Arte prerrománico





El invento del:
Arte prerrománico

Ermita de Santa María
En la imagen podemos contemplar el exterior de la ermita de Santa María, situada en la localidad de Quintanilla de las Viñas, en Burgos. Se trata de un edificio de estilo visigodo construido durante el siglo VII en piedra. El austero volumen exterior, característico de este periodo, presenta una decoración en fajas con estrellas, animales, aves y racimos.

Arte prerrománico, conjunto de manifestaciones artísticas procedentes de distintos pueblos y culturas, que contribuyeron desde el siglo V hasta el X a la creación del románico.
En este periodo en el que se configuró lo que después sería el arte románico, se distingue una primera etapa que comenzó tras la caída del Imperio romano, en la que se desarrolló el arte de sus invasores: los pueblos germanos. El inicio de un segundo periodo puede situarse en el 800, año de la coronación de Carlomagno, creador de un Imperio en el que tuvo lugar durante casi dos siglos una fecunda y variada actividad artística y cultural, auténtico fundamento del arte románico posterior.
2
EL ARTE DE LOS PUEBLOS GERMANOS
Las grandes invasiones

Entre los pueblos germanos que invadieron Europa occidental destacan los ostrogodos y lombardos que se instalaron en Italia, los merovingios que lo hicieron en Francia, los sajones en Inglaterra y los visigodos en la península Ibérica. Todos ellos trataron de borrar en los primeros momentos el recuerdo de la civilización romana, la cual, con el paso del tiempo, terminó aflorando fundida con la cultura de cada pueblo, lo que dio lugar a un variado abanico de manifestaciones artísticas, según el grado de romanización y de desarrollo cultural existentes en los diferentes territorios (véase Pueblo godo).
2.1
Ostrogodos y lombardos
Los ostrogodos se asentaron en el norte de Italia y recibieron desde los comienzos la influencia del arte clásico en construcciones realizadas en piedra, en las que emplearon el arco de medio punto romano. Su monumento más representativo es el sepulcro de Teodorico I el Grande, levantado en Rávena a comienzos del siglo VI, que consta de dos plantas, a la manera de los martyria (restos sepulcrales de mártires) palocristianos: la inferior destinada a albergar la tumba y la superior a contener una capilla para las ceremonias religiosas.
En la segunda mitad del siglo VI llegaron a Italia los lombardos, cuyas primeras manifestaciones artísticas fueron unos relieves inspirados en la iconografía bizantina, como los frontales del altar de Cividale en Friuli (siglos VI y VIII).
2.2
Merovingios
Los merovingios desarrollaron en Francia una arquitectura de materiales pobres, como el ladrillo, en la que con frecuencia aprovecharon restos de construcciones romanas anteriores. Destacan las criptas, las basílicas y los baptisterios, como el de San Juan de Poitiers, del siglo VII, que posee una planta rectangular y una cubierta a dos aguas, con frontón clásico. También es relevante la dedicación merovingia a la orfebrería, especialmente a la realización de fíbulas y placas de cinturón decoradas con sencillos motivos mediante las técnicas del cloisonné y del repujado.
2.3
Sajones
Iglesia de San Lorenzo
La iglesia de San Lorenzo, situada en Bradford-on-Avon, fue construida probablemente entre los siglos VII y X. Los anchos muros, los estrechos arcos redondeados y los pequeños vanos son típicos de la arquitectura anglosajona. Los ángeles que aparecen sobre el arco de coro son un resto poco común de la escultura anglosajona.

