El invento del Teatro ruso |
Antón Chéjov
El escritor ruso Antón Chéjov, uno de los más destacados de la literatura rusa de finales del siglo XIX y principios del XX, escribió relatos cortos y obras teatrales especialmente interesantes por su técnica narrativa. Su franqueza y su amor a la vida queda patente en sus relatos sobrios, eficaces y sin retórica alguna.
El teatro ruso empezó a desarrollarse en las postrimerías del siglo XVIII. El teatro de las figuras más representativas, como Alexandr Nikoláievich Ostrovski y Nikolái Vasílievich Gógol, era realista en lo que se refiere al estilo, pero el naturalismo se impuso a finales del XIX con las obras de Liev Tolstói y Maksim Gorki. Antón Chéjov, aunque más acertadamente considerado simbolista, tiene rasgos realistas en sus obras y fue interpretado con frecuencia como naturalista. Konstantín Stanislavski, un director que se hizo a sí mismo, en principio siguiendo los preceptos del duque de Saxe-Meiningen, fundó en 1898 el Teatro del Arte de Moscú con Vladimir Nemiróvich-Dánchenko para la producción de teatro realista. Tuvieron gran éxito con las obras de Chéjov. Stanislavski se dio cuenta pronto de que el vestuario y el mobiliario real eran insuficientes, y que se necesitaba un estilo de interpretación que permitiera a los actores sentir y proyectar emociones reales. Su deducción cuajó en un sistema, conocido hoy como el método Stanislavski, que aún es la base para la formación de muchos actores.
4.5.8 | Entretenimiento popular |
Aparte del teatro literario y serio existían, por supuesto, fórmulas populares en los teatros de los bulevares de París, en los teatros de variedades (music-halls) de Londres y en los locales de vodevil estadounidenses. La mayoría de estos establecimientos ofrecían variedades: una mezcla de música, danza, números de circo y pequeñas obras cómicas. El interés por la fantasía y el espectáculo se satisfacía con el mimo, la extravaganza y el género burlesco.
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