, tapicerías, suelen considerarse muebles; sin embargo, si los cuadros o
espejos están insertos en las paredes formando un solo cuerpo con ellas, aunque
pudieran separase sin merma, se consideran inmuebles. Se califican también como
muebles los materiales reunidos para la construcción de edificios mientras no
sean utilizados. Entre los muebles se engloban tanto las cosas que sólo se
muevan por efecto de una fuerza externa, como las que se mueven por sí mismas
(que también se denominan semovientes), como los animales.
También
suelen incluirse entre los bienes muebles las rentas o pensiones, sean
vitalicias o hereditarias, afectas a una persona o familia, siempre que no
graven con carga real una cosa inmueble —en cuyo caso serán consideradas
inmuebles—, el dinero, los créditos, efectos de comercio, títulos valores, y
las cédulas y títulos representativos de préstamos hipotecarios. Por otro lado,
una cosa mueble puede estar formada por varios objetos separados en el plano
físico cuando estén vinculados de un modo estructural, bien por un vínculo de
coordinación (un par de zapatos o unos guantes...), bien por un vínculo de
subordinación (un automóvil y la llave que lo cierra, por ejemplo). Por último,
desde una perspectiva residual se consideran también bienes muebles todos
aquellos que no son inmuebles, creándose con ello una categoría muy heterogénea
en la que tienen cabida, por ejemplo, desde la energía (eléctrica,
hidráulica...) hasta las creaciones como la propiedad intelectual y la
industrial.
En
otros tiempos en que se estimaba la división entre muebles e inmuebles como la summa
divisio, los bienes muebles se consideraban los de menor valor y por ello
se facilitaba y privilegiaba el tráfico de los mismos. Es en la edad media
cuando se acuña el adagio según el cual res mobilis, res vilis. En la
actualidad, la importancia económica de los bienes muebles es evidente: no sólo
hemos de pensar en las máquinas, automóviles, inventos tecnológicos, sino
también en el dinero, acciones de sociedades, cheques o letras de cambio hasta
el punto de que existen sistemas de registro públicos específicos para algunas
categorías de bienes muebles.
Lady gaga is the best!
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