Procedentes de Noruega, las tribus anglosajonas se afincaron en tierras inglesas, donde recibieron la influencia romana y la celta. Sus construcciones solían ser de madera, por lo que apenas se han conservado, aunque también edificaron alguna basílica en piedra, inspirada en los modelos paleocristianos, como la de Canterbury. Su expresión artística más característica fueron las cruces de piedra, utilizadas como hitos desde el siglo VI, como las de Ruthwell y Bewcastle. Erigidas sobre grandes basamentos, eran decoradas con formas vegetales y animales, aunque en ocasiones también presentaban sencillas escenas con temas evangélicos. Son el precedente de las cruces irlandesas, de iconografía más rica e interesante, y generalmente rematadas en la parte superior por un nimbo calado.
2.4
Visigodos
Los visigodos, originarios de Dinamarca y Suecia, se asentaron en el siglo V en la península Ibérica tras haber residido en Lombardía y luchado junto a los romanos en la frontera búlgara. En esa época aprendieron el latín y fueron cristianizados, aunque dentro de la corriente arriana, lo que influyó posteriormente en la concepción de sus templos y en los motivos decorativos de su arte. Se afincaron en España, con Toledo como centro, de manera pacífica, como un pueblo culto (véase Arte visigodo).
3
ARTE CAROLINGIO
A partir del siglo VIII, gracias al impulso de Carlomagno, se inició en Europa un florecimiento cultural basado en las tradiciones romanas y en el pasado clásico. A lo largo de este proceso, conocido con el nombre de renacimiento carolingio, aparecieron una serie de manifestaciones artísticas que deben ser denominadas prerrománicas, ya que constituyeron la auténtica base de lo que poco después sería el arte románico. Asimismo, la creación del Sacro Imperio Romano Germánico determinó la aparición de un arte oficial, de carácter cortesano, en el que se fundieron el recuerdo del mundo germano con el renovado interés por lo clásico y la influencia bizantina.
3.1
Arquitectura
Capilla Palatina de Aquisgrán
La capilla Palatina de la catedral de Aquisgrán, construida entre el año 792 y el 805, está realizada en un estilo derivado de la iglesia de San Vital de Ravena. Aunque presenta la estructura octogonal, centralizada y abovedada típica de las iglesias bizantinas que la precedieron, sus bóvedas y pilares macizos son típicos de la arquitectura medieval europea.

El arte carolingio se desarrolló fundamentalmente en Francia, centrando su actividad constructiva en la realización de iglesias y monasterios, en principio levantados en madera y después en ladrillo o en piedra, en los que por influencia clásica se utilizó el arco de medio punto y la columna. Las iglesias solían tener una planta de tres naves y tres ábsides paralelos con testero plano, aunque son raros los ejemplos que han llegado hasta nosotros sin añadidos o modificaciones en su construcción. En estos edificios fueron utilizados con cierta frecuencia algunos elementos que posteriormente serían característicos del románico: un crucero desarrollado, girola en la cabecera, como en San Martín de Tours, pilar cruciforme y torres cilíndricas flanqueando las fachadas, tipología que alcanzaría un amplio desarrollo en el románico alemán.
Uno de los elementos más originales de la arquitectura carolingia fue el triturrium o cuerpo occidental (Westwerk), situado a los pies del templo, con dos torres en los extremos más otra central, de diseño rectangular, levantada sobre una tribuna que servía al emperador y a su corte para asistir a los oficios religiosos. El monasterio suizo de Saint-Gall (820), y la desaparecida abadía de Céntula o de Saint-Riquier fueron los ejemplos más relevantes de la arquitectura carolingia, así como la iglesia de Fulda, de menores proporciones al no pertenecer a un conjunto monástico. Ésta poseía una planta basilical, según era habitual en las construcciones religiosas de la época, aunque dos importantes edificios escaparon a esta norma: la capilla Palatina de Aquisgrán y la iglesia de Germigny-des-Prés en Orleans.
La capilla del palacio de Carlomagno fue construida por el arquitecto Odón de Metz e inagurada en el 805. Inspirada en San Vital de Rávena, presenta una planta central, de diseño poligonal, con triforio y capiteles bizantinos, además de un claro impulso vertical en la concepción espacial, cualidad característica de la arquitectura medieval europea. La planta del oratorio de Germigny-des-Prés es de cruz griega, inscrita en una cuadrado con ábsides es forma de herradura. Dentro de la arquitectura civil destaca el pórtico o Torhalle de la abadía de Lorsch, probablemente concebido a modo de gran salón para recibir con honores al emperador Carlomagno.
3.2
Otras manifestaciones artísticas
La influencia bizantina y el deseo de dar magnificencia al mandato imperial impulsaron el desarrollo de las artes suntuarias y de la escultura, aunque ésta sólo en formato de escaso tamaño para facilitar su transporte a causa de la inestabilidad política imperante en la época. En el Museo del Louvre se conserva una pequeña estatuilla ecuestre en bronce que probablemente representa a Carlomagno, inspirada en el modelo romano de Marco Aurelio.
Dentro del arte carolingio tuvo una especial relevancia el trabajo en marfil, muy influido por la estética bizantina, siendo Metz el principal centro de producción, dedicado especialmente a la realización de cubiertas para evangeliarios, como el de Lorsch (c. 810).
Aunque apenas han llegado hasta nosotros restos de las pinturas y mosaicos que debieron decorar los templos carolingios, sabemos de su clara vinculación con el mundo bizantino a través de la pintura de los códices, actividad que también tuvo un gran florecimiento en la época carolingia. Durante el siglo IX, en el ámbito cortesano existieron dos focos: el palatino, al que pertenece el Códice de la Coronación, y el que se formó en torno a Ada, hermana de Carlomagno, en el que se realizaron los Evangeliarios del miniaturista Godescalco. Existió otro centro en Tours, donde se inició el empleo de las grandes iniciales por influencia de monjes británicos, y otro en Reims, algo posterior, caracterizado por un gran interés por lo narrativo, como se demuestra en el Salterio de Utrecht (siglo VIII, biblioteca de la Universidad de Utrecht, Países Bajos).
La orfebrería alcanzó un gran auge en esta etapa, siendo su principal cualidad la suntuosidad, conseguida mediante la riqueza ornamental y la utilización de piedras preciosas y esmaltes. Entre las piezas más destacadas figura el altar de San Ambrosio de Milán (835), obra del maestro Volvinus.
4
ARTE OTÓNICO
Iglesia de San Miguel
Espléndido ejemplo de arquitectura otónica, la iglesia de San Miguel en Hildesheim fue fundada en 996 y consagrada en 1033. En consonancia con los dictados del nuevo arte imperial, la planta presenta dos coros y dos transeptos, situados en los extremos opuestos de la nave. El cuerpo occidental, que introduce un cambio en la típica estructura basilical en cruz latina, se llama Westwerk. La ausencia de fachada comporta, además, que la entrada esté situada en un lateral. Los brazos del transepto están rematados por una torre de planta poligonal en la parte inferior y cilíndrica en la superior; sobre el crucero se alza el cimborrio, cubierto de un tejado piramidal.

