Novísimos, nombre que surgió de la antología realizada por José María Castellet, Nueve novísimos poetas españoles (1970) y que tuvo una enorme repercusión, ya que se produjo una gran reflexión sobre estética y lírica, en los medios de comunicación, sobre la poesía española, cosa que fue muy positiva y sorprendente, dada la poca relevancia que se le daba en el momento no sólo a la poesía, sino también a cualquier hecho cultural.
Castellet, en el prólogo del libro, explica que su intención es constatar “la aparición de un nuevo tipo de poesía cuya tentativa es, precisamente, la de contraponerse —o ignorar— a la poesía anterior”, es decir, que estos novísimos poetas representaban una ruptura. Lo cierto es que este libro se acogió con bastantes prejuicios: unos lo consideraron una operación de mercadotecnia semejante al que se estaba operando con el boom de la Literatura latinoamericana, otros, una capilla que pretendía arrogarse la vanguardia de la estética del momento, y no hubo quien tomó esta obra como un capricho y desahogo personal del antólogo.
Los nueve novísismos estaban divididos en dos grupos: los ‘seniors’, Manuel Vázquez Montalbán, Antonio Martínez Sarrión y José María Álvarez, que eran los nacidos entre 1939 y 1942; y la ‘coqueluche’, Félix de Azúa, Pere Gimferrer, Vicente Molina Foix, Guillermo Carnero, Ana María Moix y Leopoldo María Panero, nacidos entre 1944 y 1948.
La característica común de estos poetas era claramente la ruptura con las formas poéticas anteriores y mostraban un interés por la despreocupación formal, por las técnicas elípticas, de collage, por las referencias populares y la búsqueda de elementos o asuntos exóticos, misteriosos, cinematográficos, propios de la mitología contemporánea.
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