El arte otónico se desarrolló en tierras germánicas desde mediados del siglo X, fundiéndose en el XI con el románico. Inspirado en el mundo clásico, en las formas bizantinas y en la estética carolingia, utilizó la planta basilical, el doble ábside en cabecera y pies y la cubierta plana de madera. Son ejemplos representativos de la arquitectura otónica las abadías de Reichenau, Genrode, Oberzell y San Miguel de Hildesheim, creándose en el entorno de esta última un importante foco escultórico especializado en el trabajo del bronce. La doble influencia bizantina y carolingia se manifestó también en la pintura, mosaicos y manuscritos miniados (Evangeliario de Otón III), así como en la orfebrería, en la que esmaltes y marfiles alcanzaron un extraordinario esplendor, como puede apreciarse en el altar de oro de Basilea.
5
ARTE VIKINGO
Talla de madera vikinga
En esta talla medieval, procedente de la puerta de una iglesia noruega, se manifiestan las formas sinuosas del arte vikingo, que en muchos casos representan animales y figuras humanas. Éste es un episodio de la leyenda del héroe Sigfrido en la que vemos a su enemigo, Gunter, tocando el laúd con los pies mientras yace moribundo en el foso de serpientes.

El arte vikingo tuvo lugar en Escandinavia y Dinamarca especialmente a partir del siglo VIII hasta el XI, época de mayor poder de este pueblo. Sus construcciones, tanto civiles como religiosas, se llevaron a cabo en madera, siendo frecuente entre estas últimas el diseño piramidal, como el de la iglesia noruega de Borgund (siglos XI-XII). Propio de esta cultura fue la ornamentación de los barcos utilizados como enterramientos (navío de la reina Asa, en Oseberg), así como los trabajos de orfebrería decorados con originales motivos geométricos.
6
ARTE IRLANDÉS
Los evangelios de Lindisfarne
Los evangelios de Lindisfarne (c. 698-721, Biblioteca Británica, Londres) fue realizado por monjes de Northumberland. Aquí vemos la primera página del Evangelio según San Mateo en la que la letra mayúscula está ricamente decorada. Los iluminadores anglosajones e irlandeses tomaron los diseños entretejidos y decorados con criaturas fantásticas del arte vikingo.

Los vikingos influyeron especialmente en el arte irlandés, que se caracterizó también por la presencia de la tradición celta y la ausencia del recuerdo clásico. Su principal creación fueron las cruces de piedra, de influencia anglosajona, realizadas entre los siglos VIII y X, entre las que destacan las de Moone, Castledermot, Kell, Durrow y Monasterboice. Las cruces irlandesas tuvieron siempre un nimbo circular en torno a los brazos y solían estar totalmente decoradas con formas vegetales y animales, y, en ocasiones, con rudimentarias escenas de tema bíblico que influyeron en la posterior iconografía románica.
En el campo de la orfebrería se acentuó el recuerdo celta al que se sumó el copto, como puede apreciarse en la decoración de pedrería y motivos geométricos entrelazados que presenta la campana de san Patricio, conservada en el Museo de Dublín. El empleo de la curva predominó en la miniatura, en especial en el diseño de amplias cenefas y en la ornamentación de las letras capitales, como sucede en el Libro de Durrow, Los evangelios de Lindisfarne y el Libro de Kells. Las artes plásticas irlandesas tuvieron un especial protagonismo en el desarrollo del románico alemán, gracias a las fundaciones llevadas a cabo por monjes llegados desde la isla al continente a partir del siglo X.
7
ARTE ESPAÑOL
En esta época se desarrollaron en la península Ibérica una serie de manifestaciones artísticas como resultado del nacimiento del reino asturiano y el establecimiento en zonas cristianas de mozárabes emigrados de la España islámica. El prerrománico español se divide en dos estilos: el asturiano y el mozárabe.
7.1
El arte asturiano
San Miguel de Lillo
La iglesia de San Miguel de Lillo, en las afueras de Oviedo, formaba parte del conjunto palaciego del Naranco, construido por el rey Ramiro I. En la actualidad tan sólo se conserva una parte del edificio original, debido al derrumbe, en la edad media, de la nave oriental. En la imagen se observan las proporciones verticales características de la arquitectura prerrománica asturiana.

El arte asturiano, así denominado por propagarse geográficamente en dicha área, se extiende a lo largo del siglo IX y se desarrolla en tres etapas que coinciden con el reinado de sus tres reyes. Se manifiesta principalmente en la arquitectura, síntesis de elementos visigodos con aportaciones romanas y carolingias, y en las artes aplicadas. La arquitectura prerrománica, promocionada por los reyes astures, es de carácter eclesiástico y alcanza su máxima expresión en la construcción de iglesias. La planta de éstas es basilical de tres naves, separadas por pilares, con un amplio crucero (con iconostasio generalmente) y con una cabecera que termina en tres capillas rectangulares. Casi todas poseen la llamada cámara del tesoro (situada encima de la cabecera y a la que se accede desde el exterior) y una tribuna.
El periodo prerramirense (791-842) se corresponde con el reinado de Alfonso II el Casto y está representado por ejemplos tan notables como San Julián de Prados, primer prototipo del arte asturiano, y también la cripta de Santa Leocadia, en la catedral de Oviedo, que albergó el tesoro traído desde Toledo.



El periodo ramirense, llamado así en honor al rey Ramiro I, nos deja como paradigma de arquitectura asturiana al palacio del Naranco. Edificio singular, erigido al pie del monte Naranco, representa la transformación de un palacio en iglesia, consagrada durante siglos a Santa María del Naranco. Fue originariamente el salón del trono de Ramiro I. De planta rectangular, está dividido en dos plantas de las cuales la superior está convertida en ara y cubierta por una bóveda de cañón. Inmediatamente encima se encuentra la cámara del tesoro, a la que se accedía desde el exterior. En la cámara baja se encontraban los baños. Al exterior se remarcan los contrafuertes, que acentúan la verticalidad y pesadez del edificio, decorado en uno de sus frontales por discos solares. La cercana iglesia de San Miguel de Lillo presenta como diferencia tres naves a distinta altura, lo que origina un desnivel de vertientes. Completa este periodo la iglesia de Santa Cristina de Lena.
Finalmente el periodo posramirense, que corresponde al reinado de Alfonso III el Magno, tiene en San Salvador de Valdediós su ejemplo más representativo. De mayores proporciones y con la adición de un pórtico lateral como novedad, esta iglesia anticipa las bases del románico.
En artes aplicadas, además de las jambas de San Miguel de Lillo de tosco diseño, que representa escenas de circo de clara influencia romana, merece atención la orfebrería como la Cruz de la victoria, ejecutada con la técnica heredada de los visigodos del cabujón (talla en la que la piedra queda ligeramente redondeada) más el uso de gemas, y la Caja de ágatas (ambas se encuentran en la cámara santa de la catedral de Oviedo).
7.2
El arte mozárabe
San Miguel de Escalada
La iglesia de San Miguel de Escalada está situada a pocos kilómetros de la ciudad española de León. Levantada sobre un antiguo edificio mozárabe, constituye una armoniosa combinación de elementos musulmanes y cristianos de origen asturiano, que da como resultado un conjunto de gran refinamiento estético. En el exterior se conserva un hermoso pórtico con arcos y capiteles.

El arte mozárabe es la siguiente manifestación artística del prerrománico. Es el arte que realizan los cristianos que viven bajo la dominación musulmana. Se localiza en las regiones del norte de Castilla y a lo largo del Cantábrico, y con menor repercusión en Andalucía y Aragón. Los ejemplos artísticos que perviven están fuertemente islamizados e incluso siguen vigentes aún algunos ritos como el de la misa mozárabe que se celebra en la catedral de Toledo.
Iglesia de San Baudelio de Berlanga
La iglesia de San Baudelio de Berlanga (provincia de Soria), es un edificio mozárabe que sobresale por sus pinturas murales y por el curioso pilar central sobre el que descansa el peso de la cubierta (en la imagen), del que salen ocho nervios a modo de palmera, en clara alusión al paraíso terrenal.

Cronológicamente, el arte mozárabe despunta a finales del siglo IX y alcanza su máximo esplendor en el siglo X. Su manifestación más importante es la arquitectura aunque cuenta con obras sobresalientes en miniatura y artes aplicadas. Las características más importantes que definen la iglesia mozárabe son la presencia del arco de herradura califal adovelado, los aleros muy pronunciados que descansan en modillones de rollo y las bóvedas de influencia islámica.
La arquitectura mozárabe presenta iglesias de pequeñas dimensiones y de planta variada. Castilla y León tiene el mayor número y más original de los conjuntos arquitectónicos. San Cebrián de Mazote (Valladolid) y San Miguel de Escalada acusan la influencia oriental siria por los ábsides contrapuestos. Esta última, tiene un pórtico lateral adosado, anticipo de soluciones románicas. San Baudelio de Berlanga (Soria), sumamente original por albergar en su interior una columna en forma de palmera que tiene en su parte superior una diminuta cámara del tesoro. Santa María de Lebeña (Santander) influida por la arquitectura asturiana al adoptar cabeceras de tres capillas rectangulares o la peculiar iglesia de Santiago de Peñalba que tiene solamente una nave.
Respecto a las miniaturas, el ejemplo más destacado son los comentarios del Beato de Liébana. Dicho códice medieval, realizado en pergamino, ilustra los comentarios del tratado de los diez libros del Apocalipsis que describe el monje en tono milenarista. Sus características más señaladas son su fuerte cromatismo, las figuras fantásticas y la marcada narratividad que hace expresiva la figuración de sus pinturas. Se considera a Magio como el autor de la miniatura del Beato Morgan, y del Beato de Tábara, que terminaría junto al pintor Emeterio quien, en colaboración con la monja Ende termina en el 975 el Beato de Gerona. Al calígrafo Florencio se le relaciona con la Biblia de San Isidoro de León y con los códices Albeldense y Emilianense. En las artes aplicadas, los objetos son para la liturgia cristiana pero realizados con técnicas islámicas como el cáliz de Santo Domingo de Silos (c. 1050) realizado en filigrana.